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8 dic 2018

PABLO AHORA Y SIEMPRE (2)


Bajo ese mismo título publicamos la última propuesta de este blog ¡Ay, Vecino! a sus fieles vecinos dedicada al 33º.aniversario de la Editorial Pablo de la Torriente, a celebrarse el 12 de este mes. Pero quedaron aún asuntos por tratar. De ahí que le incorporemos ese (2) al final de la frase. 
Me explico: Tuve el honor de participar de aquellos extraordinarios esfuerzos de la UPEC por rescatar el prestigio de la historieta como un género del arte-gráfico para todas las edades y heredera de aquella inolvidable “Ediciones en colores” de mediados de los años 60 en nuestro país.
Pero también deseaba sugerir cierta proximidad a la obra periodística de Pablo de la Torriente--tan breve y luminosa como el paso de un cometa por las páginas del diario AHORA--en los convulsos años treinta del pasado siglo.
Ejemplos como “La isla de los 500 asesinatos” donde recoge sus memorias durante el encierro en Isla de Pinos en 1934 y también en noviembre del propio año, en que visita y escribe para el propio AHORA el famoso reportaje “Realengo 18” donde denuncia el intento de desalojo a los campesinos del realengo y su viril rebeldía, incluyendo el intento de asesinato del líder Lino Álvarez, así como la insurrección de sus seguidores durante el juicio amañado y el fallo del Tribunal Supremo que desató el enfrentamiento armado.
Pero no sería justo limitarnos a dicho propósito. Otros muchos méritos habría que recordar de nuestra querida editora.
Sin embargo, quiero destacar una curiosidad: Aún después de muerto en combate el 19 de diciembre de 1936, Pablo de la Torriente, siguió dando que hablar: En 1937 recibió póstumamente el premio literario nacional “Justo de Lara” por su artículo “Guajiros en Nueva York”. En 1938 se publica su obra “Peleando con los milicianos.” Y dos años después—en 1940--es que se da a conocer, lo que según mi opinión es un verdadero monumento al humorismo criollo con la obra “Aventura del soldado desconocido cubano” criterio compartido con su hermana Zoe.
Nacida en diciembre de 1985 y aún gateando, la Editorial Pablo se propuso destacar la obra periodística de la Revolución. Si no me equivoco, el libro que marcó ese debut a lo largo de 1986 fue “Antes del Moncada”, una recopilación histórica de Aldo Isidrón del Valle, con artículos de Marta Rojas, Arturo Alape, Julio García Luis, Santiago Cardosa y el propio Aldo.
Coincidente con ese título de la Pablo en 1986 surgen otras con el mismo propósito y no puedo olvidar “El médico de familia en la Sierra Maestra” de Ciencias Médicas, un acopio de trabajos de históricos, publicados por la colega Marta Rojas, que hoy adquiere actualidad con los sucesos de Brasil y el desplante fascista del futuro presidente Bolsonaro contra nuestros médicos.
Pero también “Tiempos precursores” publicado por Ciencias Sociales en 1986. Una recopilación del colega Mario Mencía en órganos de prensa de la época, con lo que recibiera el Premio Nacional de Periodismo “26 de Julio” de la UPEC.
De “Tiempos Precursores” guardo un infinito recuerdo por la dedicatoria que el propio autor me firmara, hace exactamente 32 años: A mi querido colega y compañero Blanquito, con todo el afecto de. M. Mencía”.
Todo esto me viene a la mente a partir del pasado día primero de diciembre en que nuestra prensa divulgara el fallecimiento del querido Mario Mencía. Miembro de la UPEC, de la UNEAC, de la Unión de Historiadores de Cuba, de la Asociación de Historiadores de Latinoamérica y del Caribe, de la Unión de Historiadores de Cuba y Premio Nacional de Historia.
Es pues un sentido recordatorio al prestigioso colega y de esas joyitas del periodismo cubano en los inicios de la PABLO aún balbuceante en 1986.
Perdonen si he saltado alguna que otra obra en el transcurso de estos 88 sagitarios y marchitos años. Pero más maltratada aún, está mi colección de libros de consulta--víctimas no solo del rey Kronos sino peor aún, del voraz apetito de insectos del orden de los tisanuros--más conocidos como polillas--quienes se han dado banquete con mi desordenado librero.

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