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16 oct 2011

EL INCOMPARABLE CARDI

Acabamos de celebrar el 50º. Aniversario de PALANTE y no queremos dejar pasar la fecha sin recordar a Cardi, uno de sus pilares a partir de la fundación del semanario el 16 de octubre de 1961.

Desde sus comienzos en la publicitaria Fergo Arregui, él y su “carnal” Zumbado descollaron en el humorismo literario. Con el triunfo de la Revolución dejaron su impronta por separado en diversos medios de prensa.

Nos conocimos en los balbuceos de la nueva publicación y puedo afirmar que desde ese momento Cardi se convirtió en “Mi personaje inolvidable”, a la manera del “Reader Diges´t.

No se debe ser juez y parte, por lo tanto “Con permiso de...” Évora Tamayo, reproduzco algunos párrafos de su sintética opinión publicada en “25 años de humor en Palante”, libro publicado por la Editora Abril en 1986:

“…Juan Ángel Cardi nació en Ciudad de La Habana en 1914. Esta fue su primera broma. Lo demás, el resto, fue el curso natural de su propia vida. Su humor es difícil de emplantillar, porque su producción humorística es saltarina en sus formas, y panorámica en sus contenidos...”

Évora también experta en el dominio del lenguaje, no puede evitar el uso y abuso de la adjetivación para describir a un ser tan extraordinario:

“…Hiperbólico, eufemístico, provocativo, irrespetuoso, anti solemne… De ahí que su prosa sabrosa, añeja, concupiscente, popularísima atraiga a un crecido número de lectores desde los que demandan la risa rápida de una lectura de esquina, hasta los lectores más cultivados e indagadores…”

Por último copio:

“…El humor de Cardi es inseparable de su propia existencia, hay una especie de coherente hilo conductor entre lo que escribe, dice, hace e incesantemente proyecta hacia el futuro… Su producción literaria ha llenado volúmenes y se extiende tentadora para los que sienten el humorismo no sólo como una profesión más o menos rentable, sino como una cátedra de permanente enseñanza…”

Tras estas valoraciones pido la palabra para el anecdotario:

En su vida familiar ocurría otro tanto: Nunca vi a Cardi en guagua, siempre andaba en bicicleta, a tal punto que cuando se casó su hija en la notaría frente al local de PALANTE en 23 y N, la sorpresa fue general, pues él se apareció con ella vestida de novia pero emparrillada.

En un reciente trabajo de este blog sobre “El Hurón Azul” hago referencia al (Hogar, dulce hogar) de Cardi en los altos de “El Gato Tuerto”; consulta obligada dado su enciclopédico magisterio, donde muchas veces agobiado por la asfixia nos recibía en su propia cama, pero sin soltar el cigarrillo de la mano, y rodeado de su biblioteca particular: Una estantería que ascendía hasta el techo donde se alineaban en formación militar aquellas cajas de zapatos, donde esperaban la orden de combate, miles de notas, recortes, chistes y otros fieles soldados de la jodedera. Sólo así podría acometerse la titánica y original tarea de editar “La Paginita Antigua”, esa parodia histórica de la prensa burguesa y su misión de magnificar la necedad humana, donde en la forma, el texto breve pugna con el “collage” barroquista.

Tuve el honor de compartir con él no pocas aventuras satíricas muchas de ellas parodiando los “comics” yanquis que habían desaparecido de los estanquillos, pero cuyos “héroes de papel” nos habían contaminado de tal forma que se hacía necesario combatirlos con sus propias armas. Surgieron entonces los guiones del Supercardi, y aquí va de muestra una portada que realizamos en la selva de PALANTE.

El quinto aniversario del semanario, (Oct. 1966) se celebró frenéticamente, pues contó con el chiflado aporte de Cardi, quien loco de contento logró,--casi personalmente—convertir los salones de la antigua Casa de la Cultura Checa en un verdadero manicomio, con una muestra de cientos de caricaturas, sumadas a la multi-exposición de objetos más chiflada del mundo, desde una paranoica maquina de tracción animal que adivinaba el porvenir mediante un “chivo” mecánico, hasta un absurdo salón lleno de tableros de ajedrez con peones, alfiles y caballos dándose mate entre ellos sin la participación de jugador alguno; y para terminar, --haciéndose el guillado--, extendió la muestra hasta la acera de la calle 23 para el cementerio de algunos personajes tan arrebatados y famosos como Don Quijote o Juana la Loca.

En ocasión de la presentación del libro “El amor es cosa de dos”, los autores --Cardi y menda-- fuimos convocados por la librería para autografiarle las obras al público. Esa tarde nos sorprendió a todos incluyéndome a mí, pues él se presentó disfrazado de Don Juan Tenorio.

Durante las primeras Ferias del Libro que se montaron en el Parque Central de la Habana, fue Cardi quien animó las actividades con subastas públicas de libros que siempre comenzaban con la ridícula puja de un centavo. La gente se divertía tanto que no pocas veces, el esfuerzo era recompensado con aplausos contantes y sonantes.

Entre sus hazañas se cuenta la creación de un invento semanal de continuidad en PALANTE que podríamos calificar de foto-historieta policíaca, consistente en una serie donde el protagonista principal era él mismo disfrazado de Sherlock Holmes, y el equipo de realización lo formaban: Sus amigos personales como actores y la fotografía era de su carnal Toraya. Pero el guión, producción y fotomontaje, más el financiamiento salían de su propio peculio. O sea, una especie de Metro Goldwyn Cardi. ¿Cómo lo hizo ese hombre orquesta? Todavía me lo pregunto.

Su osadía era tal que compartiendo conmigo la tarea de realizar el noticiero humorístico ”El Pino Macho”, en la radio base de la Brigada de Jóvenes Ejemplares durante la siembra de pinos en Mayarí Arriba, (1965). De buenas a primera, pasa frente al albergue el jeep del Comandante en Jefe que se dirigía al vivero donde sembraba esa tarde. Cardi jadeando por su pobre respiración corrió tras el vehículo y con mi ayuda logró subir a empujones. De ésta decisión personal con riesgo de una lesión saldría la entrevista más orgullosa de su vida:

Cardi era tan humanitario en sus sentimientos como el más pinto de la paloma, y al ser humano tampoco podía ser perfecto aunque a los demás nos pareciera un Dios. A veces no se comprendían sus extravagancias o sus humoradas llevadas siempre al extremo.

