__________________________

__________________________

8 ene 2019

EL ENIGMA DE LA NOVELA NEGRA


Según Gardel, “20 años no son nada”, tal vez para el tango sí lo sea, pero para otros géneros menos musicales no ocurra lo mismo.
Por ejemplo, en el transcurso de la década del 80 del pasado siglo mientras que en la Editorial Pablo de la Torriente Brau de la Unión de Periodistas de Cuba, luchábamos por rescatar la historieta entre otros populares géneros de la prensa escrita, en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba ocurría lo mismo, pero con la literatura policíaca.
Lo cierto es que dichas organizaciones culturales--UPEC y UNEAC--coincidieron en la necesidad de ir al rescate de ambas especialidades.
Tal vez esta debilidad se debía a la desaparición de algunas publicaciones o las cíclicas lagunas en que se hundían los llamados “comics”--cada veinte años--desde los intentos de Ediciones en Colores y la revista C-LÍNEA de Prensa Latina a partir de los años 60--o a fines de dicha década--por rescatar la historieta didáctica con la serie de cuadernos a colores editados por el DOR del PCC. A saber: Matilda y sus amigos”, “Los siete samuráis del 70”, “Trucutuerca y Trescabitos” o “Pol Brix contra el ladrón invisible”.
Lo cierto es que este género gráfico sólo fructificó en las publicaciones periódicas infantiles en colores como PIONERO y ZUNZÚN. No así con la novela negra cuyos escritores especializados en temas policiacos—tras el cierre de la revista MONCADA --debieron pasar a la Editorial “Capitán San Luis”, fundada el 5 de enero de 1989--de nuevo surge aquí la sentencia gardeliana de los 20 años.
Es en este escenario poligráfico que debuta la revista ENIGMA editada por la AINEP (Asociación Internacional de Escritores Policiacos) de la UNEAC. Esto coincidió con el arribo a Cuba a fines de los años 80, de un entusiasta escritor que se vanagloriaba de su triple origen-–asturiano, cubano y mexicano--pero también de su hereditario talento pues firmaba Paco Ignacio Taibo II, en honor a su padre Paco Ignacio--Taibo I--considerado una eminencia en el humorismo azteca.
Lo cierto que dicho colega venía avalado no sólo como destacado novelista de temas detectivescos sino también por el éxito de dos revistas mexicanas de historietas---SNIFF y BRONCA—dirigidas por él a principios de la década del 80 en tierras aztecas y que competían en popularidad con el comic norteamericano de entonces, basándose en temas más acordes con la realidad nuestro-americana. Tuvimos el privilegio de participar en ambos proyectos--de la UPEC y de la UNEAC respectivamente--donde se abrazaban escritores y dibujantes para las delicias de todos los gustos y afinidades, sobre todo por la enérgica popularidad desplegada por Paco Ignacio Taibo II que contagiaba a todos en ese ENIGMA editorial.
En el buen sentido de la palabra, esta temática había sido abordada antes en las páginas de MONCADA bajo la dirección del inmenso Jesús Hernández y ahora, a los más veteranos, se incorporaban nuevos escritores cubanos de la talla de Gregorio Ortega, Daniel Chavarría, Ricardo Potts Cabrera, Alberto Serret, Wichy Nogueras, Luciano Castillo, Rogelio García Lupo, Rodolfo Pérez Valero, Alberto Molina, Juan Carlos Fernández, Juan Chongo Leiva, Reynaldo González, Agenor Martí, Bernardo Callejas, Leonardo Padura, Noel Navarro, Ricardo Potts, Alberto Serret y hasta el veterano humorista cubano Juan Ängel Cardi, quien se convirtió por obra y gracia de este ENIGMA en el escritor policiaco más añejo de Cuba. Pero también dio cabida a ilustradores de la talla de Rafael Morante, Bencomo, Manuel, Ernesto Joan, Finalé, Vicente Sánchez, y Juan Pablo Villar entre otros.
El llamado periodo especial y su doble bloqueo cercenó muchas de aquellas ilusiones criollas y el incansable Paco Ignacio Taibo II, viajo entonces al Principado de Asturias con el propósito de revertir nuestro luctuoso destino y revivir la novela negra con la Semana Negra de Gijón, donde nos abrazamos de nuevo para presentar una breve muestra de la tira cómica“¡Ay, Vecino!” en el verano del 2008.
Disculpen si mis añejas neuronas hayan cometido alguna omisión, recuerden que hasta en la pelota juvenil se cometen errores, por tanto qué decir de pifia tan veterana.
En cuanto a mi participación deseo recordar que en el Concurso Nacional de Historietas Dramáticas “Fidel Morales” de la UPEC en 1993, obtuve el tercer premio con la obra “Vladimir Ilich y los uniformados” realizadas por encargo de la revista cultural mexicana Plural de EXCELSIOR, y basada en la novela homónima de Rolo Diez, con guión adaptado por el cubano Juan Carlos Fernández, ausente en Cuba desde entonces. ¿ESTO NO ES TAMBIÉN OTRO ENIGMA?
Por tratarse de una serie de 70 tiras, reproduzco aquí sólo el comienzo y el final.


