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13 ene 2014

CRÓNICA DE UNA EPIDEMIA CARIBEÑA

Si algo caracteriza al cubano es su expresividad musical, su carácter extrovertido, su temperamental explosividad, su exageración innata. De ahí que tras el examen de algunos investigadores, exclamaran: “Ustedes, o no llegan, o se pasan”. Habría que destacar también la exagerada gestualidad del cubano, que a veces linda con la guapería marginal, ante un ponche “vengador” o un out “mal cantado”.
Observen que hemos subrayado la palabra gestualidad, pues debemos volver sobre el vocablo más tarde… La frase ¡Qué cara, qué gesto! Merece un comentario aparte.
Continúo: Les otorgo el beneficio de la duda, pero el fenómeno es real y llega hasta el punto de la planificación física urbana. Veamos según el diccionario la definición de la palabra esquina: Se trata de una arista, un chaflán, un recodo, un cantón, en fin: Una confluencia de dos calles en un punto dado.
Pero en pelota es otra cosa: ¿Cómo se explica una esquina caliente en la cola del pollo por pescado que ya llega congelado a la carnicería,  o dentro de una oficina exageradamente climatizada, o  en cualquier lugar del muro del Malecón en una fresquísima noche de nuestro “crudo” invierno?
La lógica indica que no se trata de una determinada sensación térmica, sino de la pandemia originada por el virus del deporte nacional, o sea la pelota.
Cada país o región del mundo tiene la suya, como el alpinismo en los Alpes suizos, o el surfing australiano. Pero lo de Cuba es una enfermedad crónica, que lo mismo ataca a chicos que a grandes, mujeres u hombres.
Sería ésta la única razón por la cual Flora, la octogenaria de mi cuadra, hace poco rechazara conectar el culebrón nocturno de la “Avenida Brasil” por otra conexión en un juego empatado entre Piratas y  Leones,  de Avispas contra  Cachorros o Cocodrilos a dentellada limpia frente a los Tigres avileños, por solo poner tres ejemplos de nuestro salvajismo deportivo al que ahora se le agregan los bisoños Piratas de la Isla de la Juventud.
Hoy, la industria del escándalo nacional que había dejado atrás el entusiasmo del coro gigante dirigido por Armandito el Tintorero, o la conga santiaguera, para abrazar la vuvuzela  del Mundial de Fútbol en Suráfrica,--importada o por cuenta propia—pero sobre todo  insoportable. Era ésa la super-trompetilla gigante… !Por suerte atajada a tiempo!
Aquello resultaba un tremendo castigo para tímpanos vecinos de cualquier estadio, árbitros vestidos de luto y peloteros en general. Los televidentes teníamos la ventaja de ver el juego en la pantalla chica y apagar el audio. Claro, me perdía también los comentarios, pero ¿quién sabe más que yo de beisbol en Cuba? ”
Con la iniciativa popular y el desarrollo de la artesanía “Art-Attack”  hemos convertido ahora nuestros estadios de beisbol en originales carnavales de muñecones saurios, felinos o paquidermos de todos los tamaños y colores realizados en cualquier soporte, para beneplácito de la fanaticada.
Antes, para apreciar un tigre, o un león bramando de verdad teníamos que ir al Zoológico. Hoy con esos simpáticos muñecones de la selva urbana, el que ruge es el público en las gradas.
En cuanto a nuestros leones azules: Durante casi toda esta temporada se mantuvieron calladitos, como agazapados y sumidos en tal slump que parecían a punto de perder hasta la melena. Sin embargo llegando a la recta final de fin de año, pudimos acercarnos sigilosamente a la cama, captarlos en el mismo momento en que despertaban de su letargo  y no pararon hasta situarse en el lugar que le corresponde a  cualquier Rey de la Selva que se respete.
Claro, estamos solo a mitad del camino, queda todavía mucha tela por donde cortar y no podemos confiarnos. Recuerden lo que pasó en el play-off del año pasado, cuando  vimos a las intrépidas naranjas villareñas venir de atrás y arrollar a todos esos depredadores de la jungla dejándolos al campo.
Con el campeonato en el bolsillo, los discípulos de Ramón Moré se ganaron el derecho a representar a Cuba en la Serie del Caribe del 2014.
Han pasados varios meses de estira y encoge entre los organizadores del evento y las autoridades estadounidenses, ya que Puerto Rico--miembro de la Confederación de Beisbol Profesional de la Liga del Caribe--junto con el resto de los equipos del área, apoyaban la reaparición de una novena cubana después de 53 años ausente a causa del bloqueo yanqui.
Paradójicamente el Tío Sam no permitía que los “libérrimos” peloteros de su Estado “Libre” Asociado compartieran bolas y strikes con los nuestros, tal vez pensando en el contagio. A la larga han dado el visto bueno con alguna que otra restricción. Así que el próximo día primero de febrero,  el equipo de Villa Clara--campeón de la pasada temporada en Cuba—por fin podrá verse frente a frente con sus hermanos portorriqueños, pero también de Dominicana, Venezuela y México, equipo este con el cual debutaremos ese día en suelo venezolano.
Lo que no saben nuestros contrarios es que, esos dulcísimos cítricos del centro del país, campeones anaranjados del pasado año irán reforzados como ellos; pero además--en esta ocasión-- serán naranjas dulces pero cubiertas con piel de leopardo y de seguro, sus estruendosos rugidos se oirán mucho más allá de la bellísima Isla Margarita...

