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26 nov 2018

HONOR A QUIEN HONOR MERECE

A 48 horas de arribar a mis 88 sagitarios días, deseo dejar constancia de recuerdos y anécdotas vividas en los primeros días de este noviembre, cuando recibí junto a Cecilio Avilés una atenta invitación de la “Fábrica de Arte”, situada en las cercanías del túnel del Vedado, en La Habana.
La actividad fue organizada con motivo del fallecimiento el pasado 12 de noviembre del famoso historietista norteamericano Stan Lee, autor de íconos como X-Men, El Hombre Araña, o Iron Man. Pero su verdadero nombre era Stanley Martin Lieber. 
Lo cierto es que desde niño Stanley soñó convertirse en un escritor famoso como Arthur Conan Doyle o Robert Louis Stevenson, pero estas inquietudes se materializaron en 1940 al terminar la enseñanza secundaria y debutar en TIMELY COMICS como guionista de relleno para las primeras aventuras del Capitán América. 
Eran tiempos de la Segunda Guerra Mundial, donde surgieron—a pululu—los Super-héroes al servicio de las fuerzas armadas yanquis como Superman, Batman, el Capitán Maravillas, y hasta el Super-Ratón. Tras el triunfo en caliente de la explosión atómica en Hiroshima y Nagasaki, vino el triunfalismo de la Guerra Fría con dos ejes en pugna.
Recuerdo que en esos tiempos de guerra fría, surgió en los autores de comics estadounidenses movimientos pacifistas y por los derechos humanos conocidos como “underground” donde aparecieron firmas tan reconocidas como Crumb o Bill Griffith,--tuve el privilegio de entrevistar a éste último—autor de la tira ”ZIppy”—quien nos visitara durante la crisis de los balseros y diera una visión objetiva de los hechos en su publicación californiana.
Pero mi afición por los “muñequitos” y el cine silente venían de mucho antes, cuando aparecieron héroes menos voladores pero más humanos y simpáticos como Pedro Harapos, vegetando a todo color en las calles de Nueva York, durante la Ley Seca, Betty Boop, quien implantó la minifalda durante la furia del Charleston, o Cuquita la mecanógrafa, mostrando su eficiencia solo cuando se sentaba en las piernas de su jefe el Sr. Sopimpa, entre otros muchos simpáticos personajes.
Tampoco olvidemos las famosas parejas de gatos y ratones como Tom y Jerry o Mickey y Donald, convertidos también en superhéroes por aquella época de post-guerra y puestos en solfa por la aguda crítica de Mattelard y compañía.
Mientras, en el cine ocurría lo mismo. Sus orígenes chaplinescos del vagabundo o los hilarantes conflictos entre el gordo y el flaco—Stan Laurel y Oliver Hardi—hicieron la delicias del cine mudo, que fue perdiendo gracia con el sonido y las comedias de golpe y porrazo, solo compatibles con seres anormales como “Los Tres Chiflados”. 
Del gordo y el flaco se alimentó mi tira cómica ¡Ay, Vecino! a partir de 1967 en PALANTE, pero--mucho antes--a la comedia silente de nuestra televisión dominical le puso voz el inefable Armando Calderón. 
Pero regresemos a la actividad en que tanto Cecilio como yo, asistimos para destacar los éxitos criollos de colegas como Padrón, Oliver, Chago, Nuez y otros muchos, así como aclarar algunas dudas de las nuevas generaciones. 
Es indiscutible que en conjunto, el desarrollo de la historieta cubana ha marchado a saltos— Al comienzo por la competencia desleal de los millonarios Syndicates Yanquis. Y tras el triunfo de la Revolución, por la confusión ideológica en las filas revolucionarias que dieron lugar en 1961 al famoso encuentro de la Biblioteca Nacional con Fidel, conocido como “Palabras a los Intelectuales”. 
Fue una época confusa que puso en peligro la unidad de la Revolución, y que una vez más la genialidad de nuestro comandante en Jefe aclaró el camino. 
Es por ello que quisiera referirme a las verdaderas causas de la desaparición física de EDICIONES EN COLORES. Empresa que surge en aquellos tiempos difíciles. Soy testigo de lo ocurrido, pues desde octubre de 1961 formaba parte del semanario PALANTE Y PALANTE fundado y dirigido por el veterano humorista venezolano Gabriel Bracho Montiel, quien por motivos de salud debe regresar a su patria cuatro años más tarde y en sustitución del fundador, es nombrado Joaquín G. Santana, consagrado escritor y poeta cubano. 
En aquellos primeros años nómadas de la publicación en diversas sedes, primero en el Cerro, después en el edificio Bacardí y por último en el antiguo ZIg-Zag del casco histórico de La Habana, el logo PALANTE Y PALANTE fue perdiendo la cola hasta arribar al Barrio Chino, donde se logra ubicarnos—¿definitivamente?--en un enorme taller de la calle Salud con imprenta propia. Las condiciones permiten al nuevo director Santana ampliar las propuestas y surge Ediciones en Colores. 
Sin abandonar la alta responsabilidad del semanario satírico, la iniciativa del joven dirigente logra crear una serie de publicaciones colaterales, surgiendo en primerísimo lugar las famosas revistas de historietas en colores MUÑEQUITOS, DINDON, AVENTURAS, y FANTASTICOS. Pero sería injusto limitarnos a estas propuestas: Es cierto que el núcleo central lo componían esas cuatro revistas para niños y PALANTE. 
Pero a la iniciativa de su reforzado staff, hay que sumar las condiciones poligráficas--con el acoplamiento de dos rotativas en una para--lograr la impresión simultánea de cuatro colores, posibilitando tales hazañas. 
Otras muchas iniciativas se pusieron en práctica, como la edición de un libro cuya portada enunciaba “Diccionario para analfabetos” y cuando usted lo abría se encontraba 80 páginas en blanco. 
Bromas aparte EDICIONES EN COLORES puso a la venta con precios módicos una serie de bolsilibros humorísticos, aprovechando el talento de su staff palantero. A saber: 
1)   UNO DOS TRES VIETNAM: (12-1-1966) Autores: Cardi, Arístide, Blanco, Nuez, Ñico, Val y Wilson. 
2)   EL AMOR ES COSA DE DOS: (14—2-1966) Autores: Cardi y Blanco. Por el Día de los Enamorados. 
3)   CRIOLLITAS X WILSON: (15-8-1966) Autor Wilson. 
4)   PEON CUATRO REY: (15-11-1966). Autores: Blanco y Puitín. A propósito de la Olimpiada de Ajedrez en el Hotel Habana Libre. 
5)   UNA TIERRA LLAMADA VIETNAM: (15-1-1966).Autores: Ñico, Adams, Pitín, Arístide, Wilson, Manuel, Quintana, Blanco, Alben, Val, Pancho, Potrille, Nado. Y textos de: Lucas Tarragó, Rosen, Martín Proletario, y Betancourt.
La realidad es que tal logro se debió a la mente calenturienta del veterano impresor Varona por lograr impresiones en cuatricomía. En más de una ocasión fuimos testigos de la ignición producida por el roce de los rodillos con la nafta utilizada para su limpieza. 
Hasta un día en que parodiando aquel estribillo del “Cuarto de Tula” --todo el taller de la calle Salud--”cogió candela”. 
Esa fue la real causa de la desaparición física de EDICIONES EN COLORES. El resto solo es pura especulación. 
Lo ratifican los pasos siguientes: El personal del semanario humorístico PALANTE, pasó a La Rampa habanera, para situarse en un coquetón palacete entre los 54 sabores de la heladería “Coppelia” y los camarones rebozados de“Los siete mares”. Pongo de testigo al Quijote del parque homónimo. 
En cuanto al resto del personal compuesto por guionistas y dibujantes de historietas, formaron el Grupo P-L de Prensa Latina--por entonces sita en el edificio del Retiro Médico--con Fidel Morales al frente como Responsable de Edición, Mario Ponce como diseñador y el propio Joaquín G. Santana como asesor literario. De su iniciativa surgió la revista Latinoamericana de Estudio de la Historieta C-LINEA, con repercusión internacional, sobre todo en Suramérica y Europa a partir de nuestra propuesta conocida como ANTI-COMICS.
Aunque muy deterioradas por el paso del tiempo--aún conservo en mi poder--dos ediciones de C-LíNEA (Año 1) Septiembre y Junio de 1973. Y cuatro del (Año 2), correspondientes a los números 5, 6, 10 y 12. 
Espero que estas líneas despejen dudas sobre dichas C-LÍNEAS y mal entendidos a partir de aquel siniestro acontecimiento del Barrio de los Chinos.

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