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9 nov 2014

LA LINEA: ENTRADA POR PAREJAS (8)


La fórmula de los personajes humorísticos para actuar en pareja, representa de entrada, un éxito asegurado. El gordo y el flaco de mi tira “¡Ay, vecino!” obedece a esta modalidad que tiene una larga historia. A eso quiero referirme ahora y de paso recordar a un verdadero genio del humorismo gráfico: WILHELM BUSCH.
Con anterioridad hicimos un breve comentario sobre lo que se considera el debut de los (comic strip) en los Estados Unidos, surgido en el NEW YORK WORLD del Ciudadano Kane, es decir—William Randolph Hearst-- el 24 de diciembre de 1893 con el famoso personaje “Yellow Kid” que de paso dio nombre en Estados Unidos a la prensa amarilla o sensacionalista. Así ha quedado registrado para la historia de los comics en el mundo.
Sin embargo, es oportuno aclarar que ya desde mediados del siglo XIX, en Europa venían publicándose amagos de narraciones secuenciales, y casi todas con personajes humorísticos. Son los casos del suizo Rudolph Topffer (1799-1846), Cristophe, el francés (1865-1945), y de Alemania Wilhelm Busch, (1832-1908),
Precisamente a este último caricaturista del cual ya habíamos comentado en el capítulo anterior, queremos referirnos, no sólo por ser uno de los propiciadores del género antes de su definitiva evolución; sino por haber creado nada menos que esa antinomia señalada al principio con la pareja de “Max y Moritz”, --dos niños, uno rubio y el otro trigueño -- que derrocharon gracia en las peripecias gráficas con leyendas en pareados que servían de pie a cada viñeta. Los globos o “fumettis” que surgieron décadas después, salieron de la boca del “niño amarillo” del WORLD de N.Y. con lo que se afianzaba el género secuencial y le dio su nombre.

Incluso mucho antes de que la iniciativa cruzara el Atlántico para inspirar a los dibujantes norteamericanos el 9 de abril de 1898, otros imitadores los traviesos “Willy and Wally”, nacen en las páginas del THE PENNY COMIC, inglés con el título de “The Terrible Twins”.
Lo descrito hasta aquí es solo el comienzo de una exitosa modalidad que los dibujantes humorísticos de los Estados Unidos explotaron hasta la saciedad, incluso con no pocos y costosos enfrentamientos.
Veamos: Pulitzer, director del JOURNAL OF NEW YORK y competidor acérrimo de W.R.Hearst, descubrió la popularidad de la parejita alemana “Max and Moritz” y encargó al caricaturista Rudolph Dirks la creación de ”The Katzenjammer Kids”—copia al carbón de los pilluelos teutones-- partiendo del vocablo germánico (katzenjammer) traducido al inglés como (resaca marina). A partir de esa fecha (12-12-1897) la tira se convirtió en un verdadero éxito editorial.
Quince años más tarde, Kirk pensó que merecía unas vacaciones, la cual le fue negada por el JOURNAL provocando su renuncia. Ese fue solo el comienzo de una larga confrontación: El JOURNAL se querelló, y los tribunales dictaminaron que el periódico mantenía sus derechos de autor sobre la “tira”... Dirk podía seguir dibujando sus personajes, pero no estaba autorizado a utilizar el título reconocido así hasta entonces.
A partir de ese momento en el WORLD surgió otra historieta que utilizaba los mismos protagonistas, pero ahora llamados Hans and Fritz. De ahí que, siendo nosotros también niños, nos extrañábamos al ver que en uno de nuestros periódicos se publicara una serie titulada “El capitán y los Cebollitas” y en otro suplemento dominical “Maldades de dos pilluelos”, pero en ambas actuaban los mismos protagonistas.
Cosas de la naciente competencia monopolista en busca de más lectores y anunciantes. Lo ocurrido antes con el dibujante Outcault, y su pequeño asiático que dio nombre a la “prensa amarilla”, ahora se repetía con Dirks, pero en sentido inverso, al pasar éste a la nómina de THE NEW YORK WORLD con la historieta “The Captain and the Kids”. Por el contrario, Pulitzer contrata para la nueva serie del JOURNAL al dibujante Harold. H. Knerr, manteniendo el titulo original.
Quiso el destino que aquellos simples hijos de Wilhelm Busch Max and Moritz fueran inconscientes protagonistas de otro inesperado cambalache. Recuerden que la tira originalmente titulada “The Katzenjammer Kids” la protagonizaban los niños Hans y Fritz, pero al calor de la Segunda Guerra Mundial y de los prejuicios por todo lo que oliera a teutón, esos pequeñuelos nacidos mucho antes que la primera conflagración de 1914, fueron las primeras víctimas. Ambas publicaciones, el JOURNALy el WORLD, se dieron a la tarea de sustituir – no ya  a los dibujantes—sino la nacionalidad misma de los protagonistas y los dos pilluelos, se convirtieron del día a la noche en “The Shenanigan Kids”, con lo que se la daba pasaporte irlandés a esos inocentes.
Lo mismo ocurrió con los populares lápices “Mikado” que de buenas a primeras abandonaron el japonés para adoptar el nombre de “Mirado”…
Como ven la semillita alemana se injertó en la cultura norteamericana, pero no influyó solo allí, en Gran Bretaña fructificaron otros proyectos similares: “Those Terrible Twins “ de la revista THE HALF PENNY COMIC (9-4-1898), se convirtieron en Wally y Willy de la mano de Frank Holland.
Otros dos bribones George y Ferdi al estilo de la parejita germana, eran dibujados ahora por Leonard Shields y salieron a batirse como “The Bunsey Boys” en la primera página de THE WONDER.
Por último e igualmente gemelos, fueron los personajes de A.T. Pierce durante los primeros veinte años del siglo XX. Sus nombres: Jackie y Sammy, solo que en este caso los infantes eran comparsa de un ex carcelario en vías de rehabilitación llamado Jolly Tom.
Los ejemplos de estos tres creadores ingleses, agregados a los norteamericanos citados anteriormente --¿quién sabe cuántos más alrededor del mundo?--; demuestran que la explotación infantil de gemelos o niños precoces, existió desde los inicios del humor gráfico para crear situaciones de hilaridad garantizada por la disparidad y el contraste. En aquellos tiempos los adultos “Benitín y Eneas”--uno hombre alto y el otro bajito—también importados de los cómics yanquis, hacían furor en Cuba; mientras el éxito del teatro vernáculo descansaba en la polarización de la pareja clásica cubana formada por el negrito y el gallego, el Gallegíbiri y Mancuntíbiri. del Alhambra. Mientras en la televisión triunfaron Cachucha y Ramón, Garrido y Piñero o los argentinos Dick y Biondi, entre otros muchos binomios que nos hicieron reír a carcajadas.
Los personajes nuestros de la tira “¡Ay, vecino!” tal vez no  hayan sido bautizados, pero aún sin nombres propios tienen su personalidad establecida también en el contraste. Más o menos herederos del Stan Laurel y Oliver Hardi –pareja inolvidable de la comedia silente--, aunque por nuestro clima tropical estén permanentemente desnudos.
Y todos ellos--alemanes, yanquis, ingleses o cubanos--son hijos, nietos, bisnietos o tataranietos naturales, bastardos o putativos, de ese genio del humorismo que fue Wilhelm Busch.

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