La única foto que conservo de Cardi es precisamente ésta durante uno de esos reportajes a provincias, donde él está bostezando junto a Mitjans y yo atrás.

Según Gardel, veinte años no eran nada, pero para Cardi sí. PALANTE ya le quedaba pequeño, y un buen día pasó a realizar el sueño de su vida: Escribir novelas policiacas en tono de farsa, algo tan inusitado como toda su obra anterior, y afortunadamente dejó para la literatura cubana algunas antológicas.

Aunque hayan pasado varios años de su fallecimiento, en estas Bodas de Oro de PALANTE, Cardi –su eterno enamorado--, también estuvo presente junto a nosotros.

K-MILO: EL ULTIMO EXPEDICIONARIO

(AÑO 1956) 21 de septiembre: Camilo Cienfurgos Gorriarán llega a México procedente de Estados Unidos para incorporarse a los expedicionarios del Movimiento 26 de Julio. Apenas un año antes, en un acto de proselitismo para la causa celebrado en el Hotel Palm Garden de Nueva York, el Dr. Fidel Castro había jurado que…”En 1956 seremos libres o seremos mártires…” Un amigo de Camilo, Reinaldo Benítez aboga entonces a su favor ante Raúl Castro y el líder de la Revolución, pero se le niega la incorporación ya que todo está prácticamente listo y solo falta arrancar. Camilo insiste una y otra vez hasta que otro militante, René Rodríguez, interviene a su favor y logra que lo acepten.
25 de noviembre: A 77 días de aquel primer intento. Vemos a Camilo ocupando quizás la última plaza de los 82 expedicionarios del “Granma”. Tras los primeros embates del desembarco y el cerco del ejército batistiano de los primeros días. Es de los pocos que logran incorporarse a la lucha en la Sierra Maestra.
(AÑO 1957) 10 de octubre: Casi un año ha transcurrido. El primer comandante ascendido en la Sierra, Ernesto (Che) Guevara, valorando sus condiciones nombra a Camilo al frente de la tropa con el grado de Capitán. En muy poco tiempo se ganará el título de Señor de la Vanguardia en la columna 4 del Ché.
(AÑO 1958) 16 de febrero: Camilo es herido en el segundo combate de Pino del Agua. Sus compañeros van a ayudarlo, y él se niega a recibir atención cuando ve a otro combatiente en iguales condiciones. Su orden es tajante: “…O lo cargan ustedes, o lo cargo yo…”
16 de abril:
El Señor de la Vanguardia es ascendido por Fidel a Comandante por sus dotes y méritos adquiridos en el combate. Varios días después redacta una carta donde expresa: “…Más fácil me será dejar de respirar que dejar de ser fiel a su confianza…” Durante 52 días Camilo lleva la guerra al llano actuando en el triángulo territorial formado entre Victoria de las Tunas y Holguín.
13 de junio: Ese día dirige su tropa hacia el monumento en Dos Ríos, donde cayera en combate el Héroe Nacional José Martí, donde colocó un ramo de rosas y agregó la bandera del 26 de Julio a la cubana ya existente en el lugar. De nuevo le escribe a Fidel: “…Aquello es una vergüenza, como está de abandonado… Tenía planeado mandar a limpiarlo y arreglar el lugar…Ya nos encargaremos de hacerlo…”
18 de agosto: Fidel firma la Orden de extender la guerra a todo el país y lo nombra al frente de la Invasión por el norte. Tres días después Camilo parte a cumplirla, pero antes se dirige a la tropa: “…Si uno solo queda con vida, cumplirá por todos nosotros…”
6 de octubre: al llegar al límite entre las provincias de Camagüey y Las Villas. De nuevo escribe en su diario: “…En trienta y un día que duró el viaje por Camagüey, sólo comimos once veces…”
20 de diciembre: Camilo toma el Central Narcisa, a solo dos kilómetros de Yaguajay, y se le ocurre la idea de construir un tanque a partir de blindaje con planchas de acero y un lanzallamas como artillería. Su fértil imaginación lo bautiza con el nombre de “Dragón 1, el Monstruo de la Noche”. Un día después comienza el sitio al bastión del norte de Las Villas, el cuartel de Yaguajay.
31 de diciembre: Pocas horas antes de la huída del dictador, y tras diez días de cruentos combates, logra la rendición del enclave, e inmediatamente recibe la orden de avanzar sobre la capital.
(AÑO 1959)
3 de enero: Con el Año Nuevo regresan a la capital con la orden de rendirla ambos comandantes triunfadores en Las Villas. Al tercer día Camilo toma el Cuartel de Columbia y es nombrado Jefe de las fuerzas de tierra mar y aire del Estado Mayor de las FAR. Mientras el Che ocupa la fortaleza de La Cabaña.
8 de enero: La Columna de la Victoria con el Comandante en Jefe, entra a La Habana. Camilo se adelanta a la comitiva y antes de llegar a la capital se suma a la caravana. En la improvisada tribuna del Cuartel de Columbia donde el Comandante en Jefe se dirige al pueblo, es cuando, en medio del discurso, de pronto se vira y le pregunta: “…¿Voy bien, Camilo…?”
10 de marzo: precisamente el mismo día y lugar en que siete años antes Batista diera el cobarde golpe de estado. Camilo, en un acto público, y a fuerza de mandarriazos comienza el derribo de las murallas del Cuartel de Columbia, haciendo valer la promese de “…Convertir los cuarteles en escuelas…”
26 de julio: El Héroe de Yaguajay llega a la Plaza de la Revolución para el acto conmemorativo del 26 de Julio, al frente de dos mil campesinos formados en 37 pelotones de caballería. Simbólico acto que patentizaba el apoyo del campesinado a la Revolución.

