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26 nov 2014

EL ÚLTIMO CASO DEL EDITOR


Pido disculpas a mis fieles vecinos por aparecerme ahora con unas “riflexiones” que se me habían quedado encasquilladas desde el pasado 17 de noviembre.
Resulta que hace unos meses en un encuentro entre colegas tuve la satisfacción de compartir con Neyda Izquierdo, Premio Nacional de Edición 2014, esposa y biógrafa del genial Luis Rogelio Nogueras con motivo de conmemorarse próximamente su 70º Aniversario.
Por razones ajenas a nuestra voluntad no pudimos hacerlo. Fue así que, precisamente el mismo día de su cumpleaños el diario GRANMA me sorprende con el trabajo titulado “Florecer sin falta” (Luis R. Nogueras 1945-1985) bajo la firma de la joven periodista Madeleine Sautié: --¡Quedé petrificado!-- ¡¿70 años?!
No me atreví a seguir con la idea de rendirle tributo al maestro hasta no asegurarme la fecha de su nacimiento con la propia Neyda, pero resultó imposible. Cuando en esta semana pude hacer contacto telefónico con ella, me aclaró que mi preocupación era justificada, pero ya estaba convencido de que podría ser una de esas bromas a las que Wichy nos tenía acostumbrado. Me explico:
Al hojear de nuevo el libro “El último caso del inspector” Editorial Letras Cubanas 1983 y catalogado como poesía mínima. Me di cuenta que se trataba de una selección de sus poemas apócrifos con lo que se burlaba del lector-cómplice, donde nos muestra una breve biografía-paródica de autores famosos con tal veracidad que podría engañar al pinto de la paloma. Y para más sorpresa la nota sobre el autor comienza así: “Luis Rogelio Nogueras. (La Habana 1945)…”
Por tanto, en mi opinión, la compañera Sautié quedaba absuelta por la propia confesión del autor, lo que me dio pie para el encabezamiento de este trabajo, pues el caso se escapaba de las manos del inspector, para colarse entre las del editor.
Ahora, en serio: Mi hijo Francisco P. Blanco Hernández, quien firma F.BLANCO para que no lo confundan con su padre, no sólo admiraba la obra del Wichy, sino que se inspiró en algunas de ellas, para llevarlas al lenguaje de la historieta. Por entonces (12-12-1985) se fundaba la Editorial Pablo de la Torriente, un viejo sueño del presidente histórico de la UPEC Ernesto Vera y entre sus funciones se le dio un nuevo impulso a las especialidades gráficas surgiendo populares publicaciones periódicas como COMICOS, PABLO, Y EL MUÑE.
Los estanquillos de prensa se llenaron de colorido y las revistas expuestas al público duraban menos que el merengue en la puerta del colegio, a tal punto que tuvimos la necesidad de crear un Taller de Historietistas Aficionados para reforzar el staff de profesionales ya existente. Entre esos alumnos estaba nada menos que Gerardo Hernández Nordelo, uno de nuestros Cinco Héroes, quien debutó en el MUÑE con su personaje, “Pepino y Cia.” Sorpresiva también fue la presencia de mi hijo Paquito quien se sumaba como un aficionado más, pero sin abandonar el aula en calidad de profesor nada menos que en la Academia de Artes Plásticas San Alejandro.
Todo esto ocurría allá por 1986 cuando la firma de Luís R. Nogueras pasaba a la inmortalidad al fallecer prematuramente de una penosa enfermedad. Es entonces cuando mi hijo nos sorprende con varias historietas que se salían del marco en que estaban encasilladas en Cuba por algunos detractores, mientras evolucionaban en todo el mundo con lo que se conoció en Europa como arte secuencial o novela gráfica y por otros como obra de autor, a la que se abrazó mi hijo con pasión. Así logró adaptar obras de autores famosos en versiones cuadro a cuadro como: “El anciano del Puente” de Ernest Heminway; “Cuentos de Policía” y “Crónica de una muerte anunciada” ambos de Gabriel García Márquez; “De los efectos de las bombas caseras”, de Sergio Ramírez; “Thelonius” de Leonardo Acosta, así como “Fábula de los tres hermanos”, canción de Silvio Rodríguez.

Pero el verdadero inspirador de todo ello lo fue sin dudas Wichy al serle adaptadas algunas de sus joyitas que él mismo llamó jocosamente poesía apócrifa, como el ya nombrado “El último caso del inspector”, pero no fue la única; a ella hay que agregarle “El hombre envidioso” (guión inédito para un dibujo animado del ICAIC) y “Una muchacha” poesía.
A lo largo de este trabajo hemos copiado las seis páginas de “El último caso del inspector” obra que en su momento causó gran impacto tanto en Cuba como en el extranjero, pero dejemos que lo diga el maestro uruguayo-argentino Alberto Breccia, quien vino al Primer. Encuentro Iberoamericano de Historietistas como Presidente del jurado al Premio Internacional: “La Palma Real” y en la entrevista sobre la historieta en Cuba formulada por Paquita Armas Fonseca para la revista Pablo en 1990 expresó: “…Tiene atraso por falta de información, no creo que por calidad…” Seguidamente la periodista le pregunta: “Sin compromisos, ¿pudiera usted señalar algún autor que le haya interesado?”.Breccia no lo piensa dos veces y responde: “A vuelo de pájaro, no con un estudio profundo, pienso que la historieta de Francisco Blanco (hijo), sobre un poema, marca un hito. Es una puerta que se abrió…”
Hasta aquí nuestro modesto homenaje al inolvidable Wichy Nogueras.(1944-1985).


30 ago 2012

UN INDIO FIEL A SU CLASE


De Jesús Orta Ruiz, “El indio naborí” hemos escrito en varias ocasiones. La más reciente durante la pasada Jornada Cucalambeana, donde se le rindió homenaje por  arribar a su 90º. Aniversario el próximo 30 de septiembre.
El solo hecho de escoger ese seudónimo, Naborí-- nativo trabajador--cuando todos los poetas de su época querían ser príncipes o caciques del punto cubano, da la medida de nuestro héroe, fiel a su pueblo y sus raíces.
Y es que Jesusito, el hijo de Maya y Payo, nació en la finca “Los Zapotes”, próxima al río Luyanó, que daría nombre al barrio más cercano, donde ocho años más tarde nació este que está aquí.
En cierta ocasión él hablaba sobre la condición citadina o no, de esas zonas capitalinas que por su carácter suburbano eran consideradas antaño zonas rurales, y Juanelo era un buen ejemplo.
Aquel era un conglomerado de fincas pobladas por familias campesinas y obreras pobres, buena parte de ellas formada por emigrantes españoles y asiáticos, o sea, un típico barrio mestizo y marginal, caracterizado por el casi-río, la línea del férrea que lo atravesaba haciendo temblar la tierra al paso de los vagones, y hasta una plaza de toros por cuenta propia, --ya que desde la Intervención Yanqui, la fiesta brava estaba oficialmente prohibida en nuestro país.
De ahí que el pequeño Jesús, mucho antes de querer ser un “naborí”, soñó igualar las faenas de Manolete o Dominguin en aquel ruedo cercano, lo que reflejó en una de sus primeras composiciones poéticas “Fiesta Brava”.
Banderillero del día
se pone el verano un traje
de luces, y mi paisaje
se viste de Andalucía.
Coreo un ¡OLE! que truena
cuando el ruedo—luna llena-
vestida de plata y oro—
deslumbra con negro toro,
roja capa y banca arena.
Otras de aquellas primicias del imaginario infantil fueron dedicadas a la cercana ceiba--testigo de sus juegos -–o los miedos al jinete nocturno, la bola negra, o el jigüe y al pequeño río, hábitat de éste último.  
Con la urbanización del reparto San Miguel del Padrón, la finca de sus padres fue vendida y la familia Orta-Ruiz alquiló una casa a precio módico  en el callejón Castillo del propio reparto; así que de la finca “Los Zapotes” solo quedó  el sabor de esa aromática fruta.
Estos son algunos esbozos de sus comienzos, después vinieron los estudios, la primaria, la adolescencia… Si la ciudad crecía, el niño Jesús no podía quedar atrás, y sus sueños encerrados en la maleta del colegio pugnaban por salir al viento, junto a sus inquietudes políticas, su vocación periodística, o esa fuerza telúrica que se encerraba en sus versos.
Sólo una anécdota que lo caracteriza desde aquellos lejanos tiempos: El parque Tuma de la Cazada de Güines, en memoria de un destacado médico  guanabacoense, se inauguró precisamente en un acto público en presencia de las autoridades locales. Los oradores fueron el jovenzuelo Jesús Orta Ruiz y del Dr. Waldo Medina, el llamado “juez de los pobres”.
En cuanto a su vocación periodística, dejemos que sea él mismo quien lo cuente:
”…A caballo me llegó el periodismo. Mi  vinculación con el periodismo tiene un origen que pudiera parecer increíble… Mi padre era un montero iletrado, uno de esos hombres de campo de los cuales Martí dijo cuando entró por Playitas de Cajobabo: --¡Qué cultos son estos analfabetos!...”
Con estas palabras comienza Jesús Orta Ruiz un extenso análisis de esa sabiduría popular que caracteriza a nuestro pueblo, y que él sintetiza en su propio padre, quien reconocía sus deficiencias académicas, mientras inculcaba a su hijo la necesidad de  “Ser cultos para ser libes” como también nos enseñara el Maestro.
Es también poco conocida su participación hace  60 años en la confección del periódico clandestino de denuncia SON LOS MISMOS, junto a Fidel, Melba y colaboradores muy cercanos de la Generación del Centenario.
Entre sus muchos trabajos publicados por la revista BOHEMIA, recordamos  aquel del Primero de Enero de 1959, donde abordaba la precaria situación de los niños campesinos y los rústicos juguetes artesanales a que podían aspirar hasta ese momento en el Día de Reyes.
Son solo dos botones de muestra pues tanto en prosa como en verso, su obra puede considerarse colosal y sólo disponemos de un breve espacio.
Recomiendo pues, la lectura de los tres trabajos publicados en este mismo blog personal con motivo de la pasada Jornada Cucalambeana, cuyos títulos son: “Llegué con 81 y regreso con 18”Jornada por todo lo alto” y ”Dímelocantando en Las Tunas” 
No podemos terminar sin  agradecer y dar crédito a las compañeras Doreya Véliz Real, y Juana Caridad Fernández Pérez, a quienes no tengo el gusto de conocer personalmente; pero han escrito una joyita sobre la vida de Jesús Orta Ruiz para Ediciones Extramuros, 2004 titulada “Los Misterios de Naborí”. De esta esclarecedora obra hemos seleccionado los datos biográficos de sus comienzos, pues de su descomunal obra ustedes saben tanto o más que yo. Reitero pues las gracias a las fuentes, que en este caso sí se corresponden con la Fuente de la Juventud.

20 ago 2012

COSA DE MAGIA

Sucedió como por arte de hechicería alrededor de las 9 de la mañana del jueves 28 de junio en espera del coloquio “La diversidad cultural del legado africano y sus portadores en los campos de Cuba”. Si largo era el título, inmenso el público que se congregaba frente al Museo Provincial de Las Tunas donde se anunciaba la conferencia.
Desde el alto portal del inmueble, --Narciso, Brady y yo— enviados de PALANTE a la Jornada Cucalambeana de este año, disfrutábamos el paisaje de un río de gente que conversaba o se movía inquieta en espera del silbato oficial.
De pronto uno de ellos—no recuerdo quién—como si viera un espectro levanta nervioso su dedo índice para señalar un punto en la muchedumbre, a unos veinte metros de distancia...
Me viro y… ¡Yo también me sobrecogí, de espanto…!
Un individuo de mediana estatura vistiendo camisa de listas azules y jeans del mismo color, conversaba de espaldas a nosotros con una joven, luciendo una larga melena entrecana.
No cabían dudas…! Era el fantasma de Tomy en persona! El inolvidable caricaturista cuya fatal desaparición física habíamos lamentado solo dos años antes.
De pronto el trasgo se vira, lo reconozco de inmediato, y me lanzo hacia él calle abajo, abriéndome paso entre el público que conversaba animadamente. Mi hijo Blanquito, también en otro ángulo del Museo, ve mi extraño comportamiento, se asusta, y se lanza detrás de mi.
Cuando nos enfrentamos el melenudo duende y yo, hubo un instante de sorpresa hasta que un fuerte abrazo rompió el sortilegio de treinta años. Mi hijo se detuvo e instantáneamente nos tomó otra instantánea.
Se trataba nada menos que de Pedro Julio González Viera, quien asistía al evento como delegado y jurado de  diversas competencias; pero siempre fue y será para mi el inolvidable Péglez, seudónimo con que identificaba su firma artística desde los hermosos tiempos de los años 60 y 70 del pasado siglo en los cuales compartíamos responsabilidades al frente de PIONERO y PALANTE respectivamente.
Por entonces, además de director, redactor y poeta, de la Editora Abril, Péglez había impuesto su línea como excelente dibujante y caricaturista en publicaciones juveniles e infantiles, y ejercía también como miembro de la Presidencia Nacional en la Organización de Pioneros “José Martí”.
A partir de ese reencuentro, compartimos en más de una ocasión durante los debates, canturías, foros, cabalgatas, peñas, pies forzados, bailables, controversias, y otras actividades que no daban ni pedían tregua durante aquellos espectaculares cinco días de encantamiento en homenaje al Cucalambé, al Indio Naborí, y a los 50 años del programa “Palmas y Cañas”.
Al regreso de aquel embrujo campestre en los predios del Cornito, recordaba los primeros éxitos literarios de Péglez para GENTE NUEVA a partir de 1980 con sus “Recuerdos de la amistad”, hasta el inolvidable “Guanibara” experimento de alquímia historietística, donde el guión, como por arte de prestidigitación se apoya en  excelentes poemas.
Lo mismo ocurre con la “Controversia entre Elpidio y Malacara” poniéndole música a dichos personajes humorísticos. Pero su labor actual es mucho más abarcadora: Siempre cargó sobre sus hombros muchos proyectos socio-culturales en el reparto Alamar; dirige desde hace años la  crítica literaria del periódico TRABAJADORES, y es miembro destacado del grupo “Ala Décima” sumando a los amantes de dicha  forma poética en el mundo.
A propósito de encantamientos, brujerías y maleficios, no podemos pasar por alto, su más famoso personaje, “El mago Amhed” que durante años hipnotizó a la niñez cubana, y cuenta ya con 42 años de fascinación pues nació en PIONERO durante 1970.
Sea este mi más sentido  homenaje a ese otro mago que es Péglez.

(Concluímos el trabajo con la portada de su libro del mismo nombre, publicado por la Editorial Pablo de la Torriente de la NPEC, en 1988. Las tiras cómicas en blanco y negro del personaje árabe con que ilustramos el texto, fueron tomadas de dicha obra).

