Ese fue el título en la primera entrega de este blog
personal el 9 de agosto del 2008 dedicado al Caballero de París. Han pasado más
de ocho años desde entonces. En aquel momento, motivado por el éxito obtenido
en la inauguración en su terruño gallego de la exposición de caricaturas
personales que ilustraban el libro de la Editorial Pablo de la Torriente “La Leyenda que Camina” a propósito de
dedicarle dicho título a Galicia en la Feria del Libro de La Habana en febrero
del 2007. Recuerdo el entusiasmo que provocó entonces a los queridos colegas
Xosé Neira Villas y su esposa cubana Anisia Miranda con la posibilidad de ver una
nueva edición en el lenguaje de Curros Enríquez y Rosalía de Castro. De estos
intereses informamos en su momento al colega y diplomático cubano Luis Felipe
Vázquez, por aquella época en la península y el compañero Iroel Sánchez, al
frente del Instituto del Libro.
A
nuestro regreso de España, el propio Dr. Eusebio Leal Spengler, Director de la
OHCH y prologuista del libro, propuso montar una exposición similar sobre
el personaje folklórico más popular que
haya transitado por las calles de La Habana en el pasado siglo. Aquel sencillo
acto a fines de dicho año transcurrió en el local del Centro de Salud Mental de
la Habana Vieja, donde ejercía precisamente el Dr. Luis Calzadilla Fierro
psiquiatra y biógrafo de José María López Lledín. (a) “El Caballero de París”. Dicha
actividad fue presidida por el entonces Presidente de la Unión de Periodistas
de Cuba, Tubal Páez en presencia de gran parte de los caricaturistas allí
representados.
Dicen que segundas partes nunca son buenas: Falso. En esta ocasión el título se refiere a las dificultades que afrontó la reedición de aquel cuaderno biográfico a pesar de que prácticamente voló en las librerías y estanquillos de la capital, a tal punto que a cinco meses de su debut en la Feria del 2007, yo sólo pude llevar cinco ejemplares a las autoridades del Museo Etnográfico de Fonsagrada, en Lugo, donde se montó la citada exposición. Todos sabemos las vicisitudes que nuestro pueblo sufrió a partir del llamado Período Especial con su doble bloqueo y el sector poligráfico no fue la excepción; a pesar de que hasta el propio Dr. Leal se interesó en más de una ocasión por reeditarlo y varios empresarios españoles quisieron financiar una versión—sin ningún cambio en el original—sólo que, como dijimos antes se reeditara en gallego.
Dicen que segundas partes nunca son buenas: Falso. En esta ocasión el título se refiere a las dificultades que afrontó la reedición de aquel cuaderno biográfico a pesar de que prácticamente voló en las librerías y estanquillos de la capital, a tal punto que a cinco meses de su debut en la Feria del 2007, yo sólo pude llevar cinco ejemplares a las autoridades del Museo Etnográfico de Fonsagrada, en Lugo, donde se montó la citada exposición. Todos sabemos las vicisitudes que nuestro pueblo sufrió a partir del llamado Período Especial con su doble bloqueo y el sector poligráfico no fue la excepción; a pesar de que hasta el propio Dr. Leal se interesó en más de una ocasión por reeditarlo y varios empresarios españoles quisieron financiar una versión—sin ningún cambio en el original—sólo que, como dijimos antes se reeditara en gallego.
Hoy
a ocho años de esos acontecimientos, he recibido una agradable noticia, cuando la querida editora “Pablo”
de los periodistas cubanos me anuncia la posibilidad de reeditar–durante el
próximo año--dicha obra en español, con la particularidad de incorporarle
nuevas firmas, ya que por la premura de aquella primera entrega, algunos
humoristas gráficos se vieron imposibilitados de incorporarse al proyecto, y
otros más jóvenes han ganado prestigio
en lo que va de este nuevo siglo.
De
seguro esta es una noticia que entusiasmará a nuestro admirado Leal, siempre
atento al rescate de las tradiciones y obras patrimoniales de Cuba y La Habana
en particular. Como lo fue desde el propio fallecimiento de José María López
Lledín, cuyos restos—gracias a su iniciativa--no solo descansan en una cripta
del Convento de San Francisco de Asís, sino que dicha imagen inmortalizada en mármol
por Villa Soberón en la entrada, nos invita a la reflexión.
En
cuanto al Dr. Calzadila y a mi hijo y mano derecha en la confección de aquella
obra Francisco P. Blanco Hernández, los amantes del costumbrismo y las más
puras tradiciones cubanas pueden contar con la entrega más absoluta, y el
contagioso entusiasmo del trío a pesar de mis limitadas fuerzas en estos
momentos. Por tanto, ahora sí podemos afirmar lo que anunciamos al principio: “El
regreso de La leyenda que camina” o sea del Caballero de París.
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