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2 oct 2009

DÍA DE LA RAZA.

“La verdadera historia de Cuba es la historia de sus intrincadísimas transculturaciones”.
Don Fernando Ortiz

Tradicionalmente el 12 de octubre se celebra el Día de la Raza en los países de habla hispana. Y yo me pregunto:
¿Qué raza?
Pueden ser muchas, a saber: Mestiza, negra, amarilla o caucásica---como se le dice ahora a la blanca--. Pero debe haber unas cuantas más.
La fecha marca lo que se llamó el Descubrimiento de América.
¿Cuál descubrimiento y qué América?
Solo se descubre lo que ya existe, lo otro es invento. El objetivo de Colón era descubrir el camino a la India, quedándose a mitad de camino. Por tanto América vino a ser bautizada siete años después, en honor al navegante italiano Américo Vespucio, quien recorrió gran parte del continente suramericano entre 1499 y 1502.
¿Quienes lo dijeron, los descubridores o los descubiertos?
La historia la escriben los vencedores, así que podrán imaginárselo ustedes mismos. Además, los siboneyes analfabetos, no podían documentarlo aunque quisieran. Para su primitiva fantasía, ---más desnudos que descubiertos--, los conquistadores eran una especie de centauros con cáscara.
En vez de un hallazgo, debíamos calificarlo como el Encontronazo de Dos Culturas, pienso yo… Desencuentro para otros más radicales. Pero… ¿Cuáles culturas?
¿La importada del Viejo Mundo, o las autóctonas incas, mayas, y aztecas, por solo contar con las principales civilizaciones? Pues como se ve eran mucho más que dos culturas.
Pienso que en realidad, lo que descubrió Cristóbal Colón fue la globalización, ya que se aventuró allende los mares en un mundo que hasta ese momento era liso como un plato. Pero eso de llamarnos indios fue una barbaridad etnográfica que mantuvo hasta la tumba, a pesar de las demostraciones cartográficas de Juan de la Cosa. Con esa cosa, el Gran Almirante demostró ser el Gran Cabeciduro.
Los pueblos caribeños desaparecieron a golpe de trabajos forzados, cepo y fustazos; por suerte fueron directo al cielo, ya que antes habían sido bendecidos en la pila bautismal. Este genocidio fue la primera limpieza étnica del Nuevo Mundo.
Al descubrir que aquí no podían descubrir más nada. Es decir: minas de oro y plata, los conquistadores descubrieron que nuestras islas podían servir de trampolín hacia una Tierra Firme, más promisoria, donde sí existían minerales preciosos: ¡Y en cantidades navegables! ¡Había nacido una Nueva España!
Sin comerlo ni beberlo, Cuba se convirtió en la Llave del Nuevo Mundo, y escala obligada de las fabulosas riquezas transportadas por las Flotas; pero también blanco de la codicia corsaria y pirata.
Lo que no sabían muchos es que estos bandoleros del mar, en sus inicios nada belicosos, eran simples contrabandistas, que le jugaban cabeza a las prohibiciones del Estanco, y como tales se situaban fuera de la ley. Otros se dedicaron al negocio de la Trata de negros. La de blancas vino siglos después pero al revés: Ahora las esclavas del amor son llevadas de regreso a los lupanares de la Vieja Europa.
Pero, volvamos atrás: Además de ser un gran negocio, el trasiego humano era una necesidad histórica. Sin pacíficos nativos: ¿Quiénes cortarían la caña en las plantaciones para usía bajo el infernal sol tropical? ¿Dónde adquirir una servidumbre dócil y barata para vuestra Eminencia en la encomienda? Con el permiso de su merced, veamos anuncios de la época.
Admitamos entonces que tuvimos una emigración voluntaria blanca con collares de oro, y otra forzosa negra con collarines de hierro. Sumemos los millares de culíes chinos, --laboriosas hormiguitas de ojos oblicuos--, traídos a Cuba como fuerza semi esclava, y tendremos en el mortero los ingredientes para la mezcla demográfico-cultural cubana.

Durante mucho tiempo la burguesía criolla asfixiada por el yugo español, tenía ganas de liberarse pero se aguantaba… Padecía el síndrome de la Revolución Haitiana, lo que representaba para ella un negro futuro, y por tanto, atraso en vez de adelanto.
Fue Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria quien en 1868 puso el Grito de Yara en el cielo para liberar a los esclavos, y estos hicieron buen uso de su instrumento de trabajo convertido en arma letal. Ahora en vez de cortar caña, el machete cercenaría cabezas enemigas. Los culíes chinos se sumaron a la carga para matar bribones y no pocos llegaron a ocupar altos grados militares en el Ejército Libertador. Invitamos a visitar el monumento que perpetúa su memoria en el céntrico parque de L y Línea en el Vedado.
Esa primera contienda tomó el nombre de la Guerra de los Diez Años. Tiempo de cargas al machete contra cargas de fusilería, quema de plantaciones como método de convertir en cenizas la economía colonial. Hubo delaciones, fusilamientos, deportaciones, y otros llamados males colaterales en el campo, los que no opacaron la ostentosa vida cultural de la fiel Isla de Cuba en la capital. Un buen ejemplo: El Teatro Tacón, donde la sociedad seudo aristocrática habanera echaba un tacón al compás del vals o la contradanza. La rancia prensa oficial como el “Diario de la Marina”, o ligera de ropas como “Don Junípero” y “El Moro Muza” entre otras, utilizaron la caricatura para satirizar a los llamados laborantes, --criollos en general--, teniendo al pintor de origen valenciano Patricio de Landaluce como principal exponente con sus Tipos Populares.
Componentes—árabes, y judíos, entre otros--, se les agregaron al ajiaco étnico de nuestro país, cuyo plato fuerte lo compondrá en lo adelante la vianda mulata y el chorizo gallego, con aderezos de las especies imprescindibles en la comida china.
Soy un genuino representante de esa mezcolanza formada por espermatozoide peninsular y óvulo criollo, pero no dejo de reconocer que en mi ADN falta un ingrediente básico. Si me comparo con Wifredo Lam, el pintor mulato-achinado más grande que haya dado nuestro país, me quedaría corto, pues su mejunje, tuvo sangre blanca, negra y asiática a la vez.
El costumbrismo también subió a los escenarios del llamado Teatro Bufo, donde se hicieron fuertes el desenfado, la picaresca, y el choteo, yendo desde la sorna a la carcajada. Ese sainete criollo por lo general descansaba en un cuarteto formado por el gallego, el negrito, la mulata y el chino.
Con el advenimiento de la República (Made in USA) la payasada del bufo se vistió de cubanía con el teatro vernáculo; pero siguió descansando en las mismas cuatro patas de su elenco costumbrista. De ahí que heredáramos frases típicamente racistas como: “¿Y tu abuela dónde está?” y ”Aquí el que no tiene de congo tiene de carabalí”, u otras referidas al carácter asiático: “Lo engañaron como un chino” o “Búscate un chino que te ponga un cuarto”
Me propongo puntualizar algunos aspectos y personajes de la colonia china en Cuba, como parte indisoluble de nuestra idiosincrasia, pero por su extensión lo dejaremos para otra ocasión.

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