El proyecto se nos propuso por la necesidad de divulgar de forma amena, las ideas del científico francés André Voisin. Pero, ¿quién era este sabio y cuál su novedosa técnica que necesitaba el apoyo de una campaña propagandística de tal magnitud?
Voisin venía precedido de una bien ganada fama por sus investigaciones volcadas en el libro ”Dinámica de los pastos” donde se plantea la bondad del pastoreo en rotación.
Invitado por Fidel, llega a La Habana el 3 de diciembre de 1964, y desde entonces desarrolla una febril actividad dictando charlas y visitando vaquerías, centros de experimentación genética y otras instalaciones afines. De diez conferencias programadas sólo pudo cumplir ocho, pues una repentina crisis cardíaca le produjo la muerte.
En su testamento, el sabio francés y ciudadano del mundo, había manifestado su deseo de ser sepultado donde ocurriera su fallecimiento. Lo velaron en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, cubierto por las banderas de Cuba y Francia: ¡En sólo dieciocho días había conquistado el corazón de los cubanos! (Para ampliar información al respecto ver periódico "Granma", 29 de diciembre de 2009: "En recuerdo de un amigo: André Voisin", por Rolando Álvarez Estevez)
A partir de entonces surgió la idea de utilizar el lenguaje de las tiras cómicas, para difundir el mensaje del investigador francés en forma amena e instructiva. Pero éste no fue el primer intento de historieta didáctica:
Años antes el dibujante Virgilio Martínez había realizado dos cuadernos dirigidos también a promover conocimientos en los sectores productivos con bajo nivel de escolaridad. Aquí ofrecemos las cubiertas de ambos libros:
Tampoco la protagonista principal, la vaca Matilda era idea nuestra. De caminar zalamero y pegajosa melodía, ..se paseaba por el Prado y mataba moscas con el rabo… en un simpático spot televisivo, original de Eduviges Barroso, con diseño de Guillermo Menéndez y animación de Miguel González.
En mi modesta opinión, el éxito del libro “Matilda y sus amigos” se basaba en la interpretación cabal de los lineamientos trazados por Voisin y enfocar de forma humorística la contradicción existente entre la ciencia y la ignorancia.
Todo lo nuevo causa rechazo por la fuerza de la costumbre, y había que sensibilizar al campesinado del sector pecuario con estas novedosas tecnologías, pues es ahí, al pie del surco, o en el ordeño diario, donde se realiza el milagro. Lo que se manifiesta con el repudio que desde la misma portada objeta el personaje negativo creado por nosotros: Juan Cerrero.
Para ello tuvimos que realizar un arduo trabajo de investigación, que tanto el guionista Betán, como yo, pudimos cumplir gracias al apoyo anónimo y desinteresado de numerosas personas e instituciones.
Sobre todo, debemos reconocer la participación eficiente, laboriosa, y paciente, de nuestro guía, el compañero Humberto Rodríguez Manso, funcionario de la sección de propaganda de la Comisión de Orientación Revolucionaria del Comité Central del PCC, quien nos acompañó desde el comienzo hasta el fin del arduo empeño.
Como un obsequio exclusivo a mis vecinos, le cedo la palabra a quien conocíamos cariñosamente como el “colorado” por su cabellera escarlata, hoy nevada por el paso de unos cuantos inviernos:
“Cuando visitamos la finca Mola, en las cercanías de Camagüey, tuvimos una experiencia muy simpática con la aplicación del toro recelador.
Su papel es detectar el celo en las hembras y una vez seleccionada, excitarla solamente. Para evitar una monta directa, se le hace una operación para desviarle el pene y que no haya penetración.
El administración de la finca, nos dijo:
"Situó la hembra en el lugar acostumbrado y mandó a buscar al torito recelador. Cuando este lo situaron cerca de la hembra, se lanzó sobre ella, pero en vez de practicar la monta directa, lo hizo de lado y la penetró.
Indiscutiblemente era un torito inteligente.
En otra ocasión los humoristas de Palante me hicieron una maldad, que en 40 años, no se me ha olvidado.
Me realizaron una caricatura y la incorporaron a la publicación de Matilda y Sus Amigos, como jefe de la casa cuna. Allí aparezco cuidando los terneritos recién nacidos y peleando por las cosas mal hechas.
Pasado un tiempo fui a un centro de acopio en la provincia de Matanzas para ver como andaba la zafra azucarera. El administrador me observaba atentamente, al fin me dijo:
"Me seguía observando .Yo monté en el auto y partí."
Pero en ese momento y en alta voz me gritó:"¡Óigame! ya recuerdo donde, usted fue el Jefe de la Casa Cuna junto a Matilda", lo miré con desprecio y aceleré el auto.
Una vez en la playa con mi familia, se me acercó una niña y me dijo: -"
"Cuando regresé a La Habana, fui al barbero y me afeité el bigote para no parecerme a esa caricatura…"
Doy las gracias al colega Humberto. Estoy seguro de que habrán disfrutado de lo lindo las sabrosas anécdotas ocurridas durante esta aventura, casi tan emocionante como las de Matilda y sus Amigos.
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