Antaño por estos días durante las Fiestas
del Año Viejo se acostumbraba hacer promesas para el próximo, mientras se
pretendía con un simple cubo de agua botar todo lo malo para la calle.
Por lo general esos ofrecimientos, como
dejar la fuma o el trago, quedaban a la vera del camino. Peor eran los
políticos de la pseudorepública sobre todo antes de las elecciones, cuando
prometían “Agua, Caminos y Escuelas”, pero cuando salían electos…--¡Si
te vi ni me acuerdo!
Hoy, con el cambio climático, el desarrollo
indetenible de las nuevas tecnologías de punta, el tiempo real y otras”lindezas”
del Tercer Milenio, resultan aún más impredecibles esas premoniciones.
De ahí que para el próximo 2014, yo les
proponga un divertimento que consiste en no jurar en vano; por el contrario,
anunciarles algunas cosas que sí van a cumplirse de todas todas.
Con este nuevo método, veremos los
acontecimientos en pleno desarrollo, como diría el fraterno Walter Martínez, en
su espacio “Dossier” de TELESUR.
Y sin más, aquí les van mis prometedoras efemérides,
algunas más gratas que otras, pero todas irremediablemente van a ocurrir.
El próximo año se cumplirán exactamente cien
años del primer viaje en ferry desde Cayo Hueso a La Habana y pudiéramos
celebrarlo festivamente si las leyes del bloqueo yanqui lo permitieran.
En condiciones normales, los turistas
estadounidenses pagarían su pasaje en moneda nacional; esas que por primera vez
se acuñaron en 1914. Hasta entonces sólo circulaban en nuestro país, el dólar y
el duro español.
Sin apartarnos del tema, recordamos que en
aquellos días, los viajeros tenían que sufrir no pocos inconvenientes a la
entrada del puerto de La Habana,
pues un brote de peste bubónica obligaba a sufrir una penosa cuarentena en
Tiscornia para poder disfrutar después de nuestras bondades. De ocurrir hoy--a
un siglo exacto de entonces--esos trámites aduanales serían tal vez más caros
por la doble moneda, pero mucho menos engorrosos.
Si a todo esto agregamos las consecuencias
de la construcción del Canal de Panamá y la epidemia de fiebre amarilla que se
desató en la región como consecuencia de tan monumental obra tendremos un cuadro
más epidemiológico de aquellos días.
También se cumplirá en 2014 el bicentenario
de dos figuras claves en nuestra cultura: Gertrudis Gómez de Avellaneda y José
Jacinto Milanés. Dos centurias resultan cifras respetables, tanto como esas dos
celebridades.
Fue también en 1914 que se ejecutó el atentado
al archiduque de Austria en Sarajevo, incidente que dio comienzo a la Primera Guerra
Mundial, donde el tío Sam salió
favorecido al final, siendo el último en incorporarse al conflicto. Paralelamente
a esta guerra otra se desarrollaba al interior de los EE.UU. y el presidente Wodrow Wilson, tras
intercambiar disparos inclusivos y hasta algunos “bombardeos” verbales, tuvo
que ceder ante la intensa campaña por el
derecho al voto femenino en Estados Unidos.
Pero volvamos a lo nuestro. Ese año también
nació una de nuestras obras plásticas más autóctonas--la “Gitana Tropical” de
Víctor Manuel—símbolo de nuestro mestizaje caribeño y de la belleza femenina
cubana en particular.
Hay otros muchos acontecimientos dignos de
celebrar como fechas redondas a partir de nuestras efemérides—unas positivas y
otras no tanto—pero el tiempo apremia y preferimos dejarlas en suspenso para
regresar al propósito inicial de recordar esas promesas de Año Nuevo, por lo
general incumplidas, con una anécdota que surgió entre los humoristas de la
seudorrepública, tan acostumbrados por entonces al choteo criollo y la
vulgaridad.
La anécdota la escuché de labios de colegas que
trabajaban en el semanario ZIG-ZAG, pues en aquellos tiempos yo era un simple
operario en los talleres del diario EL MUNDO.
La idea surgió como propuesta de portada de
uno de los miembros de la redacción. Nunca se publicó, pero quedó como anécdota
que circulaba de boca en boca en todo el sector. Resulta que un político de la
época llamado Casto Mier, quien se postuló para uno de los escaños en los
comicios de ese año pero con pocas posibilidades de ser electo. El cintillo
propuesto por uno de los humoristas decía: “¡Casto Mier no ofrece… Casto Mier da…!
La frase, típica del humor grosero en una sociedad
que pretendía ser culta pero exclusivista y discriminatoria, no perdonaba ni
siquiera a sus personeros más representativos en el cachumbambé electorero del
quítate tú para ponerme yo.
La agilidad mental inherente a nuestro
pueblo le agregaría el doble sentido a la oración; lo que me vino a la mente
para confeccionar el título de este trabajo sobre PROMESAS Y CUMPLIMIENTOS de
Año Nuevo que, espero no hayan ofendido a nadie.
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