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28 abr 2018

EL PRIMERO DE MAYO EN LA MEMORIA




A 22 años de mi debut como artista gráfico en la revista FOTOS del maestro del lente Pepe Agraz, y a pesar del calentamiento global y el envejecimiento personal, había escogido un tema poco explotado en mi obra gráfica hasta entonces: El cartel político. Y se produjo también de forma casual, pues se celebraba el Centenario de Lenin—fines de abril de 1970—y el compañero Ricardo Machado, por entonces administrador del semanario PALANTE y a la vez, director de CAMPESINO órgano de la ANAP, me solicita una ilustración para dicha publicación con motivo del Primero de Mayo de ese año. Es entonces que se me ocurre una portada alusiva a la “Fiesta de los Trabajadores” uniendo ambas efemérides en una sola imagen, que hemos reproducido como constancia de dicha curiosidad.
Sin embargo una inesperada noticia vía internet nos llegó el pasado 22 de abril, desde el sitio web del diario matancero GIRÓN bajo el título de: “El humorismo gráfico pierde un maestro” donde se informa el fallecimiento del caricaturista Gustavo Prado Álvarez (Pitín) a los 87 años de edad en la ciudad de Matanzas.
Recuerdo que entramos juntos a la redacción del semanario PALANTE Y PALANTE el mismo día de su debut (19 de octubre de 1961). Él venía del diario HOY y yo de PRENSA LATINA, aunque siguiera oficialmente como caricaturista de EL MUNDO hasta el cobarde sabotaje que destruyera al diario ocho años más tarde.
Lo cierto es que, la participación permanente de Pitín, desde ese mismo día  en la publicación palantera fue fundamental, al crear un personaje humorístico que caracterizó en sus primeros números al semanario. Se trataba de un cocodrilo llamado “Gironcito”, que se paseaba por sus páginas vestido de miliciano con la metralleta al hombro para recordarles a los lectores aquel estribillo purificador y vermífugo inspirado en  la primera derrota del Imperialismo en América, seis meses antes.
Lo cierto es que, con el transcurso del tiempo, la síntesis se impuso-- PALANTE Y PALANTE—perdió la cola al quedar como PALANTE a secas y Gironcito al sufrir la misma mutación, prefirió desaparecer ante la creación de nuevos personajes como las Criollitas de Wilson, El mejor amigo de Ñico, el Crisanto Buenagente de Val, Subdesarrollo Pérez de Arístide, Matojo de Lillo, el Sherlock Holmes de Alben, o  los Vecinos nuestros.  
Durante aproximadamente 25 años en emulación permanente la firma PITíN acaparaba las portadas del semanario imponiéndose por su gracia, actualidad y poder de síntesis, bajo la batuta de exigentes directores como Gabriel Bracho Montiel, Joaquín Santana, Guillermo Santiesteban, René de la Nuez y este modesto servidor.
Por razones personales en 1985 abandono la dirección del semanario para unirme a un ambicioso proyecto periodístico—la Editorial Pablo de la Torriente de la UPEC—que en solo un quinquenio demostró su eficacia, editorial, política y económica a la vez, pero lamentablemente languidecía bajo los efectos del funesto periodo especial.
Lo cierto es que —Pitín por un lado y yo por otro— nos acogimos a la jubilación, por tiempo de trabajo (40 años), por edad (60 años), y sobre todo, por las limitaciones de aquella situación monetaria que—para nuestro sector—representó más que una doble moneda, un doble o triple bloqueo.
Él se muda para Matanzas, mientras yo me incorporo junto a otros profesionales de la gráfica al proyecto CARITUR que ofrecía servicio de caricaturas personales al turista en los principales hoteles de la capital, bajo contratación del Fondo de Bienes Culturales, la UNEAC, o la UPEC respectivamente.
Recuerdo que, sin ponernos de acuerdo, él—jubilado pero no retirado—se convierte en un puntal de la prensa matancera, sobre todo para el periódico GIRÓN y para HUMEDAL DEL SUR mientras yo —tras el éxito editorial de “La leyenda que Camina” libro dedicado al Caballero de París, le abro las puertas de este blog personal  en agosto de 2008 a mis dos hijos putativos de la tira “¡Ay, Vecino!”.
Este Primero de Mayo “Día Internacional de los Trabajadores” a 87 años exactos de su nacimiento en el villareño Ranchuelo, el  dolor por su partida física nos embarga y les remito a la semblanza que bajo el título de PITIN EN UN TiN le dedicáramos al hermano, colega y amigo. (E. P. D.)

4 ago 2011

PITÍN EN UN TIN

El cubano en su cotidianidad ha aportado al idioma términos tan increíbles como el tin (unidad de medida mínima indescifrable.) Por eso en el caso del inmenso Pitín, habremos también de reducir el sufijo a su grandeza. Con sus dibujos fustigó a esos burócratas cuadrados que hemos sufrido y combatido siempre. Por el contrario, a él lo veremos siempre encerrado en sí mismo.

