Pido
disculpas anticipadas a mis juiciosos vecinos por los achaques que venimos
padeciendo últimamente, tal vez debido a un prematuro envejecimiento
personal o por contagio con otros medios que también recurren a esta nueva
pandemia informativa que hemos bautizado hoy como enfermérides o el
vicio de enumerar y celebrar acontecimientos a troche y moche, descubriendo a
menudo una nueva celebración.
He
aquí algunos ejemplos de dicha epidemia: La sección diaria de fechas calendariadas
en la última página de GRANMA; o en la página dos de TRIBUNA a comienzo del
mes, resumiendo lo que va a pasar durante el mismo; además de las efémerides anticipadas
que selecciona BOHEMIA habitualmente en su página 70; por enumerar solo tres de
las imprescindibles.
Pero
no son las únicas: Otras se nos pegan por la radio o la televisión, y qué decir
de aquellas barrabasadas empujadas por ENCARTA durante años y que hoy con igual
insistencia nos regala internet, a tal punto de que TELESUR tenga que
advertirnos: “Estos no son tuiters, son historias”.
Por
nuestra parte el mejor ejemplo lo ofrecimos en la pasada entrega bajo el título
“Abril
que viene mayo”, donde sintetizamos no pocos acontecimientos ya
tratados, pero dignos de repetirse bajo otras aristas.
Lo
peor es cuando en el afán de sorprenderlos a ustedes y dar el palo periodístico,
nos vamos con la de trapo y metemos el delicado, basados en la supuesta
veracidad de algunas lecturas.
He
aquí varios gazapos descubiertos:
En
julio de 1981, la revista REVOLUCIÓN Y CULTURA, abordó con amplitud el tema de
la Iglesia del Espíritu Santo, donde testificaron su fe de bautismo no pocas personalidades
de nuestro país en épocas pasadas de esplendor intramuros, entre ellos José de
la Luz y Caballero, Antonio Bachiller y Morales, o Moisés Simmons entre otros.
Pero
en especial se destaca allí el caso de Francisco Xavier Arango y Parreño, quien
aparece con dos fechas asentadas en el libro de inscripciones: 21 de marzo de
1763 y 22 de mayo de 1765. ¿Nació dos años dos meses y un día después de su
bautizo o fue al revés?
He
aquí otra pregunta que nos repetimos hoy, cuando por necesidad de legalizar
cierto documento hemos tenido que hacer una cola mucho más larga para subsanar
enmiendas que para oficializarlo. En mis tiempos de linotipista no había
tales eufemismos fecales: El subrayado es nuestro y con él pretendemos corregir
errores es decir, cierto rechazo surgido últimamente, pues esa equivocación
no es ninguna dolencia o enfermedad.
Parecida
situación se nos presentó igualmente con la revista BOHEMIA del 22 de marzo de
2002, nada menos que bajo la firma del entrañable colega Juan Sánchez—ya fallecido—y
un verdadero maestro de la crítica en las artes plásticas, quien abordara
entonces el Centenario del escultor Teodoro Ramos Blanco que sitúa en La Habana,
y copio: “…Este año celebramos el centenario del nacimiento de este creador (en La
Habana, el 19 de diciembre de 1902...”
Pues
bien, en documentos personales del maestro Ramos Blanco archivados en la Galería
de Arte que lleva su nombre en la Avenida 20 de Mayo del Cerro, muy cerca del
Estadio Latinoamericano, descubrimos que la fecha de su nacimiento no coincide
con lo publicado en la revista y puede ser también objeto de investigación.
Veamos lo que asentó en el libro de asiento el compañero Delfín Lima Méndez,
por entonces director de la galería: (…Teodoro Ramos Blanco nace en La Habana el 23
de mayo de 1902…) O sea ocho meses después de la fecha dada por
BOHEMIA, (…y fallece el 15 de octubre de 1972…).
Otro
caso digno de mencionarse es el de Álvaro de la Iglesia, periodista y escritor
nacido en La Coruña, España el 5 de abril de 1859 según datos oficiales, donde se
señala que arribó a Cuba casi un niño. Sin embargo en el importante folleto de
su autoría ”Cuba para los cubanos” publicado a fines de 1898, declara que
había llegado a la Isla hacía 25 años, o sea en 1873. No era por tanto un niño,
sino un adolescente de catorce años.
Precisamente
de ese “galleguito” quien hizo sus pininos en la prensa de Matanzas
hasta que pasó a la capital como redactor de LA DISCUSIÓN y EL MUNDO, volveremos
a recurrir en una próxima entrega este mismo mes por, los 500 años de la
fundación de San Juan de los Remedios.
En
este caso, debido a los interesantes aportes que nos bridara en el relato
titulado “Los endemoniados del Cayo” uno de los 109 recogidos en
su recordada obra “Tradiciones Completas” que publicó la Editorial Letras
Cubanas en 1983, con prólogo de Salvador Bueno.
¡NO
SE LO PIERDAN!
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