26 de octubre: se convoca un acto masivo frente al edificio del Palacio Presidencial, y Camilo antes de partir para Camagüey y rendir la plaza tomada por oficiales desafectos, recita los versos de Bonifacio Byrne, ratificando su firme postura revolucionaria: “…Si deshecha en menudos pedazos, llega a ser mi bandera algún día, nuestros muertos alzando los brazos, la sabrán defender todavía…”
28 de octubre de 1959: Solo armado con sus principios y su prestigio, entra al cuartel camagüeyano. El pueblo lo sigue hasta la misma entrada. Desarmados también quedan los sublevados ante su ejemplo, y vuelve la calma a un país que se ha desangrado en una guerra fratricida, y desea por fin, la paz. Ese mismo día toma el avión de regreso a la capital, pero en el intento, un fatal accidente lo sepulta para siempre en las aguas de nuestro litoral. En momentos trágicos como esos nos viene a la mente las palabras de Fidel cuando lo sintetiza de esta manera: “…Camilo es el pueblo uniformado…” La tristeza de aquellos primeros momentos de ansiedad, se han convertido cada 28 de octubre en tributo permanente de flores a quien siendo“…tan criollo como nuestras palmas…”, fue capaz de firmar sus documentos con un gracioso: K-Milo 100 Fuegos. (Ilustraciones de Francisco Blanco tomadas de los libros de la Editorial Pablo de la Torriente “Cinco años, cinco meses y cinco días” (2007), “K-milo 100 fuegos criollo como las palmas" (2009)

EL DÍA DE LA RAZA: ¿Un cuento chino?

Yo no lo recuerdo porque era muy pequeño, pero según mis padres, mi primer dibujo público fue una de las carabelas de Colón y salió en la sección infantil del suplemento dominical del periódico “El País”. Resulta que mi abuelo materno Rafael Ávila era tipógrafo de ese diario y al ver aquel boceto hecho por un niño de apenas ocho años decidió llevarlo a “El País Gráfico” que así se nombraba dicho apéndice.

Por entonces se celebraba en Cuba todos los 12 de octubres el “Día de la Raza” en recordación al descubrimiento de América.

Unos setenta y pico de años después, en mi reciente visita a los Estados Unidos vía Nassau, tropecé con una de esas revistas que las empresas de aviación ponen a disposición de los pasajeros para su disfrute durante el trayecto. En este caso se trató de “IslandsScene”, y al hojearla, un cintillo me llamó la atención: “China in the Bahamas” por Charles Huggins; el viaje resultó corto y mi inglés pésimo, por lo que me guardé el ejemplar para leerlo con más tiempo.

Días más tarde, asesorado con mi buen amigo el diccionario bilingüe, pude sacar mis propias conclusiones:

El trabajo se basa en “1421” título del libro de David Menzies, donde el capitán retirado de un submarino de la Real Armada Británica, especialista en cartografía, y apasionado por los mapas medievales, desarrolla su teoría del descubrimiento del Nuevo Mundo.

El artículo comienza cuestionándose lo siguiente: ¿En qué se basaron los europeos para poder circunnavegar la Tierra? Sabemos que Colón creía poder llegar al este dirigiéndose hacia el oeste, y esa eran las bases en que descansaban los mapas existentes en ese tiempo. ¿Quién creo esos mapas?

Consecuente con su pasión Menzies encontró un mapa de 1424 de Africa y Europa firmado por el cartógrafo veneciano Pizzigano. Dos cosas captó: Los litorales de Europa eran exactos pero en el mismo documento al oeste del Atlántico mostraba un grupo de cuatro islas. No tenía sentido. ¿Por qué un mapa de 1424 muestra dos continentes existentes y admite un grupo de islas desconocidas al oeste del Atlántico?

Tras meses de estudio y consultas con expertos, Menzies llegó a la conclusión de que Antilia y Satanzes eran en realidad Puerto Rico y Guadalupe. Su conclusión estaba basada en lo siguiente: “…Ellas resultaban similares entre sí, por lo que había que descartar el supuesto de cualquier ficción…”

Eso demostraba que 70 años antes del viaje de Colón, alguien estuvo en el Mar de las Antillas, --Bahamas específicamente--, y había volcado el hallazgo en aquel mapa.

¿Quién o quienes crearon esos mapas, que los europeos utilizaron para guiarse? ¿Qué país contaba con los recursos humanos y materiales para circunnavegar la Tierra y las cartas que hicieran posible la hazaña?´

El mundo a principios del siglo XV estaba dominado por una nación que había inventado la agricultura; pronosticado el arribo del cometa Halley en el 240 a.d.n.e.; inventado el papel, los caracteres movibles, y publicado por mas de mil años la estampación en seda; construido barcos con compartimientos impermeabilizados; creado calibradores con la exactitud de mil pulgadas; había estandarizado pesos y medidas. Así como repuestos para armamentos.

En tiempos de la dinastía Ming (1368-1644) China era el país más poderoso del orbe. Ming fundó Zhu Yuanzhang (1328-1398) tras la derrota de la dinastía mogol Yuan. Lo sucedió su nieto de 21 años, el príncipe Yan, quien tuvo por enemigos a sus tíos entre ellos Zhu Di. Éste ganó la guerra civil y se estableció como el Emperador Yongle “de la Eterna Felicidad”, (1402-1424). Descansó su política en la fuerza para hacer de China un estado, poderoso y ganar adeptos con la diplomacia.

A solo tres años de asumir el trono (1405) Zhu Di ordenó al almirante Zhen He que organizara una la expedición al oeste, la primera de seis, consistente en 62 grandes barcos de 440 pies de largo por 186 de ancho con un desplazamiento de 25 o 30,000 toneladas.

El propósito: Impresionar a naciones vecinas. En total fueron 317 barcos con una tripulación de 27,800 hombres. Comandados por 4 almirantes y contaban con navegadores, intérpretes, médicos, y sacerdotes, incluyendo soldados de infantería y caballería. Entre otros bienes cargaron porcelanas, sedas, lacas y mercaderías con las que pudieran comerciar en otros lares. Cada viaje les tomó aproximadamente dos años, y la sexta expedición al mando de Zhen He con 100 barcos y 30,000 tripulantes, avistó tierra el 3 de marzo de 1421.

Según Menzies, Zheng retornó tras provisionarse en Calcuta, India, arribando a China en noviembre de ese año, incluso el propio autor apuntó que el mapa de Cantino, 1502, se basó en la experiencia china, y muestra que navegaron por la costa este de Africa rodeando el Cabo de Buena Esperanza hasta Cabo Verde y sus islas adyacentes. El otro almirante, Zhou Wen navegó también hacia el suroeste y llego a cierto lugar que es ahora Venezuela. De ahí parte para establecer la conexión entre China y las Islas Bahamas.

Zhou Wen no partió a ciegas en dirección al oeste pues cerca de un siglo antes había empezado la épica jornada hacia el Caribe. El cartógrafo chino Chu Su Pen (1273-1337) “Había calculado con bastante exactitud la distancia entre el Pacífico y el Atlántico…” y aún antes que eso los chinos ya sabían que existían otras tierras más allá del Océano Atlántico.