14 jul 2012

DÍMELO CANTANDO EN LAS TUNAS

Desde el mismo inicio del semanario PALANTE Y PALANTE, el 16 de octubre de 1961, se le prestó un especial interés al tema campesino y su más raigal expresión, la décima; en este caso la humorística, de larga tradición desde los tiempos de “gorriones y bijiritas”. Nadie más indicado para ello que sumar a Jesús Orta Ruiz, “El indio Naborí”, quien había labrado una fructífera labor poética y revolucionaria a lo largo de toda su vida.
La primer vez  que surge el nombre de “Dímelo Cantando” encabezando dicho espacio fue en el número 8  de (11-12-1961), donde Naborí logró aglutinar firmas tan reconocidas como Justo Vega, Chanito Isidrón, Marcelino Ortiz y Rodolfo Díaz Moya. Pero ese fue sólo el inicio; el objetivo era el de lograr la participación popular, y las puertas del tabloide se abrieron a decenas de decimistas desconocidos, surgidos de las entrañas del pueblo.
Recordamos algunos de aquellos colaboradores a partir de ese año y todo el 1962: No sabemos si eran repentistas, pero si repitentes como Gustavo Marrero, un chofer de guaguas convertido en el “Pintor de Jacomino”, Rogelio Alba Jinoria, y Aurelio Acuña del central Australia, por citar solo tres nombres.
La sección campesina, en la misma tónica del semanario, buscó siempre no repetirse, y Naborí logró impregnarle ese aire de renovación constante:.La transformación más radical surgió durante el año 1964, cuando agregó a la exclusividad del ”Dímelo Cantando” sus cuentos montunos, donde dio a conocer algunos tan simpáticos como “El viejo baldado”, “El caimán”, “La lavandera gratuita”, “El majá”,  “Matusalén guajiro”, ”La muela de Julián” etc..
Como si todos esos aportes fueran pocos, inició una nueva  sección titulada “Vivimos en Campo Alegre” donde incluía las controversias que bajo ese nombre Radio Rebelde  proponía a reconocidos bardos como Cecilio Pérez y Eugenio Morales con el acompañamiento del Dúo Espirituano,
o“El jabuco del Saber” cuestionando el origen de las palabras. Una de ellas que tocó dilucidar a la pareja de repentistas Orlando Vasallo y Fortín del Sol (Colorín). Ahí no pararon las iniciativas del mentor del “Dímelo Cantando”, recordemos que también se apoyó en el programa “Patria Guajira” de Justo Vega en Radio cadena Habana, para enfrentar al matrimonio de Minerva y Martín en disputas de género.
Hubo un tiempo en que sus múltiples obligaciones, tanto políticas como culturales lo alejan momentáneamente de su querido “Dímelo Cantando” palantero, razón por la cual el entonces director de la publicación, Joaquín G, Santana me encarga hacer contacto con el investigador y folklorista villareño Samuel Feijóo –ambos también poetas--. Y convencerlo para que asumiera la responsabilidad de mantener vivo el popularísimo y especializado perfil campesino de dicha página.
Mucho ayudó su especial sentido del humor; y la página, al cambiar de facilitador también lo hizo de título, pues a partir de la edición No.22  (23-3-1967) tomó el nombre de “Saber Guajiro”, más didáctica que la anterior, pero sin perder sus rurales raíces.
Lamentablemente Feijóo sólo pudo mantenerla durante seis meses, pues desde el mes de agosto de ese año dejó de publicarse.
De ahí que, durante unos años tuvimos que prescindir de la valiosa colaboración de ambos e irremplazables maestros. Por suerte nos había caído no del cielo, sino de Guanajay,  Leopoldo Rivero  Martínez, un modesto y desconocido bardo  que tras su sencilla y noble apariencia, escondía un talento exquisito y una voluntad férrea, pues contra viento y marea mantuvo viva la llama de la decima en el semanario bajo el supuesto nombre de Martín Proletario.
Se caracterizó por mantener también una voluminosa correspondencia gracias a sus habilidades para escudriñar en el conocimiento humano y proponer en espinelas preguntas de todo tipo. Recordemos su primera pregunta en serie “¿Dónde está el error?”  a la que siguió “Sea usted  Sherlock Holmes”; cuando se le perdió la lupa y se le encendió la pipa se le ocurrió “Captúrelo usted mismo”, y por último, otra saga en el colmo del desatino, cuando le preguntaba al lector “¿Dónde está el disparate?” Veamos una de estas incógnitas::
El crimen fue la razón
de su imperio lujurioso
Fue un cobarde, fue un tramposo
Y un idiota de ocasión.
Este monstruo fue Nerón,
El hijo de Mesalina,
Que fue también asesina,
Coqueta, ruín y chismosa;
Una intrigante ardorosa
Con la embriaguez de la inquina.
Incendiario y avariento,
Rapaz, inculto y odioso;
Fue siempre cruel, envidioso,
Y un criminal cien por ciento.
Aquí termina este cuento
Al vuelo de una paloma;
Anota, lector y toma
Esta historia denigrante,
Porque ya escribí bastante
De aquella bestia de Roma.
Martín Proletario
Para los que hayan quedado en la duda, le aclaramos que el disparate reside en que la madre de Nerón era Agripina no Mesalina.
Al asumir la dirección de la publicación en el verano de 1970 una de mis mayores preocupaciones era la de revivir el “Dímelo Cantando”, y providencialmente una llamada telefónica de larga distancia  me renovó las esperanzas.