MARTÍ Y SU HABANA: AÑORADO ENCUENTRO

En este 2019, La Habana, capital de todos los cubanos y una de las “Siete Ciudades Maravillas del Mundo Moderno”, se engalana para arribar a su medio milenio el próximo 16 de noviembre.
Fue además la cuna del más universal de sus hijos, José Marti, nacido el 28 de enero de 1853 en la calle Paula del Casco Histórico Capitalino y por tanto, muy cerca también de celebrar su onomástico.
Fue tal la obra de su apasionada vida que resultaría irrisoria cualquier narración mía. Había transcurrido cuatro años exactos, de su deportación en enero de 1871, cuando tras su condena en la Cárcel Nacional por el delito de infidencia y gracias a la súplica de su madre Leonor Pérez--dirigida al entonces Capitán General--se le concede el permiso de deportación y parte hacia Cádiz, España, en el vapor “Guipúzcoa” el 15 de enero de 1871.
Esa ausencia en lugar de amilanarlo, acrecentó su voluntad de superarse y luchar por la justa causa de Cuba. En dicha etapa Martí despliega una febril actividad política e intelectual en diversos periódicos e instituciones culturales de la península, a tal punto que el Consulado de México en Madrid, solicita su extradición al país azteca por gestiones de las autoridades universitarias aragonesas.
De Madrid viaja a París, y en esa breve estancia le es presentado el famoso escritor Víctor Hugo. Del puerto de Le Havre pasa a Liverpool, itinerario en que lo sorprende el nuevo año 1875, cuando aborda el trasatlántico “Celtic” en dirección a Estados Unidos.
Es en este trayecto que ocurre un fatídico acontecimiento: Desconoce que su hermana Mariana Salustiana ha fallecido en México a los 19 años de edad el 5 de enero, precisamente a sólo catorce días de su arribo a Nueva York. Lo cierto es que en la ciudad de los rascacielos, el 26 de enero parte precisamente a reunirse con su familia en México en el vapor estadounidense “City of Mérida” con una breve escala en Progreso, puerto mexicano.
Y es aquí donde quiero detenerme para imaginármelo con sólo 22 años de edad y a cuatro de su injusto destierro, sabiendo que en la breve escala programada para su amada ciudad de La Habana, le está prohibido bajar a tierra. De ahí que lo representemos ese 31 de enero de 1875 tristemente recostado a la barandilla del barco, ante la imponente esbeltez del Morro habanero.
Había trascurrido una semana exacta de su salida de los EE.UU. cuando se reanuda la travesía, con una breve escala en el puerto de Progreso y arriba a Veracruz en la tarde del 8 de febrero, continuando viaje en tren  hasta la capital de México, y es aquí--en la estación de Buenavista--donde se entera del fallecimiento de su hermana al ver a su padre con un brazalete luctuoso. Lo acompaña en el recibimiento quien fuera a partir de ahora, su mejor amigo, protector y confidente mexicano: Manuel Mercado.

