Todo aquel que haya visitado en la Plaza de Armas, el Templete, habrá podido recrearse con el enorme mural situado en su interior que realizara el pintor francés Vermay.
Resulta que allí existía un pilar sagrado en recordación a la primera misa celebrada durante la fundación de la villa en 1519. Con el tiempo dicho monumento fue profanado; por entonces existían allí tres ceibas, no una solitaria como ahora, y aunque así se les reconozca, ninguna de las cuatro ha sido milenaria según mi modesta ignorancia.
En respuesta al sacrilegio se procedió a construir una nueva piedra en 1927 que se terminó al año siguiente.
El gobierno de Don Dionisio Vives decretó tres días de fiestas con motivo de dicha celebración a partir del 18 de marzo de 1828. La pintura mural del destacado pintor francés representa precisamente la ceremonia, en el momento en que el obispo Espada bendice el monumento situado en el tímpano del Templete.
Puestos de bebidas, frituras, refrescos, zambumbia, bollos, dulces y frucanga llamaban la atención de aquellas damas vestidas de blanco y caballeros enfundados en fraques verdes.
Al día siguiente el aeronauta Robertson, recién llegado de Nueva Orleans realiza la segunda ascensión en globo desde el ruedo situado en la Plaza de Armas. En esa oportunidad los miuras perdieron protagonismo y tuvieron que ver el espectáculo desde la barrera. El descenso ocurrió gracias a Dios en El Nazareno.
Pero el jolgorio continuaba día y noche con la exhibición de perfumes, joyas, pelucas, flores y otros artículos suntuosos ante la presencia de la escuadra española surta en puerto y sus rudos marinos hambrientos de sexo y espectáculo.
Les juro que yo no estaba allí, pero confío en el prestigio que adquirió Álvaro de la Iglesia (1859-1928) con su libro “Tradiciones Completas” reeditado por la Editorial Letras Cubanas en 1983. Así que los remito al capítulo “Don Francisco Dionisio Vives” en la página 77; y a “Tres días de jolgorio” en la 354, si desean ampliar la información.
El acontecimiento de esos tres días ocurría precisamente durante el mandato que con astucia administraba el Gobernador General Don Dionisio Vives: Por algo su gobierno de mano dura forrada con guantes de seda, fue reconocido como el Gobierno de las tres B (baile, baraja, y botella).
Con esa propaganda engañaba a los bobos con BE de burro; mientras a los vivos con UVE se le aplicaba esta otra frase: ¡Si vives como Vives, vivirás mejor!
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