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24 nov 2018

MEU BRASIL MIO


Así titulamos el libro de Waldomiro C. S. Vergueiro, ilustrado a dos manos por mi hijo Francisco P. Blanco Hernández y este humilde servidor en 2004 para la Editorial Pablo de la Torriente de la UPEC.
Aunque el tema haya sido tratado antes, ofrecemos aquí la portada del mismo, donde aparece a todo color mi caricatura del simpático y barbudo profesor de la Universidad de Sao Paulo Waldomiro S. Vergueiro, Doctor en Ciencias de la Comunicación y especialista en Biblioteconomía, y Estudio de la Historieta--para nosotros simplemente--Waldomiro.
En 1959, coincidiendo con el triunfo de nuestra Revolución, en Brasil se dictaba una ley que obligaba a las casas editoras de historietas a dedicar—por lo menos.---el 50% de sus ofertas a la producción nacional de historias en quadriños para emular en los estanquillos con la desleal competencia del comic Made in USA traducidos al resto del mundo en sus respectivos idiomas.
Por entonces la Editorial O CRUZEIRO inició la publicación de la revista “Pereré, de un solo pie” publicada por el caricaturista Ziraldo Alves Pinto, basado en el folklórico personaje nacional. Aunque la revista que tomó este nombre duró solo cuatro años hasta 1964, ninguna otra—ni antes ni después—logró tamaña popularidad.
Al poco tiempo de aquello, tuvimos el placer y el honor de conocer al autor en persona cuando--invitado por la Casa de las Américas—exhibió en su sede de La Habana una exposición que incluía no solo sus populares historietas, sino también afiches y otras manifestaciones de la gráfica carioca.
A Waldomiro lo conocimos años después, durante el Primer Encuentro de Historietistas de La Habana, convocado por la propia editora de la UPEC en 1990.
Como consecuencia de aquel evento, un año más tarde fue nuestro anfitrión en la Primera Bienal Internacional de Historia em Quadriños celebrada en Río de Janeiro, donde se le rendía homenaje a tres grandes del género en el mundo: Will Eisner de Estados Unidos, Moebius de Francia y Sergio Bonelli, de Italia.
El colega Orestes Suárez y yo Francisco Blanco Ávila, fuimos escogidos para participar representando a Cuba. Lamentablemente, el vuelo con escala en Caracas, se retrasó y llegamos días después, cuando esos tres grandes maestros del comic mundial, se habían retirado por compromisos de trabajo.
Aún así, la experiencia fue extraordinaria, sobre todo porque anfitriones como el propio Waldomiro y Ziraldo Alves Pinto, personalmente se ocuparon de nosotros. Estos hechos han sido descritos en otros trabajos de este blog como: "Aclaraciones oportunas”  y “Porcina La Inolvidable” 
Recuerdo que la obra allí expuesta del compatriota Orestes Suárez—especializada más en tiras de aventuras que en humorismo—fue altamente apreciada y a partir de aquel encuentro viene trabajando para Bonelli y otros editores italianos con personajes como “Tex” basado la temática del Far West.
En lo que corresponde a mi obra, el diario HORA DO POVO se interesó por distribuir la tira cómica “¡Ay, Vecino!” logrando que durante todo 1991, mis personajes--el gordo y el flaco--se expresaran allí en portugués, a tal punto que ni yo los entendí al recibir copias del periódico en Cuba.