1 ene 2019

POR AMOR AL ARTE


A lo largo de estos diez años de vida el blog “¡Ay, vecino!” ha repetido algunos encabezamientos, como este referido a los artistas aficionados y muy en particular a mi fraterno Alberto Yáñez Arbezú.
Dicha introducción viene al caso en estos días finales del 2018, por darse a conocer el Premio Nacional de Literatura 2018 otorgado a Mirtica--así a secas—con idéntica familiaridad con la que su hija Mirta Yáñez Quiñoá me dedicara una de sus últimas obras “Sangra por la herida” de Ediciones Unión en el 2010.
La imagen-dedicatoria de dicho libro que acompaña estas líneas es la mejor muestra de nuestra familiaridad, que va mucho más allá del momento en que –aún sin cumplir sus añorados quince—ella entrara de la mano de su padre Alberto y mía en la redacción del semanario PALANTE Y PALANTE, cuando aún éste no había perdido su sonsonete, yo de plantilla en el staff y él como colaborador.
En realidad, nuestra amistad venía por la vía paternal--en la década de los años cincuenta—cuando ambos colaborábamos como simples aficionados en las páginas deportivas del diario EL MUNDO—yo linotipista de sus talleres y él empleado bancario—ambos amantes del deporte, pero explotados por las condiciones legales de dicha profesión, contradictoriamente a la famosa sinecura oficial, más conocida por botella.
Por suerte yo cursaba estudios en la Escuela “Manuel Márquez Sterling” pero él ni siquiera eso—amante del fútbol--deporte que practicaba de joven bajo el mote de “Tobita”, escribía de forma gratuita la sección dominical “Rodando el Balón” que firmaba el titular de la plana Ernesto Azúa.
A tal punto llegó su dedicación que comenzó a describir para la edición del lunes,,los partidos dominicales, con el croquis—realizados por mi—donde se representaba gráficamente cómo se había producido el gol de la victoria. De ahí que al triunfo de la Revolución, el compañero Llanuza nos convocara a formar parte de la revista L.P.V.--Listos Para Vencer”--y como ésta circunstancia coincidió con el debut del Semanario PALANTE Y PALANTE,--yo en plantilla y él de colaborador—pasamos a formar parte del equipo. Es entonces que de la mano de su padre, la quinceañera Mirtica entró a formar parte de nuestros vínculos fraternales y profesionales.
Lo curioso es que ambas familias--los Blanco y los Yáñez--procedían del mismo tronco patriarcal y asturiano de antaño—Cangas de Onís por un lado y Grandas de Salime por el otro--con sus añoranzas y morriñas por el terruño montañoso de España, mientras los fiñes, soñábamos con los muñes de la prensa dominical. Por tanto no es extraño que quisiéramos apañarnos de aquellas hazañas reflejadas por años en la prensa y la literatura, así que muchos fueron nuestros sueños y no pocas las cizañas en su contra.
Yáñez padre, se mantuvo un tiempo desempeñando ambos trabajos, recuerdo su participación sindicalista y bancaria, activa durante el nombramiento del Comandante Ché Guevara al frente del Banco Nacional y la campaña para la recogida de dinero con sus nuevas emisiones.
Pero era tanta su pasión por el deporte que al fin pasó al INDER, con algunos aportes en lo referido a la incorporación obrera a la práctica del deporte, y a la confección de sus archivos, especialidad que también practicó con las obras publicadas en PALANTE. Además durante aquellos primeros años del tabloide Alberto Yáñez se mantuvo al frente de la sección semanal dedicada a sus originales PASATIEMPOS, llegando a incluir en ellos hasta trucos de magia.
Posteriormente también asumió responsabilidades en la programación deportiva de la televisión. Algunas de estas investigaciones suyas han sido reproducidas en este mismo blog, por lo general bajo el título de “Por amor al arte”, pero paralelamente a esto, y cada uno por su lado--sus hijos Mirtica y Albertico—también cosechaban un éxito tras otro en el dominio de la literatura.
Mirta Yáñez--una vez más--acaba de ser reconocida por la obra de toda su vida, sin embargo el genial aporte al humorismo literario de su hermano Albertico, quedó lamentablemente trunco por su brusca y prematura muerte.
Visita frecuente del hogar de los Yáñez, me cupo el privilegio de haber conocido personalmente a uno de los personajes más famosos de la literatura humorística cubana--su perra Penélope--y les aseguro que las increíbles aventuras narradas por Albertico en ese antológico cuento quedaron pálidas ante tamaña realidad. En la foto adjunta vemos al autor en su hogar, rodeado de aquellas antigüedades tan afines a su personalidad.

