Este
trabajo irá calzado con copias de algunas de mis historietas publicadas por la
revista MAR Y PESCA y seleccionadas en el 2009 para el libro “Hazañas
en el mar” de la Editorial Pablo de la Torriente, en colaboración con
mi hijo Francisco Blanco Hernández.
Cada
dos meses zarpa desde hace más de medio siglo la revista MAR Y PESCA, diario de
abordo para el disfrute de los marinos y pescadores cubanos. La nave, boyante
desde 1956 hasta 1962, retomó el rumbo a partir del 23 de octubre de 1965 con
frecuencia bimensual como una necesidad de la Revolución Cubana por llevar su
mensaje, a los trabajadores cubanos allende los mares y junto a ello, paliar
cualquier síntoma de mareo o añoranza mediante lecturas instructivas y amenas.
Desde
su propia botadura fui un fiel seguidor de su trayectoria---no sólo por tomar entonces
el nuevo rumbo--hoy emblema de TELE SUR, “Nuestro Norte es el Sur”; sino porque
entre otras hazañas, la nave le tendió la mano a un género periodístico que
además de sufrir el menosprecio de algunos, también había resurgido de su
letargo cíclico contra viento y marea, durante la década del sesenta en el
pasado siglo. Me refiero a la llamada historieta o arte secuencial.
En
esa oportunidad la aventura surgía al calor del semanario PALANTE y su empresa
Ediciones en Colores, con aquellos populares cuadernos que invadieron los
estanquillos de la prensa bajo el cromático pendón de HISTORIETAS, DIN DON,
AVENTURAS, Y FANTÁSTICOS.
Dicen
que la felicidad dura poco y aquella flota de cuatro naos sufrió un fatal
incendio en su propia rotativa. Al rescate del siniestro acudió la Agencia
PRENSA LATINA, creando con la tripulación damnificada y su propio capitán Fidel
Morales al frente, el GRUPO PE-ELE con una nueva opción periódica: La revista C-LÍNEA.
Del
aquel pecio en las abismales entrañas del Barrio Chino, ya nadie se acuerda.
Es
entonces que en 1965 y al calor de estas circunstancias reaparece en el
horizonte la flamante nao MAR Y PESCA, entre otras cosas para surcar las olas
del entretenimiento con sus “Grandes Aventuras del Mar” y
nutrirse apenas seis meses después con aquellos veteranos dibujantes-supervivientes
del naufragio de Manrique y Salud como Luis García Fresquet (Chamaco), Deltoro,
y el maestro de maestros Virgilio Martínez, quienes fueron secundados pronto
por Peña Mora, los hermanos Felipe y Domingo García; hasta el propio Mario
Ponce, quien en 1961 me había sustituido en la agencia noticiosa PL cuando pase
a integrar la tripulación de PALANTE. De
aquellos primitivos colaboradores tal vez quien más descolló con el pincel fue
Felipe García (Felgar) aportando alrededor de cincuenta historietas casi todas
con guiones de Abascal; seguido éste último por valiosos grumetes como la joven
escritora Olga Marta Pérez, hoy timonel de la Editorial UNIÓN.
Junto
a estas propuestas gráficas también ilustraron sus páginas caricaturas del
llamado humor blanco o general--enemigo jurado del malhumor--ahora bajo el
título de “Mar-Humor”.
Esta
es sólo la bitácora de una amena revista que hasta hoy no ha perdido el rumbo
gracias a muchos de esos Lobos de Mar, algunos ya fallecidos, por lo que ya no
tenemos a bordo marinos de la talla de Francisco Mota, el “enciclopédico gallego”
y esposo de Rafaela Chacón Nardi; así como otro de sus fundadores, el inquieto Aurelio
Silveiro, su director durante los primeros siete años hasta pasarle el timón a
nuevos timoneles como Fabián Delgado, quien contó durante toda aquella primera
travesía con esa polilla-gigantesca que fue--Rodolfo Peña Mora-- durante muchos
años autor de variadas secciones simultáneas: Recordemos sus emblemáticas páginas
de entretenimientos, siluetas testimoniales, o permanentes secciones sobre la
pintura, la música y la literatura en el mar, entre otras misceláneas. Todas
ellas bellamente ilustradas por su prodigiosa mano.
También parte de la dotación y especializado en el cine lo fue otro Rodolfo, pero de apellido Santovenia; mientras entre sirenas o sapos mitológicos, todavía deambulan en la revista no pocas huellas autóctonas y rupestres a cargo de María de los Ángeles Arias y Victorio Cué.
También parte de la dotación y especializado en el cine lo fue otro Rodolfo, pero de apellido Santovenia; mientras entre sirenas o sapos mitológicos, todavía deambulan en la revista no pocas huellas autóctonas y rupestres a cargo de María de los Ángeles Arias y Victorio Cué.
Contábamos
además con tripulantes multi-oficios de la talla del dibujante-submarinista Roberto
Rodríguez (PIME), lamentablemente fallecido hace pocos años.
Disculpen
que en este accidentado pase de lista a bordo falten algunos miembros de la
tripulación pero; si a veces mientras escribía estas notas se me olvidaba donde
había puesto los espejuelos o la dentadura, qué decir de tantas millas náuticas
navegadas hasta ahora entre mis viejas revistas y neuronas etáreas.
Tras
la necesaria jubilación durante el llamado período especial, me sentí de nuevo rejuvenecido
al enrolarme en la dotación de MAR Y PESCA, nada menos que para sustituir al
maestro de aquellas fabulosas aventuras marinas, Vicente Sánchez, lo que
resultó un nuevo y emocionante episodio en mi azarosa vida.
Por
tanto, no quisiera marearlos con más recuerdos, sólo aclarar que pescadores y
marineros, tanto mujeres como hombres, no nos faltarán en el futuro, porque la
nao-capitana MAR Y PESCA es también
un buque-escuela, donde se forjan las nuevas tripulaciones. Entre ellas las que
me sustituyeron--jubilado pero no vencido--en aquellas “Grandes Aventuras del Mar”
durante la travesía en el primer decenio de este siglo XXI; primero desplazado
por mi hijo Francisco P. Blanco Hernández, actualmente en BOHEMIA y después por
ese inquieto artista que actualmente comparte sus aventuras cuadro a cuadro con
la Editora ABRIL y firma Ángel Velazco.
Todo
lo dicho hasta aquí es pasado. El futuro es vuestro.
Por
último, les prometo algunas curiosidades marinas o pesqueras embichadas en la
colección de MAR Y PESCA reunida
durante los años en que colaboré con la misma o en lecturas similares. Eran
tiempos de borrasca durante el vértigo ocasionado por el llamado periodo
especial y se extendió hasta comienzos de este Nuevo Milenio, pero que me
produjeron muchas satisfacciones entre tantas tempestades.
De
ahí que este primer capítulo esté numerado y no lanzaremos el ancla al mar
hasta la celebración de la media rueda de MAR Y PESCA en el próximo octubre.
Ése será mi modesto homenaje a ella y a ustedes mi fieles vecinos.
¡TODOS
A BORDO!
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