Un aviso urgente desde el periódico EL MUNDO me despertó abruptamente en la madrugada del primero de enero de 1959. En ella se solicitaba la presencia urgente de todo el personal de los talleres debido a la situación creada con la huída de Batista en medio de las festividades de Fin de Año.
Amanecía ya cuando en las calles un hervidero humano se movía sin rumbo fijo lanzando consignas y gritos de alegría mientras banderas cubanas y del 26 flotaban al viento desde ventanas y balcones.
Al llegar al edificio de Virtudes y Águila, nunca pensé que me vería participando en un interminable maratón informativo de 24 horas al día durante casi una semana. El Canal TELEMUNDO radicaba en el edificio Ambar Motors de 23 y P, en el Vedado, pero el noticiario del mismo nombre se había trasladado provisionalmente para la redacción del diario perteneciente a la misma empresa, donde acudían constantemente personas interesadas en localizar familiares, denunciar abusos cometidos por la tiranía, o dirigentes revolucionarios interesados en orientar a la población en aquel caos de inseguridad y euforia en que se había convertido la capital. Mientras algunos esbirros huían de la justicia revolucionaria, la Caravana de la Victoria se acercaba para poner orden en la situación.
El noticiero TELEMUNDO estaba bajo la dirección del periodista Carlos Lechuga, quien simultaneaba en esas funciones también en el periódico y había participado en las luchas internas por reivindicaciones laborales y políticas.
Acababa de tomar asiento en mi taburete frente al teclado de la linotipo, cuando Lechuga me llamó a la redacción para presentarme al director del telediario José Rodríguez Méndez, y pedirme que colaborara con él en mi condición de dibujante aficionado. El caricaturista oficial Antonio Prohías solo acudía al centro para cumplir con su espacio a una hora determinada de la tarde. Nosotros los obreros del taller cobrábamos a destajo y nos turnábamos para cubrir las 24 horas del día, en espera de noticias urgentes o ediciones especiales según se desarrollaran los acontecimientos; por tanto, era la persona ideal para colaborar en mis momentos libres con la programación televisiva que no descansaba de día ni de noche.
Confieso que nunca en mi vida había estado bajo tal presión, y arriesgándome en un campo hasta entonces vírgen para mi. Lo mismo se me solicitaba la ilustración de un jeep del ejército en llamas, para calzar la entrevista de un barbudo combatiente de la Sierra, que el retrato hablado de un delincuente que se aprovechaba de la situación para hacer de las suyas. Sin embargo bajo las órdenes de Rodríguez Méndez y su experiencia en el medio televisivo, todo resultó mucho más cómodo.
Para un novato como yo nada resultaba fácil. Por entonces la programación era en vivo, y se transmitía en blanco y negro lo que facilitaba las ilustraciones; incluso logré trabajos de bastante complejidad gracias a los conocimientos transmitidos por el “profe” Rodríguez Méndez, como aquel mapa que realizamos de la invasión de Camilo y el Che desde la Sierra Maestra hasta Las Villas, y la sugerencia suya de hacerlo: ¡NADA MENOS QUE EN MOVIMIENTO!.
Ante mi estupor Rodríguez Méndez continuó: Toma estas dos cartulinas, en la de arriba dibuja los contornos del mapa de la Isla; la de abajo debe ser negra. En la de arriba abres un surco con esta tijera según el recorrido de ambas columnas. Después moverás la cartulina inferior de derecha a izquierda, para que la cámara de frente tome la imagen visible del trazo negro en movimiento hacia el Escambray. ¡Rústica pero efectiva!
Me quedé botáo, pero la cosa quedó como para chuparse los dedos. No fue el único truco que aprendí con ese pionero del noticiero de televisión.
Aunque nunca más trabaje bajo su batuta. Sí lo hice en algunos espacios del programa Tránsito y de Palante en Televisión como caricaturista—este último con Joaquín M. Condal--. Todo esto que les cuento ocurrió tres años antes de fundarse el actual NTV.
Este 31 de enero se cumple el cincuenta aniversario del Noticiero Nacional de Televisión. Vaya pues mi felicitación a todos los que han tenido el privilegio de trabajar incansablemente y darle prestigio al mismo, sobretodo a los compañeros fundadores de la institución, Freddy Moros, quien fuera su director hasta hace algunos años, y el veterano fotógrafo Héctor Ochoa, (Ochoíta), los que han recibido merecidísimas distinciones con motivo de la efemérides.
HERENCIA HELÉNICA
De la cultura grecorromana venimos y no podemos quejarnos porque de ella hemos heredado muchas cosas buenas y otras no tanto.
Por ejemplo: Los Juegos Olímpicos, cada edición más olímpicamente fastuosa que la anterior; la Democracia ateniense que nos ha servido de guía durante siglos y sin embargo hoy Grecia cuenta con un despedido presidente constitucional y su sustituto de facto y tecnócrata, por más señas. De sus respectivos apellidos, PAPANDREU y PAPADIMO, ni hablar.
Lo que no podemos negar es la fabulosa Mitología helénica que heredaron los romanos con los mismos protagonistas pero distintos nombres. Y es aquí donde quisiéramos detenernos. Famosos son los dioses y sabios esdrújulos de la Antigua Grecia. A saber: Hipócrates, Arquímides, Hipómenes, Hespérides, Perséfone, Andrómeda, Etcétera.
A propósito de ello, aquí les brindamos una caricatura realizada a raíz del descubrimiento de la bomba atómica, cuyos protagonistas Venus y Sócrates comentan la actualidad de entonces, bastante alejada de lo que la ciencia y la técnica ha venido descubriendo, y aportando en estos últimos años del Tercer Milenio.
Además en el Olimpo convivían –a veces en armonía y a veces no tanto—dioses, semidioses, y humanos, en el más completo libertinaje, donde los cuernos de los unicornios se confundían con los tarros humanos, y era común el concubinato entre una diosa y un fauno.
Pondremos algunos ejemplos de ello: El rey Agamenón al frente de su flota, dio en prenda su hijo Higenio a la diosa Diana con el objetivo de calmar sus apetitos sexuales, ya que se habían convertido en vientos huracanados de barlovento, cuando él deseaba avanzar sus naves hacia la lejana Troya en dirección contraria.
La prestidigitadora Medea no se quedaba atrás. Tenía un metío vigueta con Jasón tras las aventuras de los argonautas y la conquista del vellocino de oro, facilitada a él por los conjuros de ella. El romance iba viento en popa hasta que el tipo se enamoró de la bella Creúsa, a pesar de su feo nombre. La ilusionista, en venganza le envió a la novia como regalo de bodas, una caja con una poderosa llama adentro. Al abrirla al palacio nupcial le pasó lo mismo que al cuarto de Tula, con la diferencia de que la propia Creúsa, al no poder apagar la vela, cogió candela.
Otro ejemplo es el de Euridemón, un coloso de talla extra y padre de Prometeo. La diosa Juno se enamora perdidamente del tipo y hacen cuchi-cuchi detrás del Partenón. Cuando más tarde Júpiter se casa con ella y descubre que no era señorita; agarra al gigante y lo lanza a las aguas del Tártaro. Euridemón era grande por gusto y bruto por necesidad. Muere ahogado porque no sabía nadar. De ahí que hace algunos años en Cuba, a los que actuaban de esa forma, se les llamaba vulgarmente tártaros.
Volviendo a los nombres griegos existentes en el gran panteón de su Mitología recordamos a Tántalo el rey de Lidia, quien fue admitido en la mesa de los todopoderosos, el muy verraco robó el néctar de los dioses y la ambrosía para brindarlos a sus amistades, --lo mismo que venimos haciendo desde hace años con las croqueticas de los brindis en los actos sociales—Pero cometió un gran error, a cambio degolló a su hijo Pélope para servirlo a las deidades en un festín. Como castigo Zeus lo lanzó a un lago rodeado de árboles repletos de frutas. Atormentado por la sed y el hambre, cada vez que Tántalo intentaba alcanzarlos, éstos se le escapaban de las manos.
En la actualidad la leyenda de aquel rey gigante es otra cosa. Tántalo se ha convertido en una de las materias primas más cotizadas en el mundo de las altas tecnologías. Es un mineral refractario de difícil disolución en ácidos resistentes a la corrosión como el vidrio; además, dúctil y maleable, lo que permite doblarlo, enrollarlo, soldarlo, y utilizarlo en obtención de aleaciones que soportan altas temperaturas.
Lo mejor es que, lo mismo que en los montes del Olimpo existieron dioses con nombres estrafalarios, hay otros muchos de los llamados minerales raros con características similares. Imprescindibles para la fabricaciones de equipos de alta tecnología, como bombillas de alto consumo, estrías de discos duros, lectores de CD y DVBD, pantallas de televisores de plasma y LCD, baterías de níckel e hidruro metálico (Ni-MH), reproductor de música iPod, etc. Según un artículo de BOHEMIA bajo la firma de Toni Pradas el pasado mes de septiembre, este negocio rentó el pasado año unos mil trescientos millones de dólares.
