Para
mí los seres queridos nunca mueren, de ahí que lo publicado el pasado jueves 9
de marzo vísperas de “Día Internacional de la mujer” en
el diario GRANMA, al cumplirse tres años del fallecimiento de la inolvidable
Melba Hernández Rodríguez del Rey, Diputada a la Asamblea Nacional de Poder
Popular y Heroína del Trabajo de la República de Cuba , me resultó impactante.
Pero la foto que presidía dicho trabajo titulado “Melba a prueba de fuego”
mucho más, pues, en el pié de grabado decía:
“…En
una visita en el año 1972, a la entrada de una de las cuevas donde vivieron los
laosianos durante la guerra: Melba (de pie, al centro) y Mirta (sentada al lado
derecho). Foto cortesía de la entrevistada…”
Indudablemente
que la periodista del Órgano Oficial de Comité Central del
Partido Comunista de Cuba, Lauren Céspedes Hernández se refería la
colega Mirta Muñiz Egea, ilustre periodista, publicitaria y dirigente con quien
nos une también lazos indisolubles de amistad desde los tiempos en que… Pero
dejemos que ella misma lo cuente en el folleto sobre el MAGAZINE MELLA,
publicado por la Editora Pablo de la Torriente de la UPEC en 1997.
“…
Mis primeros contactos con el MELLA datan de 1947, cuando yo me iniciaba como
publicitaria y conocí a Marcos—léase Marcos Behmaras--,
quien también hacía el oficio de escritor, mientras se ganaba la vida como
tenedor de libros…”…
Parecería
un milagro que dicha publicación Órgano de la Juventud Socialista, se
mantuviera ininterrumpidamente circulando desde 1944 hasta 1953 y tras el
Ataque al Cuartel Moncada el magazine pasara a la clandestinidad hasta 1958.
En
esa primera etapa con frecuencia quincenal, se lograron 84 números de los 104
planificados, pero sobre todo según lo contado por Mirta: “…MELLA debía asumir una forma
más ligera que LA CARTA SEMANAL, con secciones variadas e incluso utilizando el
color y el elemento humorístico… En aquella época los diarios, sábado y
domingo, traían una profusión de muñequitos semanales que resultaban de interés
para los jóvenes. Entonces Marcos inventó a Pucho.(…) Pegó tanto, que ya desde
el número siguiente comenzó a crecer el espacio dedicado al perrito, a veces
una tira, a veces una o dos páginas, e inclusive Pucho llegó a estar en
portada..”
Regreso
a sus comienzos en MELLA allá por 1947, también prohibido, pero bajo un régimen
constitucional, donde Mirta habla de su unión en el arte y en el amor con
Marcos Behmaras, cuando dice: “…Los primeros números de MELLA que cayeron
en mis manos los critiqué bastante, por seguir los pasos de lo peor del
realismo socialista (obreros cuelli-gordos, brazos musculosos) y algunos
temas que no me apelaban a mí que no era ni remotamente comunista. Muchas veces
discutimos (Marcos, Pancho (García Valls) y yo sobre los principios de la
publicidad...”
Con
estos antecedentes propongo dar un saltico a los primeros años del triunfo
revolucionario, cuando las trincheras de armas se convirtieron en trincheras de
ideas, según el ideario martiano:
Ya
antes de la chancleta del tirano hacia el aeropuerto cómplice, el propio 31 de
diciembre de 1958, se había fraguado el golpe de estado entre mamengues, anexionistas
y el Tío Sam en persona, para que los barbudos y el pueblo no llegaran al poder,
pero triunfó la Revolución y se vieron obligados a cambiar la táctica a través de
sabotajes, atentados personales y confabulaciones de todo tipo para frenar los
postulados del Moncada, la toma del poder sobre todo a partir de aquel 17 de
mayo donde murió para siempre el tiempo muerto en nuestros cañaverales:
A la Reforma Agraria siguieron otras tantas reivindicaciones sociales, pero
también se agudizaron las campañas mediáticas foráneas, frenadas por la
Operación Verdad dando lugar a la Agencia Internacional de Noticias Prensa
Latina, fundada por el Che a mediados de 1959.
Ya
podíamos batirnos de tú a tú con las UPI, AP y otras tantas siglas foráneas,
como la SIP o la OEA: La primera aglutinaba a propietarios neo-anexionistas del
patio, y la segunda, convertida en el Ministerio de Colonias de los
EE.UU--según nuestro Canciller de la Dignidad.
Es
así que en 1960, a la presión de la burguesía en general, se unen ahora los
dueños de los órganos de prensa, aprovechando la compartimentación existente
entre los sindicatos. Es entonces que, ocurre un fenómeno singular aprovechando
la renuncia de Argentina a celebrar el V Congreso Interamericano de Locutores.
Cuba
concede los fondos y facilidades para celebrarlo en nuestro país. Se inicia el
3 de diciembre de 1959 en el hemiciclo de la Cámara de Representantes con la
asistencia de 15 países y retransmisión por Radio Continente de Venezuela y La
Voz de los Andes.
Nuestro
primer orador fue nada menos que el capitán de la Sierra Orestes Varela,
apoyado por las intervenciones del Presidente Osvaldo Dorticós y el Ministro de
Comunicaciones ingeniero Enrique Oltuski, pero la mayor repercusión la tuvo el
acto solemne del 7 de diciembre con el enérgico panegírico al mayor general
Antonio Maceo, pronunciado por el Comandante Raúl Castro Ruz bajo el título de “El
ejemplo de los héroes nunca muere”.
A
partir de esa denuncia los locutores del continente se solidarizan con la causa
cubana, mientras en lo interno continúan las provocaciones magnificadas desde
el exterior.
