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18 nov 2018

UNA JOVENCITA DE 500 AÑOS


Este 16 de noviembre a un año exacto del gran festejo habanero, se anunció oficialmente la celebración por todo lo alto del medio milenio capitalino. La novia de Cuba se ha ganado por virtudes propias dicho festejo, al abrirle sus acogedores brazos no solo al resto de los hermanos de nuestro archipiélago, sino a primos hermanos de todo el mundo—no solo turistas que son siempre bienvenidos--sino amigos, colaboradores, perseguidos políticos, emigrantes, entre otros muchos seres humanos.
Estaremos presentes cuando se cumpla el 500 aniversario de la fundación de la Ciudad de Habana, capital de todos los cubanos, considerada entre las 7 ciudades maravillas del mundo moderno y como buen capitalino, autor de la habanerísima tira cómica también “Ay-Vecino” que dio lugar a este citadino blog personal. Espero pues romper dicha piñata y soplar el cake de esas 500 velitas junto a ustedes mis fieles vecinos del blog, de La Habana, de Cuba y del Mundo.
Pero, antes de continuar quiero referirme a otro trabajo que sobre este mismo tema publiqué hace ocho años en este mismo blog. En él abordamos algunos aspectos de nuestra capital, partiendo de un poema escrito por Fayad Jamis--ése cubano-mexicano y ciudadano del mundo--en relación con la capital de todos los cubanos, que sumado a mis propias vivencias, ahora recuerdo con cariño. El trabajo se puede localizar bajo el título “La Habana: ombligo del mundo”.
Los humoristas--de ayer y de hoy--tenemos fama de exagerados, de no tomar las cosas en serio, y el título que utilizamos en aquella oportunidad puede parecer una petulancia, pero no era ése mi propósito, ni antes ni ahora.
Si usted busca en el mapamundi, no ya a La Habana, sino a todo nuestro archipiélago completo, tal vez éste haya desaparecido bajo una cagarruta de mosca. Así de pequeña es mi Cubita la bella. ¿Podríamos entonces magnificar a nuestra querida Capital de todos los cubanos? Trataré pues de justificar esta exagerada tesis umbilical.
Según consta en la cultura occidental, llegamos tarde al festín de la humanidad: Finalizaba la Edad Media y al señor Cristóbal Colón se le ocurrió demostrar la redondez de La Tierra, echándole aún más tierra a la hipótesis de que la Mar Océano se extendía horizontalmente hasta el infinito.
De plano--sin proponérselo porque en realidad salió buscando la India—el Adelantado acababa de adelantarse a los tanques pensantes del Viejo Mundo, y de paso inaugurar la Edad Moderna. Ese paso dio inicio a la globalización actual y equivocadamente bautizada como el “Día de la Raza”. Esto ocurrió tras abrirse paso por el Mar de los Sargazos el 12 de octubre de 1492, pero tuvo su verdadero desenlace 12 días más tarde al descubrir “La tierra más fermosa que ojos humanos hayan visto…”
A poco--en mil quinientos y piquito--el Conquistador Don Diego Velázquez, fundó la primera villa en Cuba, a la que bautizó Baracoa en el extremo más oriental de la Isla, y siguiendo el mismo rumbo de Colón---siempre hacia el poniente pero por tierra-- ordenó levantar un poblado tras otro hasta llegar a “La Habana”.
El entrecomillado es nuestro, ya que fue la sexta villa por su orden, encargada a Don Pánfilo de Narváez, y éste lo hizo al sur de nuestra actual provincia. El lugar no reunía las condiciones requeridas y se optó por trasladar el poblado a la costa norte, en la desembocadura del río Onicaxinal, --hoy Almendares--, y perteneciente al territorio del cacique Habaguanex, de donde tomó su habanero nombre.
Por tanto no sabemos a ciencia cierta si eran taínos o siboneyes, pero que todos fumaban ya el más famoso tabaco del mundo el “Cohiba”—no hay dudas--con la diferencia de que lo hacían por la nariz.
Sin embargo seguía el misterio de que se tratara de la séptima villa o una simple mudada de la anterior. En mi modesta opinión, en este lugar el Adelantado se atrasó o se cansó, lo cierto es que, en aquella época de navegación a vela--habían arribado al ombligo del mundo gracias a Dios y a la Corriente del Golfo, empujados además por sus famosos vientos alisios.
Detengámonos aquí un minuto para bajar el ancla y releer algunos datos del libro ”La Habana, Ciudad Viva” publicado hace algunos años por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Dr. Eusebio Leal Spengler.
