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13 oct 2016

PALANTE Y YO (2)



Parodiando el picaresco y combativo estribillo de “…Somos socialistas Palante y Palante…” nació en tiempos difíciles de la invasión mercenaria y la Campaña de Alfabetización, nuestro semanario PALANTE Y PALANTE el 16 de octubre de 1961. 
 Gateando aún la publicación--un mes antes de octubre de 1962--en que se anunciaba el holocausto nuclear por el Imperio Yanqui, sus fundadores nos vimos envueltos en un nuevo conflicto mucho más grave que el de Girón.
Se trataba de la Crisis de los Misiles, y no sé de donde me salió entonces aquella abrupta fanfarronada que vio la luz entre el 22 y el 24 de septiembre de ese año como portada, adelantándome a los trágicos acontecimientos que se nos venían encima. Dicha obra fue reproducida en este mismo blog bajo el título “A 50años del Armagedón”.
La guaposa sátira reflejaba una emoción compartida no solo por la dirección de PALANTE sino por todo el pueblo; pero ahí no paró la cosa, aquella movilización defensiva incluyó a los caricaturistas como corresponsales de guerra en las primeras líneas de combate, y de pronto nos vimos ocupando espacio y titulares en la edición dominical del diario HOY bajo el enunciado “Caricaturistas bajo amenaza nuclear” cuyo texto también fue reproducido aquí.
Al año siguiente, en marzo de 1963 PALANTE debutó con reportajes en provincias, un proyecto jamás utilizado anteriormente por publicaciones humorísticas cubanas. O sea, enviar corresponsales—dibujantes y escritores--a provincias y divulgar escenas costumbristas in situ, como el realizado en Guantánamo, donde reflejamos la limpieza que daba la Revolución en aquella zona “franca y prostituida por el propio ocupante de la base” y sus marines en franca degeneración los días de francos. Ver “Debut en Guantánamo”
Cinco meses después ocurrió algo que motivó esta otra portada mía el 15 de agosto de 1963 conocida como la ECOCHINCHE, donde tratamos de ridiculizar una tendencia muy enraizada por entonces y consistente en desarticular completamente la red de comercio minorista en manos particulares, y depender de empresas sin la contrapartida adecuada de distribución en todos los niveles de la organización.
Días después el propio Comandante en Jefe se apoyaba en dicha sátira para fustigar el proyecto, pero a larga logró imponerse aquel absurdo, hasta las rectificaciones de nuestros días. 
 En octubre se me encargó una nueva tarea, la de cubrir los estragos del ciclón Flora, pero esta vez a solas y en un avión especialmente fletado con alimentos y medicinas. La presencia de un caricaturista no fue muy bien vista en la cuenca del Cauto, ante tanta muerte y desgracias personales.
Si logré salir airoso de tamaña aventura se debió al trato ecuánime de un joven dirigente partidista de Holguín con solo 22 años, que interpuso sus buenos oficios ante una muchedumbre agobiada por la tragedia y el dolor. Lo que yo no sabía entonces es que, en aquel “juicioso abogado mío” también latía el bichito del humorismo gráfico, comprobado muchos años después, cuando--sin abandonar sus responsabilidades políticas—nos regaló el gracioso personaje de (Cheo el Cojo) con la firma de V.M. en las páginas de BOHEMIA.
Pero lo ocurrido nueve meses más tarde, también cubriendo órdenes del inquieto Bracho Montiel, sería tal vez la tarea más difícil que me fuera encomendada en toda mi carrera:
En fecha tan significativa como el 26 de Julio de 1964, mientras bullía la efervescencia revolucionaria en su sede de Santiago de Cuba, se programó dos días antes, la inauguración de la planta IMPUD en Santa Clara con la presencia del Ministro de Industrias, Comandante Ernesto Guevara. Mi misión era entrevistarlo para PALANTE.
