Bajo el título de PREMIO POLÉMICO Y SORPRESIVO
publiqué en el mes de agosto del 2009, este trabajo que ahora abordo de nuevo
en el blog, ampliando sus detalles.
Como en 2017 se cumplen 50 años exactos de ese
acontecimiento, me veo en la obligación de puntualizar algunos aspectos, aún
sin aclarar.
A fines de agosto de 1967. El tic tac mañanero de
Radio-Reloj nos trajo la grata nueva: “…Los caricaturistas de PALANTE Humberto
Valdés Díaz y Francisco Blanco Ávila, acaban de obtener sendos premios en el IV
Salón Internacional de Humorismo, de Montreal-67, Canadá”.
El resto de la prensa amplió la información de
inmediato. Se formó tremendo revuelo en la redacción del semanario que dedicó
un gran destaque a la noticia en la edición 44 del 24 de agosto de 1967. Es
bueno aclarar que en la convocatoria se especificaba que solo se admitían
caricaturas ya publicadas. Y da la curiosidad que la nuestra, titulada “Metamorfosis”
apareció destacada en la contraportada de PALANTE precisamente en enero de ese mismo
año con motivo de celebrarse en el Hotel Habana Libre la esperada Conferencia
Tricontinental, que dio lugar más tarde a la fundación de la OSPAAAL
(Organización de Países de Asia, África y América Latina).
Lo curioso es que, también por aquella época me convertí en colaborador honorífico de dicho organismo y su revista TRICONTINENTAL a instancias del colega Miguel Brugueras y el beneplácito del comandante Osmany Cienfuegos.
Lo curioso es que, también por aquella época me convertí en colaborador honorífico de dicho organismo y su revista TRICONTINENTAL a instancias del colega Miguel Brugueras y el beneplácito del comandante Osmany Cienfuegos.
Poco antes de que el famoso artista Roosgart se
incorporara a la institución, aquel primer cartel de la OSPAAL, que realicé en
una sola tinta, aparecía sin firma y titulado NOW en honor al documental de
Santiago Álvarez. Desconozco las causas por las cuales años más tarde fue también
motivo de cuestionamiento, atribuyéndosele a otra persona. Sólo aclaro que
dicha obra fue registrada por mi en el Derecho de Autor vigente en Cuba.
Pero volvamos a Montreal: Si ésa fue la primera vez
que caricaturistas del patio habían ganado un premio de esa categoría o no, lo
dejamos para especialistas e investigadores. Bastantes dolores de cabeza nos
dio la polémica que se produjo mucho después, durante el programa televisivo de
preguntas y respuestas “9550”--cuyo premio consistía precisamente
en un viaje a Moscú-- o sea a 9550 kilómetros de distancia.
Fuertes discusiones se suscitaron entre los
panelistas Évora Tamayo y Juan Manuel Betancourt con el concursante escogido, quien
se apoyó en cierto crítico de arte del cual no quiero ni acordarme, para entre
ambos formar un “show mediático”, con el propósito de adjudicarse el premio,
más a base de pataleo que de raciocinio. Los autores premiados en Canadá--Val y
yo--sin comerlo ni beberlo, veíamos con
bastante pena los toros desde la barrera.
Aquel primer “reality show” cubano en el ”vidrio”,
tuvo tal repercusión que dictó la sentencia de muerte al programa “9550”.
Pero volvamos a 1967: Aquel Concurso Humorístico
coincidía con la Expo Montreal-67, y
contábamos allí con una amplia representación que incluía hasta los 54 famosos
sabores de COPPELIA, los dos premiados acompañados por el entonces director de
PALANTE y el colega Antonio Mariño (Ñico), fuimos invitados al magno evento,
donde por primera vez realizamos con gran demanda caricaturas in situ a los
comensales—canadienses y visitantes--que acudían al restaurant del Pabellón
Cuba haciendo largas colas para degustar nuestros platos criollos, con
acompañamiento del ron cubano, el café criollo y el mejor tabaco del mundo.
Veamos otra curiosa situación suscitada por
entonces: Resulta que tres meses antes se había realizado en Cuba el Salón de
Mayo con importantes artistas plásticos extranjeros invitados por Wifredo Lam,
y de cuya presencia aquí quedó constancia en el mural colectivo que se pintó en
el Pabellón Cuba (el de La Rampa, no el de Montreal).
Entre esos pintores venía el canadiense Rancillac,
quien estableció amistad con nosotros, hasta el punto de entregarnos una
caricatura para reproducirla en PALANTE. La que se publicó en la edición 43 del
17 de agosto de 1967.
Como el grupo venía por tiempo limitado, a él le
resultaba imposible verla publicada, así que nos dio su teléfono y dirección en
Montreal, pues pensaba descansar de la agitada vida parisina y pasar un
tiempito de incógnito en su tierra natal. Me comprometí en enviarle dicho
PAANTE por correo, pero ante esta nueva situación del viaje, opté por
entregarle el ejemplar personalmente.
El éxito obtenido por Val, Ñico y yo haciendo caricaturas
personales al momento en el Restaurante Cubano, gustó al director del mismo
Abraham Masiques, quien propuso el cierre de la instalación cierta noche para
celebrar con una cena criolla, el triunfo de la caricatura cubana en Canadá, y
convocar a la prensa, a los humoristas y otros representantes de la cultura
local.
Planteamos a la dirección del pabellón cubano nuestro
interés en invitar especialmente a Rancillac, y así se lo hicimos saber al
artista vía telefónica. Esa noche, pasamos a recogerlo y cuando empezaron a
llegar los invitados… Allí junto a los dirigentes del pabellón y los
representantes de PALANTE estaba el famoso pintor dándole la mano a cada uno de
sus sorprendidos compatriotas invitados al evento: Artistas, escritores,
periodistas, investigadores, y dirigentes del ayuntamiento qubecuá.
Al día siguiente, la información del encuentro y de
los premios obtenidos por los caricaturistas de PALANTE, dejó de ser una
crónica cultural más, para convertirse en noticia de primera plana en el “Montreal
Star”. Gracias a que esa noche se despejó la incógnita del famoso
Rancillac.
Cuando regresamos a Cuba y en presencia de nuevo
director de PALANTE, René de la Nuez, y la doctora Melba Hernández, Val y yo,
tuvimos el honor y el placer de entregar, el monto en dólares de los premios y
las colaboraciones publicadas en Canadá a la Delegación de Vietnam en Cuba como
contribución al financiamiento de armas para la lucha de liberación de su
pueblo.
Por último: En el mismo año en que ocurrieron
aquellos acontecimientos, tuve el infinito orgullo de crear la más popular de
mis obras. Ese·¡Ay, vecino! donde mis dos hijos putativos—el gordo y el
flaco--debutaran en cueros en el Núm. 27 del 27 de abril de 1967 en PALANTE y
que reaparecieron el 9 de agosto del 2008 pero convertido ahora en este blog
personal, gracias a las autopistas de la información, hasta que me dure la
gasolina.
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