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28 ene 2016

EL OTRO REY DE LA SELVA



Sólo un octogenario como yo puede interpretar a cabalidad el sentido alegórico de frases como ésta aludida al dinosaurio de Augusto Monterroso: “Cuando despertó, sus torres gemelas no estaban ahí.” O esta otra referida al tigre: “He causado tanto daño que ya no soy un animal.” Ambas del amigo Fidel Antonio Orta dadas a conocer en ese inmenso bolsilibro de sólo 48 páginas donde cabían en una sola jaula 20 fábulas de animales para adultos o viceversa--ocho de ellas ilustradas por mi--bajo el título de “El rey de la selva” publicado por EDICIONES EXTRAMUROS de Ciudad de la Habana en 2004.
En dicha obra, el autor en un alarde de sencillez poética demostró que de casta le viene al galgo pues--si hijo de gato caza ratón--el de Jesús Orta Ruiz, tenía que ser obligatoriamente el rey de la selva.
Sólo un octogenario como yo--con permiso de mis jóvenes y queridos vecinos--puede interiorizar el sentimiento que motiva estas líneas, pero algo tenía que pegárseme de aquella pequeña joya literaria que hoy repaso emocionado al comprobar que me fue dedicada por su autor durante las actividades de la Feria del Libro de La Habana en el 2005 con estas palabras:
“…A Blanquito:
Amigo-maestro, con la sinceridad de un agradecimiento infinito. Te quiere y te abraza.
FIDEL (El rey de la selva)
Febrero 2005…”
Sólo un octogenario caricaturista como yo puede haberse olvidado con el paso de los años de los rasgos característicos de tu rostro, de tu afable trato, de tu sincera sonrisa, de tu agilidad mental y resucitar recientemente durante el programa de televisión “Con dos que se quieran…dos” en el cual su guionista y entrevistador Amaury Pérez Vidal incursionaba en tu vida y tu obra, tanto en Cuba como en el extranjero.
Cuando en el interrogatorio se mencionó allí “El rey de la selva” de Fidel Antonio Orta fue que vinieron a reaccionar mis neuronas dormidas al recordarme aquellos pequeños y sentidos dibujos con los cuales ilustré dicha obra inspirados en tus poéticas metáforas para adultos—que yo rectifico ahora—para todas las edades.
Sólo un octogenario como yo, arrebujado en su acolchonada butaca, podía sentir ese extraño gozo de recordar aquellos tiempos en que ya jubilado de la prensa, EDICIONES EXTRAMUROS pero sobre todo, su acuciosa editora Dulce María Sotolongo y el maestro del diseño Roberto Casanueva me captaron para ilustrar algunas de esas pequeñas joyas literarias como “El rey de la selva” (Fábulas para adultos) tuyo o “El laúd de Celina y Reutilio” de Rafael Orta Amaro calificada ésta como (Noveleta para niños) entre otros tantos proyectos igualmente enriquecedores.
Sólo un octogenario como yo podía tener el consuelo de disfrutar a plenitud las inquisitivas provocaciones del entrevistador también de ilustre prosapia--hijo de Consuelito y Amaury--pero más aún las respuestas matizadas por esos toques de genuino humor criollo fijadas en el ADN familiar de un indio-poeta y por más señas, naborí. 

Solo un octogenario como yo, simple caricaturista que le dio vida y color en dicha portada a tan mínima odisea, podía sentir tal satisfacción. Vaya pues mi enhorabuena a Fidel Antonio Orta, ese--rey de la selva—quien ruge aún con simpatía a los interrogatorios de Amaury Jr. ante las cámaras y que melena al aire, se cruza de brazos sobre el tejado de una vivienda en la capital de todos los cubanos, para satisfacción de los lectores de un libro de bolsillo--pero a la vez grandioso en su salvaje sencillez.

23 may 2015

MI PERSONAJE INOLVIDABLE



El pasado 4 de mayo se cumplían cien años del nacimiento en el espirituano pueblo de Yaguajay de Raúl Ferrer Pérez, figura cimera de la pedagogía en Cuba. Desde el pasado mes de febrero en la Feria Internacional del Libro, 2015 de La Habana--evento que me perdí por prescripción facultativa—comenzó la jornada en conmemoración de quien fuera alma no solo de la Campaña de Alfabetización de 1961 sino de su masivo plan de seguimiento y posteriormente en la Educación de Adultos que, en lo personal, me premió una década después como Licenciado en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La 
Habana, siguiendo las orientaciones martianas de “Ser cultos para ser libres”. 
Sin embargo, tuvimos el desquite al asistir a otro memorable coloquio: Éste celebrado el 14 de este mes en el Instituto de Literatura y Lingüística, por invitación de la Doctora Nuria Grégori, donde participaron destacados panelistas. Precisamente en la foto que ahora mostramos, la directora de la institución nos muestra sonriente, la caricatura con la cual se encabezara la inauguración del evento y que habíamos realizado al inolvidable Raúl hace algunos años.
Corresponde además, a quien siempre se consideró modestamente un simple maestro rural del Central Narcisa; pero he ahí su grandeza, destacada por todos los que hablaron de sus múltiples virtudes, empezando por su vertical posición de revolucionario y sindicalista, fiel a  la Revolución y a Fidel, pero forjado antes en las filas azucareras de dicho central, donde comenzó mucho antes su vida laboral pasando de la militancia política a la prédica pedagógica en la escuelita de dicho batey.
Ahí destacó como maestro por la utilización de la poesía y otros recursos lúdicos en función de la enseñanza.
Debo aclarar otro elemento curioso: el propio Raúl Ferrer me contaba que con él compartía dichas experiencias en ese humilde colegio, quien posteriormente lograra méritos literarios como el Cuentero Mayor: el también centenario Onelio Jorge Cardoso.
Pero no será la última de las conmemoraciones  al Maestro: Ya se anuncia que la Jornada Cucalambeana en Las Tunas--en vísperas del Primero de Julio-- también será dedicada a la celebración de su centenario por los estrechos vínculos que siempre mantuvo con la décima y sus cultivadores. Espero que otras muchas actividades pedagógicas y culturales también le rindan su merecido homenaje.
Pero regresamos a las cualidades personales del maestro, quien se ufanaba en profetizar que “…Lo que se aprende jugando, jamás se olvida…” De ahí las características de su peculiar y amena prédica pedagógica.
Sus propios poemas convertidos en canciones infantiles llenaban de alegría y colorido aquel humilde recinto escolar: La semana del trabajo voluntario comenzaba por las libretas y el aseo personal, terminando en una consigna musical para el embellecimiento colectivo del batey. Así decía:
TRABAJA LIMPIO
Esta es la semana del trabajo limpio,
nadie más que yo limpio trabajará.
Esta es la semana del trabajo limpio;
ni una sola mancha mi libreta tendrá.


