Desde el mismo inicio del semanario PALANTE Y
PALANTE, el 16 de octubre de 1961, se le prestó un especial interés al tema
campesino y su más raigal expresión, la décima; en este caso la humorística, de
larga tradición desde los tiempos de “gorriones y bijiritas”. Nadie más indicado
para ello que sumar a Jesús Orta Ruiz, “El indio Naborí”, quien había
labrado una fructífera labor poética y revolucionaria a lo largo de toda su
vida.
La primer vez
que surge el nombre de “Dímelo Cantando” encabezando
dicho espacio fue en el número 8 de
(11-12-1961), donde Naborí logró aglutinar firmas tan reconocidas como Justo
Vega, Chanito Isidrón, Marcelino Ortiz y Rodolfo Díaz Moya. Pero ese fue sólo
el inicio; el objetivo era el de lograr la participación popular, y las puertas
del tabloide se abrieron a decenas de decimistas desconocidos, surgidos de las
entrañas del pueblo.
Recordamos algunos de aquellos colaboradores a
partir de ese año y todo el 1962: No sabemos si eran repentistas, pero si
repitentes como Gustavo Marrero, un chofer de guaguas convertido en el “Pintor
de Jacomino”, Rogelio Alba Jinoria, y Aurelio Acuña del central
Australia, por citar solo tres nombres.
La sección campesina, en la misma tónica del
semanario, buscó siempre no repetirse, y Naborí logró impregnarle ese aire de
renovación constante:.La transformación más radical surgió durante el año 1964,
cuando agregó a la exclusividad del ”Dímelo Cantando” sus cuentos
montunos, donde dio a conocer algunos tan simpáticos como “El viejo baldado”, “El caimán”,
“La lavandera gratuita”, “El majá”,
“Matusalén guajiro”, ”La muela de Julián” etc..
Como si todos esos aportes fueran pocos, inició una
nueva sección titulada “Vivimos
en Campo Alegre” donde incluía las controversias que bajo ese nombre Radio Rebelde proponía a reconocidos bardos como Cecilio
Pérez y Eugenio Morales con el acompañamiento del Dúo Espirituano,
o“El jabuco del Saber” cuestionando
el origen de las palabras. Una de ellas que tocó dilucidar a la pareja de repentistas
Orlando Vasallo y Fortín del Sol (Colorín). Ahí no pararon las
iniciativas del mentor del “Dímelo Cantando”, recordemos que
también se apoyó en el programa “Patria Guajira” de Justo Vega en Radio cadena Habana, para enfrentar al matrimonio de Minerva y Martín en disputas
de género.
Hubo un tiempo en que sus múltiples obligaciones,
tanto políticas como culturales lo alejan momentáneamente de su querido “Dímelo
Cantando” palantero, razón por la cual el entonces director de la
publicación, Joaquín G, Santana me encarga hacer contacto con el investigador y
folklorista villareño Samuel Feijóo –ambos también poetas--. Y convencerlo para
que asumiera la responsabilidad de mantener vivo el popularísimo y
especializado perfil campesino de dicha página.
Mucho ayudó su especial sentido del humor; y la
página, al cambiar de facilitador también lo hizo de título, pues a partir de
la edición No.22 (23-3-1967) tomó el
nombre de “Saber Guajiro”, más didáctica que la anterior, pero sin perder
sus rurales raíces.
Lamentablemente Feijóo sólo pudo mantenerla durante
seis meses, pues desde el mes de agosto de ese año dejó de publicarse.
De ahí que, durante unos años tuvimos que
prescindir de la valiosa colaboración de ambos e irremplazables maestros. Por
suerte nos había caído no del cielo, sino de Guanajay, Leopoldo Rivero Martínez, un modesto y desconocido bardo que tras su sencilla y noble apariencia,
escondía un talento exquisito y una voluntad férrea, pues contra viento y marea
mantuvo viva la llama de la decima en el semanario bajo el supuesto nombre de Martín
Proletario.
Se caracterizó por mantener también una voluminosa
correspondencia gracias a sus habilidades para escudriñar en el conocimiento
humano y proponer en espinelas preguntas de todo tipo. Recordemos su primera
pregunta en serie “¿Dónde está el error?” a la que siguió “Sea usted Sherlock Holmes”; cuando se le
perdió la lupa y se le encendió la pipa se le ocurrió “Captúrelo usted mismo”,
y por último, otra saga en el colmo del desatino, cuando le preguntaba al
lector “¿Dónde está el disparate?” Veamos una de estas incógnitas::
El crimen fue la razón
de su imperio lujurioso
Fue un cobarde, fue un tramposo
Y un idiota de ocasión.
Este monstruo fue Nerón,
El hijo de Mesalina,
Que fue también asesina,
Coqueta, ruín y chismosa;
Una intrigante ardorosa
Con la embriaguez de la inquina.
Incendiario y avariento,
Rapaz, inculto y odioso;
Fue siempre cruel, envidioso,
Y un criminal cien por ciento.
Aquí termina este cuento
Al vuelo de una paloma;
Anota, lector y toma
Esta historia denigrante,
Porque ya escribí bastante
De aquella bestia de Roma.
Martín Proletario
Para los que hayan quedado en la duda, le aclaramos
que el disparate reside en que la madre de Nerón era Agripina no Mesalina.
Al asumir la dirección de la publicación en el
verano de 1970 una de mis mayores preocupaciones era la de revivir el “Dímelo
Cantando”, y providencialmente una llamada telefónica de larga
distancia me renovó las esperanzas.