Han transcurrido 27 años de aquella aventura carioca. Inesperadamente el pasado 5 de octubre recibimos la agradable sorpresa de que el querido Waldomiro—de vacaciones en Varadero—se tomara el trabajo de pasar por La Habana para dar una agradable sorpresa a sus hermanos cubanos.
Del brazo del colega Orestes como guía, el destacado profesor paulista se presentó en mi hogar de Santos Suárez, y como de costumbre el encuentro --aunque breve--estuvo lleno de gratos recuerdos y otras tantas mentiras piadosas sobre todo al comentar el desenlace de la reciente telenovela carioca. Como constancia presentamos esta fotográfica tomada entonces, al recibirlos--en compañía de mi hijo Blanquito—también conocido dibujante.
Al final Waldomiro dejó--su fina estampa—en la dedicatoria al “Panorama das histórias em Quadriños” el último libro de su autoría, fechado en 2017, donde deja constancia de una extensa y exitosa carrera universitaria, pero sobretodo de sus desvelados esfuerzos por investigar y dar a conocer la rica historia del comic brasileño y universal…
¿Quién nos iba a decir en ese momento que, solo unos días después--tal vez ya de regreso a su querido Sao Paulo--estas relaciones basadas en el amor entre nuestros pueblos se verían empañadas por el odio y la humillación?
Me explico: La campaña presidencial en Brasil del reaccionario Jair Bolsonaro, entre otras irregularidades se caracterizó por negarse a participar en los debates presidenciales frente a su rival Fernando Haddad del PT, mientras él basaba la suya en una ola de reaccionarios fake-news. Pero al darse a conocer el pasado lunes 29 de octubre el resultado del balotaje a favor suyo, el ex-militar y candidato ultraderechista Bolsonaro, se quitó de inmediato la careta demócrata-representativa para regresar a los tiempos del Plan Cóndor.
Émulo de su par estadounidense Donald Trump, no tuvo siquiera la paciencia de esperar por la banda presidencial programada para enero del 2019, y anunció de inmediato la represión a los Movimiento Sin Tierra y Sin Techo. Limitar la presencia de periodistas considerados conflictivos a sus conferencias, excluir a mujeres y afro brasileños en su equipo de trabajo, pero algo mucho peor: Extralimitarse en tomar medidas previas a su investidura contra Cuba y su ” Programa más médicos”.
Pero se equivocó de nuevo: En los últimos cinco años 20 mil médicos cubanos atendieron a 113 millones de pacientes brasileños que no recibían atención facultativa, cerca de 700 municipios tuvieron por primera vez un especialista en la salud y dicho personal garantizó la atención básica a 1100 municipios, pero sobre todo en las regiones más apartadas del país donde nunca hubo un galeno.
Ya nuestros médicos han venido regresando de dicha misión y recibido el abrazo de la patria agradecida. Pero seguirán predicando con su ejemplo, como inspiración a nuevos facultativos, donde quiera que se reclame nuestra ayuda.
Mucho se ha dicho en este mes sobre la difícil situación creada por este politicastro transgresor de la paz y la salud de su propio pueblo. Pero para nosotros, que sentimos como hermanos a ese MEU BRASIL MIO. Volvemos a las enseñanzas del Maestro cuando dijo: “…Más valen trincheras de ideas que trincheras de piedras...”

