Entre las
personalidades nominadas a competir por la “Distinción Jovellanos” que
anualmente convoca la Federación de Asociaciones Asturianas y que yo ostento
con orgullo desde el 2004, este año compite la compañera Mirta Yáñez, proposición
que apoyo con los ojos cerrados por vínculos que sintéticamente describo a
continuación.
Tal vez muchos no
se expliquen en la actualidad algunas cosas del capitalismo en nuestro país.
Tiempos de “tanto tienes, tanto vales”, con un abismo insalvable entre los
poderosos y los miserables. Pero también existían seres extraños: Los
románticos, los soñadores; esos que se consideraban: “Pobres, pero honrados”.
En esta rara especie surgida de entre la fauna pequeño-burguesa a mediados del
pasado siglo, ubico mis sueños de primavera. Sólo así se explica que durante
más de quince años colaborara de forma gratuita con dibujos en la prensa
nacional, por tal de ver mi obra reproducida. A esta rara especie se nos
señalaba el defecto de que trabajábamos “Por amor al arte”.
La crónica de hoy
aborda a uno de esos personajes que el destino puso en mi camino y me ganó por
amplio margen, el sacrificio de dar a conocer su obra a despecho de los
intereses económicos; Es decir, “Por amor al arte”.
Su nombre: Alberto
Yáñez. Su edad: Unos diez años mayor que yo. Su profesión: Trabajador bancario.
Su afición: Por el humorismo y las letras en general, o por el fútbol en
particular. Su carácter: Bromista por excelencia. Su actitud: Cumplidor en
extremo. Su defecto: Romántico en exceso.
Nos conocimos en la
redacción del periódico EL MUNDO hace más de sesenta años, siendo yo operario
de linotipo y colaborador gráfico del diario. Todas las semanas Yáñez iba a
entregar la reseña de los partidos de balompié que dominicalmente se celebraban
en el estadio de “La Polar”. La sección se titulaba “Rodando el Balón”, y
aparecía calzada con la firma de Ernesto Azúa, titular de dicha página
deportiva.
La vocación por el
balompié, donde había hecho sus pininos el joven Alberto bajo el mote de
“Tobita”,
lo impulsaba a ese sacrificio Por amor al arte, compensado
ampliamente con la íntima satisfacción de saber que el verdadero autor era él,
aunque el mérito se lo adjudicara un aprovechado burócrata.
Su constante deseo
de superación y su prodigiosa iniciativa hizo que me embullara a colaborar con
él en el mejoramiento de dicha crónica.
--¿Cómo? Le
pregunté.
–Tú me dibujas
varios futbolistas en distintas posiciones y yo mando a hacer cuños para
reproducirlos con un gomígrafo sobre el papel donde previamente esté impresa el
área de la portería. De esta forma puedo reproducir gráficamente la jugada
definitoria, es decir el gol.
Locuras artesanales
como esa se le ocurría a menudo en medio de un periodismo altamente
competitivo, pero falto de originalidad. Por eso cuando en octubre de 1961 se
creó la revista deportiva L.P.V.
Yáñez y yo, convocados por Pepe Llanusa, formamos parte del staff fundador.
Entre otras cosas, creamos una sección fija de humorismo titulada “Garabatos
Deportivos”, donde surgió mi primer y pretendido personaje “cómico” en
la prensa llamado “Hiperbolo”, una especie de super-atleta, que de tanto exagerar
hace ridiculeces. Él como escritor, y yo ilustrando sus trabajos formamos allí una
química especial.
Ese mismo año entramos
a PALANTE juntos. El de la mano de su hija quinceañera Mirtica, ya picada por
el bichito de las letras; con la diferencia de que yo pertenecía a la nómina
del semanario y él lo hacía de nuevo Por amor al arte.
Durante más de 25
años colaboró honoríficamente con variados aportes, tanto en los trabajos
deportivos, fundando la sección “Palante en pelota” que la continuó
el inolvidable Betán, como también con críticas y crónicas costumbristas. Pero
si algún regalo nos dejó, fue su impronta reflejada durante años en la página
de entretenimientos, y a pesar de sus compromisos laborales, jamás incumplió el
cronograma de la publicación con carácter gratuito, es decir: Por
amor al arte; expresión esta en proceso de extinción por las
condiciones socio-económicas actuales.