MEÑIQUE POLIGRÁFICO DEDICADO A MÉXICO



¡Feliz Año Nuevo!  es el saludo común en estos días finales del 2018, con el beneplácito de arribar a los 500 años de nuestra querida Ciudad de La Habana en noviembre del próximo 2019. En búsqueda de temas interesantes, acudo a mi añejo pero fiel librero y me topo precisamente con una joyita poligráfica del Movimiento por la Paz y la Soberanía de los Pueblos, con apenas una superficie de 10 por 27 centímetros. Un ejemplo viviente de la nanotecnología en el sector de la prensa criolla.
Su título--totalmente contrapuesto en extensión--“Estados Unidos: Intervencionismo en América Latina y su incidencia en el desarrollo de nuestros Pueblos” fue dedicado al décimo Aniversario del Triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua--con fecha 19 de julio de 1979--y prologado por el Licenciado Orlando Fundora López, Presidente de dicha institución en Cuba.
De su autor Carlos Mora Hermann podemos decir que nació en Cuba el 19 de septiembre de 1919 pero, además fue corresponsal de publicaciones mexicanas en Nueva York, hasta que regresa a Cuba con el triunfo de la Revolución en 1959 —como ven, hasta aquí hay abundancia de nueves—y se incorpora a la Agencia de Noticias Prensa Latina, donde ocupó varios cargos de dirección, inaugurando en 1961 su corresponsalía en Moscú.
En 1983 pasa a la UPEC, donde se destaca al frente del Instituto Internacional de Periodismo “José Martí”. Pero también se le editó “El comentario en TV” y otros documentos para la Escuela de Periodismo de la Universidad de Oriente junto a los colegas Lechuga y Guash.
La narración se sitúa retrospectivamente en los Estados Unidos de 1809, cuando el Presidente Jefferson declara la necesidad de apoderarse de Cuba por su estratégica situación geográfica frente al Golfo de México y la Florida.
En 1859 otro presidente James Buchanan anunciaba el antecedente de la “fruta madura” por gravitación natural, mientras años después el Secretario de Estado Eliuth Root—al frente del Depto. de la Guerra (1899-1904) afirmaba que Estados Unidos intervendría en Centro América cada vez que peligraran los intereses de EE.UU. Y por dicho llamado a la paz de los sepulcros hemisférica fue galardonado en 1912 con el Premio Nobel de la Paz.
Pero si alguien o algo ha sido víctima del voraz apetito yanqui ha sido su vecino más cercano—México--sobre todo a partir de 1798—hace unos 220 años—de ahí su famoso anatema: “Tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos.”
En realidad la cosa empezó con el mito texano de “El Álamo” y su héroe de pacotilla David Crocket, según el colega Paco Ignacio Taibo II en su libro homónimo.
¿Fue en realidad una masacre inventada contra el general Santa Ana el 6 de marzo de1836? Más que una batalla, aquello resultó ser un espectáculo bien montado para atrapar incautos y apoderarse de todo el suroeste de los Estados Unidos.
En solo diez años se ocuparon más de dos millones de kilómetros cuadrados, agregando operaciones punitivas a corazón abierto en (1913), desembarco en Veracruz (1914), Operación punitiva de Pershing (1916), y tres invasiones adicionales en 1918. No incluimos las intervenciones en Nicaragua (1947) y la de William Walker (1857) que restablecieron también la esclavitud en Centroamérica. ¿Para qué hablar de nuestra “mentada” Enmienda Platt?.
Pero regresemos al comienzo de la historia: A partir de 1870, 1873, y 1876 surgieron incidentes y antecedentes como el de destruir el buque pirata “Forward” en el río Tacapan, y tropas fronterizas salen en persecución de cuatreros, o para restablecer el orden temporalmente en el pueblo de Matamoros.
