__________________________

__________________________

1 ene 2019

POR AMOR AL ARTE


A lo largo de estos diez años de vida el blog “¡Ay, vecino!” ha repetido algunos encabezamientos, como este referido a los artistas aficionados y muy en particular a mi fraterno Alberto Yáñez Arbezú.
Dicha introducción viene al caso en estos días finales del 2018, por darse a conocer el Premio Nacional de Literatura 2018 otorgado a Mirtica--así a secas—con idéntica familiaridad con la que su hija Mirta Yáñez Quiñoá me dedicara una de sus últimas obras “Sangra por la herida” de Ediciones Unión en el 2010.
La imagen-dedicatoria de dicho libro que acompaña estas líneas es la mejor muestra de nuestra familiaridad, que va mucho más allá del momento en que –aún sin cumplir sus añorados quince—ella entrara de la mano de su padre Alberto y mía en la redacción del semanario PALANTE Y PALANTE, cuando aún éste no había perdido su sonsonete, yo de plantilla en el staff y él como colaborador.
En realidad, nuestra amistad venía por la vía paternal--en la década de los años cincuenta—cuando ambos colaborábamos como simples aficionados en las páginas deportivas del diario EL MUNDO—yo linotipista de sus talleres y él empleado bancario—ambos amantes del deporte, pero explotados por las condiciones legales de dicha profesión, contradictoriamente a la famosa sinecura oficial, más conocida por botella.
Por suerte yo cursaba estudios en la Escuela “Manuel Márquez Sterling” pero él ni siquiera eso—amante del fútbol--deporte que practicaba de joven bajo el mote de “Tobita”, escribía de forma gratuita la sección dominical “Rodando el Balón” que firmaba el titular de la plana Ernesto Azúa.
A tal punto llegó su dedicación que comenzó a describir para la edición del lunes,,los partidos dominicales, con el croquis—realizados por mi—donde se representaba gráficamente cómo se había producido el gol de la victoria. De ahí que al triunfo de la Revolución, el compañero Llanuza nos convocara a formar parte de la revista L.P.V.--Listos Para Vencer”--y como ésta circunstancia coincidió con el debut del Semanario PALANTE Y PALANTE,--yo en plantilla y él de colaborador—pasamos a formar parte del equipo. Es entonces que de la mano de su padre, la quinceañera Mirtica entró a formar parte de nuestros vínculos fraternales y profesionales.
Lo curioso es que ambas familias--los Blanco y los Yáñez--procedían del mismo tronco patriarcal y asturiano de antaño—Cangas de Onís por un lado y Grandas de Salime por el otro--con sus añoranzas y morriñas por el terruño montañoso de España, mientras los fiñes, soñábamos con los muñes de la prensa dominical. Por tanto no es extraño que quisiéramos apañarnos de aquellas hazañas reflejadas por años en la prensa y la literatura, así que muchos fueron nuestros sueños y no pocas las cizañas en su contra.
Yáñez padre, se mantuvo un tiempo desempeñando ambos trabajos, recuerdo su participación sindicalista y bancaria, activa durante el nombramiento del Comandante Ché Guevara al frente del Banco Nacional y la campaña para la recogida de dinero con sus nuevas emisiones.
Pero era tanta su pasión por el deporte que al fin pasó al INDER, con algunos aportes en lo referido a la incorporación obrera a la práctica del deporte, y a la confección de sus archivos, especialidad que también practicó con las obras publicadas en PALANTE. Además durante aquellos primeros años del tabloide Alberto Yáñez se mantuvo al frente de la sección semanal dedicada a sus originales PASATIEMPOS, llegando a incluir en ellos hasta trucos de magia.
Posteriormente también asumió responsabilidades en la programación deportiva de la televisión. Algunas de estas investigaciones suyas han sido reproducidas en este mismo blog, por lo general bajo el título de “Por amor al arte”, pero paralelamente a esto, y cada uno por su lado--sus hijos Mirtica y Albertico—también cosechaban un éxito tras otro en el dominio de la literatura.
Mirta Yáñez--una vez más--acaba de ser reconocida por la obra de toda su vida, sin embargo el genial aporte al humorismo literario de su hermano Albertico, quedó lamentablemente trunco por su brusca y prematura muerte.
Visita frecuente del hogar de los Yáñez, me cupo el privilegio de haber conocido personalmente a uno de los personajes más famosos de la literatura humorística cubana--su perra Penélope--y les aseguro que las increíbles aventuras narradas por Albertico en ese antológico cuento quedaron pálidas ante tamaña realidad. En la foto adjunta vemos al autor en su hogar, rodeado de aquellas antigüedades tan afines a su personalidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario