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9 feb 2012

RENACER

El título que acabamos de ofrecerles no es impensado. Parte de ciertas impresiones advertidas personalmente en la última semana de mes.

El miércoles 25 de enero el periódico GRANMA en su página cultural bajo el título de “Invitación entre puentes anunciaba lo siguiente:

“…Este programa cultural a cargo del periodista y crítico Fernando Rodríguez Sosa, el sábado 28 de enero a las 8.30, en el Museo Provincial Palacio de Junco, en Matanzas, tendrá como invitado al humorista gráfico Francisco Blanco, (Blanquito), en ocasión del Salón Nacional de Caricatura “Doble Nueve” que se celebrará en la llamada Atenas de Cuba. Además de entrevistar al también fundador del semanario humorístico PALANTE, Rodríguez Sosa comentará el libro “Massaguer, República y Vanguardia”, de Jorge R. Bermúdez, publicado por Ediciones La Memoria, del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau…”

Al día siguiente partimos para Matanzas un grupo de humoristas invitados a la inauguración de dicho concurso “Doble Nueve” en la galería provincial “Pedro Esquerré”.

Para mi el acontecimiento fue el renacer de ese artista plástico prematuramente desaparecido, a quien cariñosamente llamábamos “El gordo Esquerré”, --una de las promesas de la pintura y el humorismo matancero--.

El título de la convocatoria, recuerda también la obra más conocida internacionalmente del caricaturista Conrado W. Massaguer, donde plasmó la jugada perfecta de la Segunda Guerra Mundial, “El doble nueve” pues en ella enfrentó en la mesa de dominó a los protagonistas principales de la misma, Roosevelt y Churchil frente Hitler y Mussolini, mientras detrás, como simples “sapos” aparecen Stalin e Hirohito.

Lo curioso es que hubo dos doble nueves: El otro cuadro de él es anterior y tiene el típico sabor bucólico de este juego, pues muestra una partida entre guajiros, en un fondo rural costumbrista. Lamentamos no haber conseguido esa versión.

La prensa nacional ha destacado la labor del jurado formado por los artistas Adán director del DEDETE, el afamado matancero Manuel, y el trinitario Ramsés, así como las obras ganadoras, sus autores, y otros aspectos del acto inaugural. Lo que obviamos para no salirnos del tema central de esta crónica: RENACER.

Aquella tarde, bajo la tarja de la Galería de Arte sede de la exposición, que recuerda a Esquerré, pude fotografiarme con otro genio de la caricatura cubana: Gustavo Prado (Pitín), sempiterno emigrante nacido en Ranchuelo, madurado en La Habana, y desde su jubilación, matancero aplatanado. Las flores y otros presentes en sus manos dan fe del homenaje que se le brindaba, demostrativos del cariño que le profesan sus admiradores y vecinos. La imagen podría titularse: Dos octogenarios fundadores de PALANTE renacidos bajo un mismo techo.

Amenizó la actividad el trovador autóctono Toni Ávila, (La choza de Chicha) --en mi modesta opinión, un maestro del retruécano, el trabalenguas y el doble sentido--. Como ustedes conocen por la firma, mi primer apellido es Blanco, y el segundo, Ávila, que coincide con el primero de él. Sin embargo, según sus propias parodias, “…somos más que negro y que blanco, somos martianos y cubanos…”

Pero ahí no pararon las sorpresas de este Renacimiento. Al concluir el acto cultural, y antes de regresar a casa, los invitados habaneros decidimos hacer un breve recorrido por las coquetonas calles de la ciudad, más reverdecidas que nunca por los “timbiriches” de los cuentapropistas que antes el trovador Ávila nos había pintado con tanto colorido y sabor. Pero notamos además que algo renacía en aquellos transeúntes y comerciantes. La pasión por la pelota, el deporte nacional, cuya afición había retoñado precisamente bastante cerca de allí, en el centenario Palmar del Junco.

A cincuenta años del nacimiento del beisbol no rentado en Cuba (1962), por primera vez el sotanero Matanzas ocupaba la primera plaza en la lista de posiciones de la región occidental. Era la resurrección de una hegemonía, “Azucarera” y el pueblo estaba alborotado.

La gente, ante las tarimas, no regateaba los precios como habitualmente lo hacía, sino preguntaba quién ganó el juego de ayer, o qué nos estaban preparando para el de hoy. Había que tener mucho cuidado en nuestros comentarios. Era tal la pasión beisbolera, que si descubrían nuestra identidad capitalina, podía echarse por tierra la hospitalidad de un pueblo tan amable.

Esa noche, se enfrentaban nada menos que por el primer lugar, los equipos Industriales y Matanzas en el estadio local. Y era lógico aquella resurrección pues, por primera vez en muchos años, las gradas repletas no daban a basto y las telenovelas desaparecían como por encanto de las pequeñas pantallas para dar paso en cada hogar a la lucha entre cocodrilos matanceros y leones capitalinos.

Por suerte para ellos --y para nosotros también—en el estadio, los Industriales no pudieron pasarles la escoba, y la serie quedó dos a una. Así se calmaron los ánimos.

Estos son solo algunos aspectos del renacer de Matanzas que anunciamos en el título de esta croniquilla, ya que, por lo visto, la provincia sigue y seguirá siendo la Atenas de Cuba.

En mi criterio, esto marca la intención de la capital yumurina por reconocer la herencia cultural existente en la Ciudad de los Poetas, con hincapié en el humorismo gráfico, y su gran exponente en la primera mitad del siglo XX Conrado W. Massaguer, cardenense por más señas; a quien volveremos con motivo de su sonriente 117 onomástico el próximo 3 de marzo de 1895.

Como anunció el diario, regresamos a la Ciudad de los Puentes el sábado.

Todos sabemos que el 28 de enero es un día de gran significación en Cuba por la celebración del nacimiento de Nuestro Héroe Nacional José Martí. Coincidió la fecha esta vez con la invitación del colega Fernando Rodríguez Sosa, a pocos días de inaugurarse la Feria Internacional del Libro 2012.

Precisamente, sobre la vida y obra de Massaguer, libro escrito por Jorge Bermúdez, trataba el coloquio y los organizadores pensaron que mi presencia enriquecería el debate, pues la revista BOHEMIA había publicado un artículo mío con motivo de su Centenario en marzo.

Tuve el placer de recordar mis vivencias y conversaciones con el maestro, entre ellas lo referido a la caricatura más grande publicada en la prensa por un cubano. Se habló de su impronta en la primera mitad del siglo XX, dado su carácter mundano, y la aproximación a cierta parte de la alta sociedad, así como la superficialidad conque algunos detractores lo acusaban de bon vivant. No tenían en cuenta su apego al desarrollo y la modernidad, sus vínculos con la izquierda más revolucionaria de la época, o la fundación de revistas de avanzada para su época.

Como si todo esto fuera poco, a él se debe la introducción en Cuba del sistema de impresión off-set, mucho antes que otros países latinoamericanos.

Lo más importante: Murió modestamente en Cuba, sin ceder a las tentadoras ofertas que se les hacían desde el extranjero.

Tuve además la alegría de que en esa ocasión concurrieran también mi hijo homónimo y su compañera —ambos pertenecientes al equipo de BOHEMIA--, aprovechando para presentar algunos de sus trabajos gráficos alrededor de la figura del Apóstol en su 159º. Aniversario.

Reitero una vez más que aquello nos hizo renacer a todos.

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