A
48 horas de arribar a mis 88 sagitarios días, deseo dejar constancia de
recuerdos y anécdotas vividas en los primeros días de este noviembre, cuando
recibí junto a Cecilio Avilés una atenta invitación de la “Fábrica de Arte”, situada
en las cercanías del túnel del Vedado, en La Habana.
La
actividad fue organizada con motivo del fallecimiento el pasado 12 de noviembre
del famoso historietista norteamericano Stan Lee, autor de íconos como X-Men, El Hombre Araña, o Iron Man. Pero su verdadero nombre era Stanley
Martin Lieber.
Lo
cierto es que desde niño Stanley soñó convertirse en un escritor famoso como
Arthur Conan Doyle o Robert Louis Stevenson, pero estas inquietudes se
materializaron en 1940 al terminar la enseñanza secundaria y debutar en TIMELY
COMICS como guionista de relleno para las primeras aventuras del Capitán América.
Eran
tiempos de la Segunda Guerra Mundial, donde surgieron—a pululu—los Super-héroes
al servicio de las fuerzas armadas yanquis como Superman, Batman, el Capitán
Maravillas, y hasta el Super-Ratón.
Tras el triunfo en caliente de la explosión atómica en Hiroshima y Nagasaki,
vino el triunfalismo de la Guerra Fría con dos ejes en pugna.
Recuerdo
que en esos tiempos de guerra fría, surgió en los autores de comics estadounidenses
movimientos pacifistas y por los derechos humanos conocidos como “underground”
donde aparecieron firmas tan reconocidas como Crumb o Bill Griffith,--tuve el
privilegio de entrevistar a éste último—autor de la tira ”ZIppy”—quien nos visitara durante la crisis de los balseros y
diera una visión objetiva de los hechos en su publicación californiana.
Pero
mi afición por los “muñequitos” y el cine silente venían de mucho antes, cuando
aparecieron héroes menos voladores pero más humanos y simpáticos como Pedro Harapos, vegetando a todo color en
las calles de Nueva York, durante la
Ley Seca, Betty Boop, quien implantó la minifalda durante la furia del Charleston, o
Cuquita la mecanógrafa, mostrando su eficiencia solo cuando se sentaba en
las piernas de su jefe el Sr. Sopimpa, entre otros muchos simpáticos
personajes.
Tampoco olvidemos las famosas parejas de gatos y ratones como Tom y Jerry o Mickey y Donald, convertidos
también en superhéroes por aquella época de post-guerra y puestos en solfa por
la aguda crítica de Mattelard y compañía.
Mientras,
en el cine ocurría lo mismo. Sus orígenes chaplinescos del vagabundo o los
hilarantes conflictos entre el gordo y el flaco—Stan Laurel y Oliver Hardi—hicieron
la delicias del cine mudo, que fue perdiendo gracia con el sonido y las
comedias de golpe y porrazo, solo compatibles con seres anormales como “Los Tres Chiflados”.
Del
gordo y el flaco se alimentó mi tira cómica ¡Ay, Vecino! a partir de 1967 en PALANTE, pero--mucho antes--a la
comedia silente de nuestra televisión dominical le puso voz el inefable Armando
Calderón.
Pero
regresemos a la actividad en que tanto Cecilio como yo, asistimos para destacar
los éxitos criollos de colegas como Padrón, Oliver, Chago, Nuez y otros muchos,
así como aclarar algunas dudas de las nuevas generaciones.
Es
indiscutible que en conjunto, el desarrollo de la historieta cubana ha marchado
a saltos— Al comienzo por la competencia desleal de los millonarios Syndicates
Yanquis. Y tras el triunfo de la Revolución, por la confusión ideológica en las
filas revolucionarias que dieron lugar en 1961 al famoso encuentro de la
Biblioteca Nacional con Fidel, conocido como “Palabras a los Intelectuales”.
Fue
una época confusa que puso en peligro la unidad de la Revolución, y que
una vez más la genialidad de nuestro comandante en Jefe aclaró el camino.
Es
por ello que quisiera referirme a las verdaderas causas de la desaparición
física de EDICIONES EN COLORES. Empresa que surge en aquellos tiempos difíciles.
Soy testigo de lo ocurrido, pues desde octubre de 1961 formaba parte del
semanario PALANTE Y PALANTE fundado y dirigido por el veterano humorista
venezolano Gabriel Bracho Montiel, quien por motivos de salud debe regresar a
su patria cuatro años más tarde y en sustitución del fundador, es nombrado
Joaquín G. Santana, consagrado escritor y poeta cubano.
