No podíamos pasar por alto esta 23ª. edición
de la Feria
Internacional del Libro La Habana-2014, dedicada
al Bicentenario de Gertrudis Gómez de Avellaneda, nuestra inolvidable Tula, sin
recordar también a otros dos intelectuales cubanos que este año hubiesen cumplido
respectivamente cien años cada uno.
Se trata de una pareja que nos contó de las
estrellas y del bejuco, de nuestros sueños y raíces, como dos gigantes de la CULTURA NACIONAL—así,
con mayúsculas--aquel: “Camínante Montés” más conocido por
Samuel Feijoó y el Cuentero Mayor, nuestro Onelio Jorge Cardoso.
Tuve el gran privilegio de tratarlos
personalmente y como acostumbro, quisiera destacar facetas de ambos que tal vez
no sean del dominio público, pero podrían enriquecer el amplio espectro
anecdótico de ambos. Escribieron mucho y bueno pero, en el caso de Onelio Jorge
Cardoso, poco se ha dicho de sus comienzos como maestro rural en la escuelita
del Central Narcisa, allá en Yaguajay, junto a otro grande de la cultura, el maestro
Raúl Ferrer, quien sí dejó constancia de aquella epopeya en su sentido “Romance
de la Niña Mala”.
Gracias a ellos, aquel humilde colegio se
convirtió en un proyecto de pedagogía-lúdica, sin precedentes en Cuba, cuyo
lema “Lo que se aprende jugando jamás se olvida” rompía con la
caduca y encartonada enseñanza de…”La letra con sangre entra”. A tal
punto que muchos campesinos de la zona castigaban a sus vejigos cuando
cometían alguna falta, con no enviarlos a la escuela al día siguiente.
Cada vez que hoy disfruto del grupo de “La
colmenita” me vienen a la mente
aquellas anécdotas contadas por sus propios protagonistas, capaces ellos mismos
de quitarse los zapatos con el paradigma de que el saber también entraba por
los pies; para que sus alumnos descalzos no se sintieran avergonzados y lo
sobre todo, que sus padres pudiesen enviarlos a clase sin pena alguna.
Les aseguro que éstos no son cuentos de
Onelio, ni de camino sino versiones
comprobadas in situ,
durante los viajes en que acompañé al maestro Ferrer al terruño durante sus
últimos años de vida.
Como tampoco es inventado el interés
mostrado por el autor de “Francisca y la muerte” para que le
editáramos sus narraciones en las revistas de historietas CÓMICOS y PABLO hace aproximadamente
30 años. Recuerdo como si fuera hoy, una petición suya--“chácata” por medio—en la Sala de Té de la UPEC. Estas fueron más
o menos sus propias palabras:
. --Blanquito, quisiera que me publicaras mi última
obra titulada “Negrita” pero como ustedes acostumbran: En forma de historieta.
--¿A qué se debe eso? Le respondí…
--Es que me la han pedido para hacer una versión televisada
y tiemblo de solo pensarlo.
--¿Cómo es posible, con el poder de convocatoria que
tiene ese medio, frente a las limitaciones de unas pocas páginas en un cuaderno
de historietas?--Respondí sorprendido y ésta fue
su respuesta:
--Es que mi Negrita existe en realidad, y yo cuento
sus graciosas diabluras, como el simple abrir la portezuela para salir al patio
descolgando el ganchito. Cosas así, sencillas pero de gran importancia para mi.
¿Te la imaginas en la televisión, por mucha técnica y empeño que se ponga?
Sería aplastada, tal vez hasta devorada por la competitividad y el protagonismo
de verdaderos monstruos creados en Hollywood, como “Rin tin tin” o “Lassie”.
La insólita petición, en la cúspide de su
popularidad, lo pinta en toda su
modestísima grandeza
En cuanto a Samuel Feijoó, personalmente nos
conocimos cuando el fundador de la sección “Dímelo Cantando” de PALANTE--el
Indio Naborí--se vio en la necesidad de suspender sus colaboraciones y entonces
Feijoó entró como bate emergente para conectar de jonrón con una nueva serie
que tituló “Saber Guajiro”. A partir de entonces se ampliaron nuestros
contactos con él y sus queridas publicaciones de la Universidad Central
de Las Villas: ISLAS y SIGNOS.
Resultaba imprescindible beber de la variada
temática que nos presentaba con la divulgación contínua de costumbres, refranes
adivinanzas, remedios caseros, fabulosas leyendas y mitos-- mitómano él
mismo--era también un desacralizador de ídolos por excelencia. Y humanizaba
todo lo que tocaba convirtiéndolo en poesía.
Muchas de sus experiencias las volcó en libros
de poemas, cuentos y ensayos así como en aquellas revistas incomparables ya
citadas anteriormente, donde también volcó el folclor de muchos países,
incluyendo algunos tan distantes como Rumanía, Bulgaria o Polonia.
En sus coloquiales interviús. por lo general
le pedía al entrevistado que plasmara en un papel algún dibujito y él mismo
dejaba su sello personal sobre muchas de las imágenes publicadas en dichas
revistas.
A esta particular forma de ilustrar sus
entrevistas debo agradecer que la gustada sección de este blog “Caricaturistas
Ocasionales” mantenida
durante todo el año 2011, se nutriera de dichos bocetos.
Entre sus locuras geniales y atrevidas,
recuerdo una que le hubiese costado la hoguera en tiempos de la Santa Inquisición:
Fue una conferencia pública y hasta divulgada por los medios masivos que tituló
“Humor
Escatológico”, cuando la pacatería y la falsa moral pretendían maquillar
hasta las más naturales funciones biológicas.
A propósito de esto, recomiendo buscar datos
referidos al café más raro, exquisito y caro de mundo, y el beneficioso valor
agregado que le aporta al grano el acto de la defecación.
El autor de simpáticas aventuras como “Juan
Quinquín en Pueblo Mocho“ o “Wampampiro Timbireta” jamás
escribió una grosería, sin embargo desmitificó lo que vulgarmente se llamaban--malas
palabras--aunque invariablemente descansaran en todos los diccionarios y
enciclopedias del mundo, demostrando que nada humano podía serle ajeno: Que pendejo
en México no es una ofensa. Que hijo de puta puede ser un elogio en
Argentina. Que las llamadas malas palabras hacen desternillarnos de risa en
España. En fin, que todo es según el cristal con que se mira o la intención con
que se diga. Y que la ira, la soberbia, el odio, o el furor, podían cambiar el
significado hasta de la dulcísima palabra madre.
Al coincidir la inauguración de esta cubanísima Feria Internacional del Libro
con el Día de San Valentín, vaya un abrazo a todos los enamorados del mundo y un
recuerdo imborrable a ese centenario y “Sensible Zarapico”.
Blanquito: Soy un lector silencioso (no envío comentarios), pero disfruto enormemente tu página, a la que entro a menudo. Te felicito por ella, por tu inagotable energía, tu tenacidad y porque sigues siendo un campeón del humorismo cubano, a pesar de los años que nos han caído encima a todos.(Aunque tú eres mucho más viejo que yo). No te diré quién soy hasta que no me comentes aquí si se va a hacer algo por los 100 años de Cardi. A no ser que yo esté despistado no he visto nada publicado al respecto. Pero, por lo menos en tu blog, no podemos olvidarnos de aquel viejo increíble. Un abrazo y felicidades por seguir haciéndome reir y acercarme a nuestra Cuba inolvidable. AGP
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