No, queridos vecinos, la frase está
correctamente empleada. Sabemos que no es exactamente lo que dice el refrán,
pero ésta me vino a la mente al recordar mis tiempos imberbes como linotipista
de el diario EL MUNDO, hace unos sesenta años, cuando me tropecé con unos compañeros
de trabajo que respondían al cargo de correctores de pruebas.
Eran seres callados, anónimos, modestos, cultos,
que pasaban inadvertidos ante el protagonismo del resto de los periodistas,
editorialistas, reporteros, caricaturistas y otros profesionales del sector. Una
rara especie de polillas detectivescas que descubrían el crimen de la errata oculta.
A veces el asesino era el redactor, a veces el mayordomo—perdón--el linotipista.
Lo correcto es que el delito no quedara
impune; por lo pronto, que no saliera a la luz pública en la próxima edición, y
los que caían bajo el lápiz rojo de aquellos sabuesos del idioma sabían que no
perdonaban.
Últimamente hemos notado cierto rechazo a utilizar
una definición tan distinguida como el de CORREGIR ERRATAS, tal vez asociándola
al sentido del olfato.
Por doquier aparecen cartelitos escritos
así: SUBSANACIÓN DE ERRORES, como si se tratara más de un problema terapéutico
que gramatical o mental.
Frecuentemente, ante una gestión oficial,
uno tiene que hacer cola o fila--como dicen en el extranjero-- más de una vez
ante el dichoso membrete de SE SUBSANAN ERRORES. ¿Qué marca la diferencia? Dejo la incógnita en vuestras manos, porque
para aquellos “viejos correctores” si equivocarse era fatal, no rectificar es
de necios.
Toda esta larga introducción no es más que
el ritual para hacerme el hara-kiri correspondiente.
Resulta que en un reciente trabajo titulado CUADRO A CUADRO (2) TARZÁN, sobre el famoso
personaje de aventuras, el que se cayó de la mata fui yo, porque al referirme a
la ciudad fundada por el autor de la serie, Edgard Rice Burrogh, escribí Tanzania
en vez de Tarzania.
Inexplicable error de cambiar R por N porque en otras muchas ocasiones me he referido a la República Unida de
Tanzania a partir de 1964 cuando se enlazaran Zanzibar y Tanganika en un solo
país situado al este y centro del continente africano, con más de 50 millones
de habitantes pertenecientes a unas 35 etnias.
También hay que contar con los
inmensos lagos Tanganika y Victoria.Tanzania es famosa por la belleza de su
territorio insular en el Océano Índico y en tierra firme por sus bosques su
fauna, y sus accidentes geográficos, entre los que se destacan: El Valle de
Riff y la elevación más alta del África, el Kilimanjaro, aquí representado.
La aclaración se la debo a un avispado
vecino del blog que me escribió para recordarme que ya mi memoria está
patinando. En un principio creí que todas las Nieves del Kilimanjaro, en un
colosal alud, habían caído sobre mi anatomía, después, gracias a ser sepultado en
vida, pude analizar fríamente la respuesta.
Por tanto, sean estas sentidas palabras de agradecimiento
al oportuno subsanador de errores o corrector de pruebas, como
gustéis.
Si rectificar es de sabios, los remito de
nuevo al titular de este trabajo, para que como diría el colega Taladrid: “Saquen
ustedes sus propias conclusiones”
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