Bajo
este subtítulo en octubre del 2009 comenzamos aquí una serie de trabajos
relacionados con personalidades de la vida política o cultural que
incursionaron en el dibujo humorístico o la caricatura de forma intuitiva o por
simple entretenimiento, por lo cual no se consideraban formando parte de dicha
profesión.
He
aquí la lista de aquellos que dimos en llamar “Los que son y no están, o los que
no son y están”, comenzando en primera instancia con:
Nuestro
José Martí, más Enrico Caruso, Silvio Rodríguez, Abel
Prieto Jiménez, Jorge Ibarra Zabaleta, Nicolás Guillén,
Víctor Manuel González y Tubal Páez.
Un
mes más tarde pudimos agregar a la lista los nombres de Ho Chi Minh, Mayakovsky
y Lezama Lima.
Casi
un año de búsqueda (Septiembre del 2010) nos aportó nuevos cubanos. A saber: René
Portocarrero, Roberto Fernández Retamar, Camilo Cienfuegos, Alejo
Carpentier, Pablo de la Torriente Brau, Raúl Roa, y una
caricatura contra el golpe de estado de Batista, que aparece publicada sin
firma en “El Acusador” órgano clandestino de los revolucionarios de la Generación
del Centenario. Dicho autor permanece aún incógnito, a pesar de los esfuerzos que
hicimos por averiguarlo personalmente con los compañeros –participantes de la
iniciativa--Jesús Montané Oropesa y Juan Martínez (Tinguao).
En
octubre de ese mismo 2010 en una incursión bibliotecaria y documental incluimos
nuevos autores como el cineasta soviético Serguei Einsenstein, el
psicólogo austriaco Sigmund Freud, así como Jean Cocteau en
Francia y el italiano Roberto Fellini. Mientras descubríamos al músico Xavier
Cugat en su paso por Cuba y al inolvidable Gutiérrez Alea cuando
firmaba Titón sus caricaturas.
Posteriormente
aparecieron el checo Kafka y el venezolano Luis Britto.
En
una visita de tres meses a Estados Unidos en la primavera del 2011, no sólo
visitamos el lugar donde asesinaron al genial John Lennon, en Nueva York;
sino que descubrimos varias caricaturas suyas, algunas de ellas--como en el
caso de Caruso--adornando carátulas de sus propios discos.
La
última incursión nuestra por esos incunables del humorismo gráfico, se remonta
al 31 de mayo del 2014, bajo el título de “Saldando Cuentas” cuando en busca
del genial ilustrador de la obra “El Principito” descubrimos a ese piloto-cuentista
y aventurero que fue Antoine Saint Exhupery, incluyendo
casualmente algo más insólito: El misterio del lugar donde se produjo el
aterrizaje forzoso que inspiró esa fantástica obra literaria.
Pero
aún estamos en deuda con mis afables vecinos, pues no hemos podido ofrecerles
pruebas testimoniales de otras muchas personalidades que también incursionaron
en el dibujo por intuición, o por simple entretenimiento. Tal vez miles de
ellos, como nuestro Idalberto Delgado, el popular intérprete de “Tito
el Taxista” y “Alegrías de Sobremesa” quien se
divertía “inmortalizando” en caricaturas a sus colegas del ICRT, incluso montó
una exposición de estas obras en La Habana a la cual no tuve acceso.
Otro
consagrado cubano que nos deslumbró no solo como artista del jazz, sino como lutier-humorista,
utilizando instrumentos musicales de su invención; también se valió de las
armas jocosas del retrato para inmortalizar en la cartulina a personas afines.
Su nombre: Bobby Carcacés.
Otros–foráneos--también
se nos escaparon de la lista por no contar con pruebas documentales que así lo
testificaran.
Pero
peor que eso es lo ocurrido con la obra del inmenso Ernesto Galeano,
quien no sólo era un magnífico dibujante humorístico, sino que comenzó su vida
profesional en la prensa de su natal Uruguay, como caricaturista editorialista
y sin embargo, no hemos podido acceder a sus dibujos.
Lo
mismo nos ocurre con otro grande: A 130 años de su fallecimiento el pasado 22
de mayo, recordamos que Víctor Hugo fue uno de ellos, y se sabe que él
mismo consideraba su obra gráfica como algo secundario al lado de sus libros.
Esa fue la razón por la cual en vida jamás mostró en público lo que él llamaba
sus “garabatos”. De tal forma que muy pocos pudieron recrearse con aquellos diseños
y pinturas hasta 1888 con la muestra de París, nada menos que….¡Tres
años después de su muerte!
Se
cuenta que entre relatos cortos, ilustraciones, paisajes y caricaturas, la obra
hugoniana cuenta con más de tres mil trabajos realizados entre 1830 y 1876.
En
cuanto a la calidad de los mismos se pronunciaron favorablemente personajes
como Pierre Georgel del Museo de Bellas Artes de Dijón; Paul Claudel, Gáetan
Picon y hasta Théophile Gautier. Además, algunos estudiosos llegaron a afirmar
que sus dibujos ejercieron alguna influencia en grabadores y pintores de la
talla de Gustave Doré y Rodolphe Bresdín.
Por
tanto, seguimos en deuda con ustedes mis ansiosos vecinos.
Como
han podido apreciar; más de una treintena de ellos han engrosado las filas de
este destacamento de francotiradores del retrato travieso, pero no estamos
satisfechos.
Tal
vez colaboradores voluntarios nos permitan tener acceso a la obra iconográfica
o intentos similares de otras personalidades. Esperamos la contribución de
algunos más afortunados que yo. Gracias.
Se
cierran las puertas invisibles de esta exposición.
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