Hace poco tiempo, un vecino cubano que vive en el exterior, al enterarse de que yo era uno de los autores del libro de historietas “Los 7 Samurais del 70”, me pedía más información sobre el tema. Es mi deber dar contestación a las opiniones que mis vecinos plantean en el blog, así que ahí va la respuesta.
Se cumplen cuarenta años de esta portada que PALANTE publicó el 15 de enero de 1970 donde daba paso a la versión de seis páginas con un episodio de la saga titulada“Los Siete Samurais del 70”, cuaderno de historietas impreso en colores sólo unos meses atrás. Se trataba de ampliar el rango de los lectores pues la distribución del libro de comics tuvo circulación limitada en el sector.
La idea original consistía en dar una información amena sobre temas densos de métodos y aplicaciones técnicas en el corte de caña. El campesinado poco adicto a la lectura, gustaba sin embargo del lenguaje de la historieta, y si aderezábamos el contenido con la popularidad que en esos momentos tenían las películas de samuráis, pensábamos que el proyecto tendría éxito, y así ocurrió.
El escritor Juan Manuel Betancourt (Betán) y yo habíamos adquirido cierta experiencia en un cuaderno anterior sobre los adelantos en la genética ganadera con las ideas del científico francés André Voisin. Aquel libro “Matilda y sus amigos” fue un éxito y nos abrió las puertas a este otro proyecto de carácter igualmente didáctico. (En próxima edición también abordaremos anécdotas de aquella vaquita lechera).
En ambos casos y en los otros dos cuadernos siguientes sobre el mantenimiento de los equipos pesados en la tarea de abrir caminos vírgenes en las montañas “Tru-cutuerca y Trescabitos”; así como el referido al proceso industrial de la caña en los centrales azucareros con el título “Pol Brix contra el ladrón invisible” la acogida fue similar.
Con asombro veíamos como los ejemplares de aquellas pequeñas publicaciones desaparecían inmediatamente de las manos callosas de obreros y campesinos para pasar a las de sus propios hijos.
Resultó pues un fenómeno de masas no previsto, y necesariamente hubo que imprimir nuevas tiradas para que los mensajes llegaran al destinatario más necesitado.
El guionista de la obra, Betán, logró que los protagonistas de la serie con tema de samuráis, respondieran a versiones cubanizadas de nombres japoneses, vinculadas a cada uno de los puestos de trabajo en las plantaciones cañeras. Entre ellos:
Se cumplen cuarenta años de esta portada que PALANTE publicó el 15 de enero de 1970 donde daba paso a la versión de seis páginas con un episodio de la saga titulada“Los Siete Samurais del 70”, cuaderno de historietas impreso en colores sólo unos meses atrás. Se trataba de ampliar el rango de los lectores pues la distribución del libro de comics tuvo circulación limitada en el sector.
La idea original consistía en dar una información amena sobre temas densos de métodos y aplicaciones técnicas en el corte de caña. El campesinado poco adicto a la lectura, gustaba sin embargo del lenguaje de la historieta, y si aderezábamos el contenido con la popularidad que en esos momentos tenían las películas de samuráis, pensábamos que el proyecto tendría éxito, y así ocurrió.
El escritor Juan Manuel Betancourt (Betán) y yo habíamos adquirido cierta experiencia en un cuaderno anterior sobre los adelantos en la genética ganadera con las ideas del científico francés André Voisin. Aquel libro “Matilda y sus amigos” fue un éxito y nos abrió las puertas a este otro proyecto de carácter igualmente didáctico. (En próxima edición también abordaremos anécdotas de aquella vaquita lechera).
En ambos casos y en los otros dos cuadernos siguientes sobre el mantenimiento de los equipos pesados en la tarea de abrir caminos vírgenes en las montañas “Tru-cutuerca y Trescabitos”; así como el referido al proceso industrial de la caña en los centrales azucareros con el título “Pol Brix contra el ladrón invisible” la acogida fue similar.
Con asombro veíamos como los ejemplares de aquellas pequeñas publicaciones desaparecían inmediatamente de las manos callosas de obreros y campesinos para pasar a las de sus propios hijos.
Resultó pues un fenómeno de masas no previsto, y necesariamente hubo que imprimir nuevas tiradas para que los mensajes llegaran al destinatario más necesitado.
El guionista de la obra, Betán, logró que los protagonistas de la serie con tema de samuráis, respondieran a versiones cubanizadas de nombres japoneses, vinculadas a cada uno de los puestos de trabajo en las plantaciones cañeras. Entre ellos:
Tonga Sazen: Figura central y jefe del lote.
Carretero Ichi: Responsable ciego del transporte por carretas.
Panchiro Supesa: Gruero del Centro de Acopio.
Tándem Kemuele: Encargado del basculador.
Panchiro Supesa: Gruero del Centro de Acopio.
Tándem Kemuele: Encargado del basculador.
Y el más importante de todos: Tekita Azuquita, el ladrón de azúcar.
Yo sólo me limité a darle forma a los mismos, y también aporté lo mío en el argumento base.
Como elemento anecdótico vale destacar que el diseño de dos de estos personajes partieron de caricaturas personales que realizamos en ese momento a caricaturistas del semanario que nos sirvieron de modelos.
El magistrado Sakarosa es un retrato humorístico del caricaturista Humberto Valdés Díaz (VAL) y el que aparece en el episodio “El jaibero ciego y el experto en alzadora”, Tesube Tonga, no es otro que Alberto Enrique Rodríguez (Alben), ambos miembros del equipo de PALANTE que participó en el proyecto.Lamentablemente la zafra de los 10 millones no se logró a pesar del colosal esfuerzo de nuestro pueblo, de ahí que veamos con cierta añoranza a esos siete samuráis del recuerdo.
Yo sólo me limité a darle forma a los mismos, y también aporté lo mío en el argumento base.
Como elemento anecdótico vale destacar que el diseño de dos de estos personajes partieron de caricaturas personales que realizamos en ese momento a caricaturistas del semanario que nos sirvieron de modelos.
Dias atras me vino a la mente el nombre de tekita azukita y busque en internet y encontre esto, cuantos recuerdos, que bueno volver a leerlos otra vez, gracias.
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