Desde Santa Clara  el colega Aldo Isidrón del Valle, visiblemente preocupado me planteaba la situación de su tío Chanito Isidrón, quien en su tiempo fuera el Príncipe del Punto Cubano, estaba jubilado desde hacía varios años, pero más lúcido que nunca, y esperando .por alguna propuesta reivindicadora de su arte inagotable.
Inmediatamente me puse en contacto con Chanito. Conté también con la anuencia del propio Indio Naborí y  del entonces Viceministro de Educación Dr. Raúl Ferrer, tres que cojeaban del mismo pie forzado..
Fueron años inolvidables en los cuales coordinamos las acciones con la  dirección de la ANAP. A los desvelos de Pepe Ramírez, su Presidente-fundador por mantener ese entusiasmo, se debe el lanzamiento de la convocatoria al Concurso anual “La Transformación en el Campo”. La presidencia del jurado siempre recayó en el joven-octogenario Chanito Isidrón.
Fuimos invitados a participar en la Jornada Cucalambeana  para dar a conocer los tres  primeros premios del certamen, y cuando la  delegación de PALANTE junto con Chanito pisó  por primera vez  El Cornito de Las Tunas, en julio de ese año. Fui entonces testigo presencial de un fenómeno increíble:
Todos iban a la cabaña que ocupábamos el poeta y yo, a cualquier hora del día o de la noche para saber si era verdad que no se había muerto; otros habían oído decir que estaba en el Norte, así como muchos más cuentos de camino. No pocas décimas salidas de su extraordinario sentido del humor, surgieron como consecuencia de estas muestras de cariño y desinformación.
Una pareja que impuso su calidad poética en aquellos tiempos fue la formada por los espirituanos  Bernardo Amador Yunes (Nano), y Luis Compte Cruz, asiduos colaboradores. Sería injusto no mencionarlos.
Cada año se repetían dichos encuentros, pero algo especial ocurrió durante la Jornada Cucalambeana en el verano de 1978. Se celebraba el 35º. Aniversario de la primera transmisión de la emisora MIL DIEZ que contaba con el programa de radio más popular del momento “Dímelo Cantando” el cual se transmitía diariamente hasta su brutal clausura por el régimen de facto.
A partir de entonces más nunca se oyeron las populares propuestas del folclor rural que difundía la emisora. Pues bien, treinta y cinco años después, durante aquellos cuatro días inolvidables, en el parque Vicente García, y por las ondas de radio VICTORIA, los protagonistas de aquellas antológicas transmisiones hicieron las delicias del pueblo tunero.
En esta tira aparecen algunos de aquellos veteranos poetas y músicos de  ése típico programa campesino:.
Pero nadie más autorizado que Jesús Orta Ruiz, uno de aquellos protagonistas podía rememorar tan memorable acontecimiento. A continuación reproducimos las palabras. del Indio Naborí, también tomadas del PALANTE No. 41 publicado el 21 de julio de 1978.
“…En el 35º. Aniversario de la Radio Emisora MIL DIEZ, heraldo de las legítimas demandas populares, hay que reconocer cómo los orientadores marxistas de su programación se interesaban por mantener y desarrollar las manifestaciones de la cultura popular, donde tienen, innegablemente un sitio la música y la poesía de nuestros campos, así como esa  inagotable veta de buen humor que caracteriza a nuestro pueblo. (…) Ambas expresiones del genio de nuestras masas se mancomunaban en aquel famoso programa campesino que la MIL DIEZ presentaba en su horario estelar nocturno, bajo el gracioso y verbal título “Dímelo Cantando”. A éste, el locutor añadía los siguientes gustos y atributos: “…el programa nacional que instruye mientras deleita…(…) Las secciones del espacio se dividían en motivos de ingenio como los pies forzados y las adivinanzas, motivos didácticos (respuestas cantadas a preguntas de los oyentes) y motivos humorísticos como los “Sordos de cañón”, interpretados por Chanito y Eloy Romero, así como la pareja matrimonial “Pantaleón y Dorotea” protagonizada por Isidrón y Radeunda Lima. (…) La variedad del programa consistía en ligar estas expresiones de buen humor, con elementos líricos que se ofrecían especialmente en las controversias, donde no faltaban como salpicaduras necesarias las notas de protesta social. (…) De ahí que el semanario PALANTE haya querido perpetuar el recuerdo de aquel programa, uno de los más escuchados y queridos en la historia de nuestra radiodifusión, creando una sección con el mismo nombre y objetivos de “…instruir y divertir a través de la décima criolla…” con sus características tradicionales, especialmente aquellas que coinciden con el espíritu humorístico de esta publicación..”.
Al acercarnos al nonagésimo aniversario del nacimiento de Jesús Orta Ruiz, el próximo 30 de septiembre, hemos querido recopilar estas memorias de su paso por nuestra publicación, que solo es una ínfima parte de su obra lírica dedicada al  humorismo criollo. Su monumental herencia artística es tan abarcadora que sería imposible encasillarlo en un solo género.
 (Estas notas pertenecen a un  trabajo mucho más amplio que le fue entregado a la hija del, “Indio Naborí” Alba Orta Pérez,.durante el coloquio interactivo celebrado en Las Tunas con motivo de celebrarse el próximo 30 de septiembre el 90º. aniversario de su nacimiento).

