A partir del 27 de abril de l967,
coincidente con la creación del Instituto del Libro, según una reciente
entrevista televisiva de su primer director Rolando Rodríguez García, es que
esta tira cómica debuta en el entonces semanario PALANTE de la autoría del
caricaturista Francisco Pascasio Blanco Ávila, bajo la firma de Blanco.
Teniendo en cuenta que la publicación ha
variado sus frecuencias durante esos 50 años, podemos afirmar que la historieta
apareció en aproximadamente unas 3000 ocasiones. Además otros medios de prensa
en Cuba y el extranjero han reproducido la tira cómica. A petición expresa de
instituciones del país ambos personajes han aparecido en affiches, almanaques y
otras publicaciones periódicas y no periódicas.
Entre ellas podemos citar las revistas
cubanas EL MUÑE de la Editorial Pablo
de la Torriente,
así como MI BARRIO y LA CALLE
de los Comités de Defensa de la Revolución y la UNEAC. Durante el año 2000 el
diario carioca HORA DO POVO, editó unas 100 tiras traducidas al portugués para
el pueblo brasileño.
Si la memoria no me falla, desde el punto
de vista expositivo, “¡Ay, Vecino!” se ha mostrado en la Unión de Periodistas de
Cuba, en el Museo del Humor de San Antonio de los Baños, en el lobby del hotel
Habana Libre, en la Asociación Canaria
de Cuba “Leonor Pérez”, en la galería del Cerro “Teodoro Ramos”, en la galería
“José Luís Posada” de la
Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba, en el
vestíbulo del cine “Acapulco”, en la
Casa de Cultura de Cienfuegos, así como en la Semana Negra de
Gijón, España en el verano de 2008. Y…Claro en el propio local de PALANTE.
Pero existe aún la prueba de que hay
también un vínculo afectivo y simbólico con un sitio que también está de
cumpleaños: “La Bodeguita del Medio”, pero eso lo dejamos para una próxima
cita. Por tanto pasamos ahora a contar aquel sueño de hace 50 años en la
intimidad del hogar:
La historieta “¡Ay, vecino!” fue
concebida como un divertimento a la vez de un experimento porque se trataba de crear
situaciones humorísticas limitadas a un solo escenario y dos protagonistas.
Está estructurada en secuencia de cuatro
viñetas donde aparecen dos balcones coloniales con su característico medio
punto para reflejar nuestra arquitectura y dos protagonistas contrastantes, uno
flaco y el otro grueso totalmente desnudos, interactuando permanentemente con
sólo esporádicas intervenciones de otros personajes como apoyatura; en este
caso pueden ser un perro, un gato, u otros integrantes secundarios.
Los elementos humorísticos presentes en la
obra pueden catalogarse como situaciones costumbristas.
Aclaramos que su publicación responde a los
requerimientos poligráficos de la época, por tanto siempre han sido impresos a
una sola tinta, como excepción hemos realizado un libro en colores como
homenaje a sus 40 años en el 2007, y dado a conocer por la Editorial Pablo de
la Torriente en la XVIII Feria
Internacional del Libro de La Habana del 2009.
La historia de mis personajes es mucho más
simple:
Unos días antes de su debut y como quien no
quiere las cosas, tras el cierre de la programación televisiva y en medio del
silencio de la noche, se me ocurrió realizar la primera de dichas historietas.
Aún no había terminado esa, cuando de pegueta surge la segunda y así
sucesivamente otras tres.
Una pausa para servirme una taza de café en
la cocina y regresar a la mesa de dibujo aprovechando aquella chispa aún
encendida por el desvelo producido por un tipejo gordo y otro flaco. Otras
cinco situaciones surgieron casi de inmediato hasta que el sueño me rindió.
Por suerte Estela--mi esposa--ni se enteró de
ese desliz amoroso y no quise preocuparla por aquel chispeante insomnio.
No ocurrió lo mismo al día siguiente con el entonces director de la publicación--Guillermo
Santiesteban--al solicitarle un espacio fijo semanal para ubicar esos nuevos
personajes que además, se presentaban desnudos ante el público.
Hechos y no palabras: Un jefe hábil siempre
gana y más que argumentos—otras cinco historietas al día siguiente--fue lo que
convenció al astuto director de que aquello vino para quedarse. Con ello él aseguraba
un colchón editorial de diez semanas consecutivas para dos sencillos personajes
que según él tenían poca ropa pero buena pegada. Eso lo vine a descubrír cuatro
años después, al frente de la publicación.
En mi opinión personal, el éxito estribaba
en que había utilizado la fórmula del contraste humorístico: (Blanco-negro).Tan viejo como nuestro
teatro bufo convertido en el vernáculo del negrito
y el gallego; en las tiras cómicas
yanquis con Benitín y Eneas (Alto-bajo).
En el cine aún mudo entre dos comediantes (Gordo-flaco).
Stan Laurel y Oliver Hardy; o más acá en tiempos de la radio y la tele (Hombre-mujer). Con Cachucha y Ramón.
Debo agregar que en aquellos días de júbilo,
una sola persona objetó dicha obra con una pícara sonrisa, y fue el maestro
José Luis Posada con su cáustico humor gallego, cuando me espeta a boca de
jarro: --Sólo a ti se te ocurre crear dos personajes asexuales… Y
tenía mucha razón: Hoy en día a 50 años exactos y sin sonrojo alguno… Aún son
publicables.
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