LAS TRES CAMPANADAS DEL MARTÍ

La primera Mesa Redonda del 2014, correspondiente al lunes 2 de enero, retransmitió el tema de la preservación  y remodelación de las ciudades patrimoniales cubanas, con la participación de autorizados historiadores y conservadores de esos tesoros como Trinidad y el Valle de los Ingenios, Baracoa, Camagüey, Cienfuegos y La Habana. Algunas de ellas a medio siglo de su fundación en este 2014.
En el desarrollo del coloquio, el Dr. Eusebio Leal Spengler, entre otros temas, se refirió a los gigantescos esfuerzos constructivos que vienen realizándose  en el área del Casco Histórico y el puerto de La Habana, para concluir con las complejas obras de reconstrucción en el Capitolio Nacional y el teatro Martí, estas últimas en fase final.
A propósito de esta inminente recuperación, recordaba  el último deseo del inolvidable Enriquito Núñez Rodríguez, quien aspiraba escuchar de nuevo las tres campanadas que daban inicio a cada función en el teatro Martí antes de morir. De esta noble aspiración di testimonio en este mismo espacio con motivo de recordarse su 90º. Aniversario el 20 de mayo del pasado año.
Hoy, a siete meses de aquella confesión, ofrezco a mis fieles vecinos otro interesante trabajo sobre el teatro Martí en sus inicios, cuando era la meca del cuplet en Cuba.
Espero sea de vuestro agrado este simpático recuerdo del pasado que titulé:
              LA ÚLTIMA PULGA Y EL ÚLTIMO CUPLET
Hace 120 años, el 17 de febrero de 1894 el Teatro Apolo de Madrid estrenó La zarzuela de la paloma”, que desde ese mismo momento marcó un hito en la producción del  musical español. Tal vez el éxito de la pieza se deba al estribillo que aún en la actualidad sigue tarareándose, y que dice así: …¿Dónde vas con mantón de manila?... Si se fijan bien, la palabra manila está escrita con M minúscula para informar que fue confeccionada en dicha ciudad capital de Filipinas.
La piña no se conocía  antes del descubrimiento del Nuevo Mundo. Dicen algunos historiadores que la fruta fue hallada casualmente  durante la colonización de Centroamérica por una patrulla de reconocimiento a caballo la cual, al atravesar la maleza sufrió unos pinchazos, y abriéndose paso con sus espadas, un embriagador aroma los envolvió  invitándolos a degustar la vistosa fruta. Fue  así como la identificaron en la actual Costa Rica, y conocidos ya sus efectos, la encontraron  también en territorios aztecas, mayas y antillanos:
“…Los galeones españoles cargaron en 1580 los primeros ejemplares de este fruto rumbo a  las Islas Filipinas, lo cual propició allí la introducción de un nuevo renglón económico favorable al enriquecimiento de la Metrópolis, pues los aborígenes empezaron a venderla en el Medio Oriente, Malasia y la India gracias a la habilidad de los nativos de las islas del Mar Meridional de China en Oceanía, para tejer finos lienzos con las fibras de la Reina de las Frutas…”
Por otro lado: La paloma del cuplet no sólo voló más tarde a las Antillas, sino que vino cubierta con  el dichoso mantón Made in Filipinas en una época en que el teatro era la principal actividad cultural de la capital  habanera.
Coliseos como el Irijoa donde se celebró la Asamblea Constituyente de 1901, y diez años más tarde tomara el nombre de nuestro apóstol Martí, así como el Tacón, y el Payret, entre otros, fueron dignos representantes de aquel género chico.
En uno de ellos, el  Molino Rojo de la calle Galiano, donde después se construyera el Radio-Cine, debutó por entonces una cupletista de cara linda, llamada Consuelo Portela. A falta de otras cualidades artísticas,  Consuelito se consolaba  con un cuerpo fenomenal el cual cubría con un lujoso mantón de manila, mientras lanzaba al aire, a veces ingenuos y a veces picantes cuplets.
El repertorio de la Chelito –nombre de guerra de la vedette—no era muy extenso, pero generalmente lo terminaba con una  graciosa tonadilla, mientras buscaba  una  pulga que la atormentaba  a la hora de dormir, y la  hacía saltar de su confortable lecho en deshebillé.
Una noche, acaso por casualidad, o por encargo del empresario hambriento  de taquilla, una  de las cintas que sujetaban la prenda de dormir se zafó. A partir  de ese momento aquel detalle--fortuito o no-- quedó adherido al cuplet como una sanguijuela y la pulga ganó en protagonismo.
A fines del siglo XX, en ese mismo teatro de la calle Galiano, que hubo de tomar el nombre de Radio-Cine, pudimos apreciar a una de las más famosas artistas del Séptimo Arte español, la sin par  Sarita Montiel, nada menos que en la cinta “El Último Cuplet”…  A la salida del  mismo, pasó por mi lado en perro callejero que imitando a la Chelito, trataba de librarse de otra pulga, tan molesta  como la que se convirtió en estrella del género  a comienzos del Siglo XX. De ahí surgió el título de esta crónica. LA ÚLTIMA PULGA Y EL ÚLTIMO CUPLET.