11 dic 2011

EN DEUDA CON UN ÁNGEL

Este diciembre me recuerda una deuda pendiente que tengo con una criatura celestial, aquella que nos arrebató el destino antes de tiempo. Y lo digo con propiedad, porque este blog pretendía rendirle el primero de diciembre de 1910, un modesto homenaje en su centenario como a él le gustaban las cosas,--sencillamente--, con su caricatura personal, y no pudo ser: Me refiero a Ángel Augier Proenza.

Puedo mostrarles ahora dicho retrato humorístico que le realicé hace algunos años, más salido del corazón que del pincel, y que él con el sentido bromista que lo caracterizaba siempre conservó en la sala de su dulce hogar de la Víbora.

Según mi atrevida opinión, su nombre lo llevaba bien puesto, como los pantalones, pues se correspondió con su comportamiento en vida.

Lo conocí personalmente cuando realizaba en 1959 mis pininos gráficos en Prensa Latina. Por entonces ya este angelote había dejado su impronta benefactora en numerosas redacciones periodísticas. A saber: LA DISCUSIÓN. MEDIODÍA, NOTICIAS DE HOY, EL MUNDO, INFORMACIÓN, AHORA, LUZ, Última hora, social, carteles, páginas, ellas, y la superviviente BOHEMIA. Sin contar con no pocos noticieros radiales y otros medios. Por tanto ya era un consagrado en la profesión, cuando se develó su angelical vocación.