En 499 a.d.n.e. el primer año del “Pecado original” durante el periodo conocido como Dinastías Norte y Sur, (386-581), un monje budista Hoei-Shin regresó de un recorrido a unas 8,000 millas naúticas de China. Llamó a esas tierras Fusang, tras los árboles que crecen allí. Describió dichos árboles con frutas como peras rojas y describió a sus habitantes ya conocedores de la ropa y el papel. También que no tenían hierro, ahora sabemos que el dichoso árbol es el maguey que solo crece en Centro y Suramérica. También se sabe que el hierro es o era conocido en todo el mundo excepto en Centroamérica.

Por tanto, la existencia de Fusang era conocida cuando el Emperador Youngle encargó la expedición a Zhen He y sus 3 almirantes. Navegando por la corriente oeste del Ecuador, fletó por lo menos 20 barcos hasta arribar al Caribe. Y fue allí que descubrió las cuatro islas que Menzies vió en el mapa de Pizzigano, el primer mapa que se adentró en lo desconocido.

Puede decirse que las naves perdidas por Zhou Wen durante un huracán a la altura de Puerto Rico (Antilia), ocurrió antes de haber nacido Cristóbal Colón. Incluso con anterioridad al ciclón, cruzó frente a Cuba y la Española (Santo Domingo) hasta pasar por el Gran Banco de las Bahamas el este de las Islas Andros y dentro de archipiélago de las Berry.

De acuerdo con el libro de Menzies, se piensa que en 1421 los bancos y arrecifes de las Bahamas entre Andros y Cuba, podían haber estado bajo las aguas. Eso explica el por qué no hayan encallado. Una vez atravesado esos bajos debe haber tenido algunos navíos averiados y otros hundidos. Para minimizar las pérdidas, pudo encontrar bahías o ensenadas donde reparar los dañados o abandonar los inservibles. Menzies cree que esto ocurrió durante el primer viaje chino a través de las Islas de Bahamas; y Bimini Island es el único lugar lógico donde Zho Wen pudo reparar su flota.

La más completa evidencia encontrada es “El Camino de Bimini” compuesto por centenares de rocas planas de forma cilíndricas de entre 8 y 10 pies cuadrados, descansando en el fondo marino en una distribución paralela. Se encuentra en un radio de 12300 pies de largo por 200 de ancho, mientras la sección curva del camino corre 330 pies hacia la costa.

Por su disposición se sabe que fueron depositadas allí de forma consciente hace más de 600 años. Cada una pesa 10 toneladas. Según el propio Menzies y las autoridades bahamesas, se cree que por lo menos nueve de los barcos comandados por Zho Wen fueron abandonados allí. Tal vez utilizadas como anclas por las tripulaciones. Lo que sí se sabe ya es que los chinos fueron quienes abrieron el camino hacia un nuevo mundo y aportaron valiosa información para los mapas realizados por cartógrafos europeos.

El trabajo es mucho más extenso y abarcador, pero no es mi intención agotar el tema y además, si ustedes cuentan bien las palabras de esta versión, hasta aquí hay exactamente 1421, la misma cifra del año en que se descubrió el Nuevo Mundo.

EL MARAÑÓN: (VIII PARTE)

EL NEGRO Y EL BLANCO

Cuando yo era chiquitico y del mamey… Oía con frecuencia las reprimendas de los mayores, no siempre agradables. Otras se mantienen vigentes, pero con cierto tufo a cosa rancia. En la pasada edición dejamos caer en EL PARQUE la semillita de este asunto.

Veamos algunas expresiones:

--Tienes las uñas negras… ¡Ve a lavártelas!

--Estás trabajando como un negro y ganando una miseria.

--Me quedé sin pincha, me las estoy viendo negras.

Era la herencia de una sociedad dividida en clases, donde al pobre le tocaba bailar con la más fea, por lo general también negra.

Con solo releer algunos anuncios clasificados de la época de la colonia en EL DIARIO DE LA MARINA tendremos ejemplos elocuentes de la trata de negros. Si lo volvemos a hojear en tiempos de la seudorepública, sus anuncios clasificados reiteran el estigma de género con la trata de blancas, oferta a veces disfrazada de “meseras”.

A tal punto llegó esa republiquita bananera concebida contra natura por la Enmienda Platt, que hasta una guerra fue provocada en 1912 por la Ley Morúa. El líder oposicionista Evaristo Estenoz, murió en combate y los alzados fueron exterminados. Resultó ser --en nuestro país-- la primera limpieza étnica del siglo XX, pues la de Weyler en el anterior no respetaba color, sexo, ni credo.

En 1966 realicé para el semanario PALANTE bajo el título de “Metamorfosis”, una caricatura que obtuvo el Segundo Premio de Humor Político de Montreal, Canadá. Lo curioso es que sin proponérmelo, la secuencia había antecedido a un movimiento rebelde dentro de los Estados Unidos que se conoció más tarde como “Las Panteras Negras”.

El negro, más allá de aspectos raciales, siempre fue un estigma para la “Alta Suciedad”: Si moría algún familiar querido había que vestir de luto riguroso. Es decir: Velo, sombrero, bata, medias, y zapatos negros por encima, mientras la ropa interior la componían: ajustador, blúmer y refajo igualmente rigurosos. Imaginemos a nuestras abuelas bajo un abrazador sol veraniego envueltas en ese sudario oscuro, y lo que es peor: Mantenerlo durante varios años hasta un sucedáneo llamado medio luto. Pero aquí también afloraba la oreja peluda de la doble discriminación, pues la pena luctuosa machista se limitaba a una corbata o un simple brazalete negro.

Los más famosos personajes del teatro bufo y vernáculo fueron sin duda el negrito, el gallego y la mulata, casi siempre enredados en un hilarante triángulo amoroso, cuyo conflicto se resolvía en la escena final de la rumba callejera. Todos aquellos “negritos” comediantes eran de piel blanca con la cara pintada de negro y guantes del mismo color. Calidad histriónica tenían y su popularidad los llevó a percibir cifras astronómicas, según reflejara su fama o la taquilla. No pocos de ellos eran sus propios empresarios. Algunos autores dramáticos cuando se les apagaba la chispa, recurrían a otros noveles desconocidos a quienes –aunque fueran caucásicos-- llamaban “negritos” y les pagaban una iguala bajo cuerda con la condición de que no podían firmar los libretos. A lo mejor, aquel blanco que salía como negro virtual al escenario, ganaba un dineral; mientras el otro “negrito” real, el verdadero que se devanaba los sesos y robándole horas al sueño escribía el libreto, recibía una migaja, y seguía en el anonimato por século seculorum. ¡Amén!

