Los
que siguen las huellas de este blog habrán notado que frecuentemente he
abordado aspectos referidos al periodismo o al humor gráfico en particular.
Pues bien, a través del semanario OPUS-HABANA de la Oficina del Historiador de
la Habana correspondiente al actual Núm 27 de 2016, aparece bajo el título: “Andrés,
el de CARTELES, cumple 100 años” la siguiente nota:
“…Las
portadas que realizó Andrés García Benítez, durante decenas de años, resultan
un documento de inestimable valor histórico: El testimonio de un hombre
enamorado de su país, de la sensualidad y belleza de sus mujeres, en fin de su
capital: La Habana, donde se dieron cita todos los matices de la realidad social
cubana entre 1936 y 1961.
Por
ello, para conmemorar el primer centenario de su natalicio el Centro de Arte de
Holguín—su ciudad natal—ha organizado una muestra de su producción artística y
su historia personal que será inaugurada a partir de este 13 de julio..”
El
joven Andrés como aficionado con solo 16 años de edad tuvo su primer contacto con
la revista CARTELES, hasta que en 1936 se convierte en su diseñador oficial. La
destacada labor le reconoció por la crítica de arte a su obra, el segundo
momento histórico de la gráfica costumbrista cubana, solo precedido de Víctor
P. Landaluce en el siglo XIX.
Fue
tal su popularidad que la crítica y el público en general lo reconociera
como--Andrés, el de CARTELES--entre 1936 y 1961.
Pero
no debe reducirse así su obra: En 1942 la escenografía de la puesta en escena “La
comedia para la felicidad” lo convierte en un hombre de teatro dejando
su huella también en “Doña Rosita la soltera” y “La
zapatera prodigiosa” ambas de Lorca, así como “Electra Garrigó” de
Virgilio Piñera, o para el ballet de Alicia Alonso en 1948.
Sin
embargo la mayor popularidad adquirida por él fue con las escenografías y
vestuarios en los cabarets “Parisien”, “Capri”, y sobretodo en “Tropicana”
donde, conformó un dúo casi perfecto con el legendario Rodney, incluso
influyó particularmente en la caracterización de Luís Carbonell como el
acuarelista de la poesía antillana, sin dejar de mencionar su incursión en la
caricatura, el diseño de carrozas, y los disfraces del carnaval.
Al
desparecer la revista CARTELES en 1961 le perdimos la pista al talentoso
costumbrista, quien mantuvo a partir de 1967 su residencia en Puerto Rico.
En
la pequeña muestra del Centro de Arte de Holguín aparecen hoy obras y
documentos procedentes del entorno familiar y del crítico de arte
cubano-portorriqueño Antonio J. Molina, amigo e investigador del artista.
(Estos
han sido datos tomados del también historiador y crítico de arte holguinero
Martín Garrido López.)
Ahora
bien, he aquí algunos datos curiosos sobre la publicación de marras: En
realidad la primera CARTELES de la Habana data de 1919 y aparece como revista
gráfica mensual de teatros, variedades, y deportes. Fundada por Oscar H.
Masaguer (7 volumenes).
La
segunda CARTELES que aparecía en 1929 fue el primer semanario impreso en
fotolito sistema offset en los talleres de Artes Gráficas S.A. donde figuraba
como director y presidente Alfredo T. Quilez, adelantándose en esta tecnología
a países desarrollados como Estados Unidos y el Reino Unidos.
Estos
últimos apuntes los hemos tomado del libro “Cuba en la mano” y sin embargo de
aquella primera revista BOHEMIA que debutó el 10 de mayo de 1908, con portada
de A. Rodríguez Morei, no aparece ni una sola línea en esa
recopilación que consta de dos voluminosos tomos. Hemos subrayado la
omisión porque resulta preocupante a un curioso octogenario como yo, quien
durante su niñez y su adolescencia vivió la popularísima competencia que
semanalmente existía entre ambas publicaciones ilustradas, que una de ellas se
nos haya “ido” de las manos en la lectura del “cubanísimo” libro.
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