Desde Santa Clara el colega Aldo Isidrón del Valle, visiblemente
preocupado me planteaba la situación de su tío Chanito Isidrón, quien en su
tiempo fuera el Príncipe del Punto Cubano, estaba jubilado desde hacía varios
años, pero más lúcido que nunca, y esperando .por alguna propuesta
reivindicadora de su arte inagotable.
Inmediatamente me puse en contacto con Chanito. Conté
también con la anuencia del propio Indio Naborí y del entonces Viceministro de Educación Dr. Raúl
Ferrer, tres que cojeaban del mismo pie forzado..
Fueron años inolvidables en los cuales coordinamos
las acciones con la dirección de la ANAP.
A los desvelos de Pepe Ramírez, su Presidente-fundador por mantener ese
entusiasmo, se debe el lanzamiento de la convocatoria al Concurso anual “La
Transformación en el Campo”. La presidencia del jurado siempre recayó
en el joven-octogenario Chanito Isidrón.
Fuimos invitados a participar en la Jornada
Cucalambeana para dar a conocer los tres
primeros premios del certamen, y cuando
la delegación de PALANTE junto con Chanito
pisó por primera vez El Cornito de Las Tunas, en julio de ese año.
Fui entonces testigo presencial de un fenómeno increíble:
Todos iban a la cabaña que ocupábamos el poeta y
yo, a cualquier hora del día o de la noche para saber si era verdad que no se
había muerto; otros habían oído decir que estaba en el Norte, así como muchos
más cuentos de camino. No pocas décimas salidas de su extraordinario sentido
del humor, surgieron como consecuencia de estas muestras de cariño y
desinformación.
Una pareja que impuso su calidad poética en aquellos
tiempos fue la formada por los espirituanos Bernardo Amador Yunes (Nano), y Luis Compte
Cruz, asiduos colaboradores. Sería injusto no mencionarlos.
Cada año se repetían dichos encuentros, pero algo
especial ocurrió durante la Jornada Cucalambeana en el verano de 1978. Se
celebraba el 35º. Aniversario de la primera transmisión de la emisora MIL DIEZ que
contaba con el programa de radio más popular del momento “Dímelo Cantando” el cual
se transmitía diariamente hasta su brutal clausura por el régimen de facto.
A partir de entonces más nunca se oyeron las populares
propuestas del folclor rural que difundía la emisora. Pues bien, treinta y
cinco años después, durante aquellos cuatro días inolvidables, en el parque
Vicente García, y por las ondas de radio VICTORIA, los protagonistas de aquellas
antológicas transmisiones hicieron las delicias del pueblo tunero.
En esta tira aparecen algunos de aquellos veteranos
poetas y músicos de ése típico programa
campesino:.
Pero nadie más autorizado que Jesús Orta Ruiz, uno
de aquellos protagonistas podía rememorar tan memorable acontecimiento. A
continuación reproducimos las palabras. del Indio Naborí, también tomadas del
PALANTE No. 41 publicado el 21 de julio de 1978.
“…En el 35º. Aniversario de la Radio Emisora MIL DIEZ, heraldo de las
legítimas demandas populares, hay que reconocer cómo los orientadores marxistas
de su programación se interesaban por mantener y desarrollar las
manifestaciones de la cultura popular, donde tienen, innegablemente un sitio la
música y la poesía de nuestros campos, así como esa inagotable veta de buen humor que caracteriza
a nuestro pueblo. (…) Ambas expresiones del genio de nuestras masas se
mancomunaban en aquel famoso programa campesino que la MIL DIEZ presentaba en
su horario estelar nocturno, bajo el gracioso y verbal título “Dímelo
Cantando”. A éste, el locutor añadía los siguientes gustos y atributos:
“…el programa nacional que instruye mientras deleita…(…) Las secciones
del espacio se dividían en motivos de ingenio como los pies forzados y las
adivinanzas, motivos didácticos (respuestas cantadas a preguntas de los
oyentes) y motivos humorísticos como los “Sordos de cañón”, interpretados por
Chanito y Eloy Romero, así como la pareja matrimonial “Pantaleón y Dorotea”
protagonizada por Isidrón y Radeunda Lima. (…) La variedad del programa
consistía en ligar estas expresiones de buen humor, con elementos líricos que
se ofrecían especialmente en las controversias, donde no faltaban como
salpicaduras necesarias las notas de protesta social. (…) De ahí que el
semanario PALANTE haya querido perpetuar el recuerdo de aquel programa, uno de
los más escuchados y queridos en la historia de nuestra radiodifusión, creando
una sección con el mismo nombre y objetivos de “…instruir y divertir a
través de la décima criolla…” con sus características tradicionales,
especialmente aquellas que coinciden con el espíritu humorístico de esta
publicación..”.
Al acercarnos al nonagésimo aniversario del
nacimiento de Jesús Orta Ruiz, el próximo 30 de septiembre, hemos querido
recopilar estas memorias de su paso por nuestra publicación, que solo es una
ínfima parte de su obra lírica dedicada al humorismo criollo. Su monumental herencia
artística es tan abarcadora que sería imposible encasillarlo en un solo género.
(Estas
notas pertenecen a un trabajo mucho más amplio
que le fue entregado a la hija del, “Indio Naborí” Alba Orta Pérez,.durante el
coloquio interactivo celebrado en Las Tunas con motivo de celebrarse el próximo
30 de septiembre el 90º. aniversario de su nacimiento).