Limpio, limpio
todo tiene que ser.
Limpio, limpio
trabajar es deber.


Limpio, limpio
para mi escuela honrar.
Limpio, limpio, limpio.
Bien limpio trabajar!
En cuanto al aprendizaje, utilizó otros muchos recursos poéticos de fácil memorización por los niños como aquellos sencillos poemas LA CLASE, JUEGO EN LU, LA LETRA M, EL NOMBRE DE LOS DEDOS, ADIVINANZA o este que reproducimos a continuación:
PARA APRENDER EL ACENTO (1949)
¿Una aguda quiere usted?
Aquí la tiene: pared.
¿Quiere una llana?
Ventana!.
¿Una esdrújula?
Pues …brújula!.
Pared, brújula, ventana!..
Que fácil es la lección.
Y que alegre el corazón
cuando la sepa mañana.
Ahora bien, el siguiente ejercicio coral de contenido geográfico no solo se conoció en el Central Narcisa, sino que años después, en la Escuela Pública de Enamorados Núm. 215 entre Flores y Correa (hoy Capitana Adela Azcuy) en la circunscripción Tamarindo de 10 de Octubre, también los niños lo repetían, siendo ganadora en una emulación entre maestros. Testigos presenciales fueron algunos de los compañeros de la Tercera Edad que actualmente comparten conmigo ejercicios calisténicos en el Círculo de Abuelos “16 de abril” del Parque Santos Suárez: He aquí dichas cuartetas.
CORO DE LAS MONTAÑAS DE ASIA
Pamir: techo de mundo,
Altai y Jablonoi.
Por el Sur de Siberia
voy al Stanovoi.


Tian-Chan
Kuen-Lun!
Entro al Tibet de China
por el Karacorum!
Los altos Himalaya
que al norte de India ves,
picotean el cielo
con el Pico Everest!


Desde Indo-Kush
de Afganistán,
brinco a Japón
por un volcán!


Del fresco borde de la Arabia
salto al Elbruz y al Solimán.
Desde Indochina a la Anatolia,
de los Urales al Decán…


Kuen-Lun!...
Tian-Chan!...
Y en todas partes las montañas
siguen estando donde están!...
 Observen que la mayoría de estas composiciones son simples cuartetas, de fácil asimilación en edades tempranas. Todo esto me convoca a destacar otra faceta suya de la cual apenas se habla y que me impactó mucho después en el Ministerio de Educación, cuando a pesar de los años y las enfermedades su espíritu rebelde, dialectico y jocoso nunca se doblegó, lo que reflejaba en no pocas de sus populares obras poéticas y musicales, como “El romance de la Niña Mala” o “La vaquita Pijirigua”.
Confieso que muchos de mis éxitos en el desempeño del humorismo gráfico y editorial, se deben a sus atinados consejos y fino humor para lograr la necesaria comunicación con los lectores. Además de sus opiniones sobre los Festivales del Humor que en los años 70 organizaba el semanario PALANTE, tanto en Varadero como en las capitales de provincia cada 26 de Julio; así como también el Taller de Historietas para aficionados de la Editorial Pablo de la Torriente de la UPEC a mediados de los  80, ambos calificados por él como verdaderos fenómenos culturales de masas.
Los que tuvimos el privilegio de compartir sus amenas charlas, atinadas observaciones y permanentes críticas a todo lo mal hecho, podríamos extendernos mucho más sobre otros tópicos de su extenso repertorio o vivencias personales donde  la sátira y el humor crítico ponían el dedo sobre la llaga; ejemplo, la frase siguiente:… “Esta es la revolución más linda del mundo, lástima que algunos de nosotros le ponga la cara tan fea…” o cuando al subir con dificultad por una escalera en la inauguración de cierta obra arquitectónica del Plan la Escuela al Campo, para sorpresa mía el entonces viceministro agregaba: “…Le falta el tercer escalón…” Refiriéndose a que no le habían agregado el imprescindible pasamanos.
De su agilidad mental y recursos nemotécnicos puedo afirmar que  los aplicaba, incluso cuando daba su propia dirección personal: --No te pierdes Blanquito, es my fácil llegar: Vivo en la Política entre la Ciencia y el Arte—Para descubrir poco después que se trataba de Concejal Veiga  núm. 127 entre Heredia y Poey, en la Víbora.
Finalizamos con otro poema suyo que lo pinta de cuerpo entero como mi personaje inolvidable:
                                            ARTE POÉTICA
                                 Ni verso para hacerme una corona,
                                 ni verso de acicate a mis instintos,
                                 ni una mesa de versos,
                                 ni versos para el llanto.
                                 Mejor los llevo al cinto.