Recientemente abordamos el tema de la bancarrota en
Detroit y la desaparición de la famosa marca Pontiac. Ambas noticias
ampliamente difundidas por internet. Hoy viajaremos a la Revolución Industrial
y los orígenes del automovilismo en el mundo, que coinciden con el paso de la era
dorada a la del oro negro y sus diferentes etapas de desarrollo que van del
kerosene (luz brillante) a la gasolina.
Todo esto ocurrió a fines del siglo XIX, mientras en Cuba
nos desangrábamos en la guerra necesaria contra el Imperio español.
Otro Imperio, se afincaba muy cerca de nuestras costas,
para aprovechar el momento y coger los mangos bajitos bajo el sofisma de la
fruta madura.
Comencemos aclarando que la palabra automobile no
es yanqui sino francesa y los primeros diseñadores de autos también lo fueron,
mientras que en Gran Bretaña estos vehículos ya eran conocidos por locomotores.
En nuestro país se identificaron como “fotingo”, palabreja derivada del inglés
“foot and go” A continuación, algunos hitos por orden de aparición:
1769. El francés Nicolás
José Cognot, ingeniero e inventor, fabrica el primer coche sin caballos, movido
a vapor. Pero el 9 de abril de 1865 el austriaco Sigfred Marcus manejó por las
calles de su capital el primer carro con motor de combustión interna.
Aclaración: El que aún se conserva en el museo de Viena es una copia del mismo
pero construido en 1873.
1893. Los hermanos Carlos
y Frank Duryea construyeron el primer vehículo norteamericano movido por un motor
de gasolina de dos cilindros. Ese mismo año, en la Feria Mundial de
Chicago fue exhibido el coche alemán Daimler de gran lujo. Lo curioso del caso
es que su representante en los Estados Unidos era el famoso fabricante de pianos
William Steinway.
1895. Con Frank al timón,
los Duryea ganaron la primera carrera de 87 kilómetros celebrada entre Chicago
y Evanston, Illinois, el 27 de noviembre. La velocidad fue de 12 kilómetros por
hora. Ese día hubo una espesa nevada. Cuatro de los seis competidores quedaron
en el camino y otro perdió el conocimiento una hora antes de terminar el
recorrido.
1896. Las calles de
Detroit fueron testigos del primer carro fabricado por Henry Ford, con un motor
armado manualmente con partes inservibles de una locomotora. Pero la gran
sorpresa de Ford se presenta más tarde en 1903 con su famoso modelo 999 que se
desplazó a una velocidad de 148 kms por hora.
1898. Este año se realizaba
la primera exhibición de coches en Boston y los primeros servicios de
reparación. Un año más tarde se inauguró en Nueva York la primera sala de
ventas, donde apareció la primera rueda de dirección (timón) en sustitución del
manubrio, así como los primeros faros. Si de día era peligroso manejar,
imagínense de noche.
1900. Aquel mismo
fabricante alemán Gottlieb Daimler, saca al mercado su primer coche “Mercedes”
llamado así en honor a su hija. Pero antes el propio Daimler había adquirido
tanto prestigio que ya existían en Inglaterra sus carrozas imperiales como la de
ese mismo año, fabricada expresamente para el monarca Eduardo VII. Pero no
crean que estos inventos fueron en principio bien recibidos. Por el contrario, muchos
de ellos resultaron víctimas de las burlas populares como aquellas de
gritarles: “¡Pónganle un caballo!” pues eran vehículos lentos, ruidosos, vibraban
y saltaban en caminos no apropiados.
1902. En Minneapolis tal
vez se halla impuesto la primera multa por exceso de velocidad, cuando una
persona fue penada con diez dólares por correr a dieciséis kilómetros por hora.
El 4 de julio de 1894—fecha patria en Estados Unidos—la gente se disponía a ver
el desfile en la principal avenida de Indiana, cuando hizo su aparición allí el
primer automóvil pasando a la velocidad de 9,5 kilómetros por hora y arrojando
tal cantidad de humo que causó el repudio de la población.
1903. El fabricante y
corredor Olds, cubrió en la pista de Daytona Beach 8.05 kilómetros en 6:51
minutos (a una velocidad media de 74.28 Kms. por hora). Mientras tres
arriesgados automovilistas tripulando un carro Winston, otro un Packard y el
tercero un Oldsmobile de un cilindro, lograron lanzarse a la aventura de ir
desde San Francisco a Nueva York en dos interminables meses.
1904. Se adicionaron los
faros a los coches de ese año, junto con las luces de acetileno. Ambos muy
criticados.
1905. Siguieron las
innovaciones este año con el reemplazo de las puertas traseras por las montadas
a los costados y aparecieron las bocinas, las llantas Goodyear que rápidamente
se popularizaron, los compresores de aire, los distribuidores y algo muy
especial. ¡Las ventas a plazos!
1908. Desde 1903 al
crearse la Ford Motor
Company comenzó la fama de su fundador Henry Ford pero sobre todo después de
1908, con la aparición del modelo T. Sin embargo el mayor éxito lo tuvo con la
introducción del ensamblaje en serie a partir de 1913, donde el obrero colocaba cualquier pieza del coche sin moverse
de su lugar. El sistema no tenía nada de original: Conocido por cinturón de
transmisión ya existía antes en las casas empacadoras de carne.
1912. En esta fecha
comenzaron a instalarse los botones de arranque. Hasta entonces se dependía de
dar vueltas a la manivela, y en el mejor de los casos, repetir la acción hasta
el cansancio cuando el motor se ahogaba. Lo peor ocurría cuando el manubrio se
resistía provocando no pocos brazos rotos con la “patada del crank”
1899. Durante la primera
guerra imperialista yanqui, la hispano-cubano-americana, el Departamento de Guerra
de los Estados Unidos notificó a su pueblo la compra de tres automóviles para el
uso de oficiales; textualmente el aviso decía: “A cada vehículo se le podrá
enganchar una mula cuando se niegue a caminar”. La frase pudiera ser
risible hoy día, si el resultado de aquel conflicto armado no hubiese sido tan
pernicioso para nosotros en Cuba. Y lo dejamos para el final porque se enlaza
con otra nota igualmente belicosa.
1914. Comienza la Primera Guerra
Mundial, pero los Estados Unidos—oportunistas como siempre-- no se incorporan a
ella hasta 1917, y, en un alarde patriotero, sus fabricantes de automóviles relegaron
la competencia para reducir un 50% su producción y dedicarla a la fabricación de
material bélico, así como toda clase de transportes militares.
A cien años exactos de esa confrontación armada hemos
querido bridarles un paseo en cuatro ruedas por algunas curiosidades de antaño,
algunas jocosas otras no tanto, para marcar la diferencia entre el desarrollo
del Gigante de las Siete Leguas frente al de los sufridos y marginados pueblos
de Nuestra América.
Datos tomados de la obra titulada “Automobiles of today
and yesterday” de Nancy Kennedy Bond editado en español por la Editorial mexicana
Novaro en 1958. Con dibujos satíricos de este su S.S.S. Francisco P. Blanco Ávila.
Una última curiosidad: Aunque no cuente con datos
estadísticos, se me ocurre que, en estos tiempos de guerras limitadas y daños
colaterales, Cuba sea el único país en el cual la palabra “desguace” no tenga
significado alguno, y que cuente con el mayor número de mecánicos
automovilísticos empíricos en activo del mundo. Eso explica el por qué por
nuestras calles circulen aún esos sucedáneos rodantes de la tercera edad
llamados cariñosamente “almendrones” para solaz y esparcimiento del turismo
internacional que nos visita cada año. Si algo “bueno” nos ha dejado el bloqueo
norteamericano, tal vez sea esta persistencia en no doblegarnos ante nada y
seguir echando “palante” aunque sea en cacharros como los descritos en la
primera parte de trabajo.
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