Parece
mentira que en un mundo globalizado mucho más acorde con el desarrollo científico-técnico
del siglo XXI, podamos navegar por internet sin naufragar en las aguas turbias
de la desinformación y sin embargo no seamos capaces de entendernos.
Tal
vez algunos piensen que se debe a la Torre de Babel que nos han impuesto los
diversos idiomas, incluyendo algunas lenguas muertas como el latín. Si eso
fuera cierto, con solo aplicar el esperanto, todo se resolvería, pero el asunto
es mucho más complejo. La realidad del día a día nos demuestra lo contrario y
no nos entendemos porque no nos da la gana. ¿Se entiende eso?
El
mapa que ofrecemos a continuación del sur de la Florida tiene algo que ver con
las incomprensiones a que nos estamos refiriendo y será entendido al final.
Pero regresemos a lo nuestro.
En
la última Cumbre de la CELAC celebrada en enero de este año, todos los
presidentes de esa América Nuestra que soñó Martí manifestaron su adhesión a
los recientes acuerdos entre el presidente de los Estados Unidos y el de Cuba por
restablecer las relaciones diplomáticas entre los dos países, como un primer
paso para rectificar lo que el propio Barack Obama calificó de un error
político.
Todos
esos dignatarios se pronunciaron a la vez por dar fin al injusto bloqueo económico
comercial y financiero impuesto a nuestro país, incluyendo nuestros hermanos
anglófonos del Caribe, por lo tanto la diferencia es más ideológica que idiomática.
Esta
demanda de la CELAC ha sido aprobada igualmente cada año por la Asamblea
General de las Naciones Unidas—aproximadamente doscientos países--y sus
innumerables lenguas autóctonas con apenas dos votos en contra y alguna que
otra abstención genuflexa independientemente del lenguaje utilizado por estos últimos
¿disidentes?
Una
vez finalizado el encuentro costarricense, se convocó a los representantes de
la prensa internacional acreditados al evento para que formularan sus
interrogantes y lo curioso del caso es que ninguno se refirió al bloqueo
sino al embargo. Por tanto seguimos sin entendernos. Se comprueba una
vez más que a palabras necias, oídos sordos.
Como
no me parece nada respetable esta postura de la mal llamada prensa seria
debería remitirlos al “Pequeño Mataburros Humorístico Ilustrado”
que me publicó como simple divertimento la Editorial Extramuros en el año 2004,
con la siguiente dedicatoria:
“……A
quien más se lo merece: El caricaturista y patriota Gerardo Hernández Nordelo,
para compartir con él la soledad de su celda haciéndola más llevadera; por la
amistad que nos une; por la firmeza demostrada en defensa de la más justa de
las causas; por su contagioso sentido del humor frente a esos nuevos
inquisidores que quisieron satanizar a cinco héroes y fueron desnudados por su
urticante sátira: Se podrá encadenar al hombre, pero no encerrar su espíritu…”
Tras
estas palabras, yo no podría caer en la misma insensatez de tan “dignos”
colegas enviados especiales a la Cumbre de la CELAC, por tanto acudo al
Diccionario de Sinónimos y Antónimos de Federico Carlos Saínz de Robles que con
toda autoridad y sin atisbos de humorismo alguno aclara lo siguiente:
EMBARGO.--Traba, secuestro, ejecución,
requisa, incautación, retención, o decomiso; entre otras tantas acepciones.
BLOQUEO.--Sitio, cerco, aislamiento, asalto,
encierro, asedio, incomunicación o cierre; etc., etc.
Como
se puede apreciar, nada tiene que ver una acepción con la otra. Pero quisiera
abundar en otras diferencias que sí pudiesen aclarar el asunto.
Al
visitar los Estados Unidos en la primavera de 2011, para asistir al primer
cumpleaños de mi única nieta Mirandita en Miami, fui invitado por mis hijos a
visitar Cayo Hueso, donde choqué de nuevo con estas discrepancias idiomáticas.
De ahí los trabajos titulados “Cayo Hueso no existe I y II”. que
publicara en este mismo blog en agosto del 2011.
Me
explico: Cualquiera de ustedes con solo ver el mapa de la Florida que
les mostré al principio podrá comprobar que se trata del último islote que baja
de norte a sur y de este a oeste en la parte oriental de la península descubierta
por Ponce de León, y el verdadero nombre obedece a su situación
geográfica-- nada que ver con canes ni
huesos—por tanto es Key West, o Cayo Oeste, debidamente traducido al español.
Y
allí mismo, junto al famoso mojón del Cayo--ahora si es correcta la
palabra—pues mojón significa poste, hito, señal, y otros
sinónimos que marcan las 90 millas existentes entre ese lugar y el territorio
cubano.
Ahora
viene lo bueno: A pocos metros de dicho MOJÓN—así
en altas y negritas—se levanta una pequeña edificación a la que mi olfato
periodístico me llevó por curiosidad y me tropecé con la placa que aquí les
muestro debidamente fotografiada y traducida por mi pobre inglés de Jorrín:
“…27…
La Cabaña del Cable…”“…Esta estructura
de concreto fue construida en el territorio continental y transportada por el
ferrocarril de Flager hasta el cayo en 1917…” “…El propósito era proteger la
conexión entre este sitio y las 125 millas de cable telegráfico que vincularía
a Key West con La Habana, Cuba…” “El primer mensaje internacional se transmitió
a través de un cable similar durante las Pascuas de 1900…” “…John W. Atkins
llamó a Cuba y tras un largo silencio Cuba respondió: --No nos entendemos.
“Circa 1917”
Han
pasado 115 años de aquel primer cable y la gente sigue comiéndoselo. ¿Me
explico? ¿O no nos entendemos?
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