CUADRO A CUADRO BAJO LA LUPA (1)

No pretendo hacer una super-crítica a la última super-entrega del super-popular espacio televisivo de ese super-programa dirigido por Jorge Oliver, con el cual finalizara el año exhibiendo el super-taquillero filme “Superman”.

Tampoco a su frecuencia cíclica—de dos veces al año--pues entiendo que  el super-colega cuenta con muy poco super-material de actualidad para super-exponerlo en la pantalla chica. Disculpen el uso y abuso del prefijo yanqui—super--tan en boga  actualmente, con el cual se pretende  medrar a costilla de nuestra rica lengua española que da brillo y esplendor sin necesidad del supe-parche.

En tal caso, elogiar el esfuerzo de Oli—como le llamamos cariñosamente--por divulgar un fenómeno que muchos ocultan o no conocen y es la influencia entre dos géneros artísticos y complementarios surgidos hace poco más de un siglo  y es el origen casi simultáneo del Séptimo y el Noveno Arte.

Todavía me pregunto: --¿Cuál es el Octavo?

Comento esto tras el reciente trabajo que publicamos sobre Mickey Mouse titulado “Mickey, un ratón de 85 años” pues a la inversa de casi todas las producciones de cuentos y personajes para niños y jóvenes, el famoso roedor no pasó del comic  al cine, sino viceversa. Lo que sí resulta cierto es que ambas modalidades del arte aplicado surgieron en una misma época—fines del siglo XIX--y se influenciaron mutuamente.

Soy un simple dibujante gráfico con alguna experiencia en una de ellas llamada historieta. Los grandes cineastas, antes y ahora utilizan dicha técnica–-el story board--para esbozar cada plano de sus guiones; cuadro a cuadro en el cine y viñeta a viñeta en nuestra especialidad.

Hablando en plata, otras eran y son las razones: Un buen dibujante de historieta puede reemplazar kilómetros de cintas de celuloide, para lograr el efecto fotográfico deseado por el director artístico o sus asistentes. Hoy los gastos se abaratan mucho más con la digitalización y los efectos especiales logrados en computadoras.

