Mis relaciones carnales con el Hotel
Habana Libre datan desde los tiempos en que la moderna instalación apenas
gateaba por la Rampa Habanera. Se produjo gracias a mi amistad con el compañero
Gustavo Zorrilla, recién llegado del exilio a raíz del triunfo revolucionario
en enero de 1959. Zorrilla, Secretario del Movimiento Revolucionario “26 de Julio” en Cayo Hueso
durante la insurrección, tuvo necesidad de enfrentar las insidiosas campañas
del periódico “The Key West Citizen” contra los patriotas cubanos,
exiliados en la ciudad floridana.
Compartíamos entonces como novatos
inquietudes periodísticas, y de esa amistad recuerdo su libro “Pequeña
Trinchera”, con dedicatoria de su puño y letra, donde reproduce también
documentos de los archivos del 26 de Julio en Cayo Hueso.
Por cierto lo del Cayo Hueso es un
invento cubano, porque la traducción de West no es hueso, sino oeste.
Apenas nueve meses transcurrieron
desde la inauguración del entonces hotel “Havana Hilton”, el 19 de marzo de
1958, hasta la entrada a la capital de la Caravana de la Victoria con el
Comandante Fidel Castro al frente.
Casi de inmediato se estableció el Estado
Mayor del Ejército Rebelde en la Suite Presidencial “La Castellana”, que
abarcaba varias habitaciones del piso 22 del hotel. Instalación que aún se
mantiene como referente histórico de aquel acontecimiento.
Ese solo hecho y uno de los primeros
intentos de asesinato a Fidel en la propia cafetería de la planta baja, fueron
suficientes para que el bisoño centro turístico se robara los cintillos de la
prensa de entonces.
Corrían los años sesenta del pasado
siglo, y el majestuoso Habana Libre se elevaba en la cúspide de La Rampa
habanera, la moderna arteria comercial que remolcaba hacia el Malecón habanero
todas las ansias de una juventud que se había ganado por derecho propio el
reconocimiento de la Generación del Centenario en todo el mundo.
Tuve el privilegio de haber cubierto
como periodista-caricaturista varios eventos que por entonces se celebraban en
el emblemático hotel. Entre ellos: El Segundo Congreso de la UPEC y la
Conferencia Tricontinental que dio origen a la OSPAAL, así como la Olimpiada de
Ajedrez, éstas dos últimas a fines de 1966.
Un año más tarde, la Conferencia de
la OLAS, donde se fundó la organización juvenil de estudiantes OCLAE. Y en 1968
se celebró el Primer Congreso de Cultura al que asistió el conocido
caricaturista norteamericano Jules Pfeiffer.
Durante el VII Congreso de la
Organización Internacional de Periodistas efectuado en los salones del Habana
Libre en 1971, dada la repercusión y popularidad obtenida por los cuadernos de
historietas didácticas cubanas, obtuvieron como premio especial el honroso
galardón de la OIP.
Fue un verdadero aporte al género
partiendo de las orientaciones personales del Comandante en Jefe sobre la
necesidad de dar un enfoque más ameno a la propaganda partidista dedicada a las
nuevas tecnologías para el sector campesino recién alfabetizado.
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Por tanto,
como una exclusiva reproducimos aquí por primera vez las cuatro portadas de
dichos cuadernos, que fueron apareciendo con tiradas millonarias en el sector
campesino entre 1968 y1970
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Dicha tarea fue encargada al semanario
PALANTE dirigido por René de la Nuez, quien formó un minúsculo equipo sin
afectar los compromisos semanales de la publicación durante dos años. Dicha
tarea recayó en quien esto reporta—el ilustrador (BLANCO), y los redactores
(VAL) y (BETAN) en cuadernos a cuatro colores editados por el Departamento de
Orientación Revolucionaria del Partido.
Por tanto, tuve el placer y el honor
de participar en dicho proyecto bajo los títulos de:“Matilda y sus amigos”, “Trucutuerca y Trescabitos”, “Los siete
Samurais del 70”, y “Pol Brix contra el Ladrón Invisible” y no recuerdo
otro acontecimiento similar en la historia del género en nuestro país.
A principios del año siguiente
tuvo lugar el Congreso de Educación, con tal impacto que concluyó ampliándose como
Congreso de Educación y Cultura, al cual asistí sustituyendo a Nuez como nuevo director
del semanario.
Estos son algunas de las
Conferencias y Congresos a los que asistí como invitado en sus primeros años, pero si algo he de
agradecerles de por vida al Habana Libre Tryp es la celebración, de mis 50 años
de vida artística, el 25 de febrero de 1998, al brindarme el Salón Solidaridad
para montar una muestra retrospectiva de mi obra, con la presencia de colegas
cubanos y extranjeros asistentes al evento. Dicha exposición personal titulada “Media Rueda con Humor” se realizó en
el marco de la “X Bienal del Humor” de
San Antonio de los Baños” a comienzos de 1989.

Agasajo que debió ser a la inversa,
porque fue el hotel, quien en medio del período especial, nos abrió sus puertas
al compañero Jorge Camejo y a mí; permitiéndonos sobrellevar la doble carga de
una precaria jubilación en medio del doble bloqueo norteamericano y el
pesado fardo que aún cargamos con una doble moneda..
Esa noche, en la gala de
celebración, tres personas fuimos galardonadas: Raúl Trelles, por
entonces capitán de la cafetería y el único fundador en activo que aún trabajaba
en los salones del Habana Libre. La famosa “Vedette de las Américas” Rosita
Fornés, escogida para estrenar el cabaret del hotel. Y el tercer premiado
fue este humilde caricaturista que firmaba Blanco.
Los tres recibimos sendos diplomas
como “Huéspedes de Honor”, de
una institución a la que me atan recuerdos tan íntimos como los descritos
anteriormente.
Sea este un modesto homenaje de
quien a punto de cumplir 89 años de edad el próximo noviembre, junto a
los 500 de la Capital, jamás tuvo el honor o el placer de hospedarse en el
entrañable Habana Libre, pero recodarlo con agradecimiento y afecto a 61 años
exactos de su debut en La Rampa habanera. Así que una vez más le deseamos
¡MUCHAS FELICIDADES!
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