Las invasiones yanquis continuaron en 1902, 1912, y 1926, a diestra y siniestra con el éxito del Tratado Bryan Chamorro que autorizaba la ruta del nuevo Canal de Panamá. Larga es también la epopeya de Sandino en tierras Centroamericanas hasta la eliminación física del General de Hombres Libres y el trágico futuro del Plan Cóndor (made in USA) materializado en Nicaragua con el monstruo nativo de Anastasio Somoza.
Pero…Regresemos al México de 1806: Con el incidente poco aclarado del Capitán Z. M. Pike, que invadió el territorio azteca por orden del Gral. James Wilkinson, hecho prisionero en la zona del actual Colorado y puesto en libertad sin aclarar las causas del encierro. A partir de entonces, varios barcos de guerra operaban desde New Orleans contra navíos franceses y españoles--¿del pirata Laffite?--en el delta del río Mississippi, hasta que el gobierno de Louisiana llegara con sus tropas hasta  el río Perla en 1810. Sin registrarse combates en territorio azteca.
En 1812, la Isla Amelia, bajo jurisdicción española en la Florida fue también víctima de la ambición yanqui, cuando el presidente Madisson y el Congreso decretaron su posesión temporal, pero la orden fue desautorizada debido a los brutales métodos utilizados por el Gral. Mathews. Un año más tarde, el proyecto de 1810 fue cumplido por orden del Congreso: el Gral. Wilkinson y 600 soldados ocuparon la bahía de Mobile (sin presentar combate el enemigo). Consolidada las ocupaciones, entre 1814 y 1825 se llevaron a cabo varias acciones en la Florida española y el Caribe, entre ellas la guerra de exterminio a los seminolas.
Entre julio y diciembre de 1836, durante el levantamiento texano, y el combate de El Álamo contra México incluido, el general Gaimes ocupó Nacogdoches (Texas) ante la amenaza de una sublevación piel roja.
En octubre de 1842 en Monterrey, California y San Diego, nuevos incidentes ocurren, y dos años más tarde, el presidente Tyley despliega fuerzas en Texas para protegerlo de México--pendiente del Tratado de Anexión--más tarde rechazado. Es entonces que el expansionismo yanqui se lanza contra los pueblos originarios--siuxs, apaches, cherokees y seminolas—último paso hacia la frontera con su vecino del sur.
En 1846 el gobierno del Presidente Polk declara formalmente la guerra entre ambos estados y se lanza a la invasión de México que dio lugar al suceso más cruel de dicha guerra el 12 de septiembre de 1847 con el ataque contra el castillo de Chapultepec donde un pequeño destacamento de cadetes se había atrincherado y fueron masacrados inhumanamente. El último de ellos--abrazado a la bandera--se lanza desde lo alto del edificio, para pasar a la historia como “Los niños Héroes de Chapultepec”.
A partir de esta trágica masacre, las agresiones contra su vecino más cercano en la frontera sur disminuyeron, y basado en la misma recopilación del colega Carlos Mora hace 40 años, las últimas intervenciones armadas del Tío Sam tuvieron lugar entre 1873 y 1876, cuando tropas de Estados Unidos cruzaron el río Bravo en persecución de cuatreros o para intervenir en pueblos fronterizos, como la del general Sedwick, quien  al frente de cien uniformados trata de rendir a Matamoros y tres días después se retiran con el repudio del propio presidente.
AL tratarse de un vecino tan poderoso--es natural que dicha rivalidad se mantenga—aunque la sangre no llegue al río por muy Bravo que sea. El mejor ejemplo es precisamente el actual paisaje que se observa desde sus márgenes, con miles de emigrantes centroamericanos varados en su orilla por un muro ideológico, pero concretado en la mente calenturienta de Mr. Trump, no sin reservas del propio pueblo norteamericano e instituciones como la UNESCO, pero que ya ha cobrado víctimas inocentes y colaterales.