TRANVÍAS CONTRA CUCARACHAS

Si la memoria de Olga no falla, el primer tranvía propiamente dicho, circuló en La Habana hace 110 años. Olga es mi hermana de 86 años que tiene una retentiva prodigiosa; a tal punto que mi nieto Boris de veintipico de abriles, --un pico de casi una década—a cada duda me dice: --¿Consultaste con Wikipedia?—Y ya saben ustedes a quién se refiere.

Pues bien, aquello ocurrió el 22 de marzo de 1901, cuando los primeros tranvías eléctricos sustituyeron a las llamadas “cucarachas”, transportes colectivos de vapor, que circulaban por el barrio de El Carmelo en el Vedado y a su vez habían reemplazado a los vehículos de tracción animal. Estos últimos dejaban las calles hecho un asco. Los de vapor no afectaban la vía, sino a los asmáticos y a los no fumadores, que empezaron el vicio, más por venganza que por adicción.

Lo que ganamos en higiene sin el hollín ambiental, lo perdimos en accidentes fatales, porque hasta entonces sólo se podía circular a 12 kilómetros por hora en las calles estrechas, y a 20 en las calzadas.

A partir de aquel acontecimiento se duplicó el transporte de pasajeros en La capital, con la promesa de ampliar la red en cuatro direcciones: 1– Vedado-San Juan de Dios. 2 - Cerro-Alameda de Paula. 3 – Príncipe-Amistad. 4 – Jesús del Monte-San Juan de Dios. Al precio de cinco centavos plata española o 7 kilos prietos norteamericanos.

Bueno, bonito y barato dirían complacidos los habaneros, pero algo olía mal desde los comienzos de la República. Los “chivos” procreaban por doquier, y como por arte de magia, --o de a intervención yanqui para ser más exactos--, ya en junio de 1899 la HERC (Havana Eléctric Railroad de Cuba) había comprado los derechos para explotar el servicio a un precio seis veces menor al de seis meses antes. Y en medio de este mejunje surge una figura clave: Mr. Frank Steinhard, Cónsul General de los Estados Unidos en Cuba, quien renuncia en 1907 al cargo diplomático para “sacrificarse” y asumir un papel en la referida HERC.

Es bueno aclarar que aquellos primeros cachivaches eléctricos no fueron muy bien vistos por la población acostumbrada a llegar puntual independientemente de los moñingos obsequiados por la tracción animal. Los sustitutos funcionaban por baterías y a veces se descargaban a mitad de camino por lo que había que seguir viaje en la guagua de San Fernando.

Con la desaparición física del último tranvía (el No. 388 de la línea Príncipe-Avenida del Puerto, el 29 de abril de 1952) se empezaban a librar los primeros combates contra una sangrienta dictadura nacida exactamente 50 días antes. Pero el apoyo del gobierno y las corporaciones yanquis al gobierno de facto se mantuvo antes y después de Batista, por lo que todavía seguimos denunciando ante la Asamblea General de la ONU el criminal bloqueo por más de cincuenta años.

Una madrugada, mientras caminaba de regreso al hogar en medio de uno de esos apagones del periodo especial, reflexionaba si fue buena o mala la desaparición física del tranvía eléctrico en la capital, y sus consecuenci9as en una noche así. De pronto tropecé con algo duro que me lanzó al piso; con mucha dificultad me incorporé y cojeando continué mi camino. Al mañana siguiente, más aliviado, y picado por la curiosidad quise saber con qué había chocado. Me dirigí hacia el lugar del accidente; al cruzar la calle vi allí que el pavimento mostraba un bache donde afloraban como reliquias arqueológicas los fríos carriles de un antiguo Luyanó-Malecón.

Aquella puñalada abierta en el pavimento, dejando ver los rieles como restos mortales me trasladó mentalmente al pasado de explotación al que habían sometido a nuestros pueblos, y afloraron las imborrables imágenes de “Las venas abiertas de América Latina”… Hay que luchar contra el olvido.

¡Gracias Galeano por recordárnoslas!

UN CUENTO PREHISTÓRICO

No sé si ustedes, mis pacientes vecinos, se han dado cuenta que de vez en cuando aparece aquí la sección “En Pocas Palabras”, subtítulo que también utilicé para el libro de tiras cómicas “!Ay, Vecino!”

En varias ocasiones he tocado el tema de la brevedad en todas sus manifestaciones, pero sobre todo partiendo de la profesión que abracé desde mis comienzos: El humorismo gráfico incluyendo la caricatura personal.

Desde aquellos muñecos cabezones realizados por los dibujantes de la prensa decimonónica, hasta los sintéticos trazos de los verdaderos maestros de la línea como los cubanos Rafael Blanco, Valls, Massaguer y Juan David, la caricatura personal ha evolucionado ininterrumpidamente.

Más acá en el tiempo, foráneos como Steinberg, Thurber, Sempé, y muchos más, influyeron en la evolución del humorismo gráfico mundial y nacional, con propuestas más modernas conocidas como “Sin palabras”.

En este espacio hemos abordado algunos ejemplos como los de Abela, Felo, Chago, Fornés, Alben, Hercar, Pecruz, Felo, Tomy, Val, --ya desaparecidos— y más recientemente el caso de Pitín al arribar a sus 80 años de edad. Todos ellos demostraron en Cuba que: “Un dibujo puede decir más que mil palabras”.

He aquí dos ejemplos recientes míos de síntesis humorística: A la izquierda una titulada ARENILLA. A la derecha el amor en internet.

Pero no seamos absolutos. La fórmula puede aplicarse a toda actividad humana, y válida para cualquier época. Por ejemplo, “El tiempo es oro” pertenece al Siglo del mismo metal en la Lengua Española. A lo largo de toda la lengua, --perdón—la historia, dichos populares, aforismos doctrinarios, fábulas animadas, sentencias jurídicas, o doctos refranes y moralejas éticas, lo han demostrado. Compruébelo eliminando todos los adjetivos anteriores y verá que bien se siente.

Recurrimos pues al maestro Eduardo Heras León y su estudio de las técnicas narrativas que la Biblioteca Familiar de la Editorial “José Martí” pusiera en nuestras manos bajo el título de “Los desafíos de la ficción”.