Pero parece que el “patito feo” de la familia  no admite maquillaje: El llamado comic strip en inglés, bande desineé en francés, o fumettis en italiano, es  sospechosamente conocido como historieta en nuestra lengua; y el patronímico Historieta viene a ser para mi una historia venida a menos, como resultaría también la noveleta para la narración literaria.

Un buen ejemplo fue nuestra firme posición  hace algunos años frente a colegas de la caricatura soviética influenciados por el realismo socialista, que durante años la combatieron al colgarle el cartelito de ”arte imperialista”, con lo cual—en mi opinión--daban la espalda a entablar el combate también en esta esfera ideológica.

El cine en general y el dibujo animado en particular, con las nuevas técnicas de punta,  han adquirido gran preponderancia, mientras que el comic ha quedado a la vera del camino.  Tal vez por ser el”patito feo” de la familia, igual que su sustento de papel--la prensa plana, el folleto o el libro—pues cada vez resultan más caros y menos  demandados por la sociedad de consumo. Hoy vemos cómo emblemáticos representantes de la gran prensa internacional como THE W3ASHINGTON POST van desapareciendo por anemia perniciosa, provocando su infarto en los estanquillos o absorbidos por corporaciones multipropósito.

Quizás el tema, en estos tiempos de definiciones y debates, sea más necesario que nunca, pero no es nuestro propósito abordarlo ahora, sino anunciarles una nueva sección que incluya algunas curiosidades recién aparecidas en mis archivos del mundo de la Historieta: ¡Ya ven como se repite y subrayo la dichosa palabrita!

Pues bien, a partir de ahora les propongo este nuevo espacio titulado “Cuadro a cuadro bajo la lupa” que se regirá por la definición ARTE SECUENCIAL, original del gran maestro estadounidense Will Eisner—autor del popularísimo “The Spirit”. El calificativo fue  dado a conocer en su libro homónimo; mucho más acorde con este género que la dubitativa historieta impuesta por la costumbre.

He aquí un adelanto:

Si el mes de noviembre marcó  el debut de Mickey  hace 85 años. El 12 de octubre de 1931 surgió otro personaje que tuvo mucho que ver con la lupa del título. Era el detective “Dick Tracy” bautizado así por su autor Chester Gould.

Recuerdo que entre sus innovaciones estaba el radio-reloj, adelantándose más de 80 años al actual MP3, pero entonces solo comunicaba con sus superiores de la Central de Inteligencia. El pragmatismo típico de los Estados Unidos permitía ubicar a los personajes de ficción en contexto y el famoso investigador fue situado en medio del submundo mafioso de Chicago, asolado por las bandas que contrabandeaban whisky y otros efluvios etílicos durante la llamada Ley Seca.

La firma distribuidora de esos “muñequitos”, la “King Features Syndicate” pagaba bastante bien a los artistas, pero era dueña absoluta de los derechos de autor y  tras la gran demanda en su territorio, reproducía los comics a decenas de países como royalties con solo traducir los textos que aparecían en los globos. La gran estafa según algunos o el gran negocio para otros, hoy generalizados por la globalización neoliberal.

En una breve entrevista al gran pintor y dibujante cubano Julio Girona, radicado durante algunos años en los Estados Unidos, éste me confesó que jamás había realizado una historieta, pero estuvo algún tiempo contratado por dicho “sindicato” para dibujar las letras de los globos que traducía otro cubano, por entonces en Nueva York--Félix Soloni—periodista que también vivió en la Gran Manzana y al regresar años después a Cuba, pude conocerlo en la redacción del diario EL MUNDO.

Dicha corporación estadounidense no contrataba traductores del montón, sino a intelectuales capaces de aportar valor agregado al producto en bruto, de ahí que en la versión extranjera se utilizaran términos autóctonos y de pegada en los países a donde se dirigía esa producción conocida económicamente como royalties.

Para mi el mejor ejemplo fue el de un personaje de la serie “Dick Tracy” delincuente, tan inmundo en sus acciones, como  sucio, desgarbado y churroso en el vestir--siempre rodeado de moscas--que respondía al nombre de “Don Fó”. Durante mucho tiempo me pregunté de dónde sacaron los yanquis ese apelativo tan genuinamente criollo. La respuesta surgió precisamente de su autor en aquella íntima conversación con Girona.