Esta
campaña contrarrevolucionaria la encabezaban el DIARIO DE LA MARINA y el
vespertino AVANCE, pero secundada por casi todos los medios manchados por
negocios turbios y sinecuras--las conocidas botellas--que también se extendían
a periodistas individuamente.
El
regreso del embajador yanqui Philip W. Bonsal el 10 de enero de 1960, fue la
gota que colmó la copa al protestar ante el MINREX por las expropiaciones a
empresas norteamericanas en Cuba. Era la señal para que dos días después EL
DIARIO DE LA MARINA seguido de otros lacayos se desbocaran en improperios
contra la Revolución.
Pero
la semilla sembrada por aquel Congreso de Locutores echó raíces y por primera
vez, se unieron a los locutores, camarógrafos, técnicos de la radio y la
televisión, los tipógrafos, periodistas y hasta publicitarios, para crear un
arma desconocida hasta entonces y típicamente criolla: La
coletilla que según
el “Diccionario
periodístico” de Evelio Tellería Toca, de la Editorial Oriente, en 1986
lo define como: “…Adición breve a lo hablado
o escrito. Apostilla..”.
Para
los periodistas cubanos significó un procedimiento original que se empleó por
todos los trabajadores del sector en 1960, contra las provocaciones de la prensa-capitalista
que aún se publicaba en el país: La primera vez que se aplicó fue el 16 de
enero de ese año en el diario INFOMACION, pero la voz cantante la llevaban el
matutino DIARIO DE LA MARINA y el vespertino AVANCE, cuyos propietarios
salieron al exilio y meses después los representantes del resto de los medios, abandonando
sus negocios. Pero es bueno repetir aquel minúsculo texto que los trabajadores
revolucionarios adicionaban al final de cada diatriba: “…ACLARACION: Este texto se
publica por voluntad de esta empresa, en uso legítimo de la libertad de prensa
existente en Cuba, pero los periodistas y obreros de este centro de trabajo
expresan, también en uso de ese derecho, que lo contenido en el mismo no se
ajusta a la verdad ni a la más elemental ética periodística…”
Ante esta disyuntiva, los dueños optaron por publicar los diarios, pero dejando en blanco ambas declaraciones, con ello se evidenciaba que no estaban de acuerdo con la medida. Quedó pues para la historia—por lo menos en la prensa escrita--la triste imagen de diarios con grandes lagunas en blanco y para los archivos una constancia de esa falsa y cacareada LIBERTAD DE PRENSA, en lugar de la real LIBERTAD DE EMPRESA por ellos aplicada.
Ante esta disyuntiva, los dueños optaron por publicar los diarios, pero dejando en blanco ambas declaraciones, con ello se evidenciaba que no estaban de acuerdo con la medida. Quedó pues para la historia—por lo menos en la prensa escrita--la triste imagen de diarios con grandes lagunas en blanco y para los archivos una constancia de esa falsa y cacareada LIBERTAD DE PRENSA, en lugar de la real LIBERTAD DE EMPRESA por ellos aplicada.
Bajo
el efecto dominó de aquella confrontación empezaron a exiliarse los empresarios
de los medios, junto a sus cómplices, dando paso a nuevas publicaciones o
algunas como EL MUNDO que fue nacionalizado, donde un simple linotipista—éste
que les escribe--pasó a ser nombrado caricaturista editorialista el 28 de
febrero de ese año, tres días antes del cruel atentado al vapor “La
Coubre” con su secuela de muertos y heridos.
De
inmediato prestigiosos periodistas--sin vínculos con la dictadura, ni
beneficiados por “botellas” y otras sinecuras--como Baldomero Álvarez Ríos o Gregorio
Ortega, entre otros dirigentes sindicales, asumieron dicha responsabilidad al
abandonar el país los Mestre, dueños de CMQ y Radio-Reloj—entre otros
negociantes—quienes optaron por el exilio, también financiado desde el Imperio.
Mientras:
Secuaces a sueldo, provocan un criminal sabotaje al emblemático edificio de
Radio-Centro: Es en este explosivo marco donde quisiera retomar la figura de
Mirta Muñiz, quien había participado junto a Gregorio Ortega en muchas de estas
luchas reivindicadoras.
Para
el mes de octubre se nacionalizaron 166 empresas yanquis de variado tipo que,
junto a las del patio sostenían con anuncios comerciales los diversos medios de
comunicación y tocó a nuestra amiga Mirta, por su prestigio entrega y
experiencia, intervenir la primera firma publicitaria de Cuba, la famosa
Agencia Siboney, a la que se fueron incorporando el resto.
Se
trataba ahora de apoyar la obra de la Revolución con nuevos diseños, envases, y
propuestas… Nadie mejor que ella para aglutinar el talento y la profesionalidad
del personal a su cargo. Descollando la gigantesca Campaña de Alfabetización, o
la de Consuma Productos Cubanos, entre otras muchas iniciativas que se pusieron
en práctica. Fue precisamente en este campo, donde comienzan a relacionarse
Melba y Mirta con múltiples tareas de divulgación televisiva, pero sobre todo a
fines de 1963 en el acto celebrado en la CTC, donde el Che habló en defensa de
pueblo vietnamita ante la agresión yanqui y personalmente sirvió de enlace
entre la exitosa propagandista y el Comité de Solidaridad con Vietnam del Sur,
Laos y Cambodia, presidido por la Dra.
Melba Hernández.
Hasta
aquí la mínima semblanza de ella en aquellos tiempos precursores, que
posteriormente se enriquecieran con el relato recién publicado en GRANMA.
Le
envío pues a Mirta… ¡ Un abrazo tan grande como sus hazañas junto a Melba y el perrito
Pucho!
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