En su página 16, al abordar los tiempos verbales de la narración dice (sic): “…Tomemos como ejemplo no una novela, sino un cuento, acaso el más corto (y uno de los mejores) del mundo: “El dinosaurio” del guatemalteco Augusto Monterroso que consta de una sola frase: (Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí)…”

Y es aquí donde deseo detenerme para no hacerles perder más tiempo. A propósito de Monterroso, es cierto que prefirió definirse como guatemalteco, pero en realidad nació en Honduras donde celebró los primeros seis cumpleaños, y vivió sesenta de sus ochenta de despedida en México donde falleció el 7 de febrero de 2003

En cuanto a su dinosaurio de siete metros y solo siete palabras, no siempre fue comprendido por la crítica.

Él era así no solo con la pluma sino con el verbo. A propósito, en cierta ocasión un hipercrítico le dijo con desdén: “!Eso no es un cuento!”, a lo que Monterroso le lanzó la saeta impregnada con el veneno de la ironía: --Es cierto: “El dinosaurio es una novela”.

Otro día durante una cena, él le preguntó a cierta dama poco convincente: “…Ha leído alguna vez mi cuento EL Dinosaurio?”. Y ella le respondió: “!Ay, es lo que más me gusta de todo lo que ha escrito! Y eso que sólo voy por la mitad”…” La risa atravesada como un hueso en su garganta, por poco lo asfixia.

El humor cáustico de Monterroso lo llevó a titular su primer libro “Obras completas”, y veinte años después publicó “El resto es silencio”. De su fábula titulada “La oveja negra”, es significativa la presentación que le hizo: “Soy un hombre de frases cortas y paréntesis largos”. Era tan breve de palabra como modesto: “El mundo de la literatura me queda grande”. Según la entrevista que le hiciera Juan Forn, reproducida en la Revista Enfoque de abril-mayo-junio de 2010: “…Al pecado de escribir poco, le sumaba el de escribir corto…” A tal punto de confesar: “…Yo no escribo, yo sólo corrijo…”

Palabra ésta que también tiene su cosa, porque puede honrar un oficio tan cercano a la prensa como es el de “Corrector de Pruebas”, o un acto tan humano y necesario como fecal. Algunos se limpian con el higiénico “Subsanador de errores”, que para el caso es lo mismo, pero no es igual. Con este breve recuento la sección “En pocas palabras” se enorgullece en rendir tributo al más grande cultivador del “bonsái” literario: El colosal Augusto Monterroso.

TARROS EN LA TORRE DE UN MORROCOTUDO CASTILLO

La farola del Morro es a La Habana lo que la estatua de la Libertad a Nueva York; con la diferencia de que esta última es más fotogénica; pero la nuestra, por vieja tiene más historia y menos histeria.

Coqueta habanera que le guiña un ojo cada 15 segundos al viajero, 33 millas náuticas antes de entrar por la boca del Morro. La fortaleza fue bautizada rimbombantemente como el Castillo de los Tres Reyes del Morro en los estertores del siglo XVI. Entre el salitre y la erosión del idioma quedó, como Morro a secas. Morro es también el hocico de un perro, o la cabeza dura de un tío al que han dado un mamporrazo en la cocorotina; en este caso significa roca, peñasco, o protuberancia redondeada.

La Real Orden de su construcción partió de Felipe II,--el rey, no el coñac—y el encargado de ejecutarla fue el ingeniero militar italiano Juan Bautista Antonelli. Se cuenta que, en cierta ocasión éste visitó el cerro de la Cabaña y sentenció:

“…El que fuere dueño de esta loma, lo será de La Habana…”

Setenta y tres años más tarde su predicción se cumplió, cuando los 10,000 cañones de la flota británica del almirante Sir George Pocock, abrieron el hueco por donde penetraron los soldados que tomaron la fortaleza y con ella a San Cristóbal de La Havana.

Pero nos hemos alejado del tema central que es la farola, no el castillo. La función básica de éste último fue, defender la ciudad y los navíos de la flota de los ataques piratas frecuentes en el siglo XVI; no la de alertar a la navegación, por lo que la señal lumínica se limitaba a una simple fogata de leña; de ahí que los ingleses en 1762, le cayeran a leña a los españoles haciéndolos también leña, pero no se arriesgaron más allá del Vedado o Guanabacoa, y duraron menos aquí que un merengue en la puerta del colegio.

La gran perdedora de aquella contienda bélica fue sin lugar la pérfida Albión, producto del cambalache nombrado Tratado de París, (1763). Con el fin a la Guerra de los Siete Años, Francia salió por la puerta ancha, al quedarse con la tajada de Canadá y todos los territorios al este del Mississippi, indemnizando a su aliada España con la Luisiana. Mientras los ingleses cedían San Cristóbal de La Habana a cambio de toda la península de la Florida con la Fuente de la Juventud incluida. Poco después, al enterarse Ponce de León se le atravesó un rugido y murió de rabia en Cuba.

Al ser recuperada La Habana por España en 1763, aún se encendían hogueras en el morro, pues la torre vino a aparecer en 1845 durante el gobierno del Gral. Leopoldo O´Donell.

Cosa curiosa: Sobre la torre del Castillo del Morro han ondeado cuatro banderas, a saber: La española desde 1630 hasta agosto de 1672. Fue sustituida por la inglesa hasta julio de 1763 en que nuevamente ondeó la española. La intervención norteamericana izó la de las barras y las estrellas de 1899 a 1902. Desde entonces y definitivamente la enseña cubana ha flotado hasta el día de hoy. Pero ninguno de estos países dieron luz al faro del Castillo. Fue la tecnología de “La Ciudad Luz”, la que en definitiva iluminó el camino a los navegantes cuando en diciembre de 1844 arribó a La Habana la fragata francesa “Staonell”, con 76 cajas del aparato óptico más la linterna, y el 24 de julio del año siguiente, por primera vez los resplandores intermitentes señalaron el camino a los navegantes.