Otra anécdota referida a los populares personajes detectivescos, trata de su  imprescindible competencia en el mercado de los comics strips:  El éxito obtenido por la serie  “Dick Tracy”, hizo que tres años más tarde surgiera otro de la talla del “Agente Secreto X-9” cuya primera tira el 1º. de enero de 1934, apareció en el EVENING JOURNAL.  

Lo curioso es que este nuevo agente de la autoridad venía avalado no sólo por la excepcional calidad del dibujante encargado de la serie Alex Raymond, sino por el curriculum de su guionista, Dashiel Hammett, ya reconocido por obras como ”El halcón maltés” o “Cosecha Roja”, que marcaron un hito en el género policiaco, pues en ellas no se cuestionaba --¿Quién apretó el gatillo-- sino --¿Quién pagó la bala?, convirtiéndose así en el pionero de la novela negra en todo el mundo.


Hammett escribió el guión del X-9 desde enero del 1934 a septiembre del mismo año: Sólo 200 tiras.

Parece que ni la calidad excepcional del texto, ni la destreza del dibujo cumplían las expectativas del marketing exigido por sus patrocinadores con otros parámetros culturales, así que Hammett  abandonó la técnica del cuadro a cuadro y continuó en lo suyo, mientras Raymond se hizo famoso con el personaje de ciencia ficción “Flash Gordon” más conocido entre nosotros como “Roldán el temerario” hasta que le dio vida a  otro detective mucho más exitoso: “Rip Kirby”.
Agradézcanle esta detectivesca información al investigador del género Germán Cáceres.


En conclusión diremos que, para la Zafra de los 10 Millones, al compañero Betán y a mi se nos encargó la tarea de crear un material didáctico y ameno en apoyo a la misma. Tras un arduo trabajo de mesa, se nos ocurrió un cuaderno de historietas que titulamos POL BRIX CONTRA EL LADRÓN INVISIBLE, aprovechando la popularidad existente aún por el DICK TRACY de los “muñequitos” yanquis. Aquí les ofrecemos una copia de la primera página del libro, cuya presentación resultaba idéntica a la que normalmente había circulado en Cuba.

