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20 abr 2011

LA RISA: ENTRADA POR PAREJAS

La fórmula de actuar en pareja los personajes humorísticos, representa de entrada, un éxito asegurado. El gordo y el flaco de mi tira “¡Ay, vecino!” obedece a esta modalidad que tiene una larga historia. A eso quiero referirme en el siguiente trabajo.

En el blog de fin de año hicimos un breve comentario sobre lo que se considera el debut de los (comic strip) en los Estados unidos, surgido en el New York World del Ciudadano Kane, es decir—William Randolph Hearst el 24 de diciembre de 1893. Así ha quedado registrado para la historia de la historieta en el mundo.

Sin embargo, es oportuno aclarar que ya desde mediados del siglo XIX, en Europa venían publicándose amagos de narraciones secuenciales, y casi todas con personajes humorísticos. Son los casos del suizo Rudolph Topffer (1799-1846), Cristophe, el francés (1865-1945), y de Alemania Wilhelm Busch, (1832-1908),--nada que ver con la familia presidencial de los Bushes yanquis--

Precisamente a este último dibujante queremos referirnos, no sólo por ser uno de los propiciadores del género antes de su definitiva evolución; sino por haber creado nada menos que esa antinomia señalada al principio con la pareja de Max y Moritz, --dos niños, uno rubio y el otro trigueño -- que derrocharon gracia en las peripecias gráficas con pareados que servían de pie a cada viñeta. Los globos o “fumettis” que salen de la boca de los protagonistas de papel vinieron después para afianzar el género.

Incluso mucho antes de que la iniciativa cruzara el Atlántico para inspirar a los dibujantes norteamericanos, el 9 de abril de 1898, los traviesos Willy and Wally, nacen en las páginas del The Penny Comic, inglés con el título de “The Terrible Twins”.

Lo descrito hasta aquí es solo el comienzo de una exitosa modalidad que los dibujantes humorísticos de los Estados Unidos explotaron hasta al máximo, incluso con no pocos y costosos enfrentamientos.

Veamos: Joseph Pulitzer, director del Journal of New York y competidor acérrimo de W.R.Hearst, descubrió la popularidad de la parejita alemana “Max and Moritz” y encarga al caricaturista Rudolph Dirks la creación deThe Katzenjammer Kids”—copia al carbón de los pilluelos teutones-- partiendo del vocablo germánico (katzenjammer) traducido al inglés como (resaca marina). A partir de esa fecha (12-12-1897) la tira se convirtió en un verdadero éxito editorial.

Quince años más tarde, Dirk pensó que merecía unas vacaciones, la cual le fue negada por el “Journal” provocando su renuncia.

Ese fue solo el comienzo de una larga confrontación: El Journal se querelló, y los tribunales dictaminaron que el periódico mantenía sus derechos sobre la “tira”... Dirk podía seguir dibujando sus personajes, pero no estaba autorizado a utilizar el título reconocido hasta entonces.

A partir de ese momento en el World surgió otra tira que utilizaba los mismos protagonistas, pero ahora llamados Hans and Fritz. De ahí que, siendo nosotros también niños, nos extrañábamos al ver que en nuestra prensa dominical se publicara una serie titulada “El capitán y los Cebollitas” y la otra “Maldades de dos pilluelos”, pero en ambas actuaban los mismos protagonistas.

Cosas de la naciente competencia monopolista por más lectores y muchos más anunciantes. Lo ocurrido antes con el dibujante Outcault, y su pequeño asiático que dio nombre a la “prensa amarilla”, ahora se repetía con Dirks, pero en sentido inverso, al pasar éste a la nómina del New York World con la historieta “The Captain and the Kids”.

Por el contrario, Pulitzer contrata para la nueva serie del “Journal” al dibujante Harold. H. Knerr, manteniendo el titulo original.

Quiso el destino que aquellos simples hijos de Wilhelm Busch, Max and Moritz , fueran inconscientes protagonistas de otra inesperada mutación. Recuerden que la tira originalmente titulada “The Katzenjammer Kids” la protagonizaban los niños Hans y Fritz, pero al calor de la Segunda Guerra Mundial y de los prejuicios por todo lo que oliera a alemán, esos pequeñuelos nacidos mucho antes que la primera conflagración de 1914, fueron las víctimas. Ambas publicaciones, el Journal y el World, se dieron a la tarea de sustituir – no ya a los dibujantes—sino la nacionalidad misma de los protagonistas y los dos pilluelos, se convirtieron del día a la noche en “The Shenanigan Kids”, con lo que se la daba pasaporte irlandés a esos inocentes.

Como ven la semillita alemana se injertó en la cultura norteamericana, pero no influyó solo allí, en Gran Bretaña fructificaron otros proyectos similares: “Those Terrible Twins “ de la revista The Half Penny Comic (9-4-1898), se convirtieron en Wally y Willy de la mano de Frank Holland. Otros dos bribones al estilo de la parejita germana George y Ferdi dibujados por Leonard Shields salieron a batirse como “The Bunsey Boys” en la primera página de The Wonder. Y por último e ¡gualmente gemelos, fueron los personajes de A.T. Pierce durante los primeros veinte años del siglo XX. Sus nombres: Jackie y Sammy, solo que en este caso los infantes eran comparsa de un ex carcelario en vías de rehabilitación llamado Jolly Tom.

Los ejemplos de estos tres creadores ingleses, agregados a los norteamericanos anteriormente citados--¿quién sabe cuántos más alrededor del mundo?--; demuestran que los niños gemelos o parecidos, fueron explotados desde los inicios del ”cómic” para crear situaciones de hilaridad garantizada por la disparidad. En aquellos tiempos “Benitín y Eneas” --uno hombre alto y el otro bajito—también importados de los cómics yanquis, hacían furor en Cuba; el éxito del teatro vernáculo descansaba en la popularidad contrastante de la pareja clásica formada por el negrito y el gallego (Gallegíbiri y Mancuntíbiri). Mientras en la televisión triunfaron los argentinos Dick y Biondi, entre otros muchos binomios que nos hicieron reir.

El gordo y el flaco nuestro de la tira “¡Ay, vecino!” no son ni más ni menos que herederos del Stan Laurel y Oliver Hardy –pareja inseparable en eterna disputa—de la comedia silente, aunque por nuestro clima tropical estén permanentemente desnudos.

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