El pasado mes de mayo a propósito de
la excursión que efectuó el Círculo de Abuelos del Parque Santos Suárez al
Parque Zoológico Nacional por el Día de las Madres, publiqué en este espacio un
curioso caso narrado por el guía de la instalación lo cual coincidía con una
nota informativa que yo había guardado por más de treinta años: El primer parto
de una jirafa nacida en Cuba de los ejemplares que como intercambio cultural,
Tanzania había enviado a nuestro país en 1980. De inmediato se decidió bautizarla
con el nombre de Adelfa en homenaje a la periodista cubana que había reportado
el nacimiento: Su nombre Adelfa Fiallo Pestano. Sin poder localizarla de
inmediato, un mes más tarde recibo la nota el siguiente:
Estimado
Blanco: Acabo de ver su nota sobre las jirafas en el Parque Zoológico Nacional
y me dio mucho gusto que hablaran de mi "hija". Su nacimiento fue
todo un acontecimiento el 31 de diciembre de 1998. Aún guardo el reportaje que
hice para el NTV.
Hace
unos ocho años que me fui de Cuba pero siempre que voy, quiero ir a ver Adelfa
y por una u otra razón, me complico y no voy. Gracias, muchas gracias.
¡Ah...! Y la caricatura está buenísima.
¡Ah...! Y la caricatura está buenísima.
OTRO MENSAJE
En mi viaje a Asturias a fines del pasado siglo gracias a la
Operación Añoranza que privilegia a los naturales que nunca regresaron al
terruño o sus hijos cubanos, tuve la oportunidad de compartir con mi familia y
otros “paisanos” que me bridaron su hospitalidad. Uno de ellos Luis Felipe
Capellín, inspirado en nuestro país, había escrito de Cuba y soñaba con
realizar un documental en La Habana, por lo que años después programó una breve
estancia quedado maravillado cuando lo acompañamos a una tarde de rumba y color
en el Callejón de Hamel en el barrio Cayo Hueso.
Pues bien en estos primeros días de
julio recibo el siguiente mensaje:
Por si fuese de tu interés:
A finales de los años 40 era
asesinado en los montes de Amieva (Asturias) un joven apodado Remolina. Era,
según dicen quienes lo conocieron, una buena persona, un chaval que había
venido a trabajar como criado en alguna casa del concejo. Nadie sabe precisar
su lugar de procedencia ni nadie tampoco es capaz de explicar las razones por
las que un día decidió echarse al monte, lo único cierto es que después de un
tiempo poniendo en jaque a la guardia civil y a las fuerzas franquistas fue
cercado y asesinado, pronto los pastores y vecinos de la zona comenzaron a
cantar canciones y a contar historias en las que Remolina aparecía como un
hombre dispuesto a ayudar, siempre, a los más humildes, a los más pobres…, esta
película pretende recuperar su memoria...y la de tantos otros.
Este documental puede verse en el
siguiente enlace:
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