Cuando
en la primavera del 2011 visité a Miami por primera vez en mi vida, con motivo
del primer cumpleaños de mi primera nieta Miranda, fui testigo también por
primera vez de un espectáculo inusitado: El festival de los Huevos de Pascua
que se celebraba en un parque público de la localidad.
La
primera foto que acompaña este trabajo fue tomada allí en abril de ese año. Existen
costumbres afines a ambos países, pero ésta resultó totalmente nueva con mis 81
años de edad y la curiosidad me lanzó a descubrir el misterio, como siempre: Haciéndole
cosquillas a los acontecimientos.
En
la otra instantánea, aparezco visitando la estatua de Ponce de León, en la
Avenida que lleva su nombre situada en el centro de la ciudad. La placa dice
textualmente:
JUAN
PONCE DE LEON
Spanish
discoverer
Florida
in 1513
Presented
May 2, 1923
by
La Casa de España
Resulta
que dicho señor, Don Juan Ponce de León, nace en España, descubre la Florida y
muere en Cuba:
Lo
primero ocurre el 8 de abril de 1460 en la región de Valladolid, pero es puesto
en dudas por el diccionario Webster. De noble cuna, fue paje de Fernando el
católico y combatió en la Toma del Reino de Granada.
Lo
segundo,--el descubrimiento--obedece a otras circunstancias, pues existen
varias versiones. A saber:
Si
vino a América con Colón en 1492 o con Ovando en 1502.
Si
diezmó las tribus taínas de Higüey en la Española antes de asentarse a orillas
del río Caparra en Borinquen, hoy Puerto Rico.
Si
pudo apaciguar la región por cuenta propia o a expensas del cacique local
Aqueybaná, pero lo cierto es que, a la muerte del jefe tribal, hubo una
rebelión que dominó a sangre y fuego de arcabuces y mosquetes, claro.
Si
logró ser nombrado gobernador de la Isla en 1508 a pesar de la oposición de Don
Diego Colón, o si se le reconoció el título al caer éste en desgracia con la Corona.
Si
al devolvérsele el privilegio, tras la reclamación formal que hiciera el hijo
de Colón al Tribunal Supremo de Madrid un año más tarde, Ponce de León vio
mancillado su nombre y decidió no servir a su enemigo, obtieniendo entonces autorización
para explorar otras tierras.
A
estas alturas ya nuestro personaje tenía otras ilusiones que se alimentaban de
leyendas y cuentos de camino. Una de ellas era hallar la Fuente de la Eterna Juventud,
que se imaginaba geográficamente situada en misteriosos parajes al norte de la
Isla de Cuba.
Hay
versiones de que no fue el primer europeo en pisar esas tierras, pues allí se
tropezó con un nativo que hablaba el castellano perfectamente.
Lo
cierto es que partió hacia el lugar en tres barcos descubriendo “tierras
vírgenes” el domingo de Resurrección de 1513, conocido en España como Pascua Florida
y de ahí el bautizo de Florida otorgado a dicha ”isla salvadora”
o tal vez, por la tupida vegetación que encontró en esos parajes.
Sin
embargo, el subrayado-entrecomillado se debe a que, su bojeo hacia el sur por
la costa este de cayo en cayo, hasta bordear el territorio y subir hacia el
norte por todo el litoral occidental hasta Cayo Romano, sin terminar el rodeo,
lo inclinó a pensar en una hipotética isla y así la dio a conocer al mundo.
Pues
bien, ni la Florida era una isla, ni existía la Fuente de la Juventud. Lo que
sí descubrió Ponce de León sin saberlo, era un nuevo camino por mar de regreso
a Europa desde las Américas, impulsado por la Corriente del Golfo en tiempos de
velámenes; así como la península floridana, territorio unido al enorme continente
que se extendía hasta el Polo Norte.
Ajeno
a estas verdades, parte hacia La Habana para “correr la bola” y regresa a la ¿península
o ínsula? desembarcando a orillas del río Miami en la bahía de Tequesta, hoy
Byscaine Bay-.
Vuelve
a España un año más tarde para recibir la Real Orden de Conquistador de la “Isla”
de Florida y en 1521 por fin, logra armar una expedición de dos barcos con 200
hombres entre soldados, sacerdotes, artesanos, agricultores y caballos, junto
con otros domesticados, para poner proa a su nuevo destino como dueño y señor
de villas y castillos.
Parece
que las tribus autóctonas ya conocían sus métodos y no fueron muy bien
recibidos. Los Everglades estaban poblados por diversas etnias entre ellas los
amerindios Mayamis, los Ias y los más belicosos de todos --los Calusas-- quienes
ofrecieron feroz resistencia.
En
uno de esos combates, una flecha envenenada hiere a Ponce, por lo cual, de León
ordena el inmediato regreso a Cuba.
Es
aquí, en La Habana, donde muere de las heridas recibidas en julio de 1521.
Con
posterioridad sus restos mortales fueron depositados en la Catedral del Viejo
San Juan, en Puerto Rico.
Coincidiendo
con aquella primaveral visita mía en el 2011 al lugar que tanta fama le diera a
Don Juan Ponce de León, más al sur en las Antillas, se celebraba el Quinto
Centenario de la Gobernación de Puerto Rico, con honras fúnebres a tan
controvertido personaje, que murió sin beber de la Fuente de la Juventud ni saber
que había descubierto un continente en vez de una isla.
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