Gracias a que llegué un día antes para familiarizarme con la fábrica y la atención recibida por el inversionista de la obra--compañero. Plasencia—participé en la comitiva que recibió al Che y en el recorrido por las instalaciones pronto capté su simpatía.
En un aparte me animé para atajarlo y presentarme como enviado de PALANTE para que le dirigiera unas palabras al semanario nuestro. De inmediato su rostro cambió y el tono de voz también: 
--¡El viejo Bracho se habrá vuelto loco?--Dándome a entender que una exclusiva de un dirigente político para nuestra revista humorística resultaba contraproducente. Pero  ante mi bochorno, moderó su tono y continuó: 
--Pero tú no eres reportero… Yo no te conozco. 
Solo pude hilvanar un breve: --No, yo soy Blanco el caricaturista. 
No sé si por lástima o por justicia, el Che cambió su rostro y me da pie para continuar el diálogo: 
--Claro, chico, recuerdo una caricatura tuya en 1962, donde un muñeco echa rayos por la boca y dicha crítica me dio pie para intervenir y mejorar la calidad de la JUPIÑA en la fábrica de Pinar del Río. 
No sé si él se dio cuenta de que la sangre me había vuelto al cuerpo, lo cierto es que de sopetón me increpa: 
--¿Y por qué no me haces ahora una caricatura? 
Rápido y furioso—como se estila hoy día—acometí la tarea antes de que se arrepintiera, mientras a diestra y siniestra sentí los flachazos de los foto-reporteros allí presentes.
Terminado el boceto me dio la mano e introdujo el dibujo en uno de los bolsillos de su chamarreta, mientras nos dirigíamos al frente del edificio donde el pueblo reclamaba sus palabras de inauguración.
Por el camino, uno de los fotógrafos se me acerca y tocándome en el hombro me dice: 
—¡Blanco, te la comiste, y yo me di banquete tirando fotos de la conversación! 
Yo estaba aún groggy y fui arrollado por la multitud, mientras pensaba que la constancia del hecho estaba asegurada, pues se trataba de Nitardo, el joven fotoreportero de Prensa Latina con quien compartimos sueños allí entre 1959 y 1961, pero que en esos momentos era el fotógrafo personal del Che en el Ministerio de Industrias.
El trabajo sobre la IMPUD fue publicado por el semanario en fecha, así como la vorágine que arrastraban las festividades por el 26 de Julio en Santiago; pero más nunca tuve noticias del Che ni de Nitardo y yo tampoco quería romper el silencio a voces que se extendía alrededor de la figura del Guerrillero Heroico, por tanto al reproducir este incidente años después en este blog personal lo titulé. “La entrevista que nunca se dio”.
Otras anécdotas curiosas ocurrieron en aquel primer quinquenio de PALANTE, como mi extraña incursión en la radio-base instalada en Minas de Frío durante la movilización de los Jóvenes al Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes de 1965. La feliz idea surgió del entonces dirigente político al frente de la actividad Caiñas Sierra y tomó el nombre de “El Pino Macho” pero se extendió más tarde a través del todo el Atlántico y el Mediterráneo, bajo la señal de “Radio Mareo”. De esta aventura radial y marina a la vez, también dimos constancia en este espacio bajo el título de  “…En tierra y mar…”
Otras muchas anécdotas podríamos contar, pero seríamos injustos:
Si estas experiencias personales se unieran a las de otros caricaturistas de aquellos primeros cinco años, tan fructíferos como Wilson, Pitín, Felo, Arístides, Nuez, Val, Pecruz, Alben, etc. El listado sería interminable.
¿Y qué decir si les agregáramos a redactores de la talla de Cardi, Naborí, Núñez Rodríguez, Evora, Betán o Mitjans, entre otros tantos?
Por eso, en aras de la brevedad hemos incluído solamente estas cinco estampas personales publicadas durante los cinco prematuros años de los 55 cumplidos hasta el presente por PALANTE.