En
aquellos primeros años nómadas de la publicación en diversas sedes, primero en el
Cerro, después en el edificio Bacardí y por último en el antiguo ZIg-Zag del
casco histórico de La Habana, el logo PALANTE Y PALANTE fue perdiendo la cola
hasta arribar al Barrio Chino, donde se logra ubicarnos—¿definitivamente?--en
un enorme taller de la calle Salud con imprenta propia. Las condiciones permiten
al nuevo director Santana ampliar las propuestas y surge Ediciones en Colores.
Sin
abandonar la alta responsabilidad del semanario satírico, la iniciativa del
joven dirigente logra crear una serie de publicaciones colaterales, surgiendo en
primerísimo lugar las famosas revistas de historietas en colores MUÑEQUITOS,
DINDON, AVENTURAS, y FANTASTICOS. Pero sería injusto limitarnos a estas
propuestas: Es cierto que el núcleo central lo componían esas cuatro revistas para
niños y PALANTE.
Pero
a la iniciativa de su reforzado staff, hay que sumar las condiciones poligráficas--con
el acoplamiento de dos rotativas en una para--lograr la impresión simultánea de
cuatro colores, posibilitando tales hazañas.
Otras
muchas iniciativas se pusieron en práctica, como la edición de un libro cuya
portada enunciaba “Diccionario para
analfabetos” y cuando usted lo abría se encontraba 80 páginas en blanco.
Bromas
aparte EDICIONES EN COLORES puso a la venta con precios módicos una serie de
bolsilibros humorísticos, aprovechando el talento de su staff palantero. A
saber:
1) UNO DOS TRES VIETNAM: (12-1-1966) Autores: Cardi,
Arístide, Blanco, Nuez, Ñico, Val y Wilson.
2) EL AMOR ES COSA DE DOS: (14—2-1966) Autores:
Cardi y Blanco. Por el Día de los Enamorados.
3)
CRIOLLITAS X WILSON: (15-8-1966) Autor Wilson.
4) PEON CUATRO REY: (15-11-1966). Autores: Blanco y Puitín. A propósito de la Olimpiada
de Ajedrez en el Hotel Habana Libre.
5) UNA TIERRA LLAMADA VIETNAM: (15-1-1966).Autores:
Ñico, Adams, Pitín, Arístide, Wilson, Manuel, Quintana, Blanco, Alben, Val,
Pancho, Potrille, Nado. Y textos de: Lucas Tarragó, Rosen, Martín Proletario, y
Betancourt.
La
realidad es que tal logro se debió a la mente calenturienta del veterano
impresor Varona por lograr impresiones en cuatricomía. En más de una ocasión
fuimos testigos de la ignición producida por el roce de los rodillos con la
nafta utilizada para su limpieza.
Hasta
un día en que parodiando aquel estribillo del “Cuarto de Tula” --todo el taller de la calle Salud--”cogió candela”.
Esa
fue la real causa de la desaparición física de EDICIONES EN COLORES. El resto
solo es pura especulación.
Lo
ratifican los pasos siguientes: El personal del semanario humorístico PALANTE,
pasó a La Rampa habanera, para situarse en un coquetón palacete entre los 54
sabores de la heladería “Coppelia” y
los camarones rebozados de“Los siete
mares”. Pongo de testigo al Quijote del parque homónimo.
En
cuanto al resto del personal compuesto por guionistas y dibujantes de
historietas, formaron el Grupo P-L de Prensa Latina--por entonces sita en el
edificio del Retiro Médico--con Fidel Morales al frente como Responsable de
Edición, Mario Ponce como diseñador y el propio Joaquín G. Santana como asesor
literario. De su iniciativa surgió la revista Latinoamericana de Estudio de la
Historieta C-LINEA, con repercusión internacional, sobre todo en Suramérica y
Europa a partir de nuestra propuesta conocida como ANTI-COMICS.
Aunque
muy deterioradas por el paso del tiempo--aún conservo en mi poder--dos
ediciones de C-LíNEA (Año 1) Septiembre y Junio de 1973. Y cuatro del (Año 2),
correspondientes a los números 5, 6, 10 y 12.
Espero
que estas líneas despejen dudas sobre dichas C-LÍNEAS y mal entendidos a partir
de aquel siniestro acontecimiento del Barrio de los Chinos.
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