El pasado 27 de diciembre se cumplieron 135 años del que se considera oficialmente el primer juego de beisbol celebrado en Cuba, y no precisamente en la capital. Tal vez lo más importante de aquel domingo fue la paliza de 51 a 9 que el club Habana le propinó al de Matanzas en su propio parque del Palmar del Junco. Incluso el abultado resultado pudo ampliarse si no se hubiera aplazado el juego por oscuridad pasadas las cinco de la tarde.
Si relevante fue éste encuentro, más aún resultó el que se celebró en La Habana 13 años después, precisamente en este mes de febrero, el día 13.
No sólo debido al no hit no run propinado por el equipo Almendares a los Carmelitas de 38 a 0, sino por los acontecimientos que rodearon aquel partido:
Dos destacadas personalidades visitantes se discutían los cintillos de la época, la diva Doña Sarah Bernard y Mazzantini el torero; incluso se rumoraba cierto flirteo tras bambalinas entre la diva y el mataor.
Pues bien, ese soleado domingo de 1887, se anunció una corrida en Beneficio de la Asociación de Dependientes del Comercio en la capital, donde se sacrificarían seis miuras españoles. La cita era en la Plaza de Toros, situada intramuros, y la estrella del espectáculo resultaba ser el valiente diestro, precedido de tal fama que ha trascendido a la historia por la frase: “¡Más guapo, ni Mazzantini el torero!”.
Parece que aquel día se definió la afición criolla, pues mientras el ruedo quedó semivacío, los fanáticos a la pelota abarrotaron el estadio capitalino.
Para contar esta lidia de amores en pelota, nos hemos basado en el trabajo costumbrista que Juan Angel Cardi publicó en el semanario PALANTE.
Pero lo que más llamó mi atención y quiero compartir con ustedes es lo siguiente: En el score del juego celebrado en la ciudad de Matanzas,
Si relevante fue éste encuentro, más aún resultó el que se celebró en La Habana 13 años después, precisamente en este mes de febrero, el día 13.
No sólo debido al no hit no run propinado por el equipo Almendares a los Carmelitas de 38 a 0, sino por los acontecimientos que rodearon aquel partido:
Dos destacadas personalidades visitantes se discutían los cintillos de la época, la diva Doña Sarah Bernard y Mazzantini el torero; incluso se rumoraba cierto flirteo tras bambalinas entre la diva y el mataor.
Pues bien, ese soleado domingo de 1887, se anunció una corrida en Beneficio de la Asociación de Dependientes del Comercio en la capital, donde se sacrificarían seis miuras españoles. La cita era en la Plaza de Toros, situada intramuros, y la estrella del espectáculo resultaba ser el valiente diestro, precedido de tal fama que ha trascendido a la historia por la frase: “¡Más guapo, ni Mazzantini el torero!”.
Parece que aquel día se definió la afición criolla, pues mientras el ruedo quedó semivacío, los fanáticos a la pelota abarrotaron el estadio capitalino.
Para contar esta lidia de amores en pelota, nos hemos basado en el trabajo costumbrista que Juan Angel Cardi publicó en el semanario PALANTE.
Pero lo que más llamó mi atención y quiero compartir con ustedes es lo siguiente: En el score del juego celebrado en la ciudad de Matanzas,
(a la izquierda), los equipos contaban con 9 jugadores, mientras que en el de 1887 (a la derecha), no aparecen dos novenas sino dos decenas. Si se fijan bien, Martínez por el Almendares y Mariño-González por los Carmelitas, ocupan el right-short, (para-corto derecho) una posición bastante verónica que quedó al campo por una estocada de la historia.
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