25 ago 2015

EN DEUDA CON CARICATURISTAS OCASIONALES.



Bajo este subtítulo en octubre del 2009 comenzamos aquí una serie de trabajos relacionados con personalidades de la vida política o cultural que incursionaron en el dibujo humorístico o la caricatura de forma intuitiva o por simple entretenimiento, por lo cual no se consideraban formando parte de dicha profesión.
He aquí la lista de aquellos que dimos en llamar “Los que son y no están, o los que no son y están”, comenzando en primera instancia con:
Nuestro José Martí, más Enrico Caruso, Silvio Rodríguez, Abel Prieto Jiménez, Jorge Ibarra Zabaleta, Nicolás Guillén, Víctor Manuel González y Tubal Páez.
Un mes más tarde pudimos agregar a la lista los nombres de Ho Chi Minh, Mayakovsky y Lezama Lima.
Casi un año de búsqueda (Septiembre del 2010) nos aportó nuevos cubanos. A saber: René Portocarrero, Roberto Fernández Retamar, Camilo Cienfuegos, Alejo Carpentier, Pablo de la Torriente Brau, Raúl Roa, y una caricatura contra el golpe de estado de Batista, que aparece publicada sin firma en “El Acusador” órgano clandestino de los revolucionarios de la Generación del Centenario. Dicho autor permanece aún incógnito, a pesar de los esfuerzos que hicimos por averiguarlo personalmente con los compañeros –participantes de la iniciativa--Jesús Montané Oropesa y Juan Martínez (Tinguao).
En octubre de ese mismo 2010 en una incursión bibliotecaria y documental incluimos nuevos autores como el cineasta soviético Serguei Einsenstein, el psicólogo austriaco Sigmund Freud, así como Jean Cocteau en Francia y el italiano Roberto Fellini. Mientras descubríamos al músico Xavier Cugat en su paso por Cuba y al inolvidable Gutiérrez Alea cuando firmaba Titón sus caricaturas.
Posteriormente aparecieron el checo Kafka y el venezolano Luis Britto.
En una visita de tres meses a Estados Unidos en la primavera del 2011, no sólo visitamos el lugar donde asesinaron al genial John Lennon, en Nueva York; sino que descubrimos varias caricaturas suyas, algunas de ellas--como en el caso de Caruso--adornando carátulas de sus propios discos.
La última incursión nuestra por esos incunables del humorismo gráfico, se remonta al 31 de mayo del 2014, bajo el título de “Saldando Cuentas” cuando en busca del genial ilustrador de la obra “El Principito” descubrimos a ese piloto-cuentista y aventurero que fue Antoine Saint Exhupery, incluyendo casualmente algo más insólito: El misterio del lugar donde se produjo el aterrizaje forzoso que inspiró esa fantástica obra literaria.
Pero aún estamos en deuda con mis afables vecinos, pues no hemos podido ofrecerles pruebas testimoniales de otras muchas personalidades que también incursionaron en el dibujo por intuición, o por simple entretenimiento. Tal vez miles de ellos, como nuestro Idalberto Delgado, el popular intérprete de “Tito el Taxista” y “Alegrías de Sobremesa” quien se divertía “inmortalizando” en caricaturas a sus colegas del ICRT, incluso montó una exposición de estas obras en La Habana a la cual no tuve acceso.
Otro consagrado cubano que nos deslumbró no solo como artista del jazz, sino como lutier-humorista, utilizando instrumentos musicales de su invención; también se valió de las armas jocosas del retrato para inmortalizar en la cartulina a personas afines. Su nombre: Bobby Carcacés. 
Otros–foráneos--también se nos escaparon de la lista por no contar con pruebas documentales que así lo testificaran.
Pero peor que eso es lo ocurrido con la obra del inmenso Ernesto Galeano, quien no sólo era un magnífico dibujante humorístico, sino que comenzó su vida profesional en la prensa de su natal Uruguay, como caricaturista editorialista y sin embargo, no hemos podido acceder a sus dibujos.
Lo mismo nos ocurre con otro grande: A 130 años de su fallecimiento el pasado 22 de mayo, recordamos que Víctor Hugo fue uno de ellos, y se sabe que él mismo consideraba su obra gráfica como algo secundario al lado de sus libros. Esa fue la razón por la cual en vida jamás mostró en público lo que él llamaba sus “garabatos”. De tal forma que muy pocos pudieron recrearse con aquellos diseños y pinturas hasta 1888 con la muestra de París, nada menos que….¡Tres años después de su muerte! 
Se cuenta que entre relatos cortos, ilustraciones, paisajes y caricaturas, la obra hugoniana cuenta con más de tres mil trabajos realizados entre 1830 y 1876. 
En cuanto a la calidad de los mismos se pronunciaron favorablemente personajes como Pierre Georgel del Museo de Bellas Artes de Dijón; Paul Claudel, Gáetan Picon y hasta Théophile Gautier. Además, algunos estudiosos llegaron a afirmar que sus dibujos ejercieron alguna influencia en grabadores y pintores de la talla de Gustave Doré y Rodolphe Bresdín.
Por tanto, seguimos en deuda con ustedes mis ansiosos vecinos.
Como han podido apreciar; más de una treintena de ellos han engrosado las filas de este destacamento de francotiradores del retrato travieso, pero no estamos satisfechos.
Tal vez colaboradores voluntarios nos permitan tener acceso a la obra iconográfica o intentos similares de otras personalidades. Esperamos la contribución de algunos más afortunados que yo. Gracias.
Se cierran las puertas invisibles de esta exposición.

12 feb 2015

RENACER POR PARTIDA DOBLE



El 26 de enero del 2012, fui invitado junto a otros caricaturistas a la ciudad de Matanzas para participar en calidad de jurado a la premiación del Concurso de Humorismo Gráfico “El Doble Nueve”, celebrado en el Museo de Arte Esquerré de la propia ciudad en honor a Conrado W. Massaguer hijo ilustre de Cárdenas y uno de los fundadores de la caricatura cubana.
La obra que daba nombre la singular competencia era precisamente el famoso cuadro “El Doble Nueve”, de dicho caricaturista que había dado la vuelta al mundo durante la Segunda Guerra Mundial. He aquí una copia de dicha sátira política, donde se hace alusión al criollísimo juego de dominó, y en la cual aparecen los principales líderes políticos durante la Segunda Guerra Mundial.
Otra fecha significativa se cumple en estos días: El 70º. Aniversario de la Reunión de Yalta (4-2-1945) donde los Tres Grandes presentes en dicha sátira--Roosevelt, Churchill y Stalin-- coordinaron el ataque que puso fin al criminal nazi-fascismo tres meses después.
En medio de aquella festiva actividad en la Atenas de Cuba fui contactado por el colega y crítico literario Fernando Rodríguez Sosa quien me invitó a su próximo espacio “Encuentro entre puentes”, dos días más tarde, también dedicado a Conrado W. Massaguer, tal vez esto se originaba por el hecho de ser uno de los pocos humoristas en activo que conocieron en vida a Massaguer y dejaron constancia de ello en el artículo publicado por la revista BOHEMIA a principios de 1989 con motivo de su Centenario.
Por cierto, dos integrantes de dicha redacción, también fueron invitados y no me dejarán mentir: Mi hijo, el diseñador de la misma, Francisco P. Blanco Hernández y su esposa María Victoria Valdés.
Tal vez casualmente esa entrevista coincidiría con otra fecha memorable, el 28 de enero del 2012 y que regresa a mi mente con motivo de las emociones recibidas durante la última Marcha de las Antorchas, por primera vez con los Cinco Héroes Cubanos en casa y sólo comparable con aquella organizada por la Generación del Centenario hace 62 años en medio de una cruel dictadura mediatizada por el Imperio y ahora con mucha más razón, vísperas de dos eventos tan ligados al Maestro como Pedagogía 2015 y la Tercera Cumbre del CELAC.
Pero no queremos extendernos más en ese aspecto, pues en el trabajo titulado “Renacer” publicado en este mismo blog en febrero del 2012 ya anunciábamos el despertar que desbordaban los predios de la Galería de Arte y se extendía con alegría en las calles y avenidas de la actual Atenas de Cuba.
Durante un paseo por la ciudad pudimos comprobar in situ no sólo esos ”Timbiriches” que nos acababa de presentar Tony Ávila en su parodia citadina, sino el renacimiento de un entusiasmo contagioso con motivo de aquella “51º. Serie Nacional de Beisbol”, donde el bisoño equipo matancero—aún antes de convertirse en cocodrilos --ya mostraba sus afilados dientes y no menos peligrosas garras. Transitar por sus calles sabiéndonos capitalinos e industrialistas podía provocar cualquier “incidente” nada agradable. Por suerte, esa noche el equipo Matanzas se había quitado la barrida de los azules en un memorable duelo y la sangre no llegó al río.
Como pueden apreciar, los retoños de aquella predicción beisbolera hace tres años, son hoy una realidad. Ya están más hechos los ahijados de Víctor Mesa y con el reinicio de nuestro pasatiempo nacional tras la aventura portorriqueña en la Serie del Caribe, la objetividad nos muestra el reverdecer de esos peligrosos saurios encumbrados en la cima, con alarmante ventaja sobre el equipo de Granma, su más próximo rival. Así que aunque sigamos siendo azules por los cuatro costados y el retruécano de los narradores deportivos nos indica que nada se acaba hasta que no se acaba, podemos preguntarnos de nuevo:
¿Si aquello no fue el renacer de Matanzas hace tres años, qué otra sorpresa podríamos esperar tras el regreso victorioso de los Vegueros—ahora increíblemente--doble campeón del año pasado en nuestro campeonato y de la actual Serie del Caribe?
Si hace tres años aquel trabajo lo titulé “Renacer” ahora con mucha más razón podríamos dar a conocer este otro pinareño como “Renacer por partida doble”

9 nov 2014

LA LINEA: ENTRADA POR PAREJAS (8)


La fórmula de los personajes humorísticos para actuar en pareja, representa de entrada, un éxito asegurado. El gordo y el flaco de mi tira “¡Ay, vecino!” obedece a esta modalidad que tiene una larga historia. A eso quiero referirme ahora y de paso recordar a un verdadero genio del humorismo gráfico: WILHELM BUSCH.
Con anterioridad hicimos un breve comentario sobre lo que se considera el debut de los (comic strip) en los Estados Unidos, surgido en el NEW YORK WORLD del Ciudadano Kane, es decir—William Randolph Hearst-- el 24 de diciembre de 1893 con el famoso personaje “Yellow Kid” que de paso dio nombre en Estados Unidos a la prensa amarilla o sensacionalista. Así ha quedado registrado para la historia de los comics en el mundo.
Sin embargo, es oportuno aclarar que ya desde mediados del siglo XIX, en Europa venían publicándose amagos de narraciones secuenciales, y casi todas con personajes humorísticos. Son los casos del suizo Rudolph Topffer (1799-1846), Cristophe, el francés (1865-1945), y de Alemania Wilhelm Busch, (1832-1908),
Precisamente a este último caricaturista del cual ya habíamos comentado en el capítulo anterior, queremos referirnos, no sólo por ser uno de los propiciadores del género antes de su definitiva evolución; sino por haber creado nada menos que esa antinomia señalada al principio con la pareja de “Max y Moritz”, --dos niños, uno rubio y el otro trigueño -- que derrocharon gracia en las peripecias gráficas con leyendas en pareados que servían de pie a cada viñeta. Los globos o “fumettis” que surgieron décadas después, salieron de la boca del “niño amarillo” del WORLD de N.Y. con lo que se afianzaba el género secuencial y le dio su nombre.