“…Es pues claro que La Habana tuvo tres asentamientos entre 1514 y 1519, año en que debió predominar definitivamente el núcleo establecido junto al puerto, que fue llamado Carenas, donde habían encontrado reposo las dañadas naves del marino Sebastián de Ocampo en el año de 1508, empeñado en concluir el bojeo que estableciese--al fin--la condición isleña de  Cuba--la Mayor de las Antillas,--aún en duda durante el último viaje del Almirante de la mar Océana, Cristóbal Colón...”
Según el propio Leal, los descubrimientos de dicho mar y el actual Golfo de México, propiciaron el surgimiento de la Nueva España sobre las ruinas aztecas, y la presunción de que en la llamada península de la Florida existiese la Fuente de la Eterna Juventud. Todo ello determinó el futuro de la villa a partir de noviembre de 1519. Veamos lo que decía al respecto nuestro insigne historiador de la Capital:
 “…San Cristóbal de La Habana, cuyas fiestas conmemorativas se han celebrado, desde el 16 de noviembre, del ya lejano siglo XVII, cuando La Habana, particular y excepcionalmente, rendía culto al legendario San Cristóbal, aquel gigante bíblico que caminó sobre las aguas, apoyando su increíble corpulencia en una palma real, la cual devino un mágico bastión de plata, según la interpretación del andaluz Juan de Andújar en la imagen que esculpiera para la iglesia de La Habana, y que llegara años después a ésta en 1633…”
Modestia aparte, desde entonces quedaba demostrada la teoría de La Habana céntrica y umbilical, pero hay más…
Corría la mitad del siglo XVIII. Durante la Guerra de los Siete Años, España y Francia, se unieron para salirle al paso al empuje británico por el dominio de los mares. Este conflicto trajo por consecuencia la Toma de la Habana por los ingleses, a cuya hazaña el choteo criollo la calificó como “la Hora de los mameyes”, por el color rojo de los uniformes británicos.
Lo que resulta paradójico es que el pabellón inglés se limitó sólo a ondear en las fortalezas del puerto, pues no les interesó el resto de Cuba, sólo La Habana y sus alrededores, y la vinieron a abandonar apenas un año después--en julio de 1763--cuando la corona española le entregó a cambio nada menos que: ¡Toda la península de la Florida!, incluyendo sus humedales y cayos adyacentes!.
Parece que, desde entonces ya ésta pequeña ciudadela amurallada de la siempre “Fiel Isla de Cuba” se había convertido en el ombligo del mundo; por lo pronto era--en ese momento--mayor y más poblada que Boston y Nueva York juntas.
Unos cien años después, a pocos días de ”La Demajagua”, se escuchó el grito de Yara, dando inicio a las tres guerras de independencia que agotaron las tropas y las arcas del Imperio. Casi agonizando la Metrópoli, el hábil Tío Sam decide intervenir en el conflicto –(Maine por medio)-- y coger los mangos bajitos. Es decir, poner en práctica su ególatra teoría “monroísta” de la fruta madura.
En esa misma cuerda--febrero de 1898--se les ocurre volar al “Maine” fondeado en la bahía de La Habana con todos sus daños colaterales dentro y fuera del crucero. Fue este cobarde REMEMBER--ya exitoso antes en el “Álamo” de Texas--la imperial excusa para declarar la guerra a España, con dos objetivos bien claros. PRIMERO: intervenir con fines expansionistas en el conflicto contra la supuesta Madre Patria, aprovechando además, el desgaste de más de 30 años de lucha in situ, y… SEGUNDO: De alcanzar la victoria, intervenirnos de nuevo pero mediante la Enmienda Platt. (Cuidado con la ortografía, enmienda se escribe con dos enes y que yo sepa, no lleva erre alguna).
Así que La Habana--situada en el ombligo del mundo--también sirvió en esa ocasión de conejillo de Indias para el parto y lactancia de un Imperio que no ha dejado de mamar, crecer, y desarrollarse sin quitarse el antifaz ni las botas
hasta convertirse en el actual Gigante de las Siete Leguas, siempre a costa de los demás, utilizando los mismos voraces métodos de la “fruta madura” y su Destino Manifiesto.
Pero, no se vayan, que no hemos terminado: A partir de 1902, ya teníamos un himno, un escudo, una bandera, y una democracia representativa –claro-- (Made in USA) pero democracia al fin.