Sin más… Nos vemos pronto en un nuevo cuadro a cuadro bajo la lupa…

DELFÍN Y LA FIESTA DEL TRAJE

Entre los agapitos de Fin de Año acabamos de celebrar el más sorpresivo, popular y alegre de todos los que yo pudiera disfrutar a mis 83 años de edad: La Fiesta del Traje.
Me explico: Viudo, jubilado y achacoso; durante el actual proceso de adaptación a una mudada con el propósito de reunificación familiar, no me ha sido fácil ajustarme  a pesar del excelente tratamiento recibido en el nuevo hogar.
Algo vino en mi ayuda: La nueva vivienda está situada a menos de cien metros del  bullicioso Parque Santos Suárez, donde todas las mañanas el jolgorio infantil de los alumnos de las escuelas  cercanas se une a la brisa matinal y al trino  de las aves canoras.  De noche, ausentes el jolgorio y el bullicio, pudiéramos afirmar todo lo contrario.
Pero algo más singular captó mi atención: De una de las  áreas del parque surgía a diario un rítmico sonido de claves que acompañaban el uno…dos…tres… de los ejercicios practicados por una veintena de personas de la tercera edad. Era el Círculo de Abuelos de la zona, compuesto totalmente por…¡ABUELAS!
Comentado el asunto con Elsie, mi hija recién jubilada, llegamos a la conclusión de que ésa era una actividad muy atractiva y beneficiosa, pero mi acomplejado machismo impedía sumarme a la disciplina gimnástica, hasta que Elsie me convenció mediante un empujón verbal con la complicidad del resto de las abuelitas, que abrieron sus brazos en la fila para evitar que me escapara de la encerrona.
Llevamos ya unos cuantos meses moviendo el esqueleto contra la oxidación  de  articulaciones y neuronas dormidas, cuando nos enterarnos de que el profe—como lo llamábamos todos-- tenía también una interesante historia y como a mí me gusta el chisme… ¡Allá va eso!
Su nombre: José Delfín Morales Semanat, de 59 años de edad, natural de Santiago de Cuba y radicado en La Habana aproximadamente desde 1966.
Había jugado pelota en San Antonio de los Baños, Graduado como profesor de Educación Física, Licenciado en la misma especialidad y Master en Cultura Física Terapéutica, hizo su diplomado como fisioterapeuta con muy buenos resultados al aplicar con eficacia un método para niños  con Síndrome de Down y retraso mental, entre otras afecciones.
Lo curioso es que desarrolló dicha habilidad desde niño, como un juego más en el entorno rural allá en su natal Santiago de Cuba, tratando de imitar el cantar de las aves, el croar de las ranas, gruñidos, y otros sonidos del bosque que lo motivaran.
Con el tiempo, la práctica permanente y su desarrollo profesional en el deporte y la medicina, fue descubriendo que se obtenían magníficos resultados terapéuticos aplicando estos sonidos al ritmo de los ejercicios en bebitos con dificultades mentales y motoras.
Su método tuvo tanta repercusión en Cuba que fue seleccionad para cumplir misión internacionalista en la hermana República Bolivariana de Venezuela desde 2006 hasta el 2008, y sus resultados allí fueron también exitosos.
Hoy el profesor Delfín se desempeña en el Complejo Deportivo “Victoria de Girón” de Santos Suárez y atiende el Círculo de Abuelos “16 de abril” en el parque del mismo nombre, donde comenzamos esta historia.
En las secuencias fotográficas anteriores podemos ver al profesor Delfín en sus comienzos hace aproximadamente 25 años, cuando atendía niños discapacitados… En la primera escena ejercita una pequeñita sobre una pelota de goma, mientras realiza sonidos onomatopéyicos con la boca… En la segunda imagen aparece tocando las claves  y obligando lúdicamente a la bebita a repetir el ejercicio… A la izquierda de las imágenes siguientes lo vemos  orientando los ejercicios del Círculo de Abuelos en el parque al ritmo de las claves y en la final, todos disfrutando de la Fiesta del Traje en el hogar de una de las abuelitas, mientras brindan por el Día del Educador.
Sean pues estas breves notas, mi modesto reconocimiento a quien  día a día reparte a raudales salud, alegría y bondad  sin distinción de edad, sexo o credo en su humanitaria misión, de la cual soy un beneficiario más.
Como cada uno de los ejercicios de cuello, cadera y extremidades debe repetirse unas once veces, el profe aplica a  los “viejos” el mismo éxito obtenido con los “bebitos” y apoya el uno, dos, tres, de sus órdenes  con el rítmico acompañamiento de un par de claves de madera y otra tercera gutural. Este relajante método le permite concentrar la mente y el músculo de los ancianos más impedidos y por tanto, los más necesitados de estar a la viva.
Una de esas chispeantes abuelitas—quizás la más achacosa de todas--hace poco lo bautizó como “El profe de las tres claves”  y un  aplauso colectivo selló el apodo, seguido de una  carcajada unánime que repercutió en todo el parque.
Precisamente al acercarnos al 22 de diciembre Día del Maestro, a otra de esas “colmenitas de la tercera edad” se le ocurrió organizar un fetecún para agasajar al querido profe de las tres claves y me vi participando en la Fiesta del Traje.
En cuanto a esta otra incógnita festiva del buen vestir pensé que--aparte del profesor--yo era el único hombre en el grupo; por tanto no sabía si ir de cuello y corbata o de guayabera, hasta que me aclararon que no era necesario, pues solo se prohíbe llegar con las manos vacías… Debía presentarme en el lugar indicado a la hora señalada y según el contenido saludar al continente con estas palabras:
--Traje esto, traje lo otro, o lo de más allá…
Una vez más esas frágiles abuelitas me demostraban que más sabe el diablo por viejo que por diablo. ¿Cuántas veces no habrán tenido que sufrir aquellas manos vacías? Y lo peor, el cínico  --¡Y yo pongo la boca!
Concluyo estas notas recordando que en una de aquellas sesiones matutinas, Delfín, nuestro profesor de educación física, terapeuta, imitador de sonidos y poeta, me dedicó unas jocosas décimas.
Como “Honrar honra” aquí van estas  semblanzas hacia su persona por medio del sitio web del gordo y el flaco de la serie “¡Ay, vecino!” y su padre putativo, Francisco Pascasio Blanco Ávila. (a) Blanquito. El cuarto de la fila, yendo de izquierda a derecha.