A
propósito del 14 de febrero, Día de los Enamorados, voy a contarles mi versión
personal de la historia del amor en tres tiempos. A saber:
PRIMER TIEMPO: GRECIA
Uno
de los siete sabios de Grecia aseguraba que Eros, el niño ciego y alado hijo de
Agripina era el Dios del Amor. Como todos los chamas, se la pasaba
mataperreando por las colinas del Olimpo entre faunos y ninfas, a quienes
disparaba sus flechazos a pesar de ser débil visual, por lo que a veces no daba
en el blanco sino en la negra.
Dice
la leyenda que en cierta ocasión quiso robarse la miel de un panal y una abeja
lo picó en un dedito. Lloró y lloró hasta que se cansó y madre al fin, Agripina
lo recriminó: --Sambuyo, sambuyo, suelta lo que no es tuyo. Mucho más dolorosas
son las heridas que dejan tus flechas Erosito de mi alma.
Hasta
aquí la fábula. Es lógico por tanto que, al sentimiento amoroso se le conozca
como erotismo, pero la leyenda pasó a Roma y dicen que al cruzar la frontera Eros
perdió su nombre y aparecía como Cupido
en el pasaporte.
Hasta
ahí todo muy bueno; pero, si nuestra lengua es romance ¿porqué seguimos
llamándolo erotismo en vez de cupidismo? Allá los puristas del lenguaje, sigamos
nosotros con lo nuestro.
SEGUNDO TIEMPO: ROMA
El
Imperio romano era mucho más belicista que los helenos, así que el Emperador
Claudio II decidió prohibir los matrimonios entre los jóvenes, para poder diezmarlos
o enrolarlos en el Servicio Militar para engrosar sus famosas legiones,
circunstancia que aprovecharon los tembas para tirar su canita al aire con las
jóvenes insatisfechas.
San
Valentín, sacerdote de la diócesis local, aunque hizo votos por el celibato, no
quiso predicar con el ejemplo y tomó partido por los más bisoños. Desafió el
injusto castigo a las turbadas y masturbadas víctimas y optó por celebrar las
nupcias de los enamorados por detrás de la iglesia.
Enterado
de la jugarreta el Emperador lo citó a Palacio para amonestarlo, pero el
clérigo, hábil con la lengua, logró convertirlo al cristianismo.
¿Quién
ha visto a un Emperador romano y pagano a la vez, arrodillarse humildemente y
rezar el Padre Nuestro o el Ave María? le reprochaban sus ministros y generales
del Complejo-militar-industrial, pero sobre todo el Gobernador de Roma, un tal
Calpurnio. ¡Qué nombrecito, señores!
No
hubo un soberano más claudicante que este Claudio, y cedió a las presiones.
Como resultado el padre Valentín tuvo que oficiar misa en los calabozos,--no
sabemos si en el Coliseo, por lo general escogido para esclavos y gladiadores,
o cualquier otro centro penitenciario romano.
Lo
cierto es que el fraile pasó un buen tiempo a la sombra, hasta que en cierta
ocasión un oficial llamado Asterios que no creía en nada ni en nadie, lo retó a
devolverle la vista a su hija, tan débil visual como el propio Cupido.
Valentín
se envalentonó, aceptó la provocación y en nombre del Señor le devolvió la visión
a la niña. De más está decir que Asterios y todo el familión se pasaron en
bloque al cristianismo y el fraile vino a convertirse en San Valentín tras las
rejas.
No
sabemos si por envidia, o por presiones cortesanas el Emperador ordenó que lo
martirizaran y ejecutaran. Hecho que ocurrió el 14 de febrero del
270—exactamente hace 1743 años, si no me falla el Calendario romano o su substituto
Gregoriano.
La
joven Julia recuperada la visión por aquella primitiva Operación Milagro,
plantó un almendro junto a su tumba. A partir de entonces este árbol se
convirtió en símbolo del amor y el 14 de febrero Día de los Enamorados.
TERCER TIEMPO: RENACIMIENTO
En
esas mismas latitudes peninsulares del Mediterráneo, hace sólo cinco siglos
surgió la más difundida tragedia amorosa de todos los tiempos, Basada en
leyendas de transmisión oral, el británico William Shakespeare fue quien le dio
la patada a la lata en 1591, terminando de escribir Romeo y Julieta seis años
más tarde, pero en lengua inglesa.
Como
buen dramaturgo, le había añadido sal y pimienta incorporándole al reloj
dramático personajes secundarios que resultaron minuteros por su importancia; entre
ellos Mercurio y París.
Ha
sido la tragicomedia más trajinada de todos los tiempos con adaptaciones a la
ópera, teatro, danza, radio, cine, televisión y sabe Dios cuántas otras multi-medias
del futuro digital.
El
argumento transcurre entre dos épocas shakespereanas, la isabelina y la victoriana,
pero dado el marco histórico, pudiera también ser veroniana por desarrollarse la
trama en Verona.
Si
disponen de algún tiempito, hoy les brindaré mi versión personal de la historia,
que por su brevedad pudiéramos llamar historieta.
(1).-Existía
allí una vieja trifulca callejera con arma blanca y negros instintos entre montescos
y capuletos. (2).El Príncipe de Verona, en medio del brete y convertido en
mediador, decide sancionar con la muerte a los que queden vivos. (3) París
pretende casarse con Julieta pero los capuletos le exigen esperar a los quince
de la niña; claro, ella no había probado aún el dulce de guayaba. (4) He aquí
una primicia: Los capuletos ofrecen un baile y Benvolio, primo de Romeo y
enamorado de Rosalina—a su vez prima de Julieta-- lo embulla para colarse en el
fetecún. 5) El pícaro Cupido, que tampoco tenía invitación, se escondió detrás
de una columna y lanzó el par de flechas que le quedaban en el carcaj, como era
medio cegato, se las clava a Romeo y Julieta respectivamente. (6) Más tarde, el
primo de Romeo, Benvolio, escucha por casualidad cuando Julieta confiesa a su
prima que está metida hasta la tabla con su primo Romeo. (7) Aquel amor a
primera vista con el tiempo y un ganchito, se convirtió en algo frecuente,
balcón mediante, y el padre Fray Lorenzo decidió intervenir en nombre de Dios. (8)
Por suerte los libró del adulterio según la Santa Iglesia y los casó por detrás
de ella. (8) El chisme y el brete llegaron a oídos de Teobaldo primo de ella,
quien decide lavar con sangre la primigenia ofensa. Romeo evade la primordial provocación,
pero Mercurio saca la cara por él y resulta mortalmente herido. (9) A Romeo se
le sube lo de Montesco y a su vez ensarta a Mercurio. (10) Como consecuencia de
este sangriento estira y encoje Romeo es expulsado de Verona, lo que aprovecha
el padre de Julieta para ofrecerla en bandeja a París–su sobrino--no la ciudad.
(11) Ella acepta por disciplina, pero sólo si se prolonga efectuar la boda,
mientras le abre las piernas—perdón—las puertas del balcón a su amado para que
se cuele, y él siempre obediente se le cuela. A los dos les encantaba el café
con leche y tras una noche sin sueño, por fin desayunaron como Dios manda. (12)
Le dio tan fuerte la punzada a la muchacha que acude a Fray Lorenzo en busca de
solución y el lo soluciona con otra solución: Una poción que le provocaría un
sueño parecido a la muerte, pero sólo por dos horas y 40 minutos. (13) La virtual
idea resultaba entonces un poco truculenta para un clérigo, pero lógica para
aquellos tiempos góticos y con ella evitar esa boda tan amañada y apañada. (14)
Aquí. empieza el corre-corre. (15) El clérigo corre a avisar a Romeo para que pase
a recogerla. (16) El mensaje corriente nunca llega como todavía ocurre a veces
con nuestro correo postal no certificado. (17) Por el contrario, Romeo se
entera de la muerte de ella por Radio-Bemba y se manda a correr. (18) Al llegar
corriendo al panteón donde ella reposa, ve a París llorándola en octosílabos—ojo-- interminablemente. (19) Él se vira ante la llegada corriendo de un intruso, y
al no reconocer a Romeo en la noche, lo cree un ladrón de tumbas y saca su
espada. (20). Romeo saca la suya, se defiende y París es estocado—disculpen, la
cacofonía le da swing a la acción----. (21) Eliminado el obstáculo, Romeo llora
inconsolablemente— ¡Caray, otro octosílabo, con ocho más puedo hacer una décima!
--ante el cadáver de su amada inmóvil. (22) Él decide acompañarla al más allá
en su Alfa-Romeo, o sea, que se auto-suicida unos minutos antes de que surta
efecto el somnífero. (23) Cuando Julieta despierta del letargo, ve al amor de
toda su vida sin ídem. (24) Y decide acompañarlo en la muerte antes de que les caiga
el telón en la cabeza.
FIN,
THE END, KONIEC, FINE ETC.
No
me gusta que me cuenten la película, pero ésta la han visto ustedes un millón
de veces en todo tipo de formato o soporte, así que, si tuvieron paciencia,
deberán agradecerme haberla disfrutado en sólo 24 parrafitos. Es mi regalito
por el Día de los Enamorados este 14 de febrero. ¡FELICIDADES!
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