¿Quién nos iba a decir que CINCO décadas después un madrugador golpe de estado despertara la conciencia nacional provocando la valiente respuesta juvenil de la Generación del Centenario y su aguerrido Movimiento 26 de Julio? Pero, sobre todo que en solo CINCO años, CINCO meses CINCO días, lograran la hazaña liberadora del Primero de Enero de 1959 que había bajado de la Sierra con su estrella de CINCO puntas vestida de verde olivo.
Y les digo más: En abril de 1961, tras el cobarde bombardeo a nuestros aeropuertos por aviones yanquis enmascarados con los colores patrios, y el multitudinario desfile de sus víctimas en La Habana rumbo al cementerio de Colón. Al día siguiente, ya se anunciaba y hasta combatía en toda la Ciénaga de Zapata bajo la real consigna socialista contra falsos cocineros, sus pinches tanquistas y hasta hicimos sancocho de aviadores. Fue allí donde el pequeño David le proporcionó la primera Gran Derrota en América al Goliat Imperialista del Norte revuelto y brutal, y nada menos que sin careta alguna; porque en esta ocasión lo hicimos defendiendo las banderas del Socialismo.
Mientras nosotros triunfamos en la tierra firme de Playa Girón, ellos se hundieron en la cochiquera de la Bahía homónima.
Eso sólo podía ocurrir en el ombligo del mundo, por eso un año después trataron de amedrentarnos con la amenaza nuclear, provocando la crisis de los misiles. Cuya solución se definió con el retiro de dichas instalaciones por los soviéticos, pero sin tener en cuenta los CINCO PUNTOS cubanos que aún nos deben.
Por tanto, aquel episodio sólo agudizó el real BLOQUEO en español, aunque bajo el cartelito de (Made in USA) se enmascarase un falso: EMBARGO por demás inexistente, pues solo se embarga al deudor mediante requisa, incautación, secuestro, o decomiso; todo este subrayado es nuestro, cuando no hay nada que reembolsar; en tal caso deberíamos cobrarles doblemente las impagables pérdidas de vidas y haciendas sufridas en estos más de medio siglo de asedio; primero porque ese crimen no tiene precio, y segundo porque dinero les sobra, pero voluntad les falta.
Volviendo a nuestra querida ciudad de La Habana: A 365 días exactos de sus 500 años de existencia, de nuevo se engalana y viste de fiesta para recordar su medio milenio.
Recuerdo que en aquel primer trabajo sobre nuestra querida capital, publicado el 22 de noviembre del 2010, comentamos cierto infundio que los cobardes de siempre, bajo el antifaz del anonimato hicieron correr contra nuestro fiel historiador de La Habana.
Han pasado ocho años de aquel exagerado calificativo umbilical que le diera a mi querida Habana. En aquella ocasión el propio aludido—Dr. Eusebio Leal-le salió al paso a la cobardía ajena en el programa de la televisión “Con dos que se quieran dos” de Amaury Pérez Vidal.
Desconozco el contenido de aquella diatriba--ni me interesan las intrigas de los miserables de ayer y de hoy.
Sólo la cobardía se esconde en el anonimato. Por tanto me resbala ese alegato, lo cual también tiene pega con el criollísimo te mato.
Como hijo de gato caza ratón, en estos días nuestra televisión nos regala un nuevo espacio con las incisivas entrevistas del multifacético Amaury. Esta vez con el titulado y aumentado espacio:“Con dos que se quieran tres...
Hoy podemos anunciarle a Eusebio, que su viejo sueño de reeditar nuestro libro “La Leyenda que camina”, de la Editorial Pablo de la Torriente”, ahora incluyendo a nuevos dibujantes que en aquella ocasión no tuvieron la oportunidad de participar. El cuaderno, actualmente en proceso de impresión, se anuncia su presentación oficial para la próxima Feria del Libro en marzo del próximo año.
Termino pues recordándoles a ustedes, mis fieles vecinos que La Habana--la capital de todos los cubanos--arribara a su medio siglo el próximo 16 de noviembre del 2019. Que sigue siendo para mí el ombligo del mundo. Y que para entonces, si Dios quiere y la salud me acompaña, mentalmente  encenderé 500 velitas en su honor junto a mis hijos, nietos y bisnietos naturales, además de esos dos vecinos putativos “El gordo y el flaco” que ustedes siguen habitualmente en este blog.
Incluso con los mejores deseos también para ese ignorante que una década atrás cometiera la infamia de ofender al más erudito y cabal de mis hermanos.
Tan DIGNO y LEAL como su propio apellido.

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