En
estos días luminosos en que se celebró el 160º.Aniversario del Natalicio de
nuestro Apóstol José Martí y la “Tercera Conferencia Internacional
por el equilibrio del mundo”, con la presencia de prestigiosos
intelectuales cubanos y foráneos, me viene a la mente otro hecho que también
conmovió a la humanidad hace 540 años. El natalicio de Nicolás Copérnico un 19
de febrero de 1473.
El
Quinto Centenario del genial investigador se celebró por todo lo alto y en todo
el mundo. Recuerdo que ese mismo día pero de 1973, el director general de la
UNESCO René Maheu inició en París la conmemoración de la efeméride más o menos
con estas palabras: “…El hombre que osó destronar la Tierra a favor de el Sol, desencadenando
una revolución sin precedentes en la
esfera de la meteorología y el pensamiento científico…”
Al
día siguiente en Varsovia, se inauguraba una exposición de caricaturas en
homenaje a Copérnico que organizó la revista satírica polaca Szpilki y tuve el privilegio de
participar representando a Cuba, junto a Jean Effel, Erik Lipínski, Tibor
Kaján. André Francois, y Ha-Ga, colándome sin saberlo entre algunos de los más famosos
artistas de la gráfica humorística europea.
Si
se fijan bien en esta copia del catálogo plegable adjunto, aparecen varios de
los participantes y el retrato de Copérnico con un cómico bigote pintado a mano.
Aquella muestra se exhibió en la capital polaca durante un mes.
Mi
trabajo fue enviado por correo y por tanto no guardo copia del original; sin
embargo recibí igualmente vía postal dicho catálogo con el listado de
participantes y una copia de cierto cheque bancario; ambos impedidos físicos
por efecto de la traza y el tiempo. Desconozco la denominación de éste último, nunca
cobrado porque-–según me informaron--debía hacerse en persona.
Estas
son pequeñas intimidades que guardo con cariño y como constancia, al cabo de 40
años le estoy presentado el facsímil de ambos documentos a mis amables vecinos.
Tras
la anécdota abordemos algunos aspectos de tan insigne figura: Si tuviéramos ese
catalejo que con tanta brillantez nos ha dado el dúo Buena Fe, veríamos a
través del tiempo no de la distancia, la agonía del oscurantismo medieval y el alumbramiento
de un increíble Renacimiento entre los siglos 1400 y 1500.
Independientemente
de su indiscutible genialidad, Nicolás Copérnico, nacido a orillas del Vístula,
en el poblado de Torún, fue un hombre de su tiempo: Como lo fueron también Juan
Gutemberg “inventor de la imprenta”; mientras Vasco de Gama llega a la India
navegando hacia el este; Lutero y Calvino inician la reforma religiosa; Rafael
y Miguel Ángel revolucionan las artes plásticas, mientras Leonardo Da Vinci
además, inventa lo inimaginable hasta entonces entre otros muchos talentos que
continúan jugando a los escondidos entre mis neuronas.
Huérfano
desde los diez años, Copérnico queda bajo la tutela de su tío, futuro obispo de
Warme y eminente hombre de estado en la corte de Cracovia, entonces capital de
Polonia y centro científico de la época en Europa.
Copérnico
tiene 19 años cuando Colón descubre un Nuevo Mundo y el 9 de marzo de 1497 con
rústicos instrumentos hace una observación sobre el movimiento de la Luna
alrededor de nuestro planeta, chocando por primera vez con lo establecido
oficialmente por el Poder hegemónico.
Eran
tiempos conflictivos como los de ahora y el joven se beneficia de la influencia
de su tío: Por tanto logra estudiar derecho canónico, medicina, astronomía y se
interesa por las teorías heliocéntricas de Pitágoras, que chocaban con la idea
de que La Tierra era el centro del mundo, establecida quince siglos atrás desde
tiempos de Aristóteles y Ptolomeo; pero sobre todo, al ser un dogma abrazado
por la Iglesia Católica y su Santo Oficio.
Además,
Copérnico descolló también en el campo militar cuando en 1504 regresa de Italia
y se ve obligado a defender Polonia de la invasión teutónica que imponían su
lengua y su fe a costa del exterminio de la población. Se destaca en la defensa
del castillo de Oltzyn y aunque derrotados, los germanos crean el caos en la
nación distribuyendo dinero falso.
—Lógico,
no se había descubierto hasta entonces el lavado de dinero ni los Paraísos
Fiscales--.
En
1528 Copérnico da a conocer su tratado sobre la moneda, desbaratando la
estrategia enemiga en el campo económico.
Además
fue un eminente médico, pero donde más se distingue es en el campo de la investigación
científica y astronómica, chocando de nuevo con los dogmas de la Biblia.
La
obra “De
Revolutionibus” da un fundamento teórico a sus estudios y debe
presentarla ante el propio Papa Clemente VII para defenderla. Pero poderosas
fuerzas se oponían y sólo en 1543--el mismo año de su muerte--es que sale a la
luz pública, gracias también al desarrollo de la imprenta con los caracteres
movibles inventados por Gutemberg.
Sin
embargo, la absurda resistencia eclesiástica mantuvo sus postulados a pesar del
desarrollo científico. Dos de sus seguidores italianos fueron víctimas de tal
persecución. El primero, Giordano Bruno, nacido en Nola, (1548) fue quemado en la
hoguera en 1616 bajo la acusación de hereje y Galileo Galilei, (1564-1642),
quien por medio del telescopio pudo confirmar la teoría heliocéntrica de
Copérnico, fue igualmente denunciado y posteriormente enjuiciado por la Santa Inquisición
durante veinte días. Al final se vio obligado a abjurar de rodillas sus
doctrinas.
Para
terminar les ofrezco una rareza: ¿Sabía usted que varios siglos antes de
convertirse en la Fábrica de Sueños, Hollywood se opuso a éstas novedosas
teorías?
Pues
bien, en 1567—24 años después de la muerte de Copérnico--se imprimió un documento
donde aparecen algunos grabados defendiendo los postulados de un tal Jean
Hollywood, quien apoyaba el “Almagesto” geocéntrico de Ptolomeo frente a las
teorías copernicanas. En la copia que ofrecemos aquí, tomada de la revista EL
CORREO de la Unesco (abril de 1973) aparece este croquis suyo de los eclipses
de Sol dando vueltas alrededor de La Tierra. (Curioso pero cierto. ¿No?).
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