Como hemos visto, faroleros siempre los hubo en nuestra capital, pero los fanales linternas y faros tardaron bastante en aparecer. Veamos qué ocurrió después de instalados: Al pie del Castillo del Morro se acometió la construcción de un local destinado a almacén, taller-escuela y alojamiento de los aprendices de torreros. Todo iba a pedir de boca hasta que un buen día, la soledad de la noche, y los ímpetus juveniles, dieron lugar a un uso inapropiado del local, tan grave como repetitivo, creando según las autoridades coloniales una situación vergonzante. Algo que por aquellos tiempos era conocido como fornicar. La Real Orden dictada por el Capitán General de la “Isla” el 20 de noviembre de 1861, hace exactamente 150 años, decía textualmente:

“…Con objeto de evitar los escándalos a que ha dado lugar el abuso cometido por los torreros al introducir en los faros mujeres de mala nota, viviendo amancebadamente con ellos, el Excmo. Sr. Gobernador Superior se ha servido disponer que los torreros hagan constar su estado en esta Dirección y que se les prohiba terminantemente vivir con mujer alguna no estando legítimamente autorizado a ello…”

Morrocotuda disposición real: Evitar que le pusieran rabo, en la rada habanera, y evitar de raíz las rameras y los tarros de los torreros en el Morro.

8 oct 2011

“LA DISCUSIÓN” NECESARIA

Una vez más, durante el coloquio sobre la publicación PALANTE en la pasada Feria del Libro, celebrado el 19 de febrero en los predios de La Cabaña, el colega René de la Nuez reiteró que la historia de Cuba puede contarse en caricaturas.
Es cierto, aunque entre el poder y el hacer exista un trecho muy largo, pues factores de otra índole pueden interponerse. Pongamos un solo ejemplo: La centenaria revista BOHEMIA es una fuente inagotable del diario acontecer nacional e internacional; sin embargo, las ediciones de la primera mitad del siglo XX se conservan mucho mejor que las tiradas de los últimos cincuenta años, debido a la calidad del papel empleado. Por tanto se corre el peligro de perder la memoria gráfica de la etapa más reciente de nuestra prensa; si no se toman medidas urgentes de digitalización.
Otro tanto ocurre con el cubano Cristóbal Torriente y su personaje “Liborio”, que desde el punto de vista formal simbolizó al pueblo cubano de la época como un campesino de largas patillas y machete al cinto, pero incapaz de desenvainarlo ante las vicisitudes.
Si a esto le agregamos su productividad, con cientos o miles de caricaturas, incluso en una publicación donde era dueño y director Don Ricardo, ya tenemos el limitadísimo cuadro comparativo con el resto de los autores más comprometidos e identificados con las luchas de su época.
Nos remitimos pues al libro “La caricatura: Tiempos y hombres”, (Colección Majadahonda) del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2002, donde Juan David nos habla de cuando la caricatura fue por primera vez cubana, y se remonta a los tiempos en que, tras la caída del coloniaje español, el pueblo ve cercenada sus ansias de libertad por “el corsé plattista que permitía constitución, himno, bandera y escudo para exhibir los domingos y días de fiesta, en fin: Una republiquita de medio pelo”.
En su capítulo “Una pelea de la caricatura contra la Enmienda Platt” señala que, por entonces EL ANEXIONISTA, diario protegido por las autoridades intervencionistas a principios del siglo XX, vio como los propios voceadores callejeros quemaban unos tres mil ejemplares en medio de la vía pública al grito de ¡Viva Cuba Libre!. Y continúa:
“…Con entusiasmo parejo, esos mismos vendedores voceaban las ediciones de LA LUCHA y LA DISCUSIÓN, diarios que reflejaban y exaltaban la rebeldía popular… ”Juan Guialbero Gómez, ligado de modo tan íntimo a Martí y una de las figuras claves de la insurgencia del 95, fue por años redactor de LA LUCHA… ”Y aquello de proclamarse “Diario cubano para el pueblo cubano”, incrementaría la tirria del elemento integrista contra LA DISCUSIÓN…”En esas dos publicaciones, la caricatura, después de casi medio siglo al servicio del más rancio colonialismo, comenzó una nueva vida: Fue por primera vez cubana a cara descubierta, y sin percatarse de ello, antiimperialista… “Sus poquísimos cultivadores cubanos, entre los cuales se destacaron el experimentado Ricardo de la Torriente y Jesús Castellanos, joven neófito surgido al calor de los acontecimientos…”
Del “Liborio” de Torriente, ya hablamos con anterioridad. Castellanos también lo utilizó, pero lo dotó de un carácter más combativo, más rebelde, al estilo del guerrillero mambí, aunque desarmado.
“…Así estaban las cosas cuando el 5 de abril de 1901 la tirada de “LA DISCUSIÓN” se vendió como pan caliente al precio nunca visto de a peso el ejemplar. Tal denuncia la provocaba una caricatura de Jesús Castellanos titulada “El Calvario Cubano” en la que el dibujante actualizaba la bíblica escena de la crucifixión: Clavaba al pueblo como a Cristo en la cruz, flanqueado por los dos ladrones, personificados nada menos que por Wood y el propio presidente McKinley.”
De inmediato el interventor ordenó la detención del caricaturista y del director de la publicación Manuel María Coronado, quien había regresado de la manigua redentora con los grados de coronel.
“…Temprano en la mañana del día 6 fueron conducidos ante el juez de instrucción…”Coronado como editor responsable, se encargó de refutar los cargos…”El administrador de la justicia ratificó la prisión de los acusados con exclusión de fianza…”
En eso le llegó al director de LA DISCUSIÓN una citación para presentarse en la residencia gubernamental, mientras el caricaturista quedaba de retén. Lo que sucedió en el encuentro, no tengo referencias; lo cierto es que ambos fueron liberados, y la respuesta más alta la daba el propio director Coronado en la tirada vespertina del día siguiente:
“…En sus páginas, un editorial titulado “Dos fechas”, establecía de entrada un siniestro paralelo. “Suspendido por Weyler el 26 de octubre de 1896. Suspendido por Wood el 6 de abril de 1901…”
Habría mucho más que agregar, pero me parece que con solo este ejemplo basta para ratificar lo planteado por Nuez de que la historia de Cuba puede muy bien contarse en caricaturas, siempre que se haga antes que el implacable Cronos destruya las huellas de tinta en el papel, que con tanto ingenio, sacrificio y voluntad, han dejado los artistas de la sátira y el humor para reflejar la lucha de nuestro pueblo en todas sus manifestaciones.

