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29 jun 2010

VOLÓ COMO MATÍAS PÉREZ.

En su libro “Desapolillando Archivos”, Guillermo Lagarde, el inolvidable periodista de “Juventud Rebelde”, en uno de sus capítulos nos remitía a una frase que desde niño me impresionó: “Voló como Matias Pérez”, y con el subtítulo (Aeronauta audaz), daba cuenta en la obra, de una noticia publicada el domingo 29 de junio de 1856, en el “Diario de la Marina” órgano del Apostadero Naval de La Habana.
EL HECHO:
“Ayer tarde, al anochecer, verificó su anunciada ascensión el arrojado astronauta Don Matías Pérez…”
¿De quién se trataba? Matías Pérez era un toldero portugués radicado en la Habana, a mediados del siglo XIX, cuya afición a la aeronáutica lo llevó a construir con las lonetas de su taller, un globo que ascendió a bombo y platillo desde la Plaza de Armas aquella tarde de junio… Unos días después el propio diario agregaba:
“Ayer vimos en algunas esquinas un cartel manuscrito que decía: --Por un pasajero que acaba de llegar de Bahía Honda se sabe que ayer a las 10.30 de la mañana cayó Pérez entre el castillo y la ensenada de Bahía Honda, en tierra firme.-- Habana 1 de julio de 1856. S: P:”
LA LEYENDA:
Nunca más se supo del desafortunado Matías, y jamás se comprobó lo de su aterrizaje aquel primero de julio. Eso dio origen a la frase-leyenda que encabeza este trabajo y que ha trascendido en el tiempo, con miles de conjeturas y especulaciones convirtiendo al audaz toldero en un verdadero mito.
EL HECHO:
Quiso el destino que el joven dibujante Luis Lorenzo Sosa, Guanabacoa (1937-2001) formara parte del equipo fundador de la revista infantil “Pionero” realizando algunas historietas de aventuras con personajes como “Kombey” y ”Ronin, el samurái errante”, ambas de corte japonés.
Pero amante de la literatura de ciencia-ficción, y sobretodo por novelas cubanas del género escritas por Miguel Collazo y Oscar Hurtado, --Luis Lorenzo, al que familiarmente apodábamos El General--, se inspiró en la fábula de Matías Pérez para aportarle de su rica fantasía una interesante saga que comenzó en la revista durante 1969; una especie de novela gráfica por capítulos integrada por estampas autóctonas criollas enmarcadas en La Habana del siglo XIX y aventuras de anticipación en el imaginario lenguaje de la historieta.
LA FICCIÓN:
La selección de un personaje real convertido en leyenda, que viaja al futuro y gracias a la fantasía del autor avanza al pasado, para regresar al porvenir, se convierte dialécticamente en un juego de anacronismos, sólo posibles en la ficción, y si es científica, mejor.
Lo cierto es que la Editora Abril recopiló en 1986 un volumen de 64 páginas, con las primeras páginas de la historieta de ciencia-ficción que publicaba semanalmente “Pionero”. Y Matías Pérez, el personaje real ha pasado ya al mundo de lo onírico, gracias a la pluma de Luis Lorenzo. Para redondear el elenco acompañante, creó nuevos mundos y personajes salidos de su imaginación: Sus amigos futuristas Smerit, Blina, los planetas Strakón y Kérlum. Claro, también el malo de la película: Kuantesprit.
Su inquietud creativa no se estancó en un solo protagonista, aportó nuevos personajes de la llamada fantasía heroica. Recordamos a “Tatácora”, una de sus últimas creaciones basada en leyendas precolombinas para la revista “Cómicos” de personal orgullo para mi, pues me tocó—promocionar este exitoso proyecto de la “Editorial Pablo de la Torriente”--, y para esa misma empresa “El rescate de Matías Pérez” en 1991.
EL TESTIMONIO:
Del libro que como homenaje póstumo le editara la propia “Pablo”, en 2003, hemos seleccionado estas secuencias donde podrán apreciar ese engarce de lo real con lo futurista en un todo orgánico, típico de Luis Lorenzo, el “General de la historieta cubana”.
¿Y por qué no? También un tributo a ese sencillo toldero que en este mes cumple 154 años perdido en el cosmos, inspirando a éste y otros soñadores como él.

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