Un
cintillo de GRANMA el pasado martes 24 de enero me cogió desprevenido: “Falleció
Alberto Luberta, gloria de la cultura cubana”.
El diario me llegó en horas de la tarde del día siguiente, por lo que no pude rendir postrer tributo en sus exequias a tan querido colega, amigo y hermano Alberto Damián Luberta Noy. Lo recordaremos mostrando la caricatura personal suya realizada por el humorista-gráfico Raval, como un postrer homenaje a quien hizo del humorismo radial y televisivo un culto a la excelencia.
El diario me llegó en horas de la tarde del día siguiente, por lo que no pude rendir postrer tributo en sus exequias a tan querido colega, amigo y hermano Alberto Damián Luberta Noy. Lo recordaremos mostrando la caricatura personal suya realizada por el humorista-gráfico Raval, como un postrer homenaje a quien hizo del humorismo radial y televisivo un culto a la excelencia.
De
nuevo me sorprende dicha edición cuando leo: “…Nació el 27 de septiembre de 1931 en el
barrio de Pogolotti, en Marianao…” ¿Sería una broma más a la que nos
tenía acostumbrados personalmente, en la radio o en la pantalla de televisión el
padre de Cachucha y Ramón?
Me
explico: Siempre pensé que él había nacido 63 días antes que yo (28.11.1930). Sobre
todo si tomamos en cuenta su ficha (27.9.30) que aparece en el libro “Rostros
que se escuchan” de la Lic. Josefa Bracero, publicada en la Colección
VOCES de Letras Cubanas en 2002.
Pero
ahora, a partir del trabajo de GRANMA firmado por (SE) resulta que Luberta vino
al mundo el 27.9.1931, por tanto, yo sería un año más viejo que él.
Entre humoristas todo vale. Tal vez el equívoco se deba a una burla más de su fértil imaginación capaz de realizar durante 55 años, el programa radial “Alegrías de sobremesa”—es decir unos 18,975 libretos—y gracias a actrices como Marta Jiménez Oropesa, Diana Rosa Suárez, Maggie Castro, Aida Isalbe, Marta y Dulce Velasco, Miriam Isalbe, Eloísa Älvarez Guedes, entre ellas y a Ramoncito Hernández, Juan Julio Alfonso, Armando Soler, Agustín Campos, Pipo de Armas, Carlos Moctezuma, Wilfredo Fernández, José Antonio Rivero, Enrique Arredondo, Idalberto Delgado, Juan Carlos Romero, Reynaldo Miravalles y Antonio Hernández entre los feos.
Entre humoristas todo vale. Tal vez el equívoco se deba a una burla más de su fértil imaginación capaz de realizar durante 55 años, el programa radial “Alegrías de sobremesa”—es decir unos 18,975 libretos—y gracias a actrices como Marta Jiménez Oropesa, Diana Rosa Suárez, Maggie Castro, Aida Isalbe, Marta y Dulce Velasco, Miriam Isalbe, Eloísa Älvarez Guedes, entre ellas y a Ramoncito Hernández, Juan Julio Alfonso, Armando Soler, Agustín Campos, Pipo de Armas, Carlos Moctezuma, Wilfredo Fernández, José Antonio Rivero, Enrique Arredondo, Idalberto Delgado, Juan Carlos Romero, Reynaldo Miravalles y Antonio Hernández entre los feos.
Todos
ellos y algunos más que se nos perdieron entre las neuronas de la tercera o la
cuarta edad, dieron vida a una veintena o más de personajes humorísticos como Perfecto Carrasquillo, Chacho, Alejito,
Rufo, Simeón, Alderete, Paco, Rita, Cándida, Tomasita, Ceferino, Juanca
y hasta Estelvina y Sandalio el Boláo entre ellos. Otros que no
fueron invitados a almorzar en el programa de mediodía como Secundino Tracy, también pegaron
la gorra sin una pizca de pujos o chabacanería.
El éxito de tal programa llegó a contagiar a la propia emisora Radio Progreso, de ahí que sea reconocida como "La Onda de la Alegría".
Pero la cosa surge mucho más atrás, cuando aún niño cursaba la primaria en aquella escuelita del barrio obrero de Pogolotti en Marianao, y al terminar el sexto grado, recibe simultáneamente el diploma de mecanógrafo con calificación excelente ya que escribía noventa palabras por minuto.
El éxito de tal programa llegó a contagiar a la propia emisora Radio Progreso, de ahí que sea reconocida como "La Onda de la Alegría".
Pero la cosa surge mucho más atrás, cuando aún niño cursaba la primaria en aquella escuelita del barrio obrero de Pogolotti en Marianao, y al terminar el sexto grado, recibe simultáneamente el diploma de mecanógrafo con calificación excelente ya que escribía noventa palabras por minuto.
