Este
trabajo que da continuidad a nuestra serie sobre la caricatura en el mundo, es
una síntesis del que con fecha 11 de mayo de 1985 publicamos en el diario
GRANMA bajo el título de “La Caricatura
contra el fascismo”.
Por
su extensión nos limitaremos a reproducir sólo algunos párrafos. En nuestra
última entrega “La línea extremista” del pasado mes de mayo, nos detuvimos en
acontecimientos ocurridos en Venezuela a fines del siglo XIX hasta la Primera
Guerra Mundial, donde un presidente con ideas nacionalistas de apellido Castro
fue satanizado por las potencias imperiales emergentes con apetencias
petroleras. Tras
la sangrienta conflagración mundial del año 14, el pangermanismo guerrerista
salió derrotado y trajo por consecuencia la formación de agrupaciones
revanchistas que bajo le máscara del populismo ofrecían al pueblo teutón
utopías basadas en la pureza de la raza, la superioridad científico técnica y
el destino manifiesto, con marcado interés en el anticomunismo y el
antisemitismo léase judíos y musulmanes:
Su
líder: Adolf Hitler.
Su emblema: La Cruz Gamada.
Su emblema: La Cruz Gamada.
Su
gancho: Cada alemán un auto.
Y
surgió el famoso escarabajo: VW.
Con
esta coyunda introductoria, vayamos al grano, es decir a la copia:
“…Fue
en Alemania a fines del siglo pasado (XIX y a principios de este XX) donde la
caricatura dio un salto cualitativo mediante la utilización de cierta expresión
mucho más simplificada en las páginas de la revista SIMPLICISSIMUS título que respondía
precisamente a sus premisas. (…) Su fundador, Thomas Theodor Heine, nacido en
1867, tuvo mucho que ver con este renacimiento de la sátira gráfica en
Alemania, durante la llamada época de oro de la caricatura, en tiempos del
Emperador Guillermo II. (…) Es bueno señalar que SIMPLICISSIMUS en los momentos
de firmarse el Pacto de Munich (1938), servía de modelo a la mayoría de los
caricaturistas europeos de la época. Incluso, los artistas satíricos teutones
fueron las primeras víctimas de la persecución de las tropas de asalto
hitlerianas….)
Seguidamente
planteo en dicho análisis, que George Grosz, uno de los grandes maestros del
expresionismo alemán, al igual que John Heartfield y T. Heine, autores de geniales
fotomontajes antifascistas tuvieron que ir al exilio. Los tres formaron parte
de la Exposición Internacional de la Caricatura y el Humor de Praga, en abril
de 1934. Ellos continuaron publicando sus dibujos satíricos en la revista local
SIMPLEX junto a los maestros checos del humorismo Frantisek Bidlo, Antonin Pelc
y otros.
Admirable
artista gráfico de gran talento y formación autodidacta, Bidlo fue también
víctima del hostigamiento nazi y muere por su causa a fines de la Segunda Guerra
Mundial. Por su parte, Pelc se vio obligado a abandonar su patria a
consecuencia de la barbarie de las tropas de ocupación del Tercer Reich.
Primero en París y después en Estados Unidos revitalizó su campaña antifascista
en la caricatura.
“…Cientos de artistas satíricos del
mundo entero se motivaron con la heroica lucha de los patriotas que en
condiciones desventajosas casi siempre, se enfrentaron a las hordas nazis. El
hecho de escoger unos pocos obedece a la circunstancia de ser los únicos que
pudimos obtener sus respectivas fichas y reproducciones a cuarenta años de esos
hechos…”
“…En
dicho artículo escogimos a varios caricaturistas que, dadas sus posiciones
revolucionarias, estuvieron más cerca de las llamas de la guerra y las garras
de la Gestapo, sin que esto desmerezca la labor ideológica desarrollada por otros
muchos artistas igualmente progresistas como el inglés Low, el norteamericano
William Gropper, el argentino Lino Palacios, o los cubanos Horacio, Adigio,
David y Her Car, entre otros. (…) Otros dibujantes satíricos sufrieron en carne propia sus consecuencias.
El excelente polaco Erick Lipinski fue encarcelado en el campo de concentración
de Auschwitz en 1940, y el italiano Bruno Cánovas fue enviado a Sudetengebiet,
mientras el comunista alemán Herbert Sandberg estuvo prisionero en Buchenwald.
(…) Prácticamente la única forma de escapar a la persecución nazi era la
emigración o el exilio. Refugiados fueron: El rumano Saul Steinberg en Estados
Unidos, el húngaro Víctor Weiss (Vicky) en Inglaterra, y el búlgaro Boris
Angeluschev (Fuck), quien primero emigró a Checoeslovaquia y posteriormente a
Suiza...”
Para
concluir recordemos que la Gran Guerra Patria se libró también por todo el
pueblo soviético incluyendo soldados de la pluma y el pincel. Sería pues una
imperdonable omisión no destacar aquí la obra de aquellos que tanto en las
trincheras del arte combatiente como en las del frente, hicieron morder el
polvo de la derrota a las tropas élites del ejército alemán y su ideología
cavernaria. Entre ellos nombraremos al artista emérito Boris Efímov, al
increíble trío de los Kukriniksy, al estilizado grafismo de Konstantin Rotov y
la fuerza expresiva de Ganf, Lisogorsky o Eliséev…”
Estos
pocos dibujos que publicamos entre millares que permanecen en archivos de la prensa
o en manos de coleccionistas, no han perdido su vigencia a pesar de los años,
pues el fascismo sigue al acecho y hay que permanecer alerta Con su talento
creador y firmeza, estos veteranos del humorismo combatiente son fuente de
optimismo e inspiración para el futuro.
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