A 22 años de mi debut
como artista gráfico en la revista FOTOS del maestro del lente Pepe Agraz, y a
pesar del calentamiento global y el envejecimiento personal, había escogido un
tema poco explotado en mi obra gráfica hasta entonces: El cartel político. Y se
produjo también de forma casual, pues se celebraba el
Centenario de Lenin—fines de abril de 1970—y el compañero Ricardo Machado, por entonces
administrador del semanario PALANTE y a la vez, director de CAMPESINO órgano de
la ANAP, me solicita una ilustración para dicha publicación con motivo del
Primero de Mayo de ese año. Es entonces que se me ocurre una portada alusiva a la
“Fiesta de los Trabajadores” uniendo ambas efemérides en una sola imagen, que
hemos reproducido como constancia de dicha curiosidad.
Sin embargo una inesperada
noticia vía internet nos llegó el pasado 22 de abril, desde el sitio web del
diario matancero GIRÓN bajo el título de: “El humorismo gráfico pierde un maestro” donde
se informa el fallecimiento del caricaturista Gustavo Prado Álvarez (Pitín) a
los 87 años de edad en la ciudad de Matanzas.
Recuerdo que entramos
juntos a la redacción del semanario PALANTE Y PALANTE el mismo día de su debut
(19 de octubre de 1961). Él venía del diario HOY y yo de PRENSA LATINA, aunque
siguiera oficialmente como caricaturista de EL MUNDO hasta el cobarde sabotaje que
destruyera al diario ocho años más tarde.
Lo cierto es que, la
participación permanente de Pitín, desde ese mismo día en la publicación palantera fue fundamental,
al crear un personaje humorístico que caracterizó en sus primeros números al
semanario. Se trataba de un cocodrilo llamado “Gironcito”, que se paseaba por sus páginas vestido de miliciano con
la metralleta al hombro para recordarles a los lectores aquel estribillo purificador
y vermífugo inspirado en la primera
derrota del Imperialismo en América, seis meses antes.
Lo cierto es que, con el
transcurso del tiempo, la síntesis se impuso-- PALANTE Y PALANTE—perdió la cola
al quedar como PALANTE a secas y Gironcito al sufrir la misma mutación,
prefirió desaparecer ante la creación de nuevos personajes como las Criollitas
de Wilson, El mejor amigo de Ñico, el Crisanto Buenagente de Val, Subdesarrollo
Pérez de Arístide, Matojo de Lillo, el Sherlock Holmes de Alben, o los Vecinos nuestros.
Durante aproximadamente
25 años en emulación permanente la firma PITíN acaparaba las portadas del
semanario imponiéndose por su gracia, actualidad y poder de síntesis, bajo la
batuta de exigentes directores como Gabriel Bracho Montiel, Joaquín Santana,
Guillermo Santiesteban, René de la Nuez y este modesto servidor.
Por razones personales
en 1985 abandono la dirección del semanario para unirme a un ambicioso proyecto
periodístico—la Editorial Pablo de la Torriente de la UPEC—que en solo un quinquenio
demostró su eficacia, editorial, política y económica a la vez, pero lamentablemente
languidecía bajo los efectos del funesto periodo especial.
Lo cierto es que —Pitín
por un lado y yo por otro— nos acogimos a la jubilación, por tiempo de trabajo
(40 años), por edad (60 años), y sobre todo, por las limitaciones de aquella
situación monetaria que—para nuestro sector—representó más que una doble
moneda, un doble o triple bloqueo.
Él se muda para
Matanzas, mientras yo me incorporo junto a otros profesionales de la gráfica al
proyecto CARITUR que ofrecía servicio de caricaturas personales al turista en
los principales hoteles de la capital, bajo contratación del Fondo de Bienes
Culturales, la UNEAC, o la UPEC respectivamente.
Recuerdo que, sin ponernos
de acuerdo, él—jubilado pero no retirado—se convierte en un puntal de la prensa
matancera, sobre todo para el periódico GIRÓN y para HUMEDAL DEL SUR mientras yo
—tras el éxito editorial de “La leyenda que Camina” libro dedicado
al Caballero de París, le abro las puertas de este blog personal en agosto de 2008 a mis dos hijos putativos de
la tira “¡Ay, Vecino!”.
Este Primero de Mayo “Día
Internacional de los Trabajadores” a 87 años exactos de su nacimiento en el
villareño Ranchuelo, el dolor por su partida
física nos embarga y les remito a la semblanza que bajo el título de PITIN EN UN TiN le dedicáramos al hermano, colega y amigo.
(E. P. D.)
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