Eso
lo marcó de por vida, pues años más tarde el bachillerato le dio la espalda y
comenzó su vida laboral como mecanógrafo; ocho horas al día a razón de 25
centavos por jornada.
Pero
todo esto cambia a partir del 1ro de julio de 1947, (x) RECUERDEN ESTA FECHA cuando ingresa a prueba en la CMQ de Monte
y Prado. Allí, según nos contaba, gracias a su habilidad logró ocupar la plaza
de copista, pero a la vez quedo hechizado por la radio, que calificaría
como-– taller para fabricar imágenes--pues en ella personajes parlantes como Paco y Rita eran totalmente invisibles.
Con
la inauguración de Radio-centro a los mecanógrafos se les aumentó el salario y
más importante aún, que el autor del espacio “El alma de las cosas” Juan
Herbello, se interesara por sus cualidades—no solo como copista—y es en ese
programa donde debuta como escritor.
Otro
que lo ayudó en sus comienzos fue el famoso Castor Vispo al decir que “Era
un humorista en cierne”, y aunque Luberta no compartía dicho criterio,
lo cierto es que el autor de “La tremenda corte” dio en el clavo,
a tal punto que el propio director de ZIG-ZAG le cedió años más tarde dicho
espacio televisivo.
(OJO)
Por entonces debutábamos también Enrique Núñez Rodríguez y yo, pero le tocó a
Luberta hablar por los tres y aprovechó el espacio que le brindaba la revista
MI BARRIO para mencionar solo a Enrique y a mí en su edición Núm. 5 de Septiembre
de 1998, bajo el título que aparece sobre ambas caricaturas.
En
él
se rendía tributo a nuestros cincuenta años de vida artística—debían haber
sido 150. Y cito sus propias palabras: “…Cuando en el año 1948 le fue aprobado a Enrique
Núñez Rodríguez su primer guión radial, más que el debut de un escritor novel
para el Circuito CMQ representó sacarse el Gordo. (Equivalente en aquella época
a ganar el Primer Premio en la Lotería Nacional)…”
Más
adelante agregaría: “…Si Hernán Cortés quemó sus naves para concluir la conquista de
México, Enrique quemó su bicicleta para conquistar el corazón de todos los cubanos…”
En
cuanto a mi persona, cito: “...Al unísono, un joven se empinaba por
encima de sus dieciocho años y lograba colocar su primer dibujo en la revista
FOTOS. De la revista deportiva va para el diario EL MUNDO, llega a PRENSA
LATINA, va para el semanario PALANTE. Esto se dice en un chanchán, digo en un
santiamén, pero mucha tinta tuvo que sudar el joven para no dejar un espacio en
BLANCO en su larga y fructífera carrera…”
Para algunos mal informados y peor intencionados, aquel trabajo parecía un “chicharronazo” vigueta, si se tiene en cuenta que ambos--tanto Enriquito como yo--aparecíamos en el machón de la publicación, él como presidente del Consejo Editorial y yo como director de MI BARRIO.
Para algunos mal informados y peor intencionados, aquel trabajo parecía un “chicharronazo” vigueta, si se tiene en cuenta que ambos--tanto Enriquito como yo--aparecíamos en el machón de la publicación, él como presidente del Consejo Editorial y yo como director de MI BARRIO.
Pero,
nada más lejos de la verdad. La biografía de Luberta, como habíamos narrado
antes, estaba más que emparentada con la nuestra. (Ver el vínculo señalado en
párrafos anteriores así: --(X) RECUERDEN
ESTA FECHA)— Y la revista humorística de historietas, respondía a un
proyecto de la UNEAC y los CDR, por rescatar el género en medio del doble
bloqueo que nos impuso el Imperialismo a partir de los años noventa del pasado
siglo.
Cada
uno por su lado dio lo mejor que pudo por enaltecer el humor criollo con todas
sus virtudes y los errores humanos a partir de aquella Campaña de
Alfabetización y lo más lejos posible del peor analfabetismo, ese grosero y
ramplón que nos impuso la ignorancia y el subdesarrollo.
En
su fecunda obra humorística, tanto en la radio como en la televisión a Luberta
le fueron reconocidos innumerables méritos del ICRT, la UNEAC, el MINCULT y el
Consejo de Estado, así como la medalla conmemorativa 60 Aniversario de las FAR,
pero además el Premio Nacional de Radio y el Premio Nacional de Humorismo por
la obra de toda la vida.
¡DESCANSE
EN PAZ EL INCANSABLE LUBERTA!
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