EL AUTOR Y SU OBRA: GRIFFY Y ZIPPY

Mis queridos vecinos, en esta ocasión abordaremos uno de los casos más curiosos de la historiografía del comic norteamericano, y tal vez mundial; el de la pareja formada por Griffy y Zippy, pero vayamos por partes:

EL AUTOR: Bill Griffith, como se identifica en los medios, caricaturista nacido en Brooklyn, Nueva York, el 20 de enero de 1944, firma sus trabajos bajo el seudónimo de Griffy, pero su verdadera identidad responde a William Henry Jackson Griffith, nombre de pila que tomó de su bisabuelo, famoso fotógrafo del far west en el siglo diecinueve. Desde niño tuvo raras preferencias, pues se inclinó más por los comics surrealistas de Krazy Cat (La Gata Loca) creado por George Herriman y el caricaturesco detectfive Dick Tracy” de Chester Gould; que por los tradicionales superhéroes de la Marvel, o los edulcorados “ratones-patos” de Disney.

Debutó profesionalmente en el cómic en 1969, inspirado en su propio padre, con “Mr. Toad”, un sapo egocéntrico y autosuficiente. Como personaje secundario, aparecía el payaso Zippy, un fricky que con el tiempo logró independizarse desplazando al batracio paterno de la tira. En la década de los años 70 Bill Griffith se desplazó de la ciudad de los rascacielos hacia San Francisco, sumándose al movimiento underground inspirado por el legendario Robert Crumb. Un grupo de publicaciones alternativas que circulaban de forma “subterránea” en el entramado mediático oficial. El destape sexual, el pacifismo, la drogadicción como escape social, la sátira política y de costumbres fueron sus principales armas.

Es entonces, 1970, que Zippy debuta semanalmente en REAL PULP No. 1, y va escalando posiciones protagónicas en publicaciones locales como Pasquín, hasta pasar en 1984 a The Citizen de San Francisco. En 1990 el King Feature Syndicate adquiere los derechos reservados para publicar una tira diaria de “Zippy”. En la actualidad 200 periódicos reproducen su personaje en toda la nación.

LA OBRA:

Zippy, viene del término Zip, que en inglés significa zumbido instantáneo como el silbar de una bala, por tanto Zippy representa, la rapidez o la fuerza, que el propio autor bautiza como “El Enérgico”. En realidad Zippy es un payaso microcefálico, (pin head o cabeza de alfiler), rara enfermedad infantiloide mezclada con agilidad mental, o de “tiro rápido”, de ahí lo de Zippy.

En la tira cómica, su autor --de carne y hueso--, se autorretrata en el personaje Griffy, que interactúa con el protagonista --de papel--Zippy, en un diálogo permanente; utilizando ciertas muletillas populares como: “¿Nos estamos divirtiendo?” Esta singular característica le permitió a Griffith comentar la actualidad con diálogos incisivos, donde mezcla el surrealismo con la cotidianidad, algo que él definió como el inusitado estilo de historieta-reportaje.

Lo más extraordinario viene ahora: Griffy, desconocía que el verdadero Zippy existió en la realidad con sus mismos nombres, Guillermo Henry Jackson, y vino a descubrirlo por casualidad en 1975, cinco años después de creado el personaje de ficción. Aquí vemos una fotografía del payaso cuando actuaba como una rareza de circo para P:T: Barnum entre 1864 y 1926. También existía como antecedente el film de horror clásico que Tod Browning realizó en 1932 bajo el título de “Monstruos” donde aparece Zippy entre otros frickies tan insólitos como él.

El éxito que obtuvo con su personaje Zippy hizo de Bill Griffith un investigador de otros “freaks” que se exhibían como rarezas de circo. He aquí una muestra de Schlitzie una payasa nacida en Simon Metz (1892), quien actuó en dos películas: La mentada “Freaks” de 1932, y como la Princesa Betsy en “Meet Boston Blackie” (1941).El público la reconocía indistintamente como El Eslabón Perdido, La Mona, o El último de los Incas. Tenía buen carácter, pero cuando el público la molestaba formaba una soberana pataleta difícil de controlar. Actuó hasta 1969 y falleció un par de años después.

Lo que tal vez mis curiosos vecinos no sepan es que Griffy y Zippy estuvieron en Cuba durante dos semanas en 1994

La ficha personal de Bill Griffith, en internet describe así su visita: “…En octubre de 1994 Griffith recorrió Cuba durante dos semanas, viajando por un visado de intercambio cultural, uno de los únicos modos legales de burlar la prohibición de los Estados Unidos del comercio con aquella nación. Él llegó durante los días finales de un éxodo de masas, cuando miles aprovecharon la decisión de Castro de permitir la emigración por un tiempo limitado y dejaron la isla en balsas. Las observaciones detalladas de Griffith de la cultura cubana y política fueron publicadas en una serie de seis semanas de tiras durante los primeros meses de 1995. En las historietas, --en un estilo que Griffith ha llamado "cartoon-journalism"-- las originales observaciones de Zippy fueron combinadas con transcripciones textuales de conversaciones que Griffith había mantenido con varios cubanos, incluso artistas, funcionarios del gobierno, y una sacerdotisa de Yoruba…”

A partir de aquella visita a mi casa –tamales por medio—mantuvimos con Bill Griffirh una fraternal correspondencia, y me envió a vuelta de correos, el cuaderno de Zippy que tituló “Cuba uncovered” (1995), en él aparecen las tiras de marras, que se publicaron diariamente.

En la novena entrega, la pareja se adentra en una cueva sepultada por la nieve cerca del lago Tahoe, y según avanzan dentro de la caverna sienten como la temperatura se hace más cálida a los acordes de música salsa. De pronto aparece en el túnel un personaje cubano que los conduce hacia el exterior.

A partir de esa tira, en una parodia aduanal titulada “Nada que declarar” los encabezamientos están en español y ambos comienzan su aventura recorriendo en 38 propuestas todo nuestro país, hasta el capítulo “Sierra Nevada”, donde regresan al territorio norteamericano por un pueblo situado a 23 millas al sur de Peoria, Illinois, también llamado Havana.

Acostumbrados como estamos por experiencia, a desconfiar de todo lo que provenga del gobierno yanqui; si la autorización para que Bill Griffith realizara ese trabajo en Cuba, durante la llamada “crisis de los balseros”, tenía algún fin diversionista; el tiro les salió por la culata pues a partir de entonces, y fiel a su postura de otrora militante underground, el destacado humorista gráfico norteamericano siente aún más admiración y respeto por Cuba que antes.

Me enorgullezco pues de contar con la amistad de Griffy y Zippy.