Me explico: En toda aquella época anterior, Augier se había dedicado a combatir con la pluma otros ángeles pero de las tinieblas. A partir de la experiencia de nuestra agencia internacional de noticias, se convirtió no sólo en el co-fundador de la misma junto al inolvidable Jorge Ricardo Massetti, sino también en su ángel acompañante, y en esa forja ambos hornearon alumnos de la talla de Ricardo Sáenz, Roberto Agudo, José Dos Santos, Juan Marrero, Gabriel Molina, Rodolfo Walsh, el Gabo, y Timossi, entre otros muchos profesionales cubanos y extranjeros.

Ahora no solo espantaba los ángeles exterminadores de la prensa reaccionaria internacional y criolla, sino que –con tales seguidores-- se convertía en un verdadero maestro de la profesión.

Uno de ellos: Juan Marrero, recuerda cuando Ángel Augier se autodedicó este poema al cumplir sus 85 años:

La vejez es menos triste

si es con amor que se asume

y algo queda en el perfume

de juventud que tuviste.

Si el amor que así resiste

los rigores de la edad,

aún más brilla esa verdad

cuando alegre el corazón

recibe con su canción

las flores de la amistad.

Gabriel Molina, también deudor de sus enseñanzas observa otra de sus características, el humorismo poético con esta composición:

Soledad por tu sol y por tu ola;

isla sola, sol y ola

Confundidos cuando, acariciándote

la piel mulata de la costa,

la femenina piel fragante de tabaco,

y la piel de la playa

cálida y temblorosa con su arena de azúcar.

Son solo botones de muestra en su insuperable obra poética, más él seguiría fiel a su destino angelical.

Si en 1959 fue el ángel guardián de Masetti en Prensa Latina. Dos años más tarde lo sería de quien él y toda Cuba consideraban el Poeta Nacional, Nicolás Guiilén. Ambos fundaron la UNEAC en 1961 y a partir de ese momento se convirtió no solo en la sombra protectora del autor de Sóngoro Cosongo, sino su seguidor más fiel, investigador, y biógrafo a la vez; y todo esto sin restarle calidad a su propia obra, ni dejarla en un segundo plano de atención.

Vemos pues que esta criatura seráfica no solo formó parte de la vanguardia periodística, sino también del coro celestial y parnasiano.

Pero, su misión espiritual parece no terminar ahí: Sin abandonar su propia obra, de 1967 a 1970 lo vemos incorporarse a un nuevo proyecto de dimensiones proféticas en Cuba: El Instituto de Literatura y Lingüística, presidido por el también escritor, ensayista e historiador José Antonio Portuondo. Aquí nuestro ángel desplegó de nuevo sus alas benéficas con la sencillez, la amabilidad y modestia que le eran afines.

Como hemos visto, Augier no sólo brindó generosamente sus bondades en Cuba, sino que las repartió también por el mundo. Son famosas las entrevistas que para BOHEMIA hizo a Charles Chaplin, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, y Paul Eulard, entre otros consagrados. Lo que sí lo hizo fue, con la sencillez de quien toda la gloria del mundo cabía en un grano de maíz. Así que agreguemos a sus cualidades la de martiano integral.

De Ángel Augier, un arcángel en toda la extensión de sus alas benditas, podríamos enumerar centenares de calificativos, todos ellos envidiables, pero estaríamos negando su propia esencia espiritual: La modestia.

Si a ustedes mis fieles vecinos les ha resultado exageradas las motivaciones para pagar esta deuda centenaria, les aseguro que me he quedado corto, y agrego que allá en el cielo, donde debe estar extendiendo sus seráficas alas Angelito, --como le llamábamos cariñosamente-- debe estar sonrojándose de pena.

(Agradecemos a la revista ENFOQUE de la UPEC los datos que permitieron esta merecida semblanza).