Les recomiendo su lectura para que puedan seguir ampliando sus conocimientos alrededor de este tema. Yo me limito a terminar como empecé. Con una lista de originales nombres, muy parecidos a los sabios y dioses de la mitología griega y herederos de ella, pero que responden a los patronímicos de estos componentes químicos de la tabla periódica de los elementos:
El ya nombrado Tántalo y sus homólogos Cerio, Lutecio, Escandio, Itrio, Neodimio, Europio, Terbio, Itrio, Disprosio, Neodimio, Samario, Erbio, Praseodimio, Cerio, Gadolinio, Holmio, Lantano y Prometio, entre otros, que se ocultan en las entrañas de la tierra, no tanto por falsa modestia, como por pena a que se les descubran sus patronímicos olímpicos.Para finalizar hemos ofrecido varios descubrimientos espeleológicos realizados durante mis incursiones entre las espeluncas atenienses de mi cerebro.
UNA PAREJA PARA RECORDAR
Dicen que cuando uno arriba a la tercera edad se parece cada vez más a la primera: Se nos empieza a caer el pelo, los dientes, y otras menudencias, igual que los bebitos. Debemos adaptarnos a la dieta blanda, orinamos más de la cuenta, y hasta para caminar nos debemos valer de bastones o andadores. Y si no gateamos es porque después… ¿Quién nos levanta?
La introspección se debe a tratar de explicar el origen de este blog personal, que mantengo contra viento y marea desde hace tres años. Ha sido como un octogenario regalo de Reyes Magos. Es mi presente preferido. A él me he dedicado con la misma pasión de los primeros juegos infantiles. Esto a expensas de mi trabajo profesional como caricaturista aún en activo, o perjudicando mi economía al rechazar ofertas artísticas más rentables…. Pero he ganado mucho más…¡SOY FELIZ!
Tal vez esto explique el carácter indefinible de este sitio web, con incursiones un tanto atrevidas a especialidades tales como la historia, la ciencia, la política, o la cultura; y tratar como he dicho otras veces, de hacerle cosquillas a los acontecimientos.
Tuve la suerte de escoger un oficio que me ha permitido por mas de 60 años comunicarme con mis semejantes y tratar de inculcarles en lo posible el bichito del fisgoneo.
Hoy incursionaré en un caso que me ha llamado la atención desde siempre, porque los personajes en el humorismo gráfico y la historieta, son obras de ficción como mis queridos vecinos, --el gordo y el flaco--,o Elpidio Valdés, el Capitán Plin, Cecilín y Coty, entre otros muchos. Ninguno de ellos de carne y hueso.
He aquí el leit motiv de esta semblanza indiscreta, dedicada no sólo a escudriñar la obra del dibujante que firma Lumat sus trabajos, y la coincidencia de arribar en este mes de febrero a sus 73 años de edad, sino a su obra, la tira cómica “ Elena y Luis” que ha transitado por las publicaciones cubanas CÓMICOS, EL MUÑE y PALANTE, además de los, cuadernos Luis y Elena (para colorear) y Juega y Aprende de Publicgraf; hasta sentar plaza en el mensuario PALANTE desde el año 2006.
Graduado del Instituto Argentino de Diseño, Publicidad, Historieta y Animados, y de la Escuela Nacional de Diseño Gráfico en 1980. Ha trabajado precisamente como diseñador en varias publicaciones cubanas, y sus caricaturas han sido publicadas con frecuencia en VERDE OLIVO, PALANTE, EL SABLE, ALMIQUÍ, MAR Y PESCA y BOHEMIA.
Pero hemos querido hacer una pausa en “Luis y Elena”, la obra suya que para mi ha marcado un desempeño muy original; y para sus lectores --chicos y grandes--, el pleno disfrute de sus personajes pues esos dibujos han pasado por las manos de varias generaciones de cubanos.
Lo curioso del caso es que Luis y Elena no son simples prototipos de papel, sino una versión libre y humorística cuyos intérpretes-- sin parecido físico alguno-- resultan ser: El cienfueguero Pedro Luis Matamoros Naranjo, (a) Lumat, y su media naranja Elena Fajardo González. Un matrimonio ejemplar unidos por más de 37 años. Ambos artistas plásticos, que no sólo están representados en las viñetas de la historieta sino en la vida real por su hijo Luis y su nieta Laura Elena.
A partir de esas vivencias cotidianas han surgidos los argumentos que todos hemos disfrutado más de una vez. El pasado año me enteré del fallecimiento de Ele --como cariñosamente él la llamaba--y al regreso de una breve estancia en los Estados Unidos, le di el pésame a su esposo. Seguro que con su pérdida, Lumat también perdiera a la más autorizada crítica de sus trabajos por su doble condición de modelo y artista. Vaya pues el agradecimiento a ambos, --unidos en el recuerdo--, a nombre mío y de todos ustedes, mis amables vecinos, por este 14 de febrero, Día de los Enamorados.
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