Si
algo lamento este 28 de noviembre de 2016 es arribar a mis 86 años de edad
coincidiendo con la fecha en que comienzan las honras fúnebres a la memoria de
nuestro querido Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con nueve días de luto
orientado por el Consejo de Estado.
Este
acontecimiento se une a un reciente accidente cerebro-vascular que me mantiene
en observación desde hace diez días por prescripción facultativa.
Por
tanto, solo he podido acudir acompañado al punto más cercano a mi hogar para
firmar el libro de reafirmación revolucionaria en la Escuela Primaria “Raúl
Gómez García”, frente al Parque Santos Suárez del municipio 10 de Octubre.
Es
por ello que unido al inmenso dolor del pueblo cubano y a las expresiones de
solidaridad proveniente de todo el mundo, quisiera abordar una faceta, a penas
difundida por nuestros medios masivos y es nada menos que su sentido del humor.
Es
así como recuerdo al querido Fidel desde su arribo a la capital en enero de
1959 al frente de la Caravana de la Libertad con aquel memorable discurso en el
Campamento de Columbia--bastión de la tiranía--rodeado de blancas palomas de la
paz cuando en medio de sus palabras, se vira para preguntarle al Señor de la
Vanguardia: -- ¿Voy bien Camilo?...
Esa
y otras muchas anécdotas similares nos vienen a la memoria, pero prefiero
referirme a la confesión que el propio líder de la revolución le hiciera a
Ignacio Ramonet para su libro “100 horas
con Fidel”, donde el entrevistado reconoce haber sido durante su niñez un
adicto a los llamados por entonces “muñequitos en colores”, o a las comedias silentes
donde el genial Chaplin luchaba frente al frio y el hambre en busca de “La
Quimera de Oro” o se enfrenta al capitalismo deshumanizado en “Tiempos
Modernos”.
Pero
soy testigo excepcional de otras virtudes suyas cuando alrededor de 1968 el
entonces director de PALANTE--René de la Nuez--me encargara una tarea
suigéneris:
Había
que llevar a la práctica una idea de Fidel, ante la ineficacia de la propaganda
partidista, pues folletos instructivos de gran importancia para el desarrollo
de las fuerzas productivas quedaban amontonados en las oficinas del gobierno a
nivel de base.
Se
trataba de imprimir cuadernos de historietas donde se abordaran, de forma
amena, y hasta satírica, esos problemas que afectaban a la producción y al
desarrollo científico técnico.
Recuerdo
que dicha tarea se nos encomendó a un trío formado por Val, Betán y yo. Cuatro
fueron los títulos que logramos en dos años, a saber: “Matilda y sus Amigos” sobre la implantación de los conceptos científicos
del francés André Voisin en la Ganadería.
“Trucutuerca y Trescabitos”, abordando las desidia y el
canibalismo detectados en el uso y abuso de los equipos pesados en los viales
de acceso a las montañas. “Los 7 Samuráis
del 70” cuyo objetivo era la correcta explotación en los cortes de caña
para la zafra de los Diez Millones.
Y
por último, una parodia del popular personaje Dick Tracy para incidir en el
proceso industrial bajo el título de “Pol
Brix contra el ladrón de azúcar”.
Fue
tal el resultado de dicha iniciativa, que en cada uno de los casos hubo
necesidad de reimprimir varias ediciones, porque el mensaje dirigido a los
trabajadores en áreas rurales, era hurtado por sus propios hijos atraídos por
este género de aventuras en cuadritos.
Esto
es solo un ejemplo de sus iniciativas, para popularizar con las armas del humor
el dominio de las nuevas tecnologías.
A
partir de los años70, tras la desilusión de no haber alcanzado los objetivos de
la zafra, se organizaron encuentros de críticas sabatinas en el teatro de la
CTC, donde el propio Fidel intercambiaba opiniones con los factores del
Partido, el Gobierno y los trabajadores, la situación del país.
Recuerdo
que en una de aquellas sesiones surgió el ejemplo de ciertos administradores y funcionarios
complacientes, a quienes el propio Fidel calificó como Buena-Gente, de ahí
surgió en PALANTE un nuevo personaje “Crisanto
Buenagente”.
En
fin, su sentido del humor va mucho más allá de este anecdotario. Fui testigo de
ello ya que en todos y cada uno de los Congresos
de la Unión de Periodistas de Cuba presididos por él, también el humorismo
gráfico se hizo presente quedando el testimonio impreso en las memorias de
aquellos eventos realizados en el Palacio de las Convenciones.
En las fotos que acompañamos se evidencia la participación entusiasta de los caricaturistas, interpretando con las armas de la sátira, los debates que se suscitaban entre los delegados al evento, para su muestra al final de las sesiones en el pasillo aledaño del Palacio de Convenciones.
En las fotos que acompañamos se evidencia la participación entusiasta de los caricaturistas, interpretando con las armas de la sátira, los debates que se suscitaban entre los delegados al evento, para su muestra al final de las sesiones en el pasillo aledaño del Palacio de Convenciones.
El comandante en jefe era uno de los primeros en disfrutar de las caricaturas, aquí lo vemos junto a René de la Nuez durante el V Congreso de 1986.
¡HASTA SIEMPRE COMANDANTE!
No hay comentarios:
Publicar un comentario