Incluso mucho antes de que la iniciativa cruzara el Atlántico para inspirar a los dibujantes norteamericanos el 9 de abril de 1898, otros imitadores los traviesos “Willy and Wally”, nacen en las páginas del THE PENNY COMIC, inglés con el título de “The Terrible Twins”.
Lo descrito hasta aquí es solo el comienzo de una exitosa modalidad que los dibujantes humorísticos de los Estados Unidos explotaron hasta la saciedad, incluso con no pocos y costosos enfrentamientos.
Veamos: Pulitzer, director del JOURNAL OF NEW YORK y competidor acérrimo de W.R.Hearst, descubrió la popularidad de la parejita alemana “Max and Moritz” y encargó al caricaturista Rudolph Dirks la creación de ”The Katzenjammer Kids”—copia al carbón de los pilluelos teutones-- partiendo del vocablo germánico (katzenjammer) traducido al inglés como (resaca marina). A partir de esa fecha (12-12-1897) la tira se convirtió en un verdadero éxito editorial.
Quince años más tarde, Kirk pensó que merecía unas vacaciones, la cual le fue negada por el JOURNAL provocando su renuncia. Ese fue solo el comienzo de una larga confrontación: El JOURNAL se querelló, y los tribunales dictaminaron que el periódico mantenía sus derechos de autor sobre la “tira”... Dirk podía seguir dibujando sus personajes, pero no estaba autorizado a utilizar el título reconocido así hasta entonces.
A partir de ese momento en el WORLD surgió otra historieta que utilizaba los mismos protagonistas, pero ahora llamados Hans and Fritz. De ahí que, siendo nosotros también niños, nos extrañábamos al ver que en uno de nuestros periódicos se publicara una serie titulada “El capitán y los Cebollitas” y en otro suplemento dominical “Maldades de dos pilluelos”, pero en ambas actuaban los mismos protagonistas.
Cosas de la naciente competencia monopolista en busca de más lectores y anunciantes. Lo ocurrido antes con el dibujante Outcault, y su pequeño asiático que dio nombre a la “prensa amarilla”, ahora se repetía con Dirks, pero en sentido inverso, al pasar éste a la nómina de THE NEW YORK WORLD con la historieta “The Captain and the Kids”. Por el contrario, Pulitzer contrata para la nueva serie del JOURNAL al dibujante Harold. H. Knerr, manteniendo el titulo original.
Quiso el destino que aquellos simples hijos de Wilhelm Busch Max and Moritz fueran inconscientes protagonistas de otro inesperado cambalache. Recuerden que la tira originalmente titulada “The Katzenjammer Kids” la protagonizaban los niños Hans y Fritz, pero al calor de la Segunda Guerra Mundial y de los prejuicios por todo lo que oliera a teutón, esos pequeñuelos nacidos mucho antes que la primera conflagración de 1914, fueron las primeras víctimas. Ambas publicaciones, el JOURNALy el WORLD, se dieron a la tarea de sustituir – no ya  a los dibujantes—sino la nacionalidad misma de los protagonistas y los dos pilluelos, se convirtieron del día a la noche en “The Shenanigan Kids”, con lo que se la daba pasaporte irlandés a esos inocentes.
Lo mismo ocurrió con los populares lápices “Mikado” que de buenas a primeras abandonaron el japonés para adoptar el nombre de “Mirado”…
Como ven la semillita alemana se injertó en la cultura norteamericana, pero no influyó solo allí, en Gran Bretaña fructificaron otros proyectos similares: “Those Terrible Twins “ de la revista THE HALF PENNY COMIC (9-4-1898), se convirtieron en Wally y Willy de la mano de Frank Holland.
Otros dos bribones George y Ferdi al estilo de la parejita germana, eran dibujados ahora por Leonard Shields y salieron a batirse como “The Bunsey Boys” en la primera página de THE WONDER.
Por último e igualmente gemelos, fueron los personajes de A.T. Pierce durante los primeros veinte años del siglo XX. Sus nombres: Jackie y Sammy, solo que en este caso los infantes eran comparsa de un ex carcelario en vías de rehabilitación llamado Jolly Tom.
Los ejemplos de estos tres creadores ingleses, agregados a los norteamericanos citados anteriormente --¿quién sabe cuántos más alrededor del mundo?--; demuestran que la explotación infantil de gemelos o niños precoces, existió desde los inicios del humor gráfico para crear situaciones de hilaridad garantizada por la disparidad y el contraste. En aquellos tiempos los adultos “Benitín y Eneas”--uno hombre alto y el otro bajito—también importados de los cómics yanquis, hacían furor en Cuba; mientras el éxito del teatro vernáculo descansaba en la polarización de la pareja clásica cubana formada por el negrito y el gallego, el Gallegíbiri y Mancuntíbiri. del Alhambra. Mientras en la televisión triunfaron Cachucha y Ramón, Garrido y Piñero o los argentinos Dick y Biondi, entre otros muchos binomios que nos hicieron reír a carcajadas.
Los personajes nuestros de la tira “¡Ay, vecino!” tal vez no  hayan sido bautizados, pero aún sin nombres propios tienen su personalidad establecida también en el contraste. Más o menos herederos del Stan Laurel y Oliver Hardi –pareja inolvidable de la comedia silente--, aunque por nuestro clima tropical estén permanentemente desnudos.
Y todos ellos--alemanes, yanquis, ingleses o cubanos--son hijos, nietos, bisnietos o tataranietos naturales, bastardos o putativos, de ese genio del humorismo que fue Wilhelm Busch.