En ocasiones anteriores hemos contado anécdotas de nuestros comienzos en la vida artística. Volvamos pues sobre el tema:
Siendo aún linotipista en el diario “El Mundo” y aficionado al dibujo, se presentó una rotura del aparato de radio foto de la redacción que reproducía imágenes del exterior como lo hacía el teletipo con los textos.
Al día siguiente estaba pactada en el Madison Square Garden de Nueva York, la pelea por el campeonato mundial welterweight entre el cubano Gavilán Kid y el titular Bobo Olson.
Ante esa situación, el jefe de la plana deportiva, me preguntó si yo podía adelantarme a los acontecimientos y hacer un creyón con ambos pugilistas frente a frente, única forma de ilustrar el combate y que se le daría gran destaque. ¡Imagínense, tamaña proposición a un joven aficionado!
Acepté el reto e inmediatamente salí a comprar la cartulina más grande que existía en el mercado. Era un plancha de 70 por 100 cms. Y allí plasmé el dibujo original tomando como modelo varias fotografías de archivo.
El match se celebró el 2 de abril de 1954 y al día siguiente en la primera página deportiva del periódico apareció mi ilustración a ocho columnas con bajantes del match round por round. El tamaño aproximado impreso era de unos 36 centímetros cuadrados, y durante mucho tiempo ingenuamente pensé que era el dibujo más grande publicado por un artista cubano en la prensa. Eso fue hasta que conocí a Conrado W. Massaguer.
Me acerqué al maestro, con motivo de la publicación de un libro-homenaje por sus 50 años de vida artística, y él tuvo la delicadeza de dedicármelo. A partir de entonces mantuvimos relaciones amistosas hasta su fallecimiento diez años más tarde, a tal punto que en cierta ocasión me contó:
“También en mis comienzos, a mi me ocurrió algo similar: Corría el año 1906, en Mérida, Yucatán, a donde me habían enviado mis padres con solo 17 años de edad. Tenía necesidad de trabajo y en el periódico “La Campaña”, me ofrecieron hacer la caricatura de un personaje local no muy bien visto, pero con influencia”.
“Realicé el dibujo bien grande, pero no sabía el método de reproducción que allí se empleaba: la xilografía. Resulta que un indio grabador era quien calcaba el original en madera y grababa la plancha a relieve. Resultado final: Un maderón que no cabía en la primera plana, y la posibilidad de perder mi primer sueldo”.
“En ese momento se me enciende la chispa, cojo el tablón, corro al fondo del taller y con un serrucho, corto la caricatura horizontalmente por el centro. Cuando regreso a la imprenta coloco la mitad superior en la primera plana y la inferior en la última. Seguidamente añadí: Póngale como pie de grabado, --Viene de la primera--. Así resolví el problema y aseguré mi trabajo”.
Con el relato me convencí de que el dibujo de la pelea Gavilán-Olson era un pigmeo en comparación con la hazaña del maestro de maestros. Todo esto viene a colación por la próxima celebración el 3 de marzo, en la ciudad de Cárdenas, Matanzas, del 120º. Aniversario de su Nacimiento. “HONRAR HONRA”.
Siendo aún linotipista en el diario “El Mundo” y aficionado al dibujo, se presentó una rotura del aparato de radio foto de la redacción que reproducía imágenes del exterior como lo hacía el teletipo con los textos.
Al día siguiente estaba pactada en el Madison Square Garden de Nueva York, la pelea por el campeonato mundial welterweight entre el cubano Gavilán Kid y el titular Bobo Olson.
Ante esa situación, el jefe de la plana deportiva, me preguntó si yo podía adelantarme a los acontecimientos y hacer un creyón con ambos pugilistas frente a frente, única forma de ilustrar el combate y que se le daría gran destaque. ¡Imagínense, tamaña proposición a un joven aficionado!
Acepté el reto e inmediatamente salí a comprar la cartulina más grande que existía en el mercado. Era un plancha de 70 por 100 cms. Y allí plasmé el dibujo original tomando como modelo varias fotografías de archivo.
El match se celebró el 2 de abril de 1954 y al día siguiente en la primera página deportiva del periódico apareció mi ilustración a ocho columnas con bajantes del match round por round. El tamaño aproximado impreso era de unos 36 centímetros cuadrados, y durante mucho tiempo ingenuamente pensé que era el dibujo más grande publicado por un artista cubano en la prensa. Eso fue hasta que conocí a Conrado W. Massaguer.
Me acerqué al maestro, con motivo de la publicación de un libro-homenaje por sus 50 años de vida artística, y él tuvo la delicadeza de dedicármelo. A partir de entonces mantuvimos relaciones amistosas hasta su fallecimiento diez años más tarde, a tal punto que en cierta ocasión me contó:
“También en mis comienzos, a mi me ocurrió algo similar: Corría el año 1906, en Mérida, Yucatán, a donde me habían enviado mis padres con solo 17 años de edad. Tenía necesidad de trabajo y en el periódico “La Campaña”, me ofrecieron hacer la caricatura de un personaje local no muy bien visto, pero con influencia”.
“Realicé el dibujo bien grande, pero no sabía el método de reproducción que allí se empleaba: la xilografía. Resulta que un indio grabador era quien calcaba el original en madera y grababa la plancha a relieve. Resultado final: Un maderón que no cabía en la primera plana, y la posibilidad de perder mi primer sueldo”.
“En ese momento se me enciende la chispa, cojo el tablón, corro al fondo del taller y con un serrucho, corto la caricatura horizontalmente por el centro. Cuando regreso a la imprenta coloco la mitad superior en la primera plana y la inferior en la última. Seguidamente añadí: Póngale como pie de grabado, --Viene de la primera--. Así resolví el problema y aseguré mi trabajo”.
Con el relato me convencí de que el dibujo de la pelea Gavilán-Olson era un pigmeo en comparación con la hazaña del maestro de maestros. Todo esto viene a colación por la próxima celebración el 3 de marzo, en la ciudad de Cárdenas, Matanzas, del 120º. Aniversario de su Nacimiento. “HONRAR HONRA”.
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