26 nov 2014

EL ÚLTIMO CASO DEL EDITOR


Pido disculpas a mis fieles vecinos por aparecerme ahora con unas “riflexiones” que se me habían quedado encasquilladas desde el pasado 17 de noviembre.
Resulta que hace unos meses en un encuentro entre colegas tuve la satisfacción de compartir con Neyda Izquierdo, Premio Nacional de Edición 2014, esposa y biógrafa del genial Luis Rogelio Nogueras con motivo de conmemorarse próximamente su 70º Aniversario.
Por razones ajenas a nuestra voluntad no pudimos hacerlo. Fue así que, precisamente el mismo día de su cumpleaños el diario GRANMA me sorprende con el trabajo titulado “Florecer sin falta” (Luis R. Nogueras 1945-1985) bajo la firma de la joven periodista Madeleine Sautié: --¡Quedé petrificado!-- ¡¿70 años?!
No me atreví a seguir con la idea de rendirle tributo al maestro hasta no asegurarme la fecha de su nacimiento con la propia Neyda, pero resultó imposible. Cuando en esta semana pude hacer contacto telefónico con ella, me aclaró que mi preocupación era justificada, pero ya estaba convencido de que podría ser una de esas bromas a las que Wichy nos tenía acostumbrado. Me explico:
Al hojear de nuevo el libro “El último caso del inspector” Editorial Letras Cubanas 1983 y catalogado como poesía mínima. Me di cuenta que se trataba de una selección de sus poemas apócrifos con lo que se burlaba del lector-cómplice, donde nos muestra una breve biografía-paródica de autores famosos con tal veracidad que podría engañar al pinto de la paloma. Y para más sorpresa la nota sobre el autor comienza así: “Luis Rogelio Nogueras. (La Habana 1945)…”
Por tanto, en mi opinión, la compañera Sautié quedaba absuelta por la propia confesión del autor, lo que me dio pie para el encabezamiento de este trabajo, pues el caso se escapaba de las manos del inspector, para colarse entre las del editor.
Ahora, en serio: Mi hijo Francisco P. Blanco Hernández, quien firma F.BLANCO para que no lo confundan con su padre, no sólo admiraba la obra del Wichy, sino que se inspiró en algunas de ellas, para llevarlas al lenguaje de la historieta. Por entonces (12-12-1985) se fundaba la Editorial Pablo de la Torriente, un viejo sueño del presidente histórico de la UPEC Ernesto Vera y entre sus funciones se le dio un nuevo impulso a las especialidades gráficas surgiendo populares publicaciones periódicas como COMICOS, PABLO, Y EL MUÑE.
Los estanquillos de prensa se llenaron de colorido y las revistas expuestas al público duraban menos que el merengue en la puerta del colegio, a tal punto que tuvimos la necesidad de crear un Taller de Historietistas Aficionados para reforzar el staff de profesionales ya existente. Entre esos alumnos estaba nada menos que Gerardo Hernández Nordelo, uno de nuestros Cinco Héroes, quien debutó en el MUÑE con su personaje, “Pepino y Cia.” Sorpresiva también fue la presencia de mi hijo Paquito quien se sumaba como un aficionado más, pero sin abandonar el aula en calidad de profesor nada menos que en la Academia de Artes Plásticas San Alejandro.
Todo esto ocurría allá por 1986 cuando la firma de Luís R. Nogueras pasaba a la inmortalidad al fallecer prematuramente de una penosa enfermedad. Es entonces cuando mi hijo nos sorprende con varias historietas que se salían del marco en que estaban encasilladas en Cuba por algunos detractores, mientras evolucionaban en todo el mundo con lo que se conoció en Europa como arte secuencial o novela gráfica y por otros como obra de autor, a la que se abrazó mi hijo con pasión. Así logró adaptar obras de autores famosos en versiones cuadro a cuadro como: “El anciano del Puente” de Ernest Heminway; “Cuentos de Policía” y “Crónica de una muerte anunciada” ambos de Gabriel García Márquez; “De los efectos de las bombas caseras”, de Sergio Ramírez; “Thelonius” de Leonardo Acosta, así como “Fábula de los tres hermanos”, canción de Silvio Rodríguez.

Pero el verdadero inspirador de todo ello lo fue sin dudas Wichy al serle adaptadas algunas de sus joyitas que él mismo llamó jocosamente poesía apócrifa, como el ya nombrado “El último caso del inspector”, pero no fue la única; a ella hay que agregarle “El hombre envidioso” (guión inédito para un dibujo animado del ICAIC) y “Una muchacha” poesía.
A lo largo de este trabajo hemos copiado las seis páginas de “El último caso del inspector” obra que en su momento causó gran impacto tanto en Cuba como en el extranjero, pero dejemos que lo diga el maestro uruguayo-argentino Alberto Breccia, quien vino al Primer. Encuentro Iberoamericano de Historietistas como Presidente del jurado al Premio Internacional: “La Palma Real” y en la entrevista sobre la historieta en Cuba formulada por Paquita Armas Fonseca para la revista Pablo en 1990 expresó: “…Tiene atraso por falta de información, no creo que por calidad…” Seguidamente la periodista le pregunta: “Sin compromisos, ¿pudiera usted señalar algún autor que le haya interesado?”.Breccia no lo piensa dos veces y responde: “A vuelo de pájaro, no con un estudio profundo, pienso que la historieta de Francisco Blanco (hijo), sobre un poema, marca un hito. Es una puerta que se abrió…”
Hasta aquí nuestro modesto homenaje al inolvidable Wichy Nogueras.(1944-1985).