Tan modesto que en nuestros archivos no hallamos una foto suya personal, por lo que hemos seleccionado varias dónde él aparece encerrado en el círculo de sus amistades. En esta primera lo vemos asistiendo a una de aquellas interminables reuniones semanales de PALANTE para discutir los temas a tratar…En esta otra instantánea tomada en un memorable acto, se agrupan muchos maestros del humorismo gráfico cubano. Y ahí vemos también a Pitín en un círculo, muy cerca de dos niños colados --Elsie y Paquito, mis dos hijos--, que en estos momentos sobrepasan la media rueda.No sé si fue un sabio o un humorista el que inventó aquello de que “…El ser humano (hombre o mujer), se mide de la cabeza al cielo…”, dando a entender de que se crece a sí mismo, independientemente de su estatura. Lo mismo ocurre con esta otra frase relativa al cine silente: “…No es que le falte la palabra, sino que tiene el silencio…” Con la diferencia de que en este caso se conoce a la autora. Nuestra querida poetiza Fina García Marruz.
Ambos pensamientos tienen que ver con la persona a la cual nos referiremos en la semblanza de hoy. Nació en una fecha muy significativa de 1931, hace exactamente 80 años y recibió el nombre de Gustavo Prado Álvarez en la pila bautismal de su natal Ranchuelo en Las Villas. Era tan pequeño que desde entonces le llamaban Pitín. El tiempo se encargó de hacer coincidir su estatura con el apodo.
Tal vez esta información poco les diga a los lectores más jóvenes, pero si agregamos que así firmaba Pitín sus dibujos, la cosa cambia, pues bajo ese seudónimo se escondía el más fecundo de los colaboradores de “Palante” durante estos primeros 50 años de la publicación.
Habíamos cruzado armas como aficionados al comic y la caricatura durante las convocatorias a los Salones Nacionales de Humorismo antes de 1959. Por entonces yo era linotipista del periódico “El Mundo” y debutaba en la caricatura editorial tras la intervención revolucionaria de 1960. Él procedente de la publicitaria “Fergo-Arregui”, donde intercambió disparos humorísticos con los escritores Cardi y Zumbado. Pero también hacía sus pininos en el diario “Hoy”. No fue hasta la fundación del entonces semanario “Palante y Palante”, en octubre de 1961, que nuestros contactos se estrecharon en la fraternal emulación que allí se estableció para brindar a nuestro pueblo un humorismo de nuevo cuño.
En este empeño no estábamos solos, muchos han quedado en el camino, otros tantos escogieron diversos derroteros, pero si alguien se destacó desde el primer momento, ese fue el pequeño de estatura, amable en el trato, callado como una tumba, que se desplazaba como un fantasmita por la redacción, solo localizable tras la estela que dejaba el humo de su perenne cigarrillo en la comisura de una eterna sonrisa.
Y ya que hablamos de adicciones, debemos agregar la compañera inseparable de su fuma; la tacita de café humeante. Sin embargo, no era frecuente verlo en el bar como al resto de los humoristas, por lo que el tuvo menos jaquecas y lógicamente, dio menos dolores de cabeza al resto de los compañeros.
Siempre estaba allí donde más lo necesitábamos. Si lo sabré yo en mis quince años al frente de la publicación. Durante las reuniones temáticas que se celebraban, pocas veces hacía uso de la palabra. Tal vez una afección auditiva limitaba sus funciones, desarrollando la intuición más que el tímpano para captar los mensajes. Sin embargo, al día siguiente era el que mayor número de trabajos y con más acierto aportaba al colectivo. Centenares de portadas y miles de caricaturas salidas de su pluma son mudos testigos de estas opiniones. La calificación de silencioso tampoco es gratuita. Si parco era en la conversación cotidiana, mas callados eran sus muñecos y ahorrativas las palabras acompañantes. Sus “pitinadas” se caracterizaban por eso que los franceses bautizaron como Sans parole, innecesario cartelito al pie de la imagen para decir precisamente eso: Que prescindían de textos.
Y si otra frase antológica afirma que: “…Una imagen vale más que mil palabras…” Pitín fue uno de sus más fieles seguidores, lo mismo en los temas de actualidad política, como en el llamado humor blanco o general y ni se diga en la fase costumbrista.
Su sencillez era paradigmática, jamás explicó sus chistes ni tuvo necesidad de ello, algo para imitar. Fueron pocos los libros suyos, y casi ninguno nos queda de referencia pues volaban como el merengue en la puerta del colegio, lo que en este caso ocurría en librerías y estanquillos de la nación. Anteriormente hemos dado cuenta de algunos como “Peon, Cuatro Rey”, “Minideportivas”, o “Humor juvenil”, para poner solo tres ejemplos.
Sin embargo, Pitín no se destaco en la historieta o humor secuencial, precisamente porque era capaz de contar la historia en una sola imagen. Y tampoco abordó con frecuencia la caricatura personal. En cuanto a la creación de personajes cómicos tampoco fue prolífico, sin embargo dejó uno que quedará para la historia: GIRONCITO
A pocas semanas de aquel debutante “Palante y Palante”, y como estela de las humeantes arenas de Playa Girón. --fines de 1961— Pitín presentó el único personaje que yo le recuerde en la sección Mural que aparecía en la página central de la publicación. Era un simpático cocodrilito verde, --tan pequeño como él mismo— que respondía al nombre de “Gironcito”. Se trataba de una especie de Quijote moderno, que en vez de adarga al brazo, blandía una metralleta de miliciano con la que se lanzaba a “…desfacer entuertos…”

No me explico la fórmula utilizada por Pitín para continuar enviando sus certeras y abundantes colaboraciones a “Palante” desde la lejana Matanzas, pero lo cierto es que él continúa aportándole su gracia y estilo personal; por eso no es de extrañar la entrevista que en la pasada edición le hiciera en la Ciudad de los Puentes, un equipo del periódico, actualmente con frecuencia mensual.
Lo original de la interviú estriba en los métodos hipoacúsicos utilizados por la reportera María Elena, dado el estado auditivo del octogenario, y él se defendió como siempre, con la agudeza de su ingenio y la sutileza de su trazo.
Aquí van las preguntas escritas y respuestas dibujadas:
Si alguna vez tuvo validez aquello de que “Una imagen dice más que mil palabras” ha sido en la obra de Gustavo Prado Alvarez (Pitín)
¡FELICIDADES EN TUS 80!

31 dic 2010

PROMESAS DE AÑO NUEVO PARA EL 2011.

Estoy en deuda con ustedes, mis fieles vecinos:

Desde que inauguramos este blog, en octubre del 2008, jamás he respondido un comentario públicamente, sin embargo, hemos tomado buena nota de vuestras observaciones para enmendar las deficiencias que críticamente nos han hecho.

Solo les pido comprensión: A mis 80 añitos no se me debe pedir mucho más. Me ha resultado bastante difícil mantener esta rigurosa tensión de recopilar, investigar, redactar, dibujar --y hasta cacharrear en MI PC, --ése nuevo medio digital, totalmente equidistante de mi añejada cultura--.

Tal vez la embriaguez de lo novedoso sea la razón por la cual se me haya olvidado compartir este trago con ustedes, --el del estribo—según los mexicanos.

Pero, nunca es tarde, si el vecino es comprensible:

Para comenzar, acuso recibo de dos aclaraciones que me hiciera recientemente el colega José Francisco Delgado desde los Estados Unidos: Que la entrada del cantautor Silvio Rodríguez al servicio militar en Cuba se produjo en el año 1964 y no en 1962 como habíamos descrito en el trabajo “Confesiones de Grandes”.

La otra observación se corresponde con la edición donde dábamos al compañero Jorge Oliver como vicepresidente del ICRT, y el colega DELGA nos rectifica diciéndonos que en esa fecha, OLI lo que ocupaba era el cargo de Director del Canal 6 de nuestra televisión.

En cierta ocasión el también caricaturista VARELA desde Miami, nos felicitó por incluir la semblanza del inolvidable PECRUZ y su póstuma exposición durante el VI Congreso de la ANAP, lo cual puede verse en la edición de mayo de este año, con el título de "PECRUZ, EL ETERNO INCONFORME" http://ay-vecino.blogspot.com/2010/05/pecruz-el-eterno-inconforme.html

No podría olvidar tampoco a mis dos hijas adoptivas en Galicia, La “loitadora” Fina Senra y su carnal Charo por su permanente estímulo a este humilde servidor, y lo mismo digo del fraterno Víctor Manuel González desde “Bohemia” o del contemporáneo Marrero, vinculado a nosotros desde el sitio “Cubaperiodistas” de la UPEC.

Muchos otros se me quedan en el tintero, y serán rescatados poco a poco, con el reciclaje de mis neuronas. Por el momento, y con el permiso de ustedes, nos vemos obligados a responder al curioso vecino V. M. Falcón, quien indaga sobre las iniciales (A.Y.) que aparecen al pie de algunas de las curiosidades en la sección seriada “Cualquier tiempo pasado fue… profesional”. Se trata pues de Alberto Yáñez.

Aprovecho la inquietud para explicar además que dicho espacio, --el cual cubrió todo el pasado año--, desaparecerá para el 2011, pues con él quisimos reproducir algunos de los trabajos sobrevivientes del sabotaje que se le hiciera al diario “El Mundo” en el año 1968, el cual acabó con el rico archivo fotográfico del mismo y de paso, mis dibujos originales allí conservados. Da la casualidad de que en aquel tiempo, el colega Alberto Yáñez también colaboraba en la sección deportiva del periódico, y con posterioridad escribió un curioso bolsilibro titulado “Minideportivas”, de donde tomamos las notas para nuestro espacio.

Las ilustraciones del cuadernillo estuvieron a cargo del caricaturista PITÍN a quien también debemos una crónica. En cuanto al inolvidable Yáñez, --recio tronco de una estirpe de artistas-escritores- o viceversa, seguiremos hablando en próximas ediciones.