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20 mar 2019

UN HABANA LIBRE FELIZ COMO NUNCA


Mis relaciones carnales con el Hotel Habana Libre datan desde los tiempos en que la moderna instalación apenas gateaba por la Rampa Habanera. Se produjo gracias a mi amistad con el compañero Gustavo Zorrilla, recién llegado del exilio a raíz del triunfo revolucionario en enero de 1959. Zorrilla, Secretario del Movimiento Revolucionario “26 de Julio” en Cayo Hueso durante la insurrección, tuvo necesidad de enfrentar las insidiosas campañas del periódico “The Key West Citizen” contra los patriotas cubanos, exiliados en la ciudad floridana.
Compartíamos entonces como novatos inquietudes periodísticas, y de esa amistad recuerdo su libro “Pequeña Trinchera”, con dedicatoria de su puño y letra, donde reproduce también documentos de los archivos del 26 de Julio en Cayo Hueso.
Por cierto lo del Cayo Hueso es un invento cubano, porque la traducción de West no es hueso, sino oeste. 
Apenas nueve meses transcurrieron desde la inauguración del entonces hotel “Havana Hilton”, el 19 de marzo de 1958, hasta la entrada a la capital de la Caravana de la Victoria con el Comandante Fidel Castro al frente.
Casi de inmediato se estableció el Estado Mayor del Ejército Rebelde en la Suite Presidencial “La Castellana”, que abarcaba varias habitaciones del piso 22 del hotel. Instalación que aún se mantiene como referente histórico de aquel acontecimiento.
Ese solo hecho y uno de los primeros intentos de asesinato a Fidel en la propia cafetería de la planta baja, fueron suficientes para que el bisoño centro turístico se robara los cintillos de la prensa de entonces.
Corrían los años sesenta del pasado siglo, y el majestuoso Habana Libre se elevaba en la cúspide de La Rampa habanera, la moderna arteria comercial que remolcaba hacia el Malecón habanero todas las ansias de una juventud que se había ganado por derecho propio el reconocimiento de la Generación del Centenario en todo el mundo.
Tuve el privilegio de haber cubierto como periodista-caricaturista varios eventos que por entonces se celebraban en el emblemático hotel. Entre ellos: El Segundo Congreso de la UPEC y la Conferencia Tricontinental que dio origen a la OSPAAL, así como la Olimpiada de Ajedrez, éstas dos últimas a fines de 1966.
Un año más tarde, la Conferencia de la OLAS, donde se fundó la organización juvenil de estudiantes OCLAE. Y en 1968 se celebró el Primer Congreso de Cultura al que asistió el conocido caricaturista norteamericano Jules Pfeiffer.
Durante el VII Congreso de la Organización Internacional de Periodistas efectuado en los salones del Habana Libre en 1971, dada la repercusión y popularidad obtenida por los cuadernos de historietas didácticas cubanas, obtuvieron como premio especial el honroso galardón de la OIP.
Fue un verdadero aporte al género partiendo de las orientaciones personales del Comandante en Jefe sobre la necesidad de dar un enfoque más ameno a la propaganda partidista dedicada a las nuevas tecnologías para el sector campesino recién alfabetizado. 
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Por tanto, como una exclusiva reproducimos aquí por primera vez las cuatro portadas de dichos cuadernos, que fueron apareciendo con tiradas millonarias en el sector campesino entre 1968 y1970 

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Dicha tarea fue encargada al semanario PALANTE dirigido por René de la Nuez, quien formó un minúsculo equipo sin afectar los compromisos semanales de la publicación durante dos años. Dicha tarea recayó en quien esto reporta—el ilustrador (BLANCO), y los redactores (VAL) y (BETAN) en cuadernos a cuatro colores editados por el Departamento de Orientación Revolucionaria del Partido.
Por tanto, tuve el placer y el honor de participar en dicho proyecto bajo los títulos de:“Matilda y sus amigos”, “Trucutuerca y Trescabitos”, “Los siete Samurais del 70”, y “Pol Brix contra el Ladrón Invisible” y no recuerdo otro acontecimiento similar en la historia del género en nuestro país.
A principios del año siguiente tuvo lugar el Congreso de Educación, con tal impacto que concluyó ampliándose como Congreso de Educación y Cultura, al cual asistí sustituyendo a Nuez como nuevo director del semanario.
Estos son algunas de las Conferencias y Congresos a los que asistí como invitado  en sus primeros años, pero si algo he de agradecerles de por vida al Habana Libre Tryp es la celebración, de mis 50 años de vida artística, el 25 de febrero de 1998, al brindarme el Salón Solidaridad para montar una muestra retrospectiva de mi obra, con la presencia de colegas cubanos y extranjeros asistentes al evento. Dicha exposición personal titulada “Media Rueda con Humor” se realizó en el marco de la “X Bienal del Humor” de San Antonio de los Baños” a comienzos de 1989.
Con esta actividad, la gerencia y los trabajadores del hotel administrado por la cadena Sol Meliá, quisieron estimular mi trabajo de varios años realizando allí caricaturas personales in situ a huéspedes y visitantes. Cientos de ellos pudieron llevar a sus países de origen un recuerdo exclusivo y personal de su propia imagen caricaturizada.
Agasajo que debió ser a la inversa, porque fue el hotel, quien en medio del período especial, nos abrió sus puertas al compañero Jorge Camejo y a mí; permitiéndonos sobrellevar la doble carga de una precaria jubilación en medio del doble bloqueo norteamericano y el pesado fardo que aún cargamos con una doble moneda..
Por si todo esto fuera poco, el 19 de marzo de 2008, al celebrar el hotel Habana Libre Tryp su 50º Aniversario, y en presencia de una representación de la cadena hotelera Hilton y del compañero Marrero, Ministro Cubano del Turismo, se me permitió realizar allí una exposición de diez estampas humorísticas inspiradas en las cinco décadas de existencia del hotel en 23 y L.
Esa noche, en la gala de celebración, tres personas fuimos galardonadas: Raúl Trelles, por entonces capitán de la cafetería y el único fundador en activo que aún trabajaba en los salones del Habana Libre. La famosa “Vedette de las Américas” Rosita Fornés, escogida para estrenar el cabaret del hotel. Y el tercer premiado fue este humilde caricaturista que firmaba Blanco. 
Los tres recibimos sendos diplomas como “Huéspedes de Honor”, de una institución a la que me atan recuerdos tan íntimos como los descritos anteriormente.
Sea este un modesto homenaje de quien a punto de cumplir 89 años de edad el próximo noviembre, junto a los 500 de la Capital, jamás tuvo el honor o el placer de hospedarse en el entrañable Habana Libre, pero recodarlo con agradecimiento y afecto a 61 años exactos de su debut en La Rampa habanera. Así que una vez más le deseamos ¡MUCHAS FELICIDADES!

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