En mi modesta
opinión, allí—en dicha sección fija--también sentó pautas, pues tampoco utilizó
los manidos Crucigramas, tan buscados en el resto de las publicaciones
ilustradas; él se valió de otros atractivos más originales como: Charadas,
adivinanzas, anagramas, problemas matemáticos, y hasta trucos de magia, lo que en
cierta ocasión provocó una reprimenda de algún prestidigitador al verse
desprestidigitado: Es decir descubierto pero—claro--siempre en son de broma.
Vaya aquí otra
anécdota de su personalidad contada por él mismo:
“Nos habíamos
mudado para uno de los apartamentos de la Habana del Este; yo trabajaba en un
banco de la Habana Vieja, y diariamente iba a la hora del almuerzo a la casa.
En una ocasión llamé por teléfono a Nena, mi esposa, para avisarle que saldría
en ese momento para almorzar. Tras colgar el auricular ella se dirige a la
cocina para preparar la comida, y antes de llegar recibe tremendo susto pues me
le aparecí de repente. La había llamado desde la tienda de los bajos del
edificio y subí las escaleras corriendo. ¡Tremendo susto que se llevó!”.
De Nena, de Albertico
y Mirtica sus hijos, y de su perra Penélope tal vez se pudieran contar miles de
anécdotas mucho más graciosas y quizá en otra ocasión pudiéramos darlas a
conocer, pues constituían en su conjunto una familia sui géneris.
Recuerdo en cierta
ocasión, meses antes de celebrarse en Cuba los Juegos Centroamericanos y del
Caribe de La Habana-1981; yo en PALANTE y él en el Noticiero Deportivo de la
Televisión, nos unimos una vez más para apoyar, también Por amor al arte la
campaña “Mirando al Mar” lanzada por el Comandante en Jefe, debido a nuestra
condición isleña y con la misión de rescatar aquellas piscinas olímpicas o no,
que en ese momento ofrecían un pésimo estado ante el evento que se avecinaba.
Más tarde la
prematura jubilación de Yáñez nos separó un tanto de aquellos arrestos
juveniles, pero no los anímicos; pues era visita frecuente a su nuevo hogar,
cerca de PALANTE en el Vedado, donde siempre estuve al tanto de las aventuras
de Alberto, Albertico, Nena, Mirtica y Penélope…Pero, como diría Pánfilo…¡Eso
seria otra historia...!
Lo cierto es que,
hace apenas unos días, vibre de emoción durante los últimos Juegos
Centroamericanos y del Caribe 2014, celebrados en Veracruz, por la magnífica
actuación de todos nuestros atletas, al conquistar el primer lugar del certamen
con 123 medallas de oro. Pero sobre todo, por el derroche de amor propio, arrojo
y dignidad, con que participaron.
Sin embargo hubo un
momento crucial en que vibré con emoción incomparable, y fue durante la
actuación de nuestro aguerrido “once” de futbol que, contra todo pronóstico, se
enfrentó a los mejores equipos del área—en mi criterio superándolos a
todos—para obtener una medalla de bronce que supo a oro de 18 kilates y nada
menos que contra pronósticos de expertos, anfitriones mexicanos, y árbitros
afines.
En ese momento
frente al televisor, la emoción acalló el grito que salía del alma y por mi
mente pasó rauda la estampa de “Tobita” corriendo a todo meter tras el balón.
Pero, como siempre, con alegría y…Por amor al arte, ya que el fútbol
también lo es.
Yáñez era además,
un coleccionista apasionado de todo lo que oliera a balompié y en cierta
ocasión me obsequió una copia del cartel que presidía la Copa Mundial de Fútbol-1838,
en Francia. Al reproducirlo aquí para ustedes, mis fieles vecinos, deseo rendir
tributo al hermano que también--y con mucha más razón que yo--hubiera saltado
de júbilo junto conmigo ante esta hazaña inolvidable pero; que en gloria esté.
En cuanto a su
querida hija, puede contar con mi más ferviente apoyo para su nominación al Premio
Jovellanos de la Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba, no sólo
con mi voto sino con los de todos aquellos que hayan vibrado con su prosa
inigualable. ¿Y porqué no? También al benjamín de la familia, prematuramente
desaparecido, pero que dejó una huella inolvidable con la increíble historia de
Penélope—a la cual también conocí personalmente: iY que de haber nacido
artista, hubiese dejado chiquitos a Rin Tin-Tin, Lassie y otros tantos héroes
cinematográficos de cuatro patas!.
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