Recientemente
del fondo del baúl de mis recuerdos como náufrago amarillento afloró un pequeño recorte de prensa, donde no
aparecía el logotipo del diario ni la
fecha de su publicación, pero sí el título de la sección “…de todo…” (A cargo de colega Luis Hernández Serrano),
por tanto al periodista de JUVENTUD REBELDE le debemos la divulgación de dicho
trabajo, en cuyo encabezamiento sólo se lee sobre fondo azul ”El
maleficio del indio Tocumshen” donde su autor Alfredo Mateo Domingo nos
sorprende con esa maldición dirigida hacia los presidentes de los Estados
Unidos.
Faltando
apenas un mes y piquito para que concluyera el mandato de Barack Obama en la
presidencia de los Estados Unidos, en varios amigos cercanos surgió la
preocupación de que se cumpliera el hechizo hacia él: Por negro y demócrata.
Por reconocer una política equivocada contra nuestra Revolución. Por promover
algunos acercamientos diplomáticos entre los dos países. Por estar facultado
como presidente para promover todavía hasta enero próximo algún cambio más
positivo hacia Cuba, etc.
Todo
ello en la suposición de un nuevo magnicidio en la historia de los Estados
Unidos.
Veamos
los orígenes de dicho culto: Tras ser vencido en la batalla de Tipppecanos en
1811, el hechicero Tocumseh de la tribu shawnne preconizó la muerte de su
vencedor, el Gran Padre Blanco Harrison, ocurrida 29 años después. Han pasado
205 años, pero estos creyentes actuales que en Cuba rezaban para que no se
cumpliera la maldición, contra Barack Obama tampoco tenían en cuenta el
factor-cero, implícito en el conjuro.
Veamos:
1840.
El
propio general William Henry Harrison gana las elecciones de ese año como
Presidente de los Estados Unidos, tal vez por ser la primera víctima del
hechizo, muere al mes exacto de tomar posesión del cargo. También es el primer
mandatario que fallece de muerte natural;
lo siguen William H. Harrison de neumonía; Zachary Taylor de cólera, Warren
Hardy de infarto cerebral y Franklin D. Roosevelt de hemorragia cerebral.
1860.
Segundo
en la lista: El emblemático republicano Abraham Lincoln toma posesión ese año
en medio de una confrontación entre esclavistas y abolicionistas conocida como
la Guerra de Secesión y es reelegido cuatro años después. El 4 de abril de
1865, el actor John Wilkes Booth le
disparó durante una función en el teatro Ford, en Washington, falleciendo del
atentado.
1880.
El
hechizo continúa con otro Abraham, (James A. Garfield), electo ese año y es herido
también de bala el 2 de julio de 1881 por Charles Jules Guiteau. Garfield muere el 19 de septiembre de ese año
a consecuencia de los disparos.
1900.
La
cuarta víctima de la maldición y primero del siglo XX es William Mac Kinley, quien
había declarado la guerra a España y gracias a esa gracia se apoderó de Cuba,
Puerto Rico, Hawai y Filipinas. El anarquista polaco Leon Czolgosz le disparó
en la ciudad de Búfalo el 6 de septiembre de 1901 y muere a consecuencia de las heridas el día
14 del propio mes.
1920.
El
caso de Warren H. Harding electo ese año, es distinto pues fallece
repentinamente en un hospital de San Francisco, aparentemente de un infarto
cerebral, aunque hubo otra versión: Por causa desconocida—tal vez
envenenamiento--
1940.
El
sexto occiso objeto de dichas predicciones resultó nada menos que el famoso
Franklyn D. Roosevelt, creador del New Deal quien formó parte de los tres
grandes aliados en la Segunda Guerra Mundial a pesar de sus limitaciones a
causa de la poliomielitis. Falleció de una hemorragia cerebral en su despacho
de la Casa Blanca el 12 de abril de 1945.
1960.
El
último magnicidio fue el de John F. Kennedy, ocurrido tres años después de su
elección y el fracaso de los planes del Imperio por doblegarnos, lo cual
produjo un complot revanchista de la ultraderecha imperial y el llamado exilio
cubano. El atentado ocurrió el 22 de noviembre de 1963 y sobre el asunto del hechizo,
el propio Kennedy había escrito: “…No creo en dicha leyenda del factor cero…
1980.
Ronald
Reagan pudo haber sido el octavo pasajero en este viaje al más allá, cuando fue
víctima de un atentado el 30 de marzo de 1981, apenas a dos meses de ocupar la
silla presidencial. Pero tal vez la brujería del mago Tucumseh, tras un siglo
de efectividad había perdido fuerza, al
punto de no poder traspasar los umbrales de nuevo milenio en Estados Unidos.
Por
todas estas evidencias es que me inclinaba a creer que en el caso de Barack
Obama—debutante electo en el 2008 y repitente en el 2012—no se correspondía exactamente
con las predicciones del piel roja Tucumseh, como tampoco el próximo mandatario
Donald Trump correría peligro, a no ser que fuera reelecto en el 2020. Y eso lo
creo improbable dada sus apocalípticas intenciones, sus desplantes racistas y
otras “virtudes” fehacientemente divulgadas durante su monomaniática campaña electoral.
Cuando
al comienzo de la Revolución Fidel dijo: “…Lee, no cree….” O cuando más
tarde ante una de esas elecciones yanquis agregó: “…Da lo mismo Juana
que su hermana…” Nuestro Comandante en Jefe estaba sentenciando nuestra
devoción por la independencia, la solidaridad, el humanismo y el concepto de
REVOLUCIÓN, que nos inculcó para siempre, y su impronta de gigante invicto se
proyecta hacia el futuro de Cuba como todo un símbolo.
Todo
lo contrario de ese maleficio yanqui que surgió de las propias entrañas del Monstruo.
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