En
estos tiempos en que nuestros medios --y los enteros también--ya sean impresos,
radiales, o televisivos nos recuerden constantemente efemérides, cumpleaños y
celebraciones de todo tipo, me veo en el deber de recordar una fecha que aunque
no sea redonda, tampoco es cuadrada.
Se
trata del 53º. Aniversario de PALANTE, publicación nacida un 16 de octubre bajo
el signo de PALANTE Y PALANTE con frecuencia semanal, pero se ha venido
encogiendo en tiempo y espacio, pues ahora es PALANTE a secas y sale una vez al
mes debido al doble bloqueo del período especial.
La
conmemoración fue recordada acorde con estos tiempos de austeridad en un fraternal
almuerzo cuyo plato fuerte consistió en homenajear a uno de sus actuales
pilares. El redactor humorístico, Héctor Arturo, que así firma y además, firme
combatiente, rebelde y simpático representante de la tercera edad, quien acaba
de recibir el premio “Gitana Tropical” que otorga le
Ciudad de La Habana a sus personalidades más destacadas en la cultura. Allí
mismo—como postre del fraternal condumio—le fue otorgado otro reconocimiento,
esta vez la Unión de Periodistas de Cuba le entregó la Moneda por los 50 años
de la UPEC, de manos de su vicepresidenta Bárbara Doval.
Las
dos fotos que acompañan este trabajo, atestiguan tan íntimo encuentro: En la
primera, el homenajeado, recibe el merecido galardón. Si la imagen tuviera
sonido hubiese recogido el aplauso de todos los colegas allí presentes
incluyendo a su orgullosa esposa. En la segunda imagen--algo que ya se va
haciendo costumbre en la publicación--la invitación de su actual directora
Mercedes Azcano para tomarse una foto de familia rodeada de sus antecesores en
el trono palantero: Por orden geriátrico aparecen en la instantánea de Perfecto
Romero, los exdirectores Francisco P. Blanco Ávila (menda), René de la Nuez, Rosendo
Gutiérrez y Viñas Alfonso. En este octubre del 2014, a 55 años del triunfo
revolucionario, estos Cuatro Jinetes del Apocalipsis Now nos comprometimos solemnemente
a mantenernos saludables un par de años más para poder celebrar los 55 de la
publicación como Dios manda.
En
fin, vayamos al grano: Vivimos a comienzos de un siglo XXI repleto de nuevas
tecnologías en los medios de información y sobre todo con la digitalización en
tiempo real. Nuestro querido periódico está obligado a adivinar el chiste o la presunción
satírica del mes próximo. Lo perdido en inmediatez ha de ganarlo como pitoniso.
Difícil tarea para un humorista que comente la actualidad, pues al desaparecer
la complicidad necesaria entre autor consciente y lector receptivo, resulta casi
imposible interpretar cualquier noticia del momento.
Recuerdo
el día en que vino al mundo y en qué lugar: Si Jesús de Nazareth nació en un
pesebre de Belén, PALANTE lo hizo en un garaje alquilado frente al Parque Tulipán
y por breves días. Sólo había que atravesarlo a pie para entregar los
originales en el local del poligráfico Omega situado al frente. El resultado
fue fantástico: Impresión en cuatricromía sobre papel bond, en momentos en que nuestro
pueblo, acostumbrado a publicaciones humorísticos como el veterano ZIG-ZAG, y EL
PITIRRE de breve vuelo, estaba huérfano de estas ofertas en esos momentos bajo emergentes
y limitadas condiciones que el viejo Juan Ángel Cardi calificara como: “…Hacer
sátira política desde el poder…” Esto partía de un viejo adagio burgués
que rezaba… “El humor político es siempre oposicionista”.
Comenzó
ahí la etapa migratoria de nuestra redacción: Una semana levantábamos la carpa en
ese pequeño local del Cerro y a continuación nos mudábamos a una oficina del
edificio Bacardí ubicado en la calle Zulueta. No pasó mucho tiempo para
trasladarnos a la vieja casona de dos pisos en la calle San Ignacio, a media
cuadra de la Plaza de la Catedral, donde en los altos estuvo la redacción de
ZIG-ZAG, que había hecho sus bártulos para emigrar a Miami por breve tiempo y
peor receptividad. Heredamos también de él sus talleres de la planta baja.
La
presentación de la publicación sufrió con el cambio tecnológico, pero ganamos
en experiencia profesional y estabilidad. Todo ello bajo la dirección de su
fundador, el veterano humorista venezolano, Gabriel Bracho Montiel, quien venía
precedido de una bien ganada fama como militante comunista y escritor
humorístico. Esa primera actividad le había ganado años de cárcel en su propia
patria y en la segunda al frente de publicaciones satíricas, bajo la firma de “Dominguito”
obtuvo tanta fama que también se le conociera con ese mote.
Bracho,
ya mayor de edad y sintiéndose enfermo solicitó años después el regreso a su
patria y fue sustituido al frente del periódico en la edición No. 45 de fecha
(27-8-1964) por el compañero Guillermo Santiesteban a quien le correspondió inaugurar
una nueva sede.
Si
la primera aventura comenzó frente al parque del Cerro, ahora íbamos a parar al
Barrio Chino en la calle Salud No. 584. Santiesteban se mantuvo al frente del
semanario hasta ser sustituido en la edición No. 22 de 1966 por el joven
Joaquín G. Santana quien además de reconocido poeta parecía ser beneficiado con
el don de la magia, pues convirtió el semanario en una pujante empresa con
talleres propios bajo el título de EDICIONES EN COLORES. El presunto
prestidigitador tuvo la iniciativa de crear valores agregados como bolsilibros
humorísticos, misceláneas y otros impresos similares, pero sobre todo, cuatro
revistas especialmente dirigidas a niños y jóvenes--tan necesitados de
historietas autóctonas—que lograron popularizar las ofertas periódicas de
MUÑEQUITOS, DIN-DON, AVENTURAS y FANTÁSTICOS.
Dicen
que la dicha del pobre dura poco y años después un voraz incendio selló la suerte
de dicha Empresa incluyendo no solo los talleres donde se inició el fuego a
causa de fricciones en los rodillos de la rotativa, sino de todo el edificio
incluyendo la redacción.
El
personal artístico. literario y técnico, que cubría esa especialidad del comic
autóctono emigró hacia la agencia Prensa Latina para crear allí el Grupo P-ELE
y su revista especializada en estudios de la historieta C-LÍNEA, así como otra de
carácter alternativo que circuló bajo el título de ANTI-COMICS, ambas con
distribución internacional y competitiva en países inundados por las tiras y
los comic-books yanquis.
El
resto—los palanteros—condenados de nuevo al vía crucis de la emigración, bajo la
efímera batuta del bisoño Ricardo González hasta su regreso de la Expo de Montreal¨67
en que, dirigidos ahora por Nuez y a tono con su fama, comenzamos una “locura” que nos trasladó Rampa arriba y
Rampa abajo.
Precisamente
los invito a dar marcha atrás en este periplo y recordar una conmemoración que vinculó
estrechamente al semanario con la popular rúa del Vedado en octubre de 1966; antes
de dicho incendio.
Habíamos
arribado al quinto aniversario de PALANTE, como nave capitana de la exitosa empresa
Ediciones en Colores. Se decidió entonces tomar La Rampa habanera por asalto gracias
al entusiasmo y las iniciativas de aquel inolvidable Juan Ángel Cardi. Se organizaría
un festival a todo lo largo y ancho de la avenida comprendida desde la calle L
al Malecón con su sede principal en la Casa de la Cultura Checa.
Recuerdo
con entusiasmo que todas sus instalaciones se pusieron en función del agasajo.
Desde el salón principal convertido en una enorme exposición de caricaturas propias
de palanteros e invitados, hasta un saloncito colateral dedicado al ajedrez,
donde los protagonistas no eran otros que los propios trebejos ya enrocados o
en mate perpetuo. Otro local alojaba una computadora gigantesca, tan falsa como
sus componentes--relojes, pantallas botones y manillas--todos de origen escenográfico.
Dicho artefacto, por solo un centavo depositado en una ranura, le adivinaba a
cualquiera la buena suerte, sin derecho a reclamación. Esto del centavito
también era obra cardiana, pues con esa misma denominación comenzaban sus
licitaciones en las pujas que organizaba en aquellas inolvidables subastas de
las primeras Ferias del Libro habaneras. Y como si todo esto fuera poco, la
muestra se extendía a la calle donde se levantó en la misma acera frente al
local, un cementerio-parodia con lápidas de hombres célebres de la humanidad.
Allí
no terminarían las piñatas de PALANTE, sólo habíamos arribado a los primeros cinco
añitos de su vida nómada por distintos barrios capitalinos, hasta su definitivo
enclave en el Vedado ya descrito anteriormente.
Esto
pudiéramos continuarlo en próximos capítulos comenzando por su asentamiento al fondo
de Coppelia, bañado al sur por “Los Siete Mares” y al este por el “Quijote en
cueros” de Sergio Martínez, o un poco más acá en tiempo y espacio; con nuevas
aventuras en el mismo Vedado pero tomando por el Callejón de Crecherie rumbo al
Cementerio de Colón, donde de seguro algún día nos espera la definitiva morada.
Toda
esta parafernalia del homenaje a PALANTE en sus comienzos fue posible gracias al
genio sacrílego de Cardi, cuyas estrafalarias aventuras trascendían los límites
de lo posible y su poder de convocatoria sumaba adeptos y “adictos” para lograr
dichos propósitos; lo que unido a su fértil imaginación, su extensa producción
literaria y tozuda perseverancia, derribaba los diques burocráticos más rígidos
y colosales.
Sea
pues este homenaje no sólo a PALANTE en sus 53 añitos sino también al
escritorazo Juan Ángel Cardi, que en este 2 de octubre del 2014 estaría
arribando a su centenario junto a colegas de la talla de Onelio y Feijoo.
Para
más información, los invitamos a visitar esta misma página web con fecha 16 de
octubre de 2011, bajo el título del “El incomparable Cardi”, así como la
breve pero memorable yunta que hiciera con el inmortal Oski durante su breve
estancia en nuestro país publicada aquí mismo con fecha (16-10-2011) ¡Gloria
eterna a PALANTE y al padre de “La Paginita Antigua”, al mordaz polemista
radial; al chispeante escritor costumbrista y autor de inolvidables parodias fotográficas
o historietas sobre “Sherlock Holmes” y otras criaturas de
ficción, producto de su inagotable imaginación; al literato que ya al final de
su carrera tejió no pocas e ingeniosas novelas policiales imponiendo su
personal estilo con el